LA CANCION QUE ME IDENTIFICA COMO NINGUNA

Poeta, bohemio, golfo, que se conforma con nada, todo o más; capitán de un velero que no tiene mar; que vive buscando un lugar; que sueña con la libertad; vagabundo y cantor de silencios que no vive en paz; Quijote de un tiempo que no tiene edad, porque viene de un “mundo que está más allá”.

Con dos miedos especiales: la facilidad con la que se va el tiempo y también a los charlatanes y vocingleros.

Adaptable, flexible, tanto que soy feliz con un vino y un trozo de pan pero también con caviar y champagne.

Pero tengo tres diferencias con Julio: no me presumo español (para nada, no es modelo de país ni cultura), no tengo tantos hijos (apenas tres y es más que suficiente)  y además, ya no busco ninguna Dulcinea, porque la encontré, no en España, sino en Rusia: se llama Ekaterina.

30/10/17: EMPIEZA EL GOBIERNO DE MACRI?

Lunes 30 de octubre. Ironía del destino: Macri convoca al CCK, el centro emblemático de convenciones reinaugurado por el kirchnerismo en honor a su adalid, a la elite nacional: autoridades de los tres poderes, políticos opositores, empresarios, sindicalistas, clérigos, rectores universitarios, dirigentes sociales. Les hablará de sus propuestas para los futuros dos años de gobierno, de las reformas que postergó y ahora habrá que hacer, los convocará al consenso -extraña manera de hacerlo, desde un atril-. Llegó la hora de gobernar. La pregunta inmediata pasa a ser: qué pasó en estos dos años de “gobierno”? no gobernó? En el interín, los comicios del 22 de octubre pasado.

En efecto, las elecciones legislativas de medio término, consagraron un rotundo triunfo del frente electoral “Cambiemos”, habilitando esta nueva sensación de legitimidad de origen que necesitaba Macri para permitirse una invitación del fuste intitucional como la de mañana.

De todos modos, a esta victoria oficialista corresponde analizarla en cuatro planos: el estrictamente electoral, el institucional, otro de carácter más gubernamental y un cuarto, el financiero.

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UN DIA EN BUENOS AIRES

Empiezo por el final de una jornada que resultó larga. La abuela persigue al niño que corretea por la Estación Terminal, azorado por la gran cantidad de papelitos que yacen en el piso, al lado de cada colectivo que parte con destino definido. Los padres se embarcan en el elegido por mí. Son chinos. De clase media. Hace medio siglo atrás, tal vez hubiera contado la historia de mi propia familia y yo hubiera sido el niño inquieto –aunque no lo creo-.

Arriba, los pasajeros ya van trepando por las escaleras del bus, y nunca deja de haber uno -o dos-, que se quejan por tal o cual incomodidad, porque no funcionan los cargadores de celulares, a pesar de que la unidad es nueva, o no hay café o no son suficientemente cómodos los asientos. La escena es surrealista si se tiene en cuenta, todo lo experimentado anteriormente, que pasaré a narrar a continuación.

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LA COBARDIA DEL “EMPRESARIADO” ARGENTINO: O DE LA SOCIEDAD?

El periodista argentino Jorge Lanata en un clásico Coloquio empresarial (IDEA) que se organiza cada octubre año a año en la ciudad de Mar del Plata, generó una enorme polémica el jueves 12 pasado. Qué dijo Lanata? Además de recordar el período colonial de Buenos Aires, pletórico de venalidad, impericia, ilegalidad y contrabando, simplemente, responsabilizó a los empresarios, 99,9 % de los presentes en el Hotel Sheraton que alojó el seminario, por su conducta pusilánime y hasta cobarde durante la etapa kirchnerista de gobierno (2003-2015).

Extorsiones, amenazas y hasta escraches (por ejemplo del ex Secretario de Comercio de la Nación, Guillermo Moreno); persecuciones por parte del organismo recaudador, la AFIP y toda una batería de acciones destinadas a amilanar al empresariado argentino, fueron habituales durante esos años. Mientras tanto, paralelamente a la práctica del “garrote”, el kirchnerismo, lejos de constituir un gobierno progresista, mucho menos revolucionario, fue tremendamente conservador, imbuido del más genuino espíritu peronista, pero de los años cuarenta. Por lo tanto, se dedicaba a aplicar una serie de “beneficios”, una especie de “zanahoria”, para con los mismos actores: cotos cerrados de mercado, subsidios, licitaciones o contrataciones ganadas, a cambio de “coimas” o sobornos de un 30 %, cuando no, verdaderas sociedades comerciales (como las de Lázaro Báez, Cristóbal López, Enrique Ezkenazi y tantos otros), etc.

