JAVIER MILEI EN EL FORO DE DAVOS

Más allá del protagonismo mediático-ideológico que buscó el Presidente Javier Milei hoy con su discurso defensor a ultranza de la función empresarial y la economía de mercado globalizada, ante un auditorio azorado que tal vez haya expresado la redundancia del discurso, Davos en su edición 2024, encierra otros temas de agenda, incluyendo aquellos que involucran a nuestro país.

Aquí, la nota que me hiciera AM 550 La Primera, radio y televisión del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, a través de Santiago Montorfano, en relación al Foro Económico Mundial (WEF) de Davos (Suiza).

MILEI Y LA INVERSION DE PHILIP MORRIS

LOS PRIMEROS VIDEOS DE POLITICA INTERNACIONAL EN 2024

Vuelve el Covid-19? 200 casos por día en Argentina ya pero en España, a partir de hace algunas jornadas, volvieron las mascarillas obligatorias en los hospitales públicos del sistema español de salud. Menciono España porque se trata de un país, aunque europeo, que modeló buena parte de las políticas contra la pandemia, que se aplicaron en Latinoamérica, entre 2020 y 2021.

La reaparición del virus, con otra cepa, además de generar temores, infundados o no a nivel generalizado, podrá despertar una infinidad de discusiones desde la propia salud pública (cuan válidos y eficientes son los encierros y cuan eficaces las vacunas), desde la salud mental (evaluando efectos sobre la depresión, angustia, soledad, muerte de las personas), desde la Teoría Política (cuan legítima suena una tecnoburocracia gobernando las decisiones de cuidado personal) y también desde la propia Política Internacional (tratando de predecir qué tipo de orden político emerge después del Covid). Todas cuestiones que aquí mismo ya hemos tratado hace 4 años y pueden reflotarse en estas emanas.

Una dimensión vernácula a tener en cuenta, será la decisión futura del Presidente Milei, en caso de que se agrave la cuestión sanitaria en Argentina. Su debut político se produjo en setiembre de 2002, como un exponente importante del grito libertario contra el encierro de la pandemia y muchos antivacunas lo acompañaron electoralmente suponiendo que él representaba un liderazgo que se opondría al NOM (Nuevo Orden Mundial), que encabezaría una supuesta elite occidentalista. Sin embargo, la alianza ya expuesta con estos sectores globalistas y la asistencia del Presidente a partir de esta semana al Foro de Davos, la cumbre mundial anual por excelencia de aquellos grupos, lo enfrenta al dilema de traicionar o no, las simpatías locales granjeadas a lo largo de estos últimos 4 años, reemplazando las convicciones por un crudo pragmatismo.

DE RACIONALIDADES Y NO TANTO

Por la restricción externa que tenemos como país, al estar muy distante de los grandes centros mundiales del poder y el desarrollo, o simplemente, por otras razones, las ideas novedosas llegan a estas costas aunque tardíamente. Pero eso no es lo peor. Permanecen en el tiempo y son una y otra vez aplicadas. Por supuesto, con resultado erróneo.

Es el caso de la llamada “Rational Choice” (Elección Racional), teoría política emanada del mundo económico, con una metodología individualista. Según la misma, los individuos cada vez que toman decisiones, lo hacen siguiendo una ecuación de costo-beneficio. Esta postura puede emplearse en el ámbito de la política electoral, intentando explicar la conducta de los votantes, pero también desde la lógica del gasto público, es decir cómo ciertos sectores (políticos, empleados y grupos de interés, incluyendo empresarios) tratan de beneficiarse a expensas del bien común, aún expresándose a favor de él. Por último, y éste es el capítulo que aquí nos interesa, la lógica de la acción colectiva -así se llama también el libro homónimo del economista y sociólogo Mancur Olson, o sea, la posibilidad de adherir o no a reclamos laborales, en forma de huelgas o piquetes sindicales, incluso manifestaciones políticas. En cualquier caso, el votante, el contribuyente o el manifestante, siempre se ven en la disyuntiva de votar o elegir o asistir o no a una protesta según le convenga o no, a él en particular. Podría inclinar la balanza a favor, si recibe incentivos selectivos (subsidios o favores especiales) por parte del Estado, para decidirse de manera positiva.

Esta teoría tuvo su momento de gloria, en los ochenta y durante alguna parte de los noventa, en el mundo desarrollado, durante las políticas privatizadoras de Margaret Thatcher y otros gobiernos reformistas como el de Reagan en EEUU o Mulroney en Canadá. es más. La amenaza de cortar servicios o subsidios, desalentó a muchos antirreformistas a sumarse a eventos de oposición a dichas políticas tan agresivas.

