PUÑOS DE ACERO (DESDE ABAJO)

Esta semana los argentinos perdimos por el Covid-19, una legendaria figura del boxeo argentino. Juan Domingo “Martillo” Roldán, cordobés, no pudo coronarse campeón mundial de pugilismo, pero lo intentó tres veces (contra Marvelous” Hagler, Tommy “la Cobra” Hearns y Michael Nunn), dando muestras de su hombría, valerosidad y fortaleza, porque en esas diferentes ocasiones que tuvo, pudo evidenciar su carácter aguerrido y sus manos potentes, provocando serios daños en sus rivales, todos a la postre, grandes campeones.

Según el gran “Tito” Lectoure, hacedor de estrellas del ring-side, Roldán era lo más parecido que él había visto a Carlos Monzón, el otro gran campeón mundial de los medianos, quien también merece un reconocimiento en estas semanas, porque el 7 de noviembre pasado, se cumplieron 5 décadas exactas de su knock out sobre Nino Benvenutti, en la ciudad de Roma, lo que le posibilitaría acceder al máximo galardón, que defendería otras 14 veces invicto hasta su retiro. Ni Hagler ni Leonard pudieron superarlo jamás.

Si bien las trayectorias de ambos terminaron muy diferentes, sus orígenes eran parecidos y nos revelan la otra Argentina que tuvimos hasta 1970, la de la movilidad social ascendente. El “Negro” Monzón, criado en San Javier, al norte de mi Santa Fe natal, era un joven villero, flaco, desgarbado, casi desnutrido, al que le tenían que vendar las manos porque luego de cada uno de sus golpes durísimos, le dolían enormemente sus nudillos. Por el contrario, Roldán, nacido en la zona de Freyre, pueblito del norte de Córdoba, cerca de San Francisco, limítrofe con la Provincia santafesina, hombreaba bolsas y ordeñaba vacas.

Desde tales realidades, con dichas socializaciones, en esas condiciones tan precarias, lograron esforzarse y llegaron hasta lo más alto del boxeo mundial, al lujo de Montecarlo o al “circo””de Las Vegas, uno (Monzón) codeándose con la gloria y el otro (Roldán), a punto de lograrla. El primero tendría luego, una vida desdichada, donde sólo podría rescatar su amistad genuina con el actor francés Alain Delon y el gran tutelaje del gran Amílcar Brusa -el mejor entrenador de box en Latinoamérica, formador de 14 campeones mundiales y una campeona mundial-, muriendo en un accidente automovilístico en una salida temporal de la cárcel, a la que había entrado acusado de asesinato de su ex mujer. El segundo volvió al campo, a trabajar, como uno más, luego de haber desperdiciado también su dinero, aunque con su primera y única mujer.

Son historias que los jóvenes no conocen o sólo parcialmente, incluso tergiversada, como puede ser la del propio Monzón -hoy sería considerado un femicida-. Pero ambos nos hicieron inmensamente felices en los años setenta y ochenta. Eran heroicos, fueron casi míticos. El himno argentino sonaba más potente y la bandera se erguía orgullosa, con ellos y sus peleas. Desde la humildad, construyeron grandeza, haciendo caso omiso de  la adversidad.

CON LA “L” DE LIBERTAD

Ayer vía las redes sociales, sin apoyo partidario de ningún tipo, un grupo de ciudadanos, sobre todo, mujeres y jóvenes, más algunos adultos, organizamos la tercera marcha en tres meses, en la ciudad cordobesa de Villa María. Fue menor en cuantía que las dos anteriores, sobre todo, la del 17 de agosto, pero ello guarda relación con el notorio esquive de los partidos opositores y sus concejales y el mayor temor de la población, ante el enésimo brote de contagios, aunque también por qué no, el relax en la costanera, de muchísimos vecinos, aprovechando el bonito día soleado. La marcha se dio en un contexto de protestas masivas en todo el país, que también fueron menores a las anteriores. Un día antes, el viernes, el Presidente Fernández, con su voz en off, grabó un mensaje extendiendo la cuarentena hasta el 11 de octubre, sin ya siquiera argumentar porque claramente, no puede esgrimir defensa científica alguna en pos de la extensión arbitraria.

