LECCIONES DE OCHO DECADAS DE HISTORIA

Para los realistas en Relaciones Internacionales, tanto la historia como “maestra de la vida y el mundo” y los “intereses nacionales” son factores clave a la hora de explicar la lógica de las vinculaciones entre Estados. Sin embargo, la misma historia demuestra en diferentes períodos, cómo esos “intereses” evolucionan y hasta cambian incluyendo un cariz diametralmente diferente del que tenían.

Dicho contraste se observa por ejemplo, comparando el momento de la II Guerra Mundial, con éste que vivimos, a partir del 24F, la fecha que detonara la “operación militar especial” de Rusia sobre Ucrania o, el recrudecimiento de la guerra en el Donbass que se iniciara en marzo de 2014.

Claramente, casi los mismos actores estatales, con diferentes gobiernos, aun cambiando las circunstancias o los contextos, también afectan o modifican los intereses de esos mismos Estados.

Mientras en la II Guerra Mundial cuya finalización inauguraría una etapa de cooperación entre las potencias victoriosas sobre el Eje, los Estados europeos (más Estados Unidos) buscarían casi desesperadamente el auxilio de la ex Unión Soviética, en estos últimos meses de 2022, se vislumbra un escenario de confrontación política y económica inédita entre la Unión Europea y Estados Unidos versus Rusia, a propósito de la cuestión ucraniana.

Por razones ideológicas había muchos más motivos, a la manera del francés Jean Francois Revel, para equiparar como totalitarismos a la ex URSS con la Alemania nazi y entonces, combatirlos a ambos por igual, que para defender por un lado, a una Ucrania actual, de una historicidad nacional frágil más valores demócraticos bastante más dudosos y por el otro, castigar a una Rusia cuya trayectoria histórica reciente es mucho mejor en términos institucionales de lo que se esperaba en 1992 y su relación con vecinos, nada comparable con los Imperios zarista y bolchevique.

Sin embargo, mientras en 1942, “Occidente” eligió aliarse con su supuesto archienemigo ideológico para derribar a Hitler, ahora elige combatir a esta Rusia, cuya cooperación no era puesta en duda en los noventa (hasta 2014) y, defender a una Ucrania, a la que se juzgaba críticamente en Bruselas y Washington también hasta ese año. Qué factores incidieron para semejante cambio de percepciones y acciones entre ambos períodos históricos, es la pregunta que se puede formular al plantearse la elaboración de este trabajo preliminar.

La II Guerra Mundial en el frente oriental

Iniciada la llamada “Operación Barbarrosa” por la cual la Alemania nazi, rompiendo el Pacto Ribbentrop-Molotov (agosto de 1939), invadió la URSS, de manera “relámpago”, Estados Unidos no necesariamente mostró mayor interés geopolítico por el suceso pero sí delegó en Inglaterra, cierto papel al respecto.

Concretamente,  como bien documentara el periodista británico Alexander Werth, Washington encomendó a Londres, la negociación diplomática para convencer a Stalin de la necesidad de sostener el frente oriental a cualquier costo, de manera de darle tiempo a la primera para planificar y organizar la “Operación Overlord”, es decir, atacar a Berlín en el frente occidental, desde el Mar del Norte, sobre las playas de Francia.

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LAGRIMAS DE EMOCION POR LA POLITICA ARGENTINA

“Mi digno colega dice que su voluntad debe ser servidora de la vuestra. Si eso fuera todo, la cosa es inocente. Si el gobierno fuese, en cualquier parte, cuestión de voluntad, la vuestra debería, sin ningún género de dudas, ser superior. Pero el gobierno y la legislación son problemas de razón y juicio y no de inclinación y ¿qué clase de razón es esa en la cual la determinación precede a la discusión, en la que un grupo de hombres delibera y otro decide y en la que quienes adoptan las conclusiones están acaso a trescientas millas de quienes oyen los argumentos?” (Edmundo Burke, 1774).

Tuve la fortuna de pasar por el Congreo de la Nación no pocas veces. La mayor y más intensa fue en octubre de 1987, cuando gané esa posibilidad, junto al rosarino Juan Marcelo Gullo y los cordobeses Carlos María Lucca y Andrea Heredia, más otros 26 jóvenes dirigentes políticos estudiantiles, a través de la Beca “El País Federal” de la Fundación Universitaria del Río de la Plata (FURP) que presidió el ex becario, ex candidato a intendente de Mendoza y actual periodista de Internacionales de América 24, Luis Rosales y estando dos semanas en Buenos Aires, pude conocer el Parlamento, como dirigente político juvenil, acceder a conferencias de legisladores y hasta tomarnos fotos en sus recintos que congregan a las sesiones plenarias. Ocasionalmente, visité legisladores y volví en noviembre de 2014, también becado pero por la Fundación Naumann para exponer en un seminario de Seguridad. En setiembre del año pasado, me tocó disertar en un Seminario sobre potencias emergentes, sobre la temática de la política exterior de Rusia. No olvido que en 2103, fui candidato a diputado nacional suplente en mi Provincia natal (Santa Fe), por una coalición opositora al kirchnerismo y al socialismo. Claramente, la enorme carga simbólica que ejerce esta institución señera de la democracia liberal, no puede ser entendida desde las miradas teóricas unilaterales del Rational Choice, tipo los de Barbara Geddes, George Tsebelis y Kenneth Shepsle, que sólo enfatizan el rol de los legisladores como profesionales o amateurs, como jugadores racionales, egoístas que defienden sus intereses, maximizando poder y votos.

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