Con el tiempo, se comprobó que dicho accionar de unos y otros, podía explicarse de manera más compleja. Podía ser válido en algún punto, el argumento individualista, pero quedaba afuera el análisis de todo aquello que escapa precisamente a la esfera del cálculo individual ahistórico. La razón es sólo una variable a tener en cuenta. Juegan las emociones, incluso el sinsentido, la decisión de preservar el sentido de comunidad o vecindad       (“sentirse parte de”), superar el anonimato, el orgullo propio, la dignidad quebrada, como queda dicho, la historia, los antecedentes, etc. La amenaza de perder el empleo de toda una vida, de suprimir el horizonte para siempre, la angustia por el vaciamiento de un pueblo, fueron sensaciones reales que se vivieron en casi todo el Reino Unido  bajo una “democracia” -o en la Chile de Pinochet, bajo una dictadura- y todo ello se conjugó para que en ciertos casos, la lógica individualista efectivamente predominase pero en otros, como en la reforma del NHS (Sistema Nacional de Salud), a la que se opusieron básicamente, mujeres, es decir, las enfermeras, primó la oposición y el rechazo colectivos, bajo parámetros no racionales. Había una historia que defender y se la defendió en las calles. Finalmente, las “nurseries” parecieron tener más cojones que los mineros británicos.

Argentina debiera aprender estas lecciones de la historia. Pero ayer, la Ministra de Capital Humano, quien afirma admirar a Gary Becker, a quien conocí a inicios de los noventa por una charla que brindó en la Fundación Libertad de Rosario exponiendo sobre la conveniencia económica o no de casarse o tener hijos, amenazó con cortar subsidios y planes sociales a quien concurra mañana a la marcha piquetera opositora, primer test político-sindical al que se expone la Presidencia Milei. La Ministra usa el herramental teórico racionalista pero claro, también arriesga una respuesta que no preve. A veces, los actores sociales van a una protesta por tradición, por historia -aprenden de ella y está incluido allí el 2001- y hasta perciben: si en tal sentido, olfatean que el gobierno está débil, aún con la amenaza sobre sus cabezas de una eventual represión, concurrirán, no obstante cualquiera sea el castigo o desincentivo económico que imponga el gobierno.

Sólo la lluvia de mañana puede desalentar a muchos a concurrir y así, el gobierno podrá sortear el primer gran desafío a su gestión.

Párrafo final para Olson, quien contribuyó a mi formación e influyó notablemente en mis análisis políticos. El, como todo teórico, escribió en un contexto histórico. Cuando escribió su libro, tenía en mente obsesivamente criticar el “Proletarios del mundo, uníos”de Carlos Marx, es decir, la disposición de ir a una huelga o tomar una empresa con otros camaradas, sólo por el hecho de la ideología colectivista que nos motiva. Allí apuntó con su teoría racionalista. No tuvo en cuenta otras situaciones ni la totalidad de los eventos que pudieran inducir a conductas no necesariamente racionales. Tampoco le interesaban. Como buen científico, se conformaba con poco -pero útil-.

PRIMERA SEMANA

Todo transcurre vertiginosamente en Argentina y el mundo. Hace casi un mes, Milei le ganó el balotaje a Massa y parece hoy, como si hubiera transcurrido un año. Es la era de la velocidad de la información que en parte, también explica cómo apelando a influencers virtuales, muletillas sencillas pero muy impactantes como la “motosierra”, “la casta tiene miedo”, “los argentinos de bien” y “las fuerzas del cielo” y un grupo cerrado de allegados, Milei se convirtió en el nuevo Presidente argentino, con sólo dos años de experiencia política, triunfando sobre un político profesional y con un enorme aparato estatal detrás.

Quedará para un análisis futuro más sesudo, si dicha victoria se consumó tal como  mi relato lo plantea, por la superioridad de “la nueva política” o, si existen otras razones que explican más aguda y hasta sofisticadamente el fenómeno, porque sobre todo, en la era de la postverdad, “no todo es lo que parece”. En una explicación, puede ser el mix de bronca y miedo, las emociones que tiñeron toda la campaña, el que sirvió para alterar el ritmo entre elección y elección (primero las PASO donde ganó Milei y luego, la general que revirtió Massa, para desembocar en la segunda vuelta que daría vuelta Milei). Esa “hiperemocionalidad” permitió resultados tan cambiantes y al mismo tiempo, previsibles, al tratarse de una carrera final con tres obstáculos.