La democracia está agonizando en la Argentina pero desde hace rato, nunca fue demasiado vital en las Provincias y mucho menos en ciudades y pueblos, como lo demostró en más de una ocasión, el politólogo Carlos Gervasoni. Los extremos de las Formosa, Chaco, Tucumán, Santa Cruz o La Pampa todos los conocemos, pero los de cientos de localidades del interior, mucho menos, donde prevalecen autoritarismos de todo cuño, con reelecciones indefinidas de intendentes, Concejos Deliberantes adictos, periodistas oficialistas o militantes, empresarios amigos del poder y sociedades civiles acalladas, pasivas o dóciles. Es mucho más difícil ser opositor a nivel local, donde las maquinarias clientelares, de compra de votos y voluntades, con empleados públicos obligados a trabajar como fiscales, los días de comicios y hasta los taxistas están al servicio del poder, so pena de perder el permiso municipal de circulación, todos los cuales son los mecanismos perversos de mantenimiento en el poder político y por qué, no el trampolín para cargos nacionales o provinciales. Los votos, como en la actual Bielorrusia, no cuentan, porque encubren una farsa, una mascarada democrática.

Esto explica que aún en ciudades cordobesas como Villa María, Río Cuarto, Leones, Villa General Belgrano o santafesinas como Venado Tuerto, Rafaela y tantas otras, donde la actividad agropecuaria, la más productiva y eficiente del país, es fuerte y dinámica, la oligarquía partidaria (radical, peronista o de partidos provinciales) se mantiene incólume en el poder, a través de caudillos o “delfines”, cuando no, desleales con los primeros.

Villa María dio ayer otro botón de muestra. La ausencia llamativa de la oposición sistémica o institucionalizada, es un testimonio de la comodidad con la que los concejales radicales y de Juntos por el Cambio, se mueven, aludiendo la necesidad de no apoyar radicalizaciones o evasiones del diálogo. Luego, claro, ello explica la orfandad en la que transita la oposición callejera que apenas, encuentre un líder, si se lo propone, podrá reemplazarlos sin más trámite.

Esta orfandad permitió que por la noche, un periodista militante oficialista, ex compañero mío en la UNVM, trabajando en UNITEVE, el canal de TV del Alto Centro de Estudios, encabezando un programa que contaba con financiamiento privado hace más de una década y ahora está virtualmente estatizado, como casi  todo en la Argentina post 2011, fomentara en su red personal de Facebook, un “escrache” al más puro estilo nazi-fascista, contra nosotros, los organizadores de la marcha, motivando acusaciones y descalificaciones de todo tipo, como “anticuarentena”, ”irresponsables”, “egoístas”, etc. Esto hizo mella moral en los más jóvenes que no están habituados a semejante escarnio público, con lo cual, el poder claramente logró su objetivo por esta vía perversa y maniqueísta, de amedrentar y atemorizar más aún a la población. Por supuesto, este mecanismo opera de manera selectiva, porque encubre o relativiza otras acciones como la del Intendente elegido en junio de 2019, hoy, de licencia permanente por ocupar un cargo nacional, situación institucional a todas luces anómala, irregular, viciada de nulidad constitucional, ante lo cual estos pseudoperiodistas eligen callar.

