A UN AÑO DE LA “OPERACION MILITAR ESPECIAL” RUSA EN UCRANIA

Difícilmente a tantas décadas de mi ausencia en mi ciudad natal (Santa Fe) podría existir un reconocimiento, pero ya hace unos años, con mi charla sobre la Federación Rusa en la UCSF en noviembre de 2018 y ahora, este viernes 24, presente en un canal de cable, tal vez, nos hayamos acercado como nunca, a esa necesidad interior de intentar esa valoración.

Aquí les dejo entonces, ese último reportaje, aunque todavía no quede tan claro, la verdadera motivación que halló Putin para atacar Ucrania -y por ejemplo, no haberlo hecho antes-.

Una guerra que así como a muchos nos sorprendió por su origen y evolución posterior, hoy, podría prolongarse y hasta desencadenar una guerra nuclear, si los actores siguen perdiendo el control de sus actos.

NOTA PARA SPUTNIK MUNDO RESPECTO AL VIAJE DE BIDEN A UCRANIA

NOTA EN “EL HERALDO” DE BARRANQUILLA (COLOMBIA)

ENTREVISTA PARA TELESCOPIO DE SPUTNIK SOBRE LAS INTERNAS DE LA OTAN

ENTREVISTA PARA RT, SOBRE LA POLITICA DE ENGAÑOS DE EEUU

ENTREVISTA PARA RT SOBRE ACTIVISTA UCRANIANA RECONOCIDA POR EEUU

EUROPA: DE JARDINES Y SEMILLAS

Día 328 de la guerra de Ucrania o, “la operación militar rusa” en su país vecino, la última frontera del núcleo o corazón eslavo, de la cristiandad ortodoxa.

Sacerdote ortodoxo ruso bendiciendo avión

Tras una pequeña contraofensiva ucraniana desde fines de setiembre hasta diciembre pasados, que insinuó más de lo que avanzó y lo poco que lo hizo, fue más por retroceso táctico ruso, Ucrania vive días realmente espantosos.

El ejército ruso acaba de anotarse una victoria importante por su carácter estratégico en Soledar, donde se difundieron videos de los soldados ucranianos rindiéndose o muriendo fusilados por rechazar la oferta, en sus trincheras, por parte del Grupo Wagner,  las brigadas chechenas y sirias anti-yihadistas.

Luego, nos anoticiamos de un ataque probablemente emanado de sus propias fuerzas antiáreas, contra un edificio residencial en Dniéperpetrovsk, dejando una secuela de muchos muertos y heridos civiles.

Hoy mismo, un helicóptero militar ucraniano se precipitó a tierra en los suburbios de Kiev, matando a la cúpula del Ministerio del Interior, entre otros, su máximo funcionario y su adjunto, además de no pocos civiles, incluyendo niños, porque el vehículo aéreo tuvo la mala fortuna de caer sobre un jardín de infantes. También en este caso, fueron las mismas baterías ucranianas, las que se autoinflingieron semejante desastre.

Finalmente, producto de estos evidentes retrocesos, Zelensky no detiene su procesión con los líderes occidentales, rogándoles en favor de nuevas y más letales armas a usar contra los rusos, ya sean, tanques, como los Leopard II (alemanes), los Challenger (británicos) y los Leopard (franceses). En caso de que este viernes 20, Alemania se rinda y dé el visto bueno, presionada por Polonia y los bálticos, cediendo así a los pedidos de Kiev, puedo anticipar una verdadera guerra de tanques en las próximas semanas en los llanos ucranianos, la cual será decisiva para saber el curso del conflicto.

Precisamente, Alemania está en “el ojo de la tormenta”. Su papel histórico y como se ve, su rol tan gravitante. son difíciles de entender dada la enorme cantidad de sacrificios que ha hecho para iniciar y sostener una guerra que lesiona enormemente sus intereses. Primero, considerando su larga y fructifera relación energética, con la ex URSS y luego, con Rusia. No exagero si afirmo que buena parte de la reconstrucción y despegue hacia el desarrollo económico e industrial de la postguerra, se debió a Erhard y sus decisiones pero sobre todo, a los gasoductos de Moscú. Segundo, su papel mediador en Europa, tratando de moverse con un delicado equilibrio entre Estados Unidos y Rusia. En 2003, en ocasión de la absurda intervención americana en Irak, con el ex Canciller Schröder, Washington temía una entente Moscú-París-Berlín, catalogándola los “halcones neocons” como la “Vieja Europa”, en contra de la “nueva”, que aglutinaba a todos los países de Europa Oriental que habían jugado para la ex URSS en la Guerra Fría.

