PRIMERA SEMANA

Todo transcurre vertiginosamente en Argentina y el mundo. Hace casi un mes, Milei le ganó el balotaje a Massa y parece hoy, como si hubiera transcurrido un año. Es la era de la velocidad de la información que en parte, también explica cómo apelando a influencers virtuales, muletillas sencillas pero muy impactantes como la “motosierra”, “la casta tiene miedo”, “los argentinos de bien” y “las fuerzas del cielo” y un grupo cerrado de allegados, Milei se convirtió en el nuevo Presidente argentino, con sólo dos años de experiencia política, triunfando sobre un político profesional y con un enorme aparato estatal detrás.

Quedará para un análisis futuro más sesudo, si dicha victoria se consumó tal como  mi relato lo plantea, por la superioridad de “la nueva política” o, si existen otras razones que explican más aguda y hasta sofisticadamente el fenómeno, porque sobre todo, en la era de la postverdad, “no todo es lo que parece”. En una explicación, puede ser el mix de bronca y miedo, las emociones que tiñeron toda la campaña, el que sirvió para alterar el ritmo entre elección y elección (primero las PASO donde ganó Milei y luego, la general que revirtió Massa, para desembocar en la segunda vuelta que daría vuelta Milei). Esa “hiperemocionalidad” permitió resultados tan cambiantes y al mismo tiempo, previsibles, al tratarse de una carrera final con tres obstáculos.

La segunda explicación podría hasta vincularse con la anterior. Milei ganó con un discurso anti-casta pero quizás ésta lo manipuló desde su inicio en política y lo convirtió en su ariete precisamente, con un discurso que simulaba ser lo que no era. De allí a la manipulación vía las redes, hay un sólo paso, incluyendo la ayuda de Macri y Bullrich en el sprint final. Un indicador fehaciente de ello sería cómo Milei fue desprendiéndose de todos y cada de los que lo ayudamos a dar a sus primeros pasos en política, incluso los previos a la misma. Es más, en esta primera semana de gestión, repitió tal actitud. Se desprendió de muchos de quienes colaboraron en la campaña victoriosa. Por el contrario, fue sumando “empleados” de factores de poder, empezando electoralmente con el propio gobernador cordobés Schiaretti (ex SOCMA), quien lo apoyó más allá de su propia adscripción peronista, por la que no le tembló el pulso cuando se negó a votar a Massa -como debía ser lógico-.

Tal relación con la casta, sobre todo, la financiera no productiva -nótese la decepción del campo por el aumento de las retenciones-, es estructural, no ideológica. Necesitaban un personaje como Milei. Que pareciera un Trump o Bolsonaro, aunque sean evidentes las diferencias, que llegara al votante peronista sin serlo. Pero como ellos tampoco pueden imponer agendas, toda la alquimia mediática de instalación y encumbramiento del candidato, incluyó a posteriori nombramientos en sectores clave del poder. Así, no sólo Macri y Eurnekian conservaron y seguramente pretenden aumentar “cotos de caza”. También Rocca (Grupo Techint) logró reposicionarse para esta nueva etapa.

Así, el pragmatismo de Milei se aleja muchísimo en la economía política de su flamante gestión de los dictados de la competencia del libre mercado y hasta la apertura de la economía global, los principios en los que dicen creen muchos de sus votantes originales y duros. Los grupos corporativos de siempre no creen en ellos: vienen a copar lo que creen les pertenece, antes que lo haga otro; jamás ceden en favor del interés general y tampoco permitirán que la economía argentina fomente otros sectores estratégicos ni se asocie con países o regiones que hoy explican el dinamismo comercial mundial, todo lo cual puede perjudicarlos. Insistirán vía una Cancillería en manos de un economista dedicada a Bancos, sostenida por diplomáticos de carrera, con un tratado que es un “salvavidas” para la UE, distanciarnos de China y Rusia y dividirle el MERCOSUR a Brasil  Más de lo mismo, con protagonista novedoso.

Claro, el problema, es que si la fachada se descubre, todo terminará mal. Si la mitad de la población es pobre y no se logran exhibir resultados positivos en poco tiempo, la escasa paciencia también se agotará pronto. Sin los “colchones” ni subsidios pertinentes que la amortigüen, con sólo amenaza de represión oficial y con escasa o nula empatía del propio Milei, la bronca alimentada por años y hoy, en latencia, puede estallar fácilmente, como quedó demostrado esta misma mañana en las elecciones de Boca Juniors. El período de gracia que pide la casta para que el pueblo soporte el dolor a la espera de un paraíso prometido, puede ser desoído o arrasado por los hechos.