Pero lo más interesante es el repertorio variopinto de acusaciones morales que se nos formularon, que ponen en tela de juicio el atributo de la solidaridad de unos enfrentado al egoísmo de otros. Porque aún desconociendo la naturaleza humana de quienes protestamos -y no por ser “anticuarentena” per se o “contagiadores seriales”-, también tengo el derecho a poner en duda si quienes “se quedan en casa” y vociferan en las redes contra quienes marchamos, no son precisamente ellos los egoístas, al especular con que no salir, lo cual les garantiza evitarse la cama de internación por la que pelearían encarnizadamente por lo que se ve, en función de la virulencia de sus ataques en las redes. En todo caso, esa actitud especulativa, racional in extremis, los hace proyectar en los demás, vicios o conductas no solidarias, que a ellos sí los caracteriza y no necesariamente a nosotros, que valoramos con otras escalas morales, aunque prefiramos un perfil bajo de nuestras acciones.

Dejo para el final, las fotos de la discordia y sin duda, el símbolo de la Libertad, la “L” con los dedos de la mano, ese gesto que tanto molesta hoy, cuando está más en peligro que nunca, en nombre del cuidado sanitario de todos y todas. Les incomoda a quienes usufructúan el poder, pero sobre todo, a sus lacayos y genuflexos que no trepidan en envidiar o molestarles en su espejo, a nosotros, quienes salimos a defenderla o reconquistarla.

No sin dejar de resaltar que en un país, con una sociedad con la guardia moral baja, desanimada, decepcionada, frustrada, que no hace más que acobardarla, la batalla cultural, racional que los muchos argentinos  creen que hay que revertir, además de ser insuficiente, ha sido y es ineficaz,  porque en la vereda de enfrente seguirá existiendo esa maquinaria gubernamental adoctrinadora y manipuladora de las masas. Hay que sumarle liderazgo y calle como lo hicimos el sábado porque de lo contrario, el poder estatista, permanecerá en el tiempo y con ello, perpetuará la decadencia nacional.

LA HEROINA CON QUIEN EMPEZO TODO

171 días de cuarentena en Argentina. La popularidad de Alberto Fernández bajó aunque no tan abruptamente, desde 80 o 90 % de popularidad cuando la decretó el lejano viernes 20 de marzo pasado, a 50 % Los infectólogos ya no aparecen tan habitualmente en los medios, porque no pueden ocultar que el número de contagiados han conducido a la Argentina al top ten mundial y por ende, no hallan argumentación valedera para explicarlo en función del proceso de aislamiento obligatorio tan duro, que ellos sugirieron y militaron. Ya no aparecen las conferencias de prensa con el trío Fernández-Rodríguez Larreta-Kicillof cada 15 días -apenas discursos grabados y por separado-, tampoco quedan vestigios de la moderación política inicial ni los aplausos nocturnos para los médicos y enfermeras.

Ahora todo parece caos. Números sanitarios que aumentan ya no sólo en el AMBA donde parecen haberse “amesetado” -por fin- sino en el interior del país, donde el aislamiento se cumplió con creces pero según parece, los camioneros o algunos viajantes desprevenidos o reuniones de amigos y familiares, difundieron el virus. Aduanas interiores, tomas de tierras y bares cerrados por orden judicial, más regresiones en las medidas de aislamiento, que sin embargo, generaron reacciones de la gente en ciudades variadas como Rosario, Venado Tuerto, Cipolletti, Orán, la frontera puntano-cordobesa, etc.  Delincuencia generalizada, producto en gran medida de la irresponsable medida judicial, con la venia del Ejecutivo culposo, de liberar cerca de 4.000 presos allá por abril. Jóvenes desaparecidos por la violencia policial, cuando no, amparada por el poder político provincial, desde Buenos Aires pasando por Córdoba hasta Tucumán. Es el producto de la negligencia e ignorancia de los políticos en el control profesional de las fuerzas de seguridad post dictadura, en lo que parece, no les alcanzó con más de 3 décadas y media de democracia para hacerlo. Los médicos intensivistas reclaman por el agobio al que están expuestos y las Facultades de Medicina por fin, se expiden sobre una pandemia de la que recién se enteran. En el plano institucional, la oposición en el Congreso, particularmente en Diputados -CFK maneja a control remoto, el Senado-, recién esta semana que pasó, se percató de la relevancia de la presencialidad tratando de acorralar a un oficialismo que no se da por aludido y se victimiza.