Este mix de coerción y premio, ha sido una tradición tanto en los gobiernos peronistas de antaño -recuérdense las presencias de Miranda, Dodero y Cafiero, como empresarios “nacionales”- y los militares – que con sus obras públicas, algunas faraónicas-, contribuyeron a generar una verdadera “patria contratista”, con empresarios como las familias Roggio (cordobeses), Cartellone, Eurnekian, Macri (el padre del Presidente), Soldati, DYCASA, etc., casi todos agrupados en la famosa Cámara Argentina de la Construcción.

En tal sentido, recomiendo la lectura del reportaje reciente a Carlos Spadone, empresario peronista, de 80 años, que ahora, al final de su vida, confiesa públicamente lo que es “vox populi” en Argentina: la conducta predatoria de sus colegas.

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EL CLASICO DEL TENIS MUNDIAL DEL SIGLO XXI: FEDERER VS. NADAL

Es mi primer posteo dedicada a mi tercer deporte favorito, tras el fútbol y el automovilismo, aunque es el primero que sigo practicando.

Lo sigo desde lo informes de Juan José Moro en LS5 Radio Rivadavia en los años setenta, cuando cubría los partidos de Guillermo “Willy” Vilas, el primer número 1 (mundial) de Argentina, gracias a quien, muchos adolescentes y niños, empezamos a jugar este “deporte blanco”.

Desde fines de esa década y los años ochenta, soy un asiduo espectador, sobre todo, de las instancias finales de los torneos, que se empezaron a transmitir por TV (Wimbledon, primero Forest Hills y luego, Flushing Meadows, los Masters de fin de año, etc.). Posteriormente, a medida que se nacionalizó más aún el tenis, con las participaciones exitosas del país en Copa Davis, con el propio Guillermo Vilas y acompañado por José Luis “Batata” Clerc, la llegada de figuras juveniles que alcanzaron el top-ten como Gabriela Sabbatini, el misionero-rosarino Alberto “Luli” Mancini, el rafaelino Javier Frana, el rufinense Guillermo Coria, el cordobés David Nalbandián y Gastón Gaudio, entre otros, cadenas como la local TyC Sports o globales como ESPN y Fox Sports, nos habituaron a recibir el tenis en nuestros hogares, con casi todos los torneos del mundo, todas las semanas, incluyendo Challengers y juveniles.

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EL MAS NOBLE DE LOS SENTIMIENTOS: LA VENGANZA EN “MONTECRISTO”

El filósofo escocés y profesor de Teología Moral, Adam Smith dice en su poca conocida -pero más brillante- obra, “Teoría de los Sentimientos Morales” que la venganza es un sentimiento moral de indignación natural de las personas ante una injusticia o un daño infligido a otro, que surge por empatía, y que para que las sociedades avancen, antes que cualquier otra cosa, ese sentimiento moral debe estar “sujeto” o restringido, de tal manera de no volver a la época de las cavernas, debe canalizarse a través de la justicia, como único método de aplacar esa sed de venganza.

Además, Smith asume que su famoso protagonista cuasi novelesco de su libro, el llamado “espectador imparcial” asume plenamente el resentimiento de la víctima, al considerar que su pasión se rige por los principios de la propiedad y la justicia. Se sostiene que el resentimiento no sólo cumple un rol central en la teoría del castigo de Adam Smith, en la medida en que permite retribuir, disuadir y rehabilitar al victimario sino que, además, aporta a la discusión contemporánea sobre el perdón y la reconciliación, pues convoca la posibilidad de superar el resentimiento y restablecer las relaciones sociales entre el agresor y la víctima.

Todo ello puede decirse de la venganza como sentimiento moral pero en el plano de las relaciones sociales. Qué ocurre con él, volviendo al territorio estrictamente vinculado a la vida privada?

