MILEI-MASLATON: EL QUIEBRE

En las últimas semanas, Javier Milei cometió todo tipo de dislates discursivos y logísticos y descendió notoriamente en las encuestas. Justificar la venta ilegal de órganos -prohibida en todo el mundo-, la libre portación de armas -en un país como éste, con una insuficiente madurez educativa- y organizar actos hace un par de semanas, en el conurbano bonaerense (Gerli) y hoy, en Córdoba Capital, con “derecho de admisión”, que fueron sendos fiascos, por la poca o nula masividad, fueron sólo algunos de dichos errores. Producto de ellos, ante una opinión pública hipersensible, de pronto, el otrora”León” de hace unos meses, se transformó en un “gatito” inofensivo.

Bajo el influjo de su hermana “demasiado afín”, haciendo “buenas migas” con el ex “armador” de Domingo Cavallo en 1999,  Carlos Kikuchi, de origen japonés, un periodista -más RRPP que lo anterior-,  Milei centralizó en ellos toda la “campaña”, desplazando al eje protoperonista de “La Libertad Avanza”, es decir, la dupla de los legisladores porteños Eugenio Casielles y Ramiro Marra más el abogado bitcoinero y ex concejal, autopercibido “puntero gratuito” Carlos Maslatón y los “twiteros”.

Desde estas páginas hemos sido particularmente críticos con todo esta estructura que nunca fue tal o, que en todo caso, fue demasiado monárquica y verticalista pero desorganizada, lo cual le hizo perder a Milei, desde setiembre de 2021, debates televisivos, puntos esenciales en la elección legislativa de noviembre y el alejamiento definitivo del centro electoral, esencial para aspirar al ballotage de 2023. Tal “derechización” de Milei, bastante incoherente por cierto, al embanderarse el diputado en febrero de este año con la causa de Ucrania, se vio rematada con dos decisiones de la dupla Karina Milei-Kikuchi: una, el armado nacional bajo el viejo Partido Demócrata (de tinte rancio conservador aunque de dudosos papeles en regla) y otra, la formación de alianzas con partidos provinciales, que actuaron como satelitales durante la dictadura militar, por ejemplo, el bussismo tucumano.

Semejante desprecio de Milei por la tradición liberal -pero también por la libertaria, a la que siempre usó con bastante ignorancia- no pudo disimularse aunque la familia Benegas Lynch, de prosapia en el liberalismo argentino, pero demasiado antiperonista y pro-Juntos por el Cambio, lo bendijera. Con el tiempo, lo que veíamos hace meses respecto a una radicalización de los entusiastas por el diputado -bastante poco laborioso en ese rol-, se fue confirmando tristemente. Asesorado por el idóneo sin título universitario alguno, el gay Alvaro Zicarelli, su apoyo reciente al perdedor de la elección presidencial colombiana, un anciano dirigente misógino, violento y realmente populista, sumado al show conservador montado en Brasil, al lado del hijo de Bolsonaro -cuyo padre marcha segundo cómodo en las encuestas para el comicio de octubre-, no hizo más que coronar tal derrotero frustrante.

Tras su viaje en abril-mayo pasado, junto al ex Embajador Mariano Caucino, por Israel, Armenia, Georgia y Rusia, Carlos Maslatón ha decidido enfrentarlo. Conocedor de todos sus secretos -y sus trampas- el ex dirigente de la Ucede y UPAU en los ochenta, creador del estilo “barrani”, el gran rebelde de la cuarentena de 2020 y que se jugara por la causa rusa como ningún dirigente político en la Argentina, ha resuelto pedirle internas, intentando que recapacite y se aleje del nepotismo. Lo veo improbable pero si de algo estoy seguro es que el lugar de “antisistema” que Milei ocupó coyunturalmente, hoy está vacante y seguirá así si nadie puede erigirse en la figura que canalice el malestar latente del argentino medio.

Será Maslatón quien lo ocupe? Anticambiemita y enemigo de los radicales desde hace 4 décadas, aunque nada “gorila” ( o sea, antiperonista), posee a su favor, la cuota de realismo político y experiencia organizativa de la que carece el 90 % de los políticos que aspiran a representar las ideas liberales y/o libertarias.

Encuentro casual con Maslatón en el Edificio Kavanagh, CABA, diciembre de 2021.