Todo ello, sin dejar de recordar que todo el sistema educativo argentino sigue sin funcionar excepto online con los alumnos, maestros y profesores que puedan conectarse -presumo que la mitad-, sin vislumbrar regreso físico alguno, por presión opuesta de los gremios docentes y no docentes; el transporte urbano e interburbano, que sobrevivía en la “vieja normalidad” gracias al subsidio del gasoil, no funciona; los contactos entre Provincias e incluso entre localidades de una misma Provincia, están prohibidos o regulados por la autoridad central o distrital, por temor a la exportación o importación de contagios; los vuelos de cabotaje no existen y la reapertura de los internacionales, programada para el 1 de setiembre, postergada para inicios de octubre aunque no es segura esa fecha; el fútbol, deporta nacional por excelencia, ha regresado a los entrenamientos, pero los contagios en el club más popular del país (Boca Juniors) amenazan con dilatar aún más el regreso de las competencias oficiales, mientras que por ejemplo, en la vecina orilla del Río de la Plata, Uruguay, que ha hecho todo bien en materia en lucha contra la pandemia, sin cuarentenizar todo el tiempo, a toda la población, ya se han disputado varias fechas del torneo local.

Ante este panorama, el gobierno nacional y los 24 provinciales, incluyendo CABA, insistirán en volver a fase 1 o 2 según distritos, seguirán atemorizando por doquier o culpando a las reaperturas o salidas de amigos, etc. por el crecimiento de los contagios. Los periodistas subsidiados continuarán practicando el terrorismo mediático a pesar de que el Presidente, con su típico autismo, insista que el ametrellamiento  es en sentido contrario. Cuando no, como son tramposos y espurios en su accionar habitual, organizarán marchas con actores y actrices afines, como las de ayer en el Obelisco, quemando barbijos, para exhibir que las protestas pacíficas son “anticuarentena”, irresponsables y egoístas.No hay otra salida para ellos, porque carecen de plan alguno y sólo quieren más poder e impunidad para la Vicepresidenta.

Incoherentes porque atacan al positivismo o al biologismo en las aulas, algunos académicos, particularmente aquellos que son funcionarios nacionales, afines al albertismo, podrán negar el agravamiento de patalogías mentales, aduciendo falta de evidencia científica, pero el daño en la salud mental de la población, incluyendo niños, es enorme. Trastornos de ansiedad en los más jóvenes, depresión en adultos, la angustia generada por no poder despedir a familiares que agonizan o mueren, el distanciamiento entre familiares o parejas, la soledad abrumada por la virtualidad, hasta incremento en la tasa de suicidios. Los impactos son de corto plazo pero sobre todo, en el largo, donde al igual que las morbilidades o enfermedades no Covid19, a nadie hoy le interesa blanquear.

Hoy, del otro lado, las protestas callejeras en las fechas patria, los llamados de Carlos Maslatón a la desobediencia civil “barrani” a lo Henry Thoreau,  la decisión valiente del Intendente de Tandil de generar su propia dinámica de fases de lucha contra el Covid19 -tildada ya de “separatista” e “insolidaria” por la burocracia platense- y algunos otros gestos, mínimos, sin mayores impactos, salvo en redes sociales, expresan la impotencia de una sociedad civil, con la guardia moral baja, incapaz de exigir o luchar por sus derechos y garantías, torciendo el destino al que la han sometido.

Por eso, me gustaría rescatar el papel de esa anciana de 84 años, viviendo en Avenida Libertador en CABA, con un matrimonio de 32 años a cuestas, quien el 22 de abril pasado, bajó de su edificio, sacó su reposera, cruzó con firmeza, llegó al Rosedal y se sentó allí, a tomar sol, motivando enseguida la llegada de 7 policías de CABA, gobernada por un tal Rodríguez Larreta al que ella había votado. No se quiso mover a pesar de las advertencias reiteradas de los hombres de seguridad y sólo cuando ella lo decidió, se retiró, ya con todos los medios de comunicación transmitiendo en vivo y en directo.”Tengo derecho a tomar sol”, les espetó a quienes quisieran escucharla.

