CORRUPCION ARGENTINA: AUN NO SE GANO LA GUERRA

Desde hace 15 días, con la sombra del “caso Odebrecht” sobre Argentina -el único país latinoamericano donde no hay ningún siquiera procesado hasta ahora-, se ha destapado un verdadero entramado gigantesco de corrupción, a partir del descubrimiento de cuadernos en los que metódicamente anotaba el chofer de uno de los funcionarios implicados en la densa red oscura que involucra a ex secretarios de Obras Públicas y sobre todo, empresarios del club o cartel de la construcción, terminando seguramente en políticos que se financiaban con tales sobornos. Los montos exceden largamente el cuoteo español, por ejemplo, el mismo que depositó a Florentino Pérez, el Presidente del Real Madrid, a partir de sus controvertidos contratos o licitaciones en la Europa Oriental postcomunista: mientras allá, no pasan del 5 %, aquí en las ex colonias del Virreinato del Río de la Plata, van entre el 10 al 15 % de las obras, algunas de las cuales, ni siquiera se terminaron.

Antes del descubrimiento de “los cuadernos de Centeno” y de la masiva confesión de empresarios con el incentivo judicial del arrepentimiento, el ex Vicepresidente de CFK, Amado Boudou (ex UPAU) fue condenado a 5 años de prisión por el caso Ciccone (licitación espúrea de una imprenta para la Casa de la Moneda). Hay que recordar que un mediocre pero leal como Boudou fue nombrado como segundo de Cristina, anecdóticamente, de una manera peculiar: cuando “le iban a poner una inyección en la cola”, la enfermera le preguntó quién iba a ser su acompañante en la fórmula que ganaría con el 54 % de los votos en 2011, tras la muerte de su marido Néstor Kirchner en 2010 y la “traición” del radical Julio Cleto Cobos en agosto de 2008, a raiz de la crisis con el campo. CFK eligió así a su acompañante, de quien se sospecha, tenía otros vínculos personales con la ex Presidenta, hoy no procesada porque cuenta con fueros en el Senado. Hay que pensar y repensar una y otra vez que de allí venimos los argentinos: de ese mar de desparpajo, impunidad, silencio cómplice y votos de millones para con un régimen tan falaz y faccioso como los peores que tuvimos antes. Fueron algunos políticos (mujeres) como Elisa Carrió, Mariana Zuvic y Graciela Ocaña, en total soledad, algún ex Ministro como Roberto Lavagna y sobre todo, periodistas  de los diarios La Nación y Clarín sí, los denunciados por el propio kirchnerismo en una suerte de conspiración mediática de poderes concentrados-, como Hugo Alconada Mon, Diego Cabot, Nicolás Wiñazki, los que se animaron a desentrañar toda la trama de saqueo a las arcas fiscales argentinas, comparables a las peores de Africa. Sin embargo, fueron de nuevo las mujeres, en este caso, las esposas o ex amantes despechadas, las que ahora confesaron a esos mismos cronistas, la existencia de cuadernos donde se anotaba con lujo de detalles toda la maquinaria del robo.

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ROBERT REDFORD: EL ADIOS A UNA ERA

Rubio, elegante  y seductor, pero llamativamente poco mujeriego. A pesar del molde fisnómico, un buen actor, desafiando la ley de que actor bello no necesariamente se destaca en el set de filmación. Pero también sobresalió como productor y director, comprometido con causas políticas y sociales, un verdadero “liberal” (líberal o progresista, en la jerga americana). Aún con esos antecedentes, Robert Redford fue un pintor frustrado y de hecho, vivió de ello recorriendo Europa, hasta fue un “okupa” en un pueblito de Málaga, en España, durante más de medio año, en los cincuenta. Como si todo ellos fuera poco, ya famoso, perdió un hijo al nacer y estuvo a punto de morir en un avión que habiendi perdido altura, finalmente, recobró el control.

Redford puede lucir un gran background de grandes películas en cinco décadas, habiendo empezado a trabajar en 1960. Por aquellos años, recuerdo a: “Butch Cassidy”; “El candidato”; “El golpe”; “El gran Gatsby”. En los años setenta: “Todos los hombres del presidente”; “Un puente demasiado lejos”. En los 80 y 90s: “Africa mía”; “Havana”; “Una propuesta indecente”; “Algo muy personal” y “El señor de los caballos”. En los años 2000: “La última fortaleza”; “Juego de espías”; “Secretos de un secuestro”; “Diario de motocicleta” (como productor); “Un amor, dos destinos” y “Leones por corderos”, entre otros numerosos éxitos.

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CHARLES CHAPLIN: UN PIONERO DE LA SONRISA

En su Suiza natal, murió un día de la Navidad de 1977, el mismo que alumbró los rostros de millones cuando el cine era mudo, aunque los seguirá iluminando por varios siglos más, aunque nos domine la tecnología de los celulares, You Tube, Netflix y “Soy Germán”. Ya lejos de la pobreza que lo vio nacer, pero a la que le dedicó películas como “Vida de perros”, “El vagabundo” y “El chico”, por esa infancia aciaga que le tocó enfrentar, con un padre que murió joven atrapado por la cirrosis y una madre enferma que terminó con demencia senil y, a la que siempre recordó por ser actriz (Lily Harley). Tuvo varias esposas y la última, la hija del dramaturgo Eugene O’Neill, le dio nada menos que 8 hijos, aunque él ya tenía 70 años.

