“ICH BIN EIN BERLINER”, VERSION 2019

Se cumplen 80 años del inicio de la II Guerra Mundial, comenzada precisamente por los alemanes y 3 décadas de la caída del Muro de Berlín, así que, qué mejor ocasión para conocer la tradicional capital alemana, tan a menudo discriminada por los avatares históricos en favor de Bonn, Colonia, Hannover y hasta Hamburgo.


El Río Spree.

A poco de recorrer sus estaciones de transporte público integrado (tren-metro-tranvía-bus), la ciudad (con 3,5 millones de habitantes) deja entrever su vitalidad, multicoloridad y diversidad, expresada en la gran cantidad de razas que la pueblan, la pluralidad de idiomas y vestimentas que se ven como las conductas humanas, en las que prevalece el respeto por el otro.

Berlín ilustra cabalmente lo que es Alemania siglo XXI: una nación integrada con una gran inmigración, pero donde todo funciona, con buenos precios, bajos costos, dotada de un orden sistémico, aunque no sea perfecto, como muchas veces se la idealiza y tampoco luzca estéticamente. Prueba de ello último, es la proliferación de cocheras para autos, construidas a puro hierro.

La Alemania hiperglobalizada

La máxima expresión de aquel dinamismo y variedad étnica lo exhibe el barrio de Chalottenburg, situado en la parte oeste de la ciudad. Allí viven cerca de 400.000 personas, pero el 35 % de ellas, no son alemanas, sino árabes, turcos, iraníes e hindúes en un primer grupo minoritario; luego le siguen griegos, italianos y otras nacionalidades de Europa meridional; finalmente, rusos, ucranianos y kazajos, componen un 4 % de aquella población. Con sólo visualizar los bares, restaurantes y hoteles, puede verificarse la presencia masiva de estas comunidades no germánicas.

Muchísimos turistas se dan cita en Alexanderplatz, donde se halla la torre famosa de la TV alemana y el reloj mundial, con una gran cantidad de negocios de comida rápida y cerveza por doquier.

Unos kilómetros más allá, se halla la Puerta de Brandeburgo -colmada de manera insólita y surrealista, por los Hare Krishna, venezolanos pro-Maduro contra el “intervencionismo imperialista norteamericano” (la Embajada de Estadov Unidos está al lado del monumento) y pueblos originarios latinoamericanos- y el Reichstag alemán.

Extrema vigilancia en la Embajada britanica por el incidente con Irán en el Estrecho de Ormuz.

El Bundestag donde