Sara Oyuela, enferma de cáncer, mostró el camino de la rebeldía, que no tiene por qué ser irresponsable o inconciente, como quiere manipular el gobierno. Una lástima que recién ahora la sociedad argentina parece pelear por no morir. Ojalá no sea tarde para que “el derecho a tomar sol” o “el derecho a respirar”, no se pierdan, en nombre de la salud, en un contexto de genocidio mental, económico y por qué no, sanitario.

UN DIA ESPECIAL: JOHN LOCKE Y JUAN BAUTISTA ALBERDI

Hoy nacieron dos pilares básicos del liberalismo: uno, el Padre del anglosajón, John Locke y otro, el Padre del vernáculo, Juan Bautista Alberdi. Parece mentira -o no tanto- que el segundo haya sido invisibilizado tanto en la educación formal secundaria como en la universitaria, incluyendo en las Facultades de Derecho del país. Tal vez, es la mejor demostración, cabal, de por qué nuestra Argentina ingresó en un cono de sombra. Porque soy un convencido de que las ideas -y no lo intereses- mueven el mundo y en el caso argentino, han sido las grandes responsables del ascenso argentino entre 1853 y 1930 y de la misma decadencia entre esa fecha y la actualidad.

Pero una vez más, cuando pareciera que estamos tocando fondo, en medio de la cuarentena más larga del mundo, en un momento histórico bisagra, decisivo, en el que por primera vez en 37 años de democracia, se han violado como nunca antes las libertades individuales bajo un estado de sitio que no se ha declarado formalmente, por la cobardía del actual Presidente Fernández; se ha anulado prácticamente, el escaso federalismo que teníamos desde el primer tramo del siglo XX y finalmente, se está cometiendo un verdadero genocidio educativo al postergar el regreso a clases presenciales, en los tres niveles (primario, secundario y universitario), la necesidad de retomar el pensamiento de Alberdi es más que ineludible.

Biográficamente, Alberdi nació en San Miguel de Tucumán, en 1810, precisamente el año de la Revolución de Mayo, algo que podría ser considerado con una carga simbólica especial, dado que ejerce el rol que en el gran país del Norte (Estados Unidos), desempeñaron varios prohombres, como Jefferson, Hamilton, Jay y Adams, entre otros. Su vida, no estuvo exenta de vicisitudes: se crió huérfano de madre, la reemplazó su padre y en parte, su hermano, era débil de salud, de contextura física muy delgado, sufrió cierto bullying por parte de sus profesores del Colegio de Ciencias Morales de Buenos Aires, donde fue a estudiar y su carrera de Abogacía -precisamente en honor a su nacimiento, se celebra del Día alusivo de la profesión en Argentina aunque se lo ignore en términos académicos- no pudo terminarla en la Universidad de Buenos Aires, quiso terminarla en Córdoba, en función del hostigamiento de la era rosista y como no quiso jurar fidelidad al régimen, la finalizó en la república vecina del Uruguay. En el interín, formó parte de la gloriosa Generación del ’37, a la que asistió movido por su pasión literaria, pero sobre todo, por su talento musical, porque era un eximio pianista. En gran medida, Alberdi llega ahí por consejo médico, para poder “respirar” un aire diferente al académico que aparentemente lo asfixiaba. Cabe destacar un gran detalle: Alberdi en ese grupo, firmaba como “Figarillo”, en la dirección de la Revista “La Moda”.

Es que Alberdi siempre buscó los márgenes, intentando lograr la famosa “ventana de Overton”: estoy convencido que ésa es la mejor manera de aspirar a la libertad. En plena etapa autoritaria de la Mazorca, el ya agotado Alberdi se exiliaría en Uruguay y luego, en Chile, donde recibiría la gran noticia del triunfo del General Urquiza quien rompería lanzas con Rosas en su famoso “Pronunciamiento” en 1852.