Con Merkel, ese rol mediador se fortaleció, en parte, aunque algo empezó a quebrarse cuando estalló el “Euromaidán” en 2014. Alemania igual que Francia, vieron estupefactos como los intereses europeos empezaban a digitarse y resetearse desde Washington, con línea directa a Kiev.  Tanto Merkel como Macron reconocieron que los Acuerdos de Minsk le permitieron a Kiev “ganar tiempo” para rearmarse contra Moscú: ambos fueron cómplices. Pronto, Alemania, habiendo erogado ya 12.000 millones de dólares en ayuda a Zelensky, se vio totalmente subordinada a Estados Unidos, que gastó el doble.

Pudiendo alterar el orden impuesto sobre ella, como potencia derrotada y culposa, a partir de 1945, cedió más y más, hasta hoy, donde el 30 % de su población se calienta en el invierno con leña, como en los viejos tiempos. Semejante estoicismo mientras la cínica activista sueca Greta Thunberg es detenida por la policía alemana, por protestar en contra de la mentada carbonización, la medida a la que el país, que la detiene, tuvo que arribar, por sancionar a una Rusia a la que ella también desprecia. Incluso esta doblegada y timorata Berlín tuvo que aceptar en silencio que americanos y británicos destruyeran parte de los gasoductos Nord Stream en sus propias narices, para obstruir cualquier retroceso en la política seguidista hacia Washington.

Todo parece surrealista. Lejos del “jardín” europeo que supuso Borrell, a diferencia de las supuestas “semillas podridas” que convencieron a Putin de “iniciar” una guerra que ellos mismos, los europeos, pudiendo evitarla, no lo hicieron. Es más, la estuvieron urdiendo durante mucho tiempo y ahora, no conformes, habiendo sido las sanciones occidentales antirrusas, un enorme fracaso, como reconoce hoy el Washington Post, buscan fogonearla aún más. No entienden que Rusia jamás cederá. No aprendieron la lección de Leningrado. Una vez más, los supuestos paraísos pueden convertirse en los peores infiernos.

Putin entrega ofrendas florales por los muertos en la ex Leningrado

LECCIONES DE OCHO DECADAS DE HISTORIA

Para los realistas en Relaciones Internacionales, tanto la historia como “maestra de la vida y el mundo” y los “intereses nacionales” son factores clave a la hora de explicar la lógica de las vinculaciones entre Estados. Sin embargo, la misma historia demuestra en diferentes períodos, cómo esos “intereses” evolucionan y hasta cambian incluyendo un cariz diametralmente diferente del que tenían.

Dicho contraste se observa por ejemplo, comparando el momento de la II Guerra Mundial, con éste que vivimos, a partir del 24F, la fecha que detonara la “operación militar especial” de Rusia sobre Ucrania o, el recrudecimiento de la guerra en el Donbass que se iniciara en marzo de 2014.

Claramente, casi los mismos actores estatales, con diferentes gobiernos, aun cambiando las circunstancias o los contextos, también afectan o modifican los intereses de esos mismos Estados.

Mientras en la II Guerra Mundial cuya finalización inauguraría una etapa de cooperación entre las potencias victoriosas sobre el Eje, los Estados europeos (más Estados Unidos) buscarían casi desesperadamente el auxilio de la ex Unión Soviética, en estos últimos meses de 2022, se vislumbra un escenario de confrontación política y económica inédita entre la Unión Europea y Estados Unidos versus Rusia, a propósito de la cuestión ucraniana.

Por razones ideológicas había muchos más motivos, a la manera del francés Jean Francois Revel, para equiparar como totalitarismos a la ex URSS con la Alemania nazi y entonces, combatirlos a ambos por igual, que para defender por un lado, a una Ucrania actual, de una historicidad nacional frágil más valores demócraticos bastante más dudosos y por el otro, castigar a una Rusia cuya trayectoria histórica reciente es mucho mejor en términos institucionales de lo que se esperaba en 1992 y su relación con vecinos, nada comparable con los Imperios zarista y bolchevique.

Sin embargo, mientras en 1942, “Occidente” eligió aliarse con su supuesto archienemigo ideológico para derribar a Hitler, ahora elige combatir a esta Rusia, cuya cooperación no era puesta en duda en los noventa (hasta 2014) y, defender a una Ucrania, a la que se juzgaba críticamente en Bruselas y Washington también hasta ese año. Qué factores incidieron para semejante cambio de percepciones y acciones entre ambos períodos históricos, es la pregunta que se puede formular al plantearse la elaboración de este trabajo preliminar.

La II Guerra Mundial en el frente oriental

Iniciada la llamada “Operación Barbarrosa” por la cual la Alemania nazi, rompiendo el Pacto Ribbentrop-Molotov (agosto de 1939), invadió la URSS, de manera “relámpago”, Estados Unidos no necesariamente mostró mayor interés geopolítico por el suceso pero sí delegó en Inglaterra, cierto papel al respecto.