Ojalá me vuelva a equivocar como lo hice antes del 19N, por el bien de toda la sociedad argentina.

A UN AÑO DE LA “OPERACION MILITAR ESPECIAL” RUSA EN UCRANIA

Difícilmente a tantas décadas de mi ausencia en mi ciudad natal (Santa Fe) podría existir un reconocimiento, pero ya hace unos años, con mi charla sobre la Federación Rusa en la UCSF en noviembre de 2018 y ahora, este viernes 24, presente en un canal de cable, tal vez, nos hayamos acercado como nunca, a esa necesidad interior de intentar esa valoración.

Aquí les dejo entonces, ese último reportaje, aunque todavía no quede tan claro, la verdadera motivación que halló Putin para atacar Ucrania -y por ejemplo, no haberlo hecho antes-.

Una guerra que así como a muchos nos sorprendió por su origen y evolución posterior, hoy, podría prolongarse y hasta desencadenar una guerra nuclear, si los actores siguen perdiendo el control de sus actos.

NOTA PARA SPUTNIK MUNDO RESPECTO AL VIAJE DE BIDEN A UCRANIA

NOTA EN “EL HERALDO” DE BARRANQUILLA (COLOMBIA)

ENTREVISTA PARA TELESCOPIO DE SPUTNIK SOBRE LAS INTERNAS DE LA OTAN

ENTREVISTA PARA RT, SOBRE LA POLITICA DE ENGAÑOS DE EEUU

ENTREVISTA PARA RT SOBRE ACTIVISTA UCRANIANA RECONOCIDA POR EEUU

KALININGRADO Y EL SUICIDIO EUROPEO

Hace unas semanas, Lituania decidió unilateralmente el cierre del transporte ferroviario de mercaderías a Kaliningrado, el enclave ruso ubicado sobre el Mar Báltico. Lo hizo tal vez para sobreactuar su castigo a la supuestamente agresora Rusia, por “la operación militar especial” iniciada el 24 de febrero pasado sobre territorio ucraniano. Ayer, la Comisión Europea se desligó de la medida lituana, afirmando que hará todo lo posible porque Vilna levante la medida. La decisión de Bruselas quizás represente más que nunca, la incomodidad creciente de los países líderes de la Unión Europea (Alemania y Francia), por plegarse tan acríticamente a los caprichos geopolíticos norteamericanos, despegándose así de los planteos de los Estados más rusofóbicos, es decir, los tres Bálticos y Polonia.
Es que Europa se está “disparando en los pies”. La UE, como “potencia civil” -diría Alberto Hutschenreuter- se ha opacado en favor de la supervivencia securitaria de una OTAN que hasta hace 2 años atrás, reconocido por el propio Macron, estaba “muerta de parálisis cerebral”.
Por ejemplo, como bien señala el joven César Sabas Fuentes en su Facebook, hablando en términos geocomerciales, Rusia, el proveedor histórico y seguro de energía barata para los europeos, aceptaba pagos en euros. En cambio, ahora, producto de las sanciones y el hostigamiento irracional de Estados Unidos, que tampoco puede asegurar el gas licuado en cantidad y tiempo, Europa tiene que comprar en dólares -y caro-. Primero, porque se ve obligada a triangular para esquivar las mismas sanciones que ella impuso a Moscú, por ejemplo, comprándole energía a India o Turquía. Segundo, porque los pagos a Rusia siguen siendo en rublos y desde ayer, el euro no sólo equiparó al dólar sino que hasta descendió un escalón más abajo de la moneda americana, por lo que la economía europea hoy es más vulnerable que nunca.
Por lo tanto, asoma oscuro el futuro mediato para el Viejo Continente, que políticamente en pleno verano, empieza también a vislumbrar inestabilidad política -ya cayeron 3 gobiernos (Gran Bretaña, Estonia y Bulgaria) más uno (Francia), donde Macron perdió la mayoría parlamentaria, aunque resiste que le cambien a su Primera Ministra (Elisabeth Borne). Más oscuro parece el panorama cuando se observa el regreso de la inflación tras 4 décadas, por ejemplo, en España, la mensual más elevada desde 1985.
Todo lo cual sumado a la perspectiva de un otoño y un invierno crudo, sin abastecimiento normal de gas (y calefacción), en el -tal vez- peor contexto de las últimas seis décadas, que podría caldear los ánimos de la población del Viejo Mundo, ya sumida en desesperanza y desasosiego desde la pandemia de Covid-19. Llegará el día en que los líderes europeos, sopesarán este elevado costo que había que pagar a raíz de Ucrania? No será hora de sentarse a negociar finalmente con Rusia? O esperarán a que las elecciones de noviembre en Estados Unidos, terminen de “sepultar” a Biden y los “halcones” del Partido Demócrata?