La segunda explicación podría hasta vincularse con la anterior. Milei ganó con un discurso anti-casta pero quizás ésta lo manipuló desde su inicio en política y lo convirtió en su ariete precisamente, con un discurso que simulaba ser lo que no era. De allí a la manipulación vía las redes, hay un sólo paso, incluyendo la ayuda de Macri y Bullrich en el sprint final. Un indicador fehaciente de ello sería cómo Milei fue desprendiéndose de todos y cada de los que lo ayudamos a dar a sus primeros pasos en política, incluso los previos a la misma. Es más, en esta primera semana de gestión, repitió tal actitud. Se desprendió de muchos de quienes colaboraron en la campaña victoriosa. Por el contrario, fue sumando “empleados” de factores de poder, empezando electoralmente con el propio gobernador cordobés Schiaretti (ex SOCMA), quien lo apoyó más allá de su propia adscripción peronista, por la que no le tembló el pulso cuando se negó a votar a Massa -como debía ser lógico-.

Tal relación con la casta, sobre todo, la financiera no productiva -nótese la decepción del campo por el aumento de las retenciones-, es estructural, no ideológica. Necesitaban un personaje como Milei. Que pareciera un Trump o Bolsonaro, aunque sean evidentes las diferencias, que llegara al votante peronista sin serlo. Pero como ellos tampoco pueden imponer agendas, toda la alquimia mediática de instalación y encumbramiento del candidato, incluyó a posteriori nombramientos en sectores clave del poder. Así, no sólo Macri y Eurnekian conservaron y seguramente pretenden aumentar “cotos de caza”. También Rocca (Grupo Techint) logró reposicionarse para esta nueva etapa.

Así, el pragmatismo de Milei se aleja muchísimo en la economía política de su flamante gestión de los dictados de la competencia del libre mercado y hasta la apertura de la economía global, los principios en los que dicen creen muchos de sus votantes originales y duros. Los grupos corporativos de siempre no creen en ellos: vienen a copar lo que creen les pertenece, antes que lo haga otro; jamás ceden en favor del interés general y tampoco permitirán que la economía argentina fomente otros sectores estratégicos ni se asocie con países o regiones que hoy explican el dinamismo comercial mundial, todo lo cual puede perjudicarlos. Insistirán vía una Cancillería en manos de un economista dedicada a Bancos, sostenida por diplomáticos de carrera, con un tratado que es un “salvavidas” para la UE, distanciarnos de China y Rusia y dividirle el MERCOSUR a Brasil  Más de lo mismo, con protagonista novedoso.

Claro, el problema, es que si la fachada se descubre, todo terminará mal. Si la mitad de la población es pobre y no se logran exhibir resultados positivos en poco tiempo, la escasa paciencia también se agotará pronto. Sin los “colchones” ni subsidios pertinentes que la amortigüen, con sólo amenaza de represión oficial y con escasa o nula empatía del propio Milei, la bronca alimentada por años y hoy, en latencia, puede estallar fácilmente, como quedó demostrado esta misma mañana en las elecciones de Boca Juniors. El período de gracia que pide la casta para que el pueblo soporte el dolor a la espera de un paraíso prometido, puede ser desoído o arrasado por los hechos.

Ojalá me vuelva a equivocar como lo hice antes del 19N, por el bien de toda la sociedad argentina.

AUGE Y CAIDA DE UN GRANDE DEL INTERIOR

Desde 2018 en que jugó la Copa Sudamericana, Colón vivió momentos inolvidables en su historia deportiva. Ganó en el Morumbí contra Sao Paulo, fue subcampeón de la Copa Sudamericana, fue por primera vez campeón a nivel nacional, jugó otra final local y participó nuevamente de una nueva edición (tercera) de la Copa Libertadores. Un año después de tal resonante participación, de manera insólita -o no tanto-, descendió a la B Nacional. Si bien los descensos se viven de manera diferente a antaño, habida cuenta que casi todos los equipos del fútbol argentino han bajado de categoría alguna vez, la pasión con la que se vive este deporte aquí, aún provoca desazón, frustración e incluso muerte de algunos hinchas fanáticos.

No era muy sensato pensar en tal desencanto cuando uno mira tal camino lleno de éxitos recientes. Pero si uno observa la trayectoria del club desde el más reciente ascenso (2014), es decir, si uno aplica el lente retrovisor con mayor distancia, percibirá que Colón venía cumpliendo mediocres o malas campañas deportivas en torneos nacionales, con técnicos y equipos muy caros pero poco eficientes. Lo cual sin dudas, revela que detrás de tales compromisos, la Comisión Directiva a cargo del “hombre fuerte” del club desde 1991, José Néstor Vignatti, iba de fracaso en fracaso, intentando perfilar un proyecto deportivo con un resultado diferente al de ayer. De hecho, Colón, si se salvaba ayer tras el desempate contra GELP, en el 2024, tendría que haber hecho una campaña casi de campeón, para poder salvarse por los promedios.

No hay otra lección de lo sucedido que verificar cuan difícil para nuestra cultura política, incluso para la futbolística, es construir liderazgos no personalistas, que por el contrario, se animen a generar legados y no eternizaciones, que los hagan caer en la soberbia y el mesianismo. Al descender por cuarta vez en su historia, Colón habrá aprendido -o no- a forjar nuevas alternativas por vía electoral, para construir dirigencias que equilibren la relación entre fines sociales del club, éxitos deportivos y buenas conducciones juveniles, evitando la trampa facilita de grandes halagos internacionales sin suficientes cimientos.

Precisamente, para edificar una casa, hay que comenzar por el piso y tal vez, Colón, se haya dejado arrastrar por la vanidad de creer que se comienza por el techo -y el cielo-. Así conoció nuevamente el infierno. Es hora de mirar hacia atrás y volver a inventarse. Esta vez se parte de una historia mejor que la previa a 1981, incluso a 2014. Hay que aprovecharla y volver a la máxima categoría cuanto antes. Ojalá lo veamos así a fines de 2024.

ESPEJOS DETRAS DE UNA RECIENTE SOCIEDAD POLITICA

Más allá del cálculo y las supuestas ventajas y desventajas que lograrían Milei y Macri, con esta nueva y breve “alianza” en estas dos semanas que quedan para el crucial ballotage del 19N, puede resultar interesante un enfoque alternativo desde la Psicología Política. Esta subdisciplina realiza aportes científicos novedosos para intentar explicar cómo funciona la cabeza de los políticos, pero sobre todo, cómo influyen sus emociones, las de sus respectivos pasados, en sus acciones y decisiones del presente. Siendo la política una actividad que motiva inicialmente a quien participa en ella, desde la pasión -aunque también sus intereses-, es atractivo conocer cómo opera “”el cerebro político”.

Yendo al caso propuesto, en primer lugar, se trata de dos personajes cuyos pasados familiares, en especial, sus dominantes y subestimadoras figuras paternas, han tenido y tienen un enorme impacto en ellos. Emergiendo transitoriamente de dichos traumas, vía contención profesional o ‘’shocks emocionales”, como un secuestro -sobre Macri-, a partir de allí, los caminos personales pueden bifurcarse. Macri y Milei salieron adelante demostrando a sus padres, que podían ser valiosos por sí mismos, en el fútbol, la academia y la política, aunque llevaron consigo sus “mochilas afectivas”, con sus pros y contras.

Segundo, ambos lograron hallar padres “postizos” de la vida, que los acompañaron en sus empinados derroteros. En el caso de Milei, tanto su hermana como Eurnekian, a quien Franco Macri tenía como archirrival en el mundo de los negocios (con el Estado), desempeñan esos roles durante mucho tiempo. Mientras Macri halló en su madre (Blanco Villegas) y la camaradería de sus compañeros del Cardenal Newman, la contención que necesitaba frente a su padre, tan omnipresente y ausente a la vez. Eso les permitió forjar cierto carácter, con no poca resiliencia aunque escaso empoderamiento, para enfrentar los desafíos de la vida, que en ambos casos, siendo hijos de prósperos empresarios en ascenso, eran mayores que los de un sujeto promedio.

En tercer lugar, pudiendo superar las restricciones del núcleo familiar inicial, Macri y Milei se rodearon de seguidores y amigos, logrando aquí, sí hacer diferencia. Como no podía ser de otra manera, ambos entienden las relaciones personales, como ellos mismos las han sufrido. Inicialmente, de a pares, por ejemplo, hijos de padres dominantes, pero también de manera asimétrica y verticalista, sometiendo o dominando sin permitir disenso. Este, de ocurrir, se transforma rápidamente en deslealtad.

Así, Macri y Milei culminan representando una pareja de verdaderos espejos personales, que construyeron identidades paralelas, entendiendo la política como un trampolín para desarrollar sendas carreras personales en aras de superar a sus padres y demostrarles que ellos mismos podían encumbrarse ante los ojos de sus progenitores. En el caso de Milei, claramente, “la casta” es su propio padre y en el de Macri, tanto Boca Juniors como su llegada a la Presidencia, tenían como principal destinatario, a Franco.

Queda por interrogarse si esta pareja trascenderá el 19N -dependiendo del resultado- y por qué la sociedad argentina ha contribuido a legitimar este tipo de liderazgos.

Por una parte, si las relaciones personales que ambos han mantenido, han sido efímeras, tal vez, tampoco la de ellos mismos dure demasiado. Por otra, quizás, en la sociedad argentina, un porcentaje alto aunque no mayoritario, incluya  jóvenes y adultos, como Macri y Milei: hijos subestimados, relegados, opacados, que buscan lo mejor que pueden, cómo sobrevivir y ascender.

Personalmente, no creo que el país necesite un futuro que los tenga como líderes. Ojalá podamos ungir otros que demuestren compromiso y sacrificio con los demás además de positividad y esperanza.