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PRIMAVERA: DESDE LA MUSICA CLASICA

La estación primaveral en el Hemisferio Sur comienza cada 21 de setiembre (este año, exactamente el 22) y culmina con el inicio de un verano fulgurante, todos los 21 de diciembre, orillando las Fiestas cristianas de Fin de Año – Navidad y Año Nuevo-.

Es hora de homenajear esta estación, en la que yo nací y con la cual me siento más a gusto, aunque durante mi infancia, me trajo trastornos alérgicos que sólo pude superar con el mero transcurso del tiempo. Se trata de la más romántica del año, con el crecimiento de las plantas, los árboles, las flores y el césped, que soportaron los cada vez menos duros inviernos y esta vez, le ofreceremos nuestro tributo a través de la música clásica, propicia para el relax y la meditación, tan de moda en estos tiempos postmodernos.

En plena modernidad, el italiano Antonio Lucio Vivaldi, nacido en Venecia en 1678 y fallecido en Viena, en julio de 1741, en pleno maravilloso siglo XVIII, fue un verdadero genio innovador musical, exponente de la música barroca, que compuso cerca de 800 obras, que inspiró nada más ni nada menos que a Johann Sebastian Bach y que con su famosa serie de conciertos para violín y orquesta, llamada  “Las Cuatro Estaciones”, le dedicó en 1726, estos sones de violín a nuestra querida primavera.

Un detalle poco conocido de Vivaldi es que era sacerdote y fue ordenado como tal a los 25 años de edad. Tuvo sin embargo, una vida un tanto licenciosa y era un despilfarrador nato del cuantioso dinero que cobró como empresario teatral de ópera, muriendo en la pobreza en la capital austríaca.

LA “NARANJA MECANICA”: FUTBOL CON ESTILO HOLANDES

Esta semana, debía convertir siete goles para aspirar al repechaje (o repesca, como suelen decir los españoles) y clasificar al Mundial 2018 en Rusia, un país con el que ellos tienen una larga amistad a lo largo de siglos desde los viajes del Zar Pedro El Grande a Amsterdam, para copiar, disfrazado como un civil mundano, los barcos de la poderosa flota mercante de la bandera de la familia real Orange. Enfrente estaba Suecia, ya sin los Larsson, los Svensson, los Edstrom, los Limpar, los Ravelli de otras épocas pero tampoco sin Zlatan Ibrahimovic, retirado de las canchas y las redes. Pudo hacer sólo dos y eso marcó el fin de un sueño que en realidad, nunca a lo largo de una floja eliminatoria, había merecido. Pero juro que, de inmediato cuando me enteré del requisito de una goleada así, pensé en aquél equipo de los setenta, que sí era capaz de las tres “g”: gustar, ganar y golear.

Es que aquella Holanda de 1974, la famosa “Naranja Mecánica”, en honor a la película, pero sobre todo, porque era un equipo de toda la cancha, una especie de “caos organizado”, sin posiciones fijas para jugadores relajados pero dinámicos, era imbatible e hipergoleadora. Una orquesta de claridad, potencia, velocidad y manejo técnico: la pura perfección. Cuando hoy uno ve e investiga el fenómeno de Islandia, también podría volver hacia atrás e indagar cómo un país tan pequeño, ex colonia española, pero con idioma flamenco, con tierras ganadas al mar, pudo haber hecho historia con ése y otros equipos posteriores, haber llegado tan lejos en el fútbol y a pesar de ello, no haber ganado nunca un Mundial, máxime cuando fue subcampeón en un par de ocasiones y campeón europeo, en una ocasión. Esa Holanda de 1974, tenía la friolera de 800.000 jugadores federados sobre un total de 13 millones de habitantes, o sea, 22 jugadores por kilómetro cuadrado.

