COMO EN LOS OCHENTA

En tiempos recientes, hay una tendencia a repetir alguos ritmos musicales típicos de los años ochenta. De la mano de algunos DJs audaces pero también y sobre todo, cantantes solistas o bandas, que intentan quebrar la monotonía hegemónica del reggaeton o el pop insípido de los últimos años.

Es una bocanada de aire fresco la que tratan de hacer resurgir, por supuesto, con sus propios tonos y virtudes, artistas de la talla del excéntrico canadiense Abel Makkonen Tesfaye, líder de The Weeknd y tal vez, con una menor exposición mediática, Purple Disco Machine, el nombre que adoptó el DJ alemán Tino Piontek (o “Tino Schmidt”), para asemejarse a una banda.

Tesfaye reconoce como sus influencias ochentosas a David Bowie, Prince, Michael Jackson y Talking Heads entre otras. Aunque debutó hace más de una década, Blinding Lights, estrenada en 2019 pero aún opacada por la pandemia de Covid-19, no dejó de sonar en las principales FM del mundo, incluyendo mi propia cuarentena en CABA, en mayo de 2020. La canción es la más importante en la historia de la Revista Billboard, permanenciendo más de 100 semanas en el top 100 de dicho ranking. Save your tears, Take my breath y Starboy son otras canciones valoradas en los sucesivos charts del orbe.

En el caso del alemán, se trata de una biografía muy particular que ayuda a comprender el contexto histórico que le tocó vivir. Criado en la vieja Alemania del Este, o sea la RDA comunista, su padre le hizo conocer la música occidental, sobre todo, géneros como el disco, el pop y el rock de manera clandestina, lo más lejos posible de los controles de la omnipotente Stasi. Luego, ya caída la URSS y en un primer viaje a Münich (la ex RFA), el joven Tino conoció “el paraíso del vinilo” -el mismo que estaba prohibido en su país de origen- y a partir de allí, se dedicó a reforzar sus conocimientos musicales pero abrevando siempre en sus tempranas inclinaciones artísticas. Hace una década este DJ germano empezó su meteórica carrera profesional musical pero recién cosecharía éxitos como Hypnotized en 2020, Dopamine” -con un excelente video ochentoso- en 2021  y el furor de In the dark“, con Sophie and The Giants, este año.

Celebro pues este deseo de recuperar épocas musicales creativas y llenas de vitalidad artística, como las de hace 4 décadas atrás. Al menos, las nuevas generaciones podrán conocer y por qué no, disfrutar, de la afinidad de aquellos ritmos.

LOS QUE SE NOS VAN

Ayer, viernes 19 de agosto, hubiera cumplido años Sandro, el gran cantante argentino de origen gitano, con una voz inigualable que tuviera canciones exitosas y películas taquilleras en la década del ’70. Pero en la misma jornada, también murió Oscar Bergesio, gran periodista santafesino, comentarista de fútbol, con quien también desde los ’70 hasta los ’90, incluso más cerca en el tiempo, hasta su retiro en julio de 2019, me entretuviera cada tarde o noche de radio en la universitaria LT10, estando yo en Santa Fe o aquí en Córdoba.

Sandro y Bergesio no tienen nada en común, excepto que fueron contemporáneos, pero sí poseen sus vidas, un magnetismo especial en la mía misma, porque cubren etapas de ella que fueron particularmente singulares, como mi niñez y adolescencia, tiempos de TV en blanco y negro, tocadiscos y transistores.

Como también adquieren un especial significado, otros protagonistas de la pantalla chica de aquellos años, que también nos dejaran recientemente: el actor Rodolfo Bebán hace una semana,  además del conductor Norberto Palese (alias “Cacho Fontana”) y su ex esposa, la ex modelo Liliana Caldini, a inicios de julio, con apenas dos días de diferencia.

Bebán fue protagonista de películas históricas como “Juan Manuel de Rosas” (1972), “Juan Moreira” (1973) y las tiras televisivas “Malevo” (1972) y “El precio del poder” (1992-1993), que tuvieron elevados niveles de taquilla y rating, respectivamente. Mientras tanto, Fontana, tristemente recordado por su programa ómnibus de 24 horas junto a Pinky en 1982, recaudando fondos -que no llegaron o sólo parcialmente- para los soldados de la guerra de Malvinas, tuvo dos grandes participaciones que yo nunca olvidaré: la conducción del programa de preguntas y respuestas “Odol Pregunta” que catapultara a la fama, por ejemplo, al entonces niño Carlos María Domínguez y “Videoshow” (1977) donde estrenaría la llamada “máquina de mirar”, o sea, la videocassetera, que revolucionaría la era de la TV a nivel nacional, ambos episodios en los ’70.

Cuando ocurre esta seguidilla de pérdidas, similares a otras de hace unos años, siento que una parte importante de mi vida se va con ellas, pero al mismo tiempo, me transmiten la energía necesaria para recordarlos a todos con alegría y renovarla para continuar hasta el final de mis días.