De seguro, si fuera él, tendrá que exigir y autoexigirse el cumplimiento de varias condiciones. Insisto en el punto: si deseara hacerlo. Porque será clave corregir el error básico de Milei: éste jamás prestó atención a la necesaria institucionalización y nacionalización de una estructura partidaria única y novedosa en el escenario político, incluyendo por qué no a José Luis Espert, que lo proyecte de manera competitiva de cara al 2023. Aún hay tiempo.

Cena con Maslatón y mi amigo Julio Nieto, CABA, enero de 2021.

Aquí la nota que le dio a Julio anticipando su interés por candidatearse hace más de un año, en el cual, incluso se animó a hablar de Maradona y el amor a la patria, entre tantos tópicos abordados.

PANEL SOBRE LA GUERRA DE UCRANIA EN LA UCALP

Junto a Alberto Hutschenreuter y Mariano Caucino, entre otros connotados panelistas, incluyendo algunos académicos de origen ruso (como Victor Jeifets y Stanislav Tkachenko, participé invitado por la Universidad Católica de La Plata (UCALP) a una jornada de debate sobre la guerra de Ucrania, el día viernes 25 de marzo pasado.

EL ULTIMO PENSADOR MODERNO DEL MUNDO ANTIGUO

Me fastidio -y angustio- cuando escucho a mis alumnos/as habituados/as en otras cátedras, a demonizar al “neoliberalismo” ignorando de qué se trata y mucho menos, cuáles son sus límites temporales e intelectuales con el liberalismo y ni hablar, con el socialismo. Mucho más monto en ira cuando a sabiendas de explotar la supuesta debilidad moral de la doctrina liberal –vis a vis el socialismo distribucionista-, esos mismos profesores/as suelen hacerles identificar de manera automática, liberalismo con egoísmo, atomismo, indiferencia social , aislamiento,  racionalismo frío y calculador, el llamado “individualismo falso” o “racionalismo ingenuo” -opuesto al crítico-, en términos de Friedrich Von Hayek y Karl Popper. Claro, no saben que la tradición liberal es rica y diversa y que por ejemplo, no conocen la existencia de un historiador escocés y contemporáneo a Adam Smith (1723-1790), formando parte de la misma escuela, que reivindicaba por un lado, la virtud cívica republicana vigente en la Antigüedad y por el otro, cuestionaba los males (no deseados) de la sociedad civil mercantil, típica del capitalismo, que sí acabaría apoyándose en una moral egoísta.

Supe de su vida por primera vez, vía el gran historiador argentino Ezequiel Gallo. Vivió en plena Edad Moderna, siendo testigo directo de la hegemonía militar de Gran Bretaña -una monarquía comercial en transición a la democracia-, cristalizada finalmente con la victoria sobre el Imperio napoléonico en Waterloo (1815). Capellán retirado del Ejército británico y luego profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Edimburgo, fue contemporáneo y formó parte de la llamada Ilustración Escocesa, que pensó la modernidad de una manera especial, sin depositar tanta fe ciega en la razón humana y sopesando el valor de la tradición.

Adam Ferguson (1723-1816) fue más allá y fue mucho más crítico de esa modernidad que sus colegas Adam Smith y David Hume, sin convertirse en un reaccionario. En efecto, cuestionó la mirada crítica de Hobbes de la barbarie o el mundo salvaje típico del estado de naturaleza pero también de la reivindicación naturalista de Rousseau, con su famosa frase reivindicatoria cuetionando a la sociedad y la civilización: “el hombre nace libre y por todos lados, aparece encadenado”. Ferguson se ubica en un punto equidistante y superior a ambos. Para el filósofo escocés, ya hay rasgos de sociabilidad y racionalidad en el mundo antiguo coexistiendo con la barbarie, en el propio mundo antiguo. Una vez más, a diferencia de Smith con su “simpatía” y “benevolencia”, el historiador escocés diría que es de un contexto de  agresión, violencia, odio, rencor, en suma, la guerra, que derivan virtudes como el honor, la caballerosidad, el patriotismo, el heroísmo, la valentía, la abnegación, la virilidad, la fortaleza, el desinterés, la adhesión a lo simbólico, la cortesía, la noble venganza, incluso otros, más personales, como el culto de la amistad y hasta la creatividad.