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DUNKERQUE: UN FILM BELICO ORIGINAL

Hay incontable número de películas y series de guerra a lo largo y ancho de la historia del cine. Las más recientes que recuerdo, como “Pelotón” en los ochenta, “La delgada línea roja” y “Rescatando al soldado Ryan” en los noventa y, “Pearl Harbour” en los dos mil, para no mencionar aquellas acerca de las guerras del Golfo, Irak o Afganistán, ya empezaban a contener guiones no sólo épicos sino humanísticos, que tenían relación con la resistencia anímica al conflicto y la muerte, la supervivencia, el noble sentimiento de salvar aún al desconocido y hasta romances generados a la sombra del enfrentamiento. Esas historias parecen enteramente condensarse en el reciente film de Christopher Nolan, que se contextualiza en el drama del rescate de casi 33o.000 soldados aliados (200.000 británicos y 100.000 franceses y belgas), en las playas de Dunkerque en Normandía en plena invasión alemán nazi a Francia, en plena II Guerra Mundial, entre fines de mayo y principios de junio de 1940.

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LA FELICIDAD DE UN NIÑO -O EL COMIENZO DE LA ERA MARADONA-

El martes 10, Argentina puede quedar afuera del Mundial de Fútbol de Rusia 2018, si no tiene un buen resultado (ganar o empatar) y si alguno de sus “hermanos” latinoamericanos no la ayudan con sus finales respectivas. Eso significaría el cierre de un largo ciclo desde 1970, en el que el país estuvo participando siempre en los Mundiales, ganando dos de ellos, siendo subcampeón en otros dos y habiéndose destacado en varios de ellos, como candidato previo. Sin embargo, esa racha tan positiva,  no obstante su declive económico notorio a lo largo de décadas y que pocos países han logrado, está asociado a varios nombres rutilantes, pero sobre todo, a uno, Diego Armando Maradona, “el mejor jugador de todos los tiempos”, “el mejor jugador del siglo” y “el mejor jugador de toda la historia de los Mundiales”.

En el mundo nos conocen por él, hasta podría decirse que el fenómeno Barcelona empezó cuando él fue contratado por el club catalán y ni hablar de Boca Juniors, el club argentino que lo catapultó a la fama global, el insignificante Nápoli (italiano meridional) al que hizo campeonar y el más minúsculo, Argentinos Juniors, una entidad barrial de Buenos Aires, donde debutara profesionalmente y al que hizo subcampeonar. Todos saben de sus éxitos, de sus goles, de su carrera, pero hoy los más jóvenes, lo identifican por sus peleas de la vida, con drogas, el fisco, mujeres, hijos (reconocidos o no) y ex managers, de sus declaraciones siempre polémicas, con sus variados posicionamientos políticos, con su manifiesta incapacidad para lidiar de modo razonable con la fama, aunque pocos conocen sus orígenes y cómo fue posible, que a partir de ellos, tan adversos, él llegara tan lejos. Porque en efecto, quien hoy vive en Dubai, con ex esposas y amantes, con hijos aquí y allá, con una vida cuasi fastuosa,  ganando petrodólares, dirigiendo un equipo mediocre de una liga más que discreta, empezó su vida en una tal Villa Fiorito, un poblado pobre aunque digno, en la localidad de Lomas de Zamora, en el sur del Gran Buenos Aires, un 30 de octubre de 1960.

De sangre gallega, croata e indígena, era el quinto (y primer varón) de 8 hermanos, viviendo con sus padres y abuela, hacinados en una casa muy humilde. Desde pequeño podía exhibir su talento con los pies, en los “potreros” de su barrio, a pesar de que en su casa, dicho por él mismo, “se comía cuando podía” -lección primera para quienes hoy en el mundo, son tan compasivos y complacientes con la pobreza-. Su padre que jamás se quejó de la “exclusión”, ni siquiera conocía ese término, se encargaba de llevar al pequeño en bus, a entrenar y jugar los más de 150 partidos (136 invictos) que jugaría su equipo de inferiores de su primer club (Asociación Atlética Argentinos Juniors), los “Cebollitas”, un conjunto de niños felices que jugaban al fútbol deleitándose a pesar de sus orígenes sociales marginales y a contramano del estilo futbolístico imperante en la época, el famoso “cattenaccio” italiano, tan proclive a la preocupación por obstruir al oponente y no en desplegar  el talento propio. Sugiero mirar respecto a esta infancia poco conocida de Maradona, un programa de TV española, llamado Informe Robinson -Michael Robinson es un jugador británico de los años ochenta que jugó y se encariñó con España y se radicó allí-.

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