En muy poco tiempo, con una rapidez admirable, el creativo pero metódico Alberdi, le escribiría desde el país trasandino, las “Bases” para la nueva organización del país, aunque después aceptaría un rol de embajador plenitpotenciario itinerante. Con él, viajaría a España, que aceptaría por fin, gracias a la gestión del tucumano, la independencia argentina; la Santa Sede, que podría digerir la libertad de cultos del nuevo país en tránsito de ordenamiento institucional y finalmente, Gran Bretaña, donde visitara al propio Rosas, quien con un burdo idioma inglés, le expresaría su gratitud a su vencedor Urquiza, quien lo financiaba desde Paraná, la capital de la Confederación Argentina.

Sería la derrota de Urquiza en Pavón, la que le generaría el encono acendrado de Mitre primero y Sarmiento después, el mismo que lo haría objeto de diatribas en el famoso debate vía Cartas Quillotanas, ya desde Chile. En Valparaíso, Alberdi tiene una famosa estatua mirando al Océano Pacífico pero además, pidió que un emprendedor industrial norteamericano llamado William Ebenezer Wheelwright – a quien un pueblito insignificante del sur de Santa Fe, también le debe su nombre-, fuera reconocido con una similar, dada su encomiable vocación ferroviaria y transportista marítima en toda América del Sur (Argentina, Chile, Perú y Ecuador).

Por fin retornaría en 1879, para ser diputado nacional y Vicepresidente de la Cámara pero esta vez, la política misma lo defradudaría. Volvería a irse en 1881, para ya no regresar y morir cerca de París en 1884.

Hoy, nos sentimos obligados a pagar nuestra deuda moral con él, bajo el “paraguas” de la Fundación Vanguardia, comprometida con la difusión de los valores del civismo activo y una ciudadanía liberal comprometida, junto al Concejal Juan Romeo Benzo (UCR, Juntos por el Cambio) y otros amigos, todos republicanos de pura cepa, aunque militemos en diferentes espacio opositores al oficialismo local. Villa María, en el centro del país, la tercera ciudad de la Provincia de Córdoba, hacía muchísimo tiempo que no le rendía homenaje, al igual que toda la Argentina, excepto en los ceánculos intelectuales liberales. Tuvimos que caer tan bajo y que nuestras libertades estén en peligro de ser eliminadas, para poder rescatar como nunca, la figura del genial alberdiano. Ojalá, su luz nos guíe en el camino de la recuperación democrática porque la sociedad argentina, igual que en el siglo XIX, no tiene hambre, sino sed de educación. Cuando muchos piensan en emigrar a Uruguay, como él, en plena dictadura rosista, esperemos que no sea tarde.

 

FELICES 100 AÑOS A MI QUERIDA COMPAÑERA: LA RADIO

La conocí gracias a mis padres, pero sobre todo por mi abuelo materno, Pedro. Lo veía con su pequeña radio AM, casi agachado para escuchar las voces que emergían del aparato, por la mañana temprano, la tarde y la noche. Esa imagen se prolongó a lo largo de mi propia vida. Cuando mi papá me llevaba en auto cada día a la escuela primaria, me habitué a escuchar las voces de Magdalena Ruiz Guiñazú y el rosarino Eduardo Van der Kooy, en radios de Buenos Aires. Cuando no podíamos ir a Santa Fe, a ver a nuestro querido Colón, me quedaba escuchando sus partidos por la radio. Ya consideraba fantástico el hecho que deparaba imaginar a los jugadores mostrando sus destrezas sólo a través de emoción del relator. Durante los viajes, me dormía escuchando la radio, particularmente la música. Ya en plena adolescencia, imité ese comportamiento durante todas las noches, descubriendo el pop británico en la debutante FM, con una calidad auditiva infinitamente superior a la AM, aunque a veces, sobre todo, para informarme, escuchaba Radio Colonia o la BBC en onda larga. Así elegí hacerlo en plena Guerra de Malvinas, evitando el triunfalismo de la televisión.