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LA HISTORIA DE ASHRAF MARWAN O “EL PASTORCILLO MENTIROSO”

Desde niño, mi madre me enseñó que hay mentiras y mentiras. Las hay graves, por supuesto, como ser infiel a tu esposo o esposa o ser desmesurado, para evitar castigos que te mereces o provocar polémicas donde no hubieran existido. Por el contrario, las hay veniales o pequeñas, para evitar males mayores o discusiones estériles, con el efecto de congraciarse con el otro para no “avivar la llama” que puede generar un incendio funesto. Entre estas últimas, existe la mentira porque nos aburre cierto estado de ánimo, a la manera de una broma de mal gusto. Sólo que en este caso, también hay consecuencias no queridas. Quien recuerda la fábula de Esopo, llamada “El pastorcillo mentiroso”, puede concluir que el problema del mentiroso, aún venial, es que “carga con una cruz”: nadie le cree cuando dice la verdad -más habitualmente que quien se dice sincero-.

Algo parecido ocurre con ese bien tan supremo que es la paz. Hay muchos caminos a ella, no un único. Nadie asegura que una buena conducta, individual o colectiva, pueda garantizarla. A veces, el sendero más insólito nos conduce a ella. A veces, la sóla amenaza puede disuadirnos de procurarla para evitar mayor sangría de la esperada. Si tuviera que escoger entre la paz que predican los pacifistas a ultranza y los realistas, conocedores de la imperfecta naturaleza humana, me quedo con la de estos últimos. La paz no se alcanza con discursos rimbombantes cada final de setiembre en la Asamblea de la ONU ni ofreciéndose como escudo protector de las fuerzas del organismo. Quedó demostrado hasta el hartazgo que aún entre los grupos de Médicos sin Fronteras, Cruz Roja Internacional o los mismos pacificadores -recordar la negligencia holandesa en Srbenica-, existen almas pecadoras, que escapan de sus propios demonio internos y por eso, eligen estar allí, en esas circunstancias tan peligrosas, tratando de alcanzar vaya a saber uno qué redención, lavando sus culpas individuales del pasado.

El caso del egipcio Ashraf Marwan, doble agente del Egipto de Anwar El Sadat y la Israel de Golda Meir, Moshe Dayan y Menahem Begin en los años setenta, me hizo reflexionar sobre la mentira y la paz. Ese yerno de Gamal Nasser, el “Padre de la Patria” egipcia, era sobre todo, humano: lo cegaba la ambición de poder. De bajo perfil y acomodaticio, se había casado con Mona, tal vez hasta por interés, no por amor. Cuando las intrigas palaciegas y la escasa valoración de su suegro amenazaron con desplazarlo, no dudó en pasar sus servicios a Israel y la temible Mossad. La muerte de Nasser y el nuevo favoritismo de Sadat para con él, cambiaron diametralmente las circunstancias, pro él quedó preso de las mismas. Giró hacia un idealismo de conveniencia, para manipular a egipcios e israelíes, casi por igual. Tras dos intentos errados, “Angel” -ése era su seudónimo como espía projudío-, se ganó la confianza definitiva de los últimos, tras advertirles a tiempo de la Guerra del Yom Kippur, que sólo ocasionó 17.000 muertos, evitando la de millones. Ni a su propia mujer pudo convencer que jamás tuvo amantes: su verdadero amor estaba dirigido al poder y el dinero. Con esos valores criticables y aún con la sóla confianza de otro agente israelí (“Alex”), logró más que nadie y es el único héroe egipcio e israelí al mismo tiempo: la paz por más de 40 años ya entre ambos países.

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GUERRA DE MALVINAS: EL AUTISMO DE LA POLITICA EXTERIOR ARGENTINA

Las cientos de veces que cruzamos esos carteles en las rutas argentinas, siempre me recuerdan la pregunta cruda e incisiva de mi novia, proveniente de un país milenario y guerrero que acaba de recuperar Crimea: “y qué han hecho por recuperarlas?”. La respuesta tal vez, lógica, hubiera sido una guerra victoriosa, pero esa opción, que ella conocía, en realidad, apela a que más allá de tanto cartel y discurso nacionalista hipócrita, efectivamente, a lo largo de casi dos siglos, los argentinos no hemos hecho nada concreto ni eficaz, excepto desde el fútil plano discursivo, para que las Islas sean parte del territorio argentino.

 

La reflexión vale, para estos días cuando se celebran 35 años del desembarco de los conscriptos argentinos en el archipiélago, desalojando por apenas un bimestre, a las escasas fuerzas británicas allí apostadas, custodiando al entonces gobernador Rex Hunt, hecho en el cual, perdiera la vida, el Capitán Giacchino, el primero de una larga lista de algo menos de un millar de desafortunados de los dos bandos, que perecerían en esa absurda guerra.

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