ALGUNAS NOTAS MAS SOBRE LOS 2 MESES DE LA GUERRA EN UCRANIA

EN CARAS Y CARETAS, EN EL MES DE ABRIL

REPORTAJE DE “LA CAJA NEGRA”

EN GLOBAL OVERVIEW, TAMBIEN EN ABRIL PASADO

PRIMERA NOTA PARA C5N, DESDE MOSCU

LA NOTA EN LOS ESTUDIOS DE RT MOSCU, TAMBIEN EN ABRIL

EN EL REGIONAL DE VM, EN MAYO

SEGUNDA NOTA PARA C5N SOBRE EL PROBLEMA ENERGETICO ENTRE RUSIA Y LA UE

EN TELESCOPIO DE SPUTNIK, EN MAYO

ENTREVISTA EN RADIO UNRC

EN EL NOTICIERO DE RT, NUEVAMENTE EN MAYO

EN EL NOTICIERO DE RT, EN JUNIO

EN EL DIARIO “EL HERALDO” DE BARRANQUILLA (COLOMBIA)

EN LA REVISTA “SEMANA” DE COLOMBIA

HOPMAЛЬНО (NORMAL)

Aprovechando Semana Santa, para facilitar mi licencia universitaria y no perder tantos días de dictado de clases, me aboqué a viajar durante este momento histórico singular de la guerra en Ucrania, a Rusia. Quería verificar in situ, si bien el conflicto no está físicamente centrado allí, el grado de veracidad de la información que venía -y viene- de los medios occidentales sobre la realidad económica, social y política rusa. Moscú fue el epicentro de mi travesía, si bien era plenamente conciente de las dificultades que acarrearía, con ahorros propios, comprar el pasaje (desdoblado) hasta dicha capital, considerando las sanciones formuladas e implementadas por la Unión Europea y Estados Unidos contra Rusia por su “operación militar especial” del 24 de febrero en Ucrania.

Primero, el hecho de que ho hay vuelos directos desde Ezeiza hasta Moscú, lo cual obliga a adquirir el pasaje, como era habitual hasta 2019, vía otro trayecto desde cualquier capital europea. He aquí que el espacio aéreo europeo está vedado a las aerolíneas rusas o europeas con destino a Rusia. Los únicos aeropuertos abiertos desde “este lado del mundo”, son Belgrado (Serbia) y Estambul (Turquía). Este bloqueo incluye a los buscadores locales como Despegar.com o similares, que impiden desde aquí o desde Europa, hallar vuelos indirectos desde aquellas ciudades en dirección a Moscú u otras urbes rusas.

El segundo problema, es la falta de disponibilidad de tarjetas de crédito, tanto para comprar vuelos desde aquí como desde Europa, con destino a Rusia, cuando no, el uso de éstas en ese país. Tristeza daba ver a los comerciantes de negocios de souvenirs moscovitas cuando el último día de mi estadía en la capital, quise llevarme algunos llaveritos, imanes y demas recuerdos simbólicos, a modo de regalos para mis amigos/as y mis plásticos no funcionaban. Aunque sí operasen los de turistas chinos y centroasiáticos, de bancos rusos o de sus respectivos países, claro. Lo cual revela cómo la economía rusa sigue globalizada: “desoccidentalizarse”, no significa necesariamente “desmundializarse”.

Respecto a ese punto, está claro que el rublo volvió a su precio anterior al 24 de febrero, luego de haber caído frente al dólar de manera notable y haber estado suspendida la Bolsa de Valores moscovita durante un mes. Hoy se habla de un “superrublo”, ya no a 80 rublos el dólar como cuando estuve hace un par de semanas (del 10 al 24 de abril), sino a 66,50 rublos por la moneda estadounidense. Con reservas en oro, sin haber perdido tantas desde el bloqueo de cuentas -de un Estado soberano-, algo absolutamente ilegal y que sienta un pésimo precedente para el futuro del capitalismo, con la legalización de las criptomonedas y un manejo fiscal más que ortodoxo, Rusia pudo -y puede- afrontar incólume las baterías de sanciones post Euromaidán 2014 pero también las seis que lleva aplicándole “Occidente” desde el mismo 24 de febrero.

