LOS QUE SE NOS VAN

Ayer, viernes 19 de agosto, hubiera cumplido años Sandro, el gran cantante argentino de origen gitano, con una voz inigualable que tuviera canciones exitosas y películas taquilleras en la década del ’70. Pero en la misma jornada, también murió Oscar Bergesio, gran periodista santafesino, comentarista de fútbol, con quien también desde los ’70 hasta los ’90, incluso más cerca en el tiempo, hasta su retiro en julio de 2019, me entretuviera cada tarde o noche de radio en la universitaria LT10, estando yo en Santa Fe o aquí en Córdoba.

Sandro y Bergesio no tienen nada en común, excepto que fueron contemporáneos, pero sí poseen sus vidas, un magnetismo especial en la mía misma, porque cubren etapas de ella que fueron particularmente singulares, como mi niñez y adolescencia, tiempos de TV en blanco y negro, tocadiscos y transistores.

Como también adquieren un especial significado, otros protagonistas de la pantalla chica de aquellos años, que también nos dejaran recientemente: el actor Rodolfo Bebán hace una semana,  además del conductor Norberto Palese (alias “Cacho Fontana”) y su ex esposa, la ex modelo Liliana Caldini, a inicios de julio, con apenas dos días de diferencia.

Bebán fue protagonista de películas históricas como “Juan Manuel de Rosas” (1972), “Juan Moreira” (1973) y las tiras televisivas “Malevo” (1972) y “El precio del poder” (1992-1993), que tuvieron elevados niveles de taquilla y rating, respectivamente. Mientras tanto, Fontana, tristemente recordado por su programa ómnibus de 24 horas junto a Pinky en 1982, recaudando fondos -que no llegaron o sólo parcialmente- para los soldados de la guerra de Malvinas, tuvo dos grandes participaciones que yo nunca olvidaré: la conducción del programa de preguntas y respuestas “Odol Pregunta” que catapultara a la fama, por ejemplo, al entonces niño Carlos María Domínguez y “Videoshow” (1977) donde estrenaría la llamada “máquina de mirar”, o sea, la videocassetera, que revolucionaría la era de la TV a nivel nacional, ambos episodios en los ’70.

Cuando ocurre esta seguidilla de pérdidas, similares a otras de hace unos años, siento que una parte importante de mi vida se va con ellas, pero al mismo tiempo, me transmiten la energía necesaria para recordarlos a todos con alegría y renovarla para continuar hasta el final de mis días.

GUERRA DE MALVINAS: EL AUTISMO DE LA POLITICA EXTERIOR ARGENTINA

Las cientos de veces que cruzamos esos carteles en las rutas argentinas, siempre me recuerdan la pregunta cruda e incisiva de mi novia, proveniente de un país milenario y guerrero que acaba de recuperar Crimea: “y qué han hecho por recuperarlas?”. La respuesta tal vez, lógica, hubiera sido una guerra victoriosa, pero esa opción, que ella conocía, en realidad, apela a que más allá de tanto cartel y discurso nacionalista hipócrita, efectivamente, a lo largo de casi dos siglos, los argentinos no hemos hecho nada concreto ni eficaz, excepto desde el fútil plano discursivo, para que las Islas sean parte del territorio argentino.

 

La reflexión vale, para estos días cuando se celebran 35 años del desembarco de los conscriptos argentinos en el archipiélago, desalojando por apenas un bimestre, a las escasas fuerzas británicas allí apostadas, custodiando al entonces gobernador Rex Hunt, hecho en el cual, perdiera la vida, el Capitán Giacchino, el primero de una larga lista de algo menos de un millar de desafortunados de los dos bandos, que perecerían en esa absurda guerra.

Continúe leyendo