Llegó la hora de los estudios universitarios y la politización democrática. Me acostumbré a estudiar por las tardes, encerrado en mi habitación, a Carlos Burone, gran polemista, pero meduloso y certero en sus análisis de la realidad argentina y luego, en los atardeceres, a Mariano Grondona acompañado por un tal Nelson Castro. En los noventa, ya con matrimonio incluido, alteré mi rutina y reemplacé la radio, hasta retomarla tras la crisis de 2001, siguiendo a Rolando “Lany” Hanglin, quien me hizo más llevadera, esa transición tan nefasta que vivimos. Finalmente, en los últimos 10 años, sobre todo, a partir de mi divorcio, me acompaña las voces de Marcelo Longobardi por las mañanas y la de María Isabel Sánchez por las tardes. Cada vez que viajo por Argentina, sobre todo, por las noches, “La 100” hace de guía nocturna.

Como pequeño tributo a ella, pude trabajar en radio, teniendo mis propios programas “Aventura Semanal” en Radio UNVM, con alumnos como pasantes en el año 2011 y 2012 y “Sociedad Abierta”, en FM Concepto, en Buenos Aires, en 2015, colaborando con Fabiana Suárez en su programa diario en Radio Fisherton CNN en Rosario, en 2013 y 2014. Ingresando a Radio Cut, se puede acceder a esos programas.

Ojalá pueda seguir prolongando esa mística de la imaginación otros 100 años más y las nuevas tecnologías, lejos de anularla, la potencien.

EL AUTISMO ARGENTINO NO TIENE BUEN PUERTO: GOLPE DE ESTADO O GUERRA CIVIL?

Anoche, el ex Presidente Duhalde -qué no podría decirse de él- alarmó a las redes sociales, advirtiendo que si el Fernández masculino no se apoyaba en Massa y no se desprendía por fin de la Fernández femenina, esto terminaba sin elecciones de medio término y altas probabilidades de guerra civil o un 15to. golpe militar. Se basó precisamente, en el récord histórico de golpes de Estado. Más allá de que pudo haber sido un aviso cuasi mafioso, más dirigido a la interna eterna del peronismo, que al resto de la sociedad, el gesto de Duhalde puede ser interpretado en términos más estructurales.

Ahora bien, todo proceso hibernador como lo es la Cuarentena más larga del mundo -y en democracia-, con un resultado más que mediocre -número 17 en el top mundial, tras haber partido del puesto 55 en marzo, según número total de contagiados-, cuando finaliza, reproduce con más fuerza, todos los vicios y males que permanecieron latentes durante el tiempo que rigió. Por lo tanto, el regreso de ese pasado ominoso, complementado con una macroeconomía desastrosa, fogoneada por los errores no forzados del propio gobierno, está a la vuelta del camino.

Sobre las causas de este proceso de infortunio autoprovocado, me he referido en numerosas ocasiones anteriores pero esta claro, que hay una sociedad autista que ha vivido y vive de espaldas a la realidad y una dirigencia o clase política, que en su casi totalidad, ha rapiñado lo más que pudo. Lo trágico es que han pasado 37 años más que suficientes para aprender a caminar hacia la pujanza y todo lo que hemos heredado es más pobreza, más desigualdad, más fracaso.