El título de la nota refleja entonces, la normalidad de la situación. El frío abril que me tocó vivir en Moscú, no se correlaciona con la habitual actividad de los rusos, como si no fuera un país en guerra. Protestas nulas, carteles o banderas o alusiones al conflicto, con la famosa “Z”, prácticamente inexistentes, los rusos caminando, tomando sus cafés itinerantes, desarrollando sus vidas comunes tan ordinarias como los vi en mis tres viajes anteriores (2010, 2011 y 2016). El mismo movimiento en el metro, con sus 9 millones de usuarios; un similar consumo en bares, restaurantes, supermercados y hasta hoteles, con turistas no europeos esta vez, pero sí turcos, chinos y centroasiáticos, con idénticos niveles de abastecimiento de productos. Las fotos que tomé en mi tienda habitual, la Азбука Daily, hablan por sí sólas, acerca de cómo el bloqueo europeo no es tal.

 

En los shoppings como Ojotny Ryad y GUM (ГУМ, Главный Универсальный Магазин, en ruso), tampoco se ven señales de un país “sufriendo” una “economía de guerra”. Muy pocas casas de ropa de alta costura, comidas rápidas, etc. han cerrado sus puertas y lo han hecho con no pocos productos en su interior, sin atención al público, pero con insólitos carteles en sus puertas, donde admiten cierres transitorios y “por razones técnicas”. Además, llama la atención por qué algunos sí y otros no. Por ejemplo, tienen clausuradas sus actividades Starbucks y Mc Donalds pero está abierto Kentuchy Fried Chicken. Está cerrado Chanel pero Valentino está funcionando de manera normal y así sucesivamente.

A una cuadra y media de la Plaza Roja, solía recorrer la Avenida Tverskaya, con su movimiento habitual, pletórica de autos de alta gama, corriendo a velocidades increíbles, con los famosos túneles peatonales para evitar el esquive y potenciales accidentes como las patinadas en la nieve invernal. Otra muestra más de la grandeza de esta megalópolis de 12 millones de personas.

Lenin al lado de Valentino 

Algunos días de mi permanencia de 10 días en la capital rusa, fueron muy fríos, con temperaturas oscilantes entre 3 (mínima) a 8 grados (máxima), algo ilógico si se considera que estábamos ya en primavera, por lo cual no era muy visible en esas jornadas grises, la presencia de demasiada gente en las calles, excepto en el concurrido subterráneo, las oficinas de trabajo o los bares, donde llama la atención la elevada calefacción. Téngase en cuenta que existe un fácil acceso y distribución del gas natural en dicho país, a un bajo costo, igual que el suministro de nafta o gasolina para el transporte público y los vehículos particulares.

Tal vez, precisamente, producto del encono que generaron las sanciones, la Administración Putin haya ejecutado la necesidad del pago en rublos del gas ruso a los países de la Unión Europea, tratándolos de “hostiles”. La posibilidad de que no puedan reemplazarlo con fuentes alternativas en el corto y mediano plazos, en caso de que se negaran a abonar en moneda rusa, los expone a varios Estados, incluyendo los ya sancionados Polonia y Bulgaria, a la posibilidad de tener un invierno próximo muy duro, si es que Moscú les interrumpe el suministro, como ya lo ha anticipado.

En cualquier caso, mi breve paso por Moscú 2022, fue una ratificación de la “alegoría de la caverna” a lo Platón, en la que vivimos sumergidos a diario, engañados por los medios de comunicación occidentales. Un mundo de prejuicios y hostilidad rusofóbica, insinuándonos una Rusia imperialista que sufrirá por los efectos de las sanciones de Bruselas y Washington, que la condenarán a un destino de Corea del Norte y una observación personal, totalmente contraria a tal mitología. Un país digno, que equivocado o exagerado en su reacción, intenta seguir viviendo en la normalidad, sin resignarse a perder su nivel de vida, el mismo que le costó tanto recuperar y mantener durante estas 3 últimas décadas de capitalismo y “democracia tutelada”.

EN EL CORAZON DE EURASIA

Domodyedovo, uno de los tres aeropuertos más importantes de Moscú, capital de la Federación Rusa, con más de 12 millones de habitantes. Jueves 21 de abril, 21 hora local. Lleno total de pasajeros esperando en las salas contiguas a la salida del vuelo de Uzbekistán Airways, rumbo a Tashkent (2,6 millones de habitantes). Llama la atención la gran cantidad de hombres jóvenes y de mediana edad, sentados y parados o dando vueltas, en la estación aérea, pero también por contraste, el poco número de mujeres: las había más guardias rusas en Migraciones o controles aduaneros y fitosanitarios que viajeras.