Concretamente,  como bien documentara el periodista británico Alexander Werth, Washington encomendó a Londres, la negociación diplomática para convencer a Stalin de la necesidad de sostener el frente oriental a cualquier costo, de manera de darle tiempo a la primera para planificar y organizar la “Operación Overlord”, es decir, atacar a Berlín en el frente occidental, desde el Mar del Norte, sobre las playas de Francia.

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OCCIDENTE Y SU INCOHERENCIA CON EL NAZISMO

1) La entrevista que me hiciera Semión Sénderov de RT En Español acerca de un tema tan crucial para el presente y el futuro mundial como el peligro del supremacismo racial en el mundo.

LA NOTA QUE ME HICIERA RT EN ESPAÑOL EL 5 DE NOVIEMBRE PASADO

2) Esta es la nota que me formulara Alejandra Patrone, de Sputnik Mundo, para el programa “Telescopio”, acerca de los escenarios de la guerra de Ucrania.

ENTREVISTA PARA TELESCOPIO, 16 DE NOVIEMBRE

3) Este es el reportaje que me hicieran para Radio Cultura, Alejandra Piaggi e Ignacio Hutin, sobre el futuro de la guerra ruso-ucraniana.

REPORTAJE PARA PROGRAMA FUERA DE TEMA, EN RADIO CULTURA, 21 DE NOVIEMBRE

ENTREVISTAS EN RT (EN ESPAÑOL): LA GUERRA ESCALA

“Occidente” ya no es lo que era. Dejo constancia aquí, día lunes 24 de noviembre de 2022, un mes y medio después del video reproduciendo el reportaje de RT En Español, que aquí debiera aparecer, que he sido objeto de la censura de You Tube.  

El reportaje trataba sobre la propuesta de paz de Elon Musk para Ucrania.

SOBRE EL ATENTADO EN EL PUENTE DE CRIMEA

REPORTAJE EN TELESCOPIO DE SPUTNIK

ITALIA: CONTRA LA DEMOCRACIA O EUROPA?

Quedará para el análisis de la Política Comparada, si la nueva candidata a Premier italiana, Giorgia Meloni, es una versión 2022 de Alesandra Mussolini, nieta del “Duce“, sobrina de la actriz Sophia Loren, europarlamentaria y una de las fundadoras del Movimiento Social Italiano (MSI) que luego de su irrupción en los años ochenta, se reciclara en la “Alianza Nacional” de Gianfranco Fini. Como será objeto de discusión si el perfil de Meloni, es antiglobalista o contraria a la tan mentada Agenda 2030 o, si inaugurará un período histórico bisagra contra la cultura postmoderna y uno de sus gran íconos, el feminismo.

Quizás, en función de la guerra de Ucrania, interese más si la nueva líder italiana, decide rever la política exterior italiana en el seno de la Unión Europea, siendo que parte de su coalición con Matteo Salvini y Silvio Berlusconi, es de tonalidad euroescéptica y en particular, si se opone o no, a las sanciones aplicadas a la Federación Rusa desde el 24F.

Todo lo demás está sujeto a interrogantes, porque los políticos de hoy no gozan del poder total y llegan a la cumbre del gobierno, en el seno de coaliciones o alianzas que suelen ser heterogéneas, por lo que, cualquier especulación que hagamos en torno a la identidad y/o ideología de Meloni, es prematura e incierta. Además, la política en Italia está plagada de ejemplos históricos de vaivenes en las trayectorias de sus actores, sobre todo en el mundo de la derecha y/o extrema derecha.

No puede decirse lo mismo del impacto de las declaraciones de la titular de la Comisión Europea, la alemana Ursula Gertrud Von der Leyen, quien advirtió el sábado pasado a Italia respecto a las posibles medidas que tomaría la Unión Europea en caso de que Italia votara como finalmente votó, lo cual demuestra que la opinión pública italiana pudo haber reaccionado con mayor ira en contra de Bruselas, optando por Meloni.

En última instancia, dependerá pues, de Meloni y sólo de ella, que emprenda un camino u otro. Una vez más, todo podrá medirse o evaluarse en términos de su propio liderazgo.

EL ULTIMO ADIOS

Antes de una nueva fase de la guerra de Ucrania y luego del sepelio de Isabel II, escribí estas líneas para la Revista Claves, dirigida por Alberto Costa:

Las desapariciones físicas de figuras públicas tienen diferentes significados. Marcan comienzos o finales de era, representan motivaciones especiales para sus pueblos respectivos o, simplemente, son el preludio de cambios más profundos que no conocemos de modo cierto, hacia dónde y cómo se encaminarán.

En pocas semanas, setiembre de 2022, será recordado por los fallecimientos de Mikhail Gorbachov y la Reina Isabel II de Inglaterra. Ambos longevos, el primero, como ex Secretario General del Partido Comunista y ex Presidente de la también extinta Unión Soviética desde 1985 hasta 1991 y “Su Majestad” británica, la de mayor duración física en la historia de su país.Ambos, nos dejaron siendo mayores de 90 años, siguiendo el gran aumento inédito de expectativa de vida de la época que vivieron y también, ambos, gobernaron Imperios, durante siete (7) décadas. La URSS de Gorbachov habría durado eso e Isabel reinó -aunque no gobernó- durante semejante período.

Más allá de las enormes diferencias institucionales, culturales, simbólicas y hasta personales, hay otras paradojas similares en las vidas políticas de estos sendos líderes. Como queda dicho, Gorbachov e Isabel estuvieron al frente de formatos imperiales, pero les tocó a ellos, despedirlos. 

No era la intención de Gorbachov plasmar acciones imbuidas de ideas, que llevaran al desenlace de la ex URSS, pero así ocurrió. En efecto, la “Glasnost”, la “Perestroika” y el “Nuevo Pensamiento” buscaban revitalizar, al “socialismo real”, fortalecerlo internamente y hasta globalizarlo más allá de Khruschev y Brezhnev. Sin embargo, apenas permitió que se expandiera, sin necesidad de la represión vía tanques soviéticos, la vieja gran utopía se desmoronó país por país, como un verdadero “efecto dominó”.

Isabel había nacido y sido educada para lo que sería y haría el resto de su vida hasta el jueves 8 de setiembre. Darle nuevo vigor a la monarquía de su gran país, como institución, mantener los lazos coloniales desde la metrópoli y conceder unidad en un contexto esperanzador a un reino conformado por tres naciones (y media): ingleses, escoceses, galeses y norirlandeses.

Sin embargo, sólo habría un envión inicial, que le serviría para mantener una mancomunidad de 54 países, a duras penas sostenida a insistencia de paradiplomacia y un unitarismo que fue contradiciendo cada vez más las tendencias democratizadoras tardías de un Estado que evitó contagiarse dos siglos antes con la convulsión y el terror de la Revolución Francesa. Por último, a Isabel le explotaron en su propio rostro, como madre y suegra, los escándalos familiares de la Corona. Las aventuras extramatrimoniales de su hijo mayor Carlos -un solterón empedernido-, casado con Diana Spencer, una maestra de escuela, con familia plebeya aspirante a noble; las corruptelas de su propio marido Felipe de Edimburgo y otro de sus hijos varones, el ex “Principito” Eduardo; las rebeldías, traiciones y trágica caída de su nuera, ya explicitadas y difundidas por doquier; las de su propio nieto Harry y su esposa, la “ultraplebeya” Megan -y la lista sigue-. Todo ello se mantuvo precaria y artificialmente un largo tiempo, mientras ella conservó el temple para reinar sobre un pueblo de sencillos isleños, actores teatrales y navegantes.

Hoy, con Carlos III y una gestualidad inicial con sus sirvientes, que le empieza a jugar en contra, ante la opinión pública, dudando de su capacidad para tener el temple de su adorada madre, todo eso cruje y los aires republicanistas empiezan a soplar, adentro y fuera de las Islas.

La Unión Soviética fue, pero toda la torpe obra de Gorbachov, aún aplaudiendo su idealismo, resuena hasta nuestros días, incluso en la guerra de Rusia y Ucrania o en la de Azerbaiyán versus Armenia. El caos que siguió al final de la URSS, se asentó sobre promesas orales jamás cumplidas por quienes -defensores de “Occidente”- emplearon a Gorbachov para perpetuar sus intereses de la Guerra Fría en una era posterior que ya no tenía ningún peligro de antagonismo nuclear. Esa ambición desmedida de la OTAN llegó hasta las puertas del corazón de la civilización eslava, primero con Ucrania en 2004 y luego, con Georgia en 2008. Todo ello a pesar de las advertencias del propio Putin, heredero de la Rusia postsoviética. La guerra post Euromaidán en 2014 y su continuidad con el ejército ruso entrando al sudeste ucraniano, completan una película cuyo guión se venía escribiendo hace tres décadas. Gorbachov sería más recordado fuera de Rusia, reconocido y admirado en “Occidente” y, juzgado como “traidor” en su propio terruño.

Así, dos figuras emblemáticas del siglo XX, favorables a la paz mundial, nos dejan. Con sus aciertos y no pocos errores políticos, queda por verse si el mundo que les seguirá, será más o menos estable, más o menos conflictivo, más o menos convulsivo. Lo que va quedando claro, como gran lección de la historia, es que las grandes personalidades ayudan a construirla aunque no controlan los efectos de sus actos. Esta moraleja nos aconseja tornarnos prudentes, no aventurar más utopías regresivas y siempre preferir el camino de la reforma, adaptando nuestras instituciones al cambio. Será la mejor forma de recordarlos para las generaciones venideras, habituadas ya a la impaciencia y la vertiginosidad en el vacío.