El 31 de julio escribí en mi Facebook, aquí -prefiero volcarlo aquí y no regalárselo a Zuckerberg-:

“Mientras estás encerrado o encerrada, después de 133 días, ellos se te ríen en la cara. Mienten, no les preocupa tu salud, sólo su poder y su bolsillo. Ineptos, incapaces, han estado al frente de diferentes cargos importantes a lo largo de 37 años, casi todos pagados por tus impuestos. Jamás administraron un maxiquiosco, apenas algún club de fútbol, donde nunca arriesgaron su propio dinero o un programa de TV nocturno, cosificando a la mujer. Han heredado riquezas de sus padres o abuelos, jamás ganaron un concurso docente, especularon con las propiedades de sus ex compañeros muertos, hicieron negocios con el Estado. Abuelo, padre, hijo y nieto (más esposa, amante, novio, novia) han trabajado en la función pública. Les hicieron creer a los argentinos que estaban agrietados irremediablemente pero a la hora de votar leyes de teletrabajo que perjudican a todos, lo hacen al unísono. Cuando tienen que “defender al trabajador”, que ve pulverizados sus ingresos, pactan con sindicatos mafiosos para negociar aumento cero o rebajas del 25 % Desde 1983 juntos, TODOS, gobernaron la Provincia de Buenos Aires y más allá de algunas obras puntuales y cortes de cinta, la dejaron en manos de los narcos y expandieron las villas miseria. Idem el resto de las Provincias. Ninguna osó rebelarse en 133 días, destruyendo el poco federalismo que teníamos ya moribundo en 1994. Jamás confiaron en el diseño y ejecución racional de una política pública, tal como se la enseña en la Universidad, ni del saber intelectual: es más, lo cooptaron apenas pudieron y hoy, usan a un grupo de científicos para lavar sus culpas históricas. Por debajo de ellos, una red de casi dos mil intendentes y una veintena de gobernadores, más “empresaurios” que viven de las sobrecostos en las compras hasta de barbijos o fideos, más cientos de miles de jubilados de privilegio, incluyendo jueces aliados a agentes de inteligencia y periodistas ensobrados que han sobrevivido en una democracia que tiene nada de sí misma, excepto votar cada dos años por maquinarias electorales de punteros y clientelas. Se cubren las espaldas cada vez que pueden pero para la tribuna, o sea nosotros, nos ofrecen el show de la pelea, la grieta, los trolls de un lado y del otro, etc. Son inútiles, ignorantes, son energúmenos, no saben siquiera elaborar una tabla en excel, no saben ponerse de acuerdo en apagar un incendio entre Provincias -pregúntenles a los rosarinos ahogados en humo cada noche-, hasta contagian porque “están en terreno”, cínicamente preocupados por vos porque dicen cuidarte, pero lo hacen para la cámara. Han liberado 4.000 presos, jubilan a jueces corruptos con sumas estrafalarias, son socios en geriátricos asesinos o laboratorios que financian actores aduladores en películas de cero taquilla. Han quebrado lazos de solidaridad mínimos haciéndole creer a cada argentino que su vecino es un contagiador serial e irresponsable, que un surfer es un delincuente o una anciana o un viajero en avión, unos criminales. Son una clase dirigente rapaz, saqueadora, capaz de quedarse con nuestras riquezas, comercios, campos, estudios, etc. y ofrecérselas a testaferros o potencias extranjeras, como los chinos, ávidos de tierras como las nuestras. Están haciendo agonizar el único deporte que más o menos nos une en el canto del himno, cada cuatro años. Los votamos sí, estúpidamente los votamos porque confiamos y una y otra vez, se ríen en nuestras caras. Hoy están confundidos, abjuran de los planes pero la verdad, es que NINGUNO DE ELLOS tiene idea de cómo enfrentar un horizonte de caída histórica, récord de muertos, hiperinflación, default y un mundo esquivo. Por eso, optan por la palabra de moda: procrastinación. NINGUNO DE ELLOS SE MORIRA POBRE O SUICIDADO POR DESHONRA, como algunos próceres de otrora. No será la hora de una nueva independencia pero de esta elite evasora, decadente y degradadora de nuestra historia? Mientras se burlan en tus narices y vos guardado/a en tu casa, obedeciendo a sus carteles y mandatos televisivos omnipresentes, todavía les crees, no pudiendo ver a tus nietos o tus hijos o tus padres o sin poder tomar un café o un mate con tu amigo o amiga, MURIENDO EN VIDA”.