Un panorama similar vería durante la escala técnica de Tashkent, la capital de Uzbekistán (36 millones de habitantes), aunque con un par de diferencias. Allí ya empiezan advertirse mujeres, incluso turistas americanas y europeas pero también diviso las primeras musulmanas con hijab y los hombres de túnicas blancas. Ahora sí estoy en pleno corazón de los Estados centroasiáticos (además del país visitado, Kazajstán, Kirguistán, Turkmenistán y, Tayikistán), incluyendo la nueva Franja y Ruta de la Ruta de la Seda. Las influencias islámicas se perciben en el aire a pesar de un “duty free” con productos autóctonos pero también globales y por supuesto, a diferencia de la Rusia sancionada por europeos y americanos, a propósito de la guerra de Ucrania, en el aeropuerto uzbeko, se pueden usar todas las tarjetas de crédito de bancos extranjeros.

Si esa mezcla de modernidad con antigüedad y tradición me resultan impactantes, mucho más lo será en Estambul, mi primera (de ida) y mi última parada (de regreso), antes de abordar el avión de Turkish Airlines que me depositaría en Ezeiza el domingo 24 a las 22 horas de Argentina. La ciudad más relevante de Turquía, aunque no su capital, Estambul, es una urbe exótica y atrapante por donde se la mire. Salvando las distancias físicas y culturales, la antigua Bizancio o Constantinopla, es una suerte de Nueva York musulmana.

Nuevamente varones sólos por doquier, bebiendo en los bares, sin presencia femenina, ni siquiera como mozas, cenando en los restaurantes, con algunas esporádicas parejas y familias, con sus integrantes hablando en voz alta en las calles. Sí, las mismas, de poco ancho, por las que circulan a altísima velocidad y de manera caótica, taxis modernos y motos. Esa anarquía en el tránsito, cualquiera la ve en diferentes arterias de la ciudad, ya sea en los barrios más céntricos, como cercanos a la costanera del Mar de Bósforo. La misma rambla donde se agolpan los turcos que gritan a viva voz para atrapar europeos o latinos en los ferries que hacen tours por el célebre Estrecho, donde entre otras, se filmaran películas de la saga de James Bond como “The World is Not Enough” (1999) y “Skyfall” (2012).

Es que los turcos, hábiles vendedores, enseguida captan al caminante desprevenido, hablándole en el idioma que sea, con tal de atraerlo hacia el punto de consumo que los concentra, por ejemplo, la venta de alfombras. La sóla referencia de Rosario, donde han proliferado estos talentosos comerciantes milenarios en la famosa Calle San Luis, ya captura la atención de este distraído transeúnte, mientras regresaba al hotel. Una hora y media o dos, le llevó al vendedor (Nadine), junto a su hermano, casado con una rosarina de Funes, intentar convencerme de las bondades y precios de las alfombras que ofrecía, con todo tipo de artilugios.

Así es Turquía. Así es Uzbekistán. Apenas horas o días, me permitieron adentrarme por primera vez, en este otro mundo al que nunca pensé en conocer. Países que buscan su inserción internacional, ya sea, el primero en la Unión Europea -además de integrar la OTAN- y el segundo, en la Unión Económica Euroasiática (UEEA), de la mano de Rusia, aunque es dable reconocer también su sólido vínculo con China y la propia Turquía. Una región donde a diferencia de Europa o el mundo anglosajón-germánico, uno de cada tres habitantes, es menor de 14 años.

Son países que me enseñaron que el dinamismo demográfico y comercial está allí, en esa parte del mundo, el mismo que nos dimos el lujo de desconocer, incluso en la academia, durante décadas. Donde pueden ondear banderas nacionales por doquier, pero que al mismo tiempo, no trepidan en globalizarse mostrando a los turistas internacionales, las bondades de sus aerolíneas y sus comidas típicas, con un packaging ejemplar.

Me demostraron que es absolutamente compatible preservar la identidad nacional con la adaptación global, sin resignar el núcleo cultural propio. Esa ya es un interesante lección que me traje de aquellas lejanas regiones.

DEBATE CON LIBERALES SOBRE LA GUERRA EN UCRANIA

Jóvenes liberales y libertarios de Fiscales Por La Libertad (Córdoba), me invitaron a participar en un debate por zoom con otros divulgadores de ideas, el martes 15 de marzo a las 22 horas. Aquí está la presentación grabada en You Tube.

LECCIONES DE LA GUERRA UCRANIANA PARA ABYA YALA (“TIERRA VIVA”)

El interés por la guerra en Ucrania, ya no tiene fronteras. Desde nuestra hermana latinoamericana, Guatemala, Ollantay Itzamná de la CODECA, me entrevistó el sábado 5 de marzo pasado por la mañana. Asistieron dirigentes sociales de México, El Salvador, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, etc.