Por ser el primer cineasta, productor, autor y actor de una era que quedará grabada para siempre en nuestros corazones, tuvo una valoración enorme y global. Fue un gran capitalista que gracias a sus ahorros bien invertidos (en ladrillos) pudo sobrellevar la Gran Depresión de 1929-1930, aunque criticaría la inhumanidad del fordismo en “Tiempos modernos”. Sería implacable con Hitler en “El gran dictador” y volvería a ser ácido con el capitalismo en “Monsiuer Verdoux”. Los norteamericanos no le perdonarían su complacencia con el papel soviético para derrotar a los nazis durante la II Guerra Mundial, por lo que sería una víctima más del maccarthismo. Como Bobby Fischer y tantos otros, recién sería perdonado al final de su carrera. Sería homenajeado por Hollywood de manera elocuente: es por todos recordado, su largo standing ovation de 12 minutos, en una entrega de los Oscars. A Hitler que lo llamaba un “pequeño judío despreciable”, no le perdonó la copia de su pequeño bigote, que era sinónimo de ternura, no de crueldad.

Su reconocimiento es universal, desde la India de Mahatma Gandhi hasta Europa del Este, donde su fama llegaría de la mano o el uso político de la censura americana en plena Guerra Fría. Hasta un genio como Einstein lo consideraba su amigo. Es que como afirmaba el propio “Carlitos” Chaplin, “sonríe, porque tal vez mañana verás el sol brillando sobre tí” o, ” la vida es como una gran obra de teatro, donde debes apurarte a cantar, reír, bailar, llorar, antes de que baje el telón y cierre sin aplausos”.

EL MORUMBI NO TE MATO, COLON!!!

Fue una hazaña. Pero tal como lo planteó de manera realista e inteligente, conciente de nuestras limitaciones, Eduardo Domínguez -se nota el sello de su yerno Carlos Bianchi-, el libreto para neutralizar a un Sao Paulo (SPFC) más peligroso, se cumplió a la perfección por la enorme concentración y disciplina de los jugadores “sabaleros” -Colón fue astuto hasta en algunas jugadas puntuales como el choque entre el capitán Guillermo Ortiz y Diego Souza-.

Podíamos ir ganando ya en el primer tiempo, con la gran oportunidad que desperdició debajo del arco, el debutante Erik Godoy, pero luego en el segundo, la cancha se inclinó hacia el lado paulista y sufrimos algunos revolcones y hasta el travesaño lo salvó a Burián de una indecisión propia en plena área chica. Después, el zapatazo de Fritzler que se desvió en la espalda de Hudson, “abrió el placard” para que ya ningún tricolor pudiera empatar hasta el final. Así se consumió la victoria más importante en la historia de Colón de Santa Fe, equiparable o incluso superior a la lograda con el Santos de Pelé, terminando con dos invictos: el reciente de 11 partidos del Sao Paulo del uruguayo  Diego Aguirre en el Morumbí (35.000 torcedores contra 5.000 santafesinos) y el más lejano, de 30 contra equipos argentinos que nunca le ganaron en cancha (sí por penales). El 16 vendrá la revancha pero esta alegría será recordada para siempre por el pueblo colonista.

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MI GRAN PASION FUTBOLERA: COLON DE SANTA FE (II)

Jueves 2 de agosto de 2018. Otra fecha invernal histórica para mi Colón de Santa Fe. Así como junio (26) es el mes de recuerdo del hincha “sabalero” yendo en masa al Estadio Mundialista Chateau Carreras (hoy Mario Kempes) de la ciudad de Córdoba, para ver una final de ascenso y julio (29), el recordatorio del triunfo que lo depositaría 1995, en Primera División luego de 14 años de ausencia, esta jornada del octavo mes del año será rememorada como la noche en la que el club que alguna vez venció al Santos de Pelé, jugó por primera vez en su gloriosa historia, en un estadio brasileño como el majestuoso Morumbí (80.000 butacas) contra el gran campeón histórico del país hermano, Sao Paulo. Lo hace en un contexto de algo más de dos décadas donde Colón llegó por fin a lo primeros planos internacionales, tras haber sido dos veces subcampeón a nivel nacional y codearse siempre entre los 5 a 10 primeros de Argentina, durante varios años.

En efecto, a partir de 1995, Colón viviría otra era en la Primera A, la que a su vez, pasó a ser otra categoría, con el debut de los tres puntos en juego, los torneos desdoblados según el calendario europeo y la televisación en directo, entre otras novedades, lo cual hizo que mi presencia en la cancha mermara para reemplazarla por el diván. Colón viviría una hermosa fase de expansión: subcampeones en 1997 y 2000 y clasificaciones a 6 Copas continentales.

Se trata de años hermosos, gloriosos, llevando a la hinchada sabalera a Asunción de Paraguay, Santiago de Chile, Lima en Perú, Barinas en Venezuela y ahora, Sao Paulo en Brasil.  A pesar de no haber conquistado aún campeonatos, su gran desafío pendiente como club dedicado al fútbol, Colón se ha convertido en el número 1 en la Provincia de Santa Fe, superando a los otros tres clubes, dos de ellos, ambos de Rosario, habituados a ser campeones entre los años setenta a noventa. Como si esto fuera poco, Colón ha pasado a tener fama nacional: ya no con el gran campeón mundial de boxeo Carlos Monzón que moriría en un accidente en 1995 pero sí el grupo de cumbia Los Palmeras, el boxeador “Chino” Maidana, el peluquero Roberto Piazza, el relator deportivo Alejandro Fantino y el humorista “Dady” Brieva, entre otros, le dieron al club, una visibilidad mediática que impactó como nunca antes, mucho más allá de las casi pueblerinas fronteras de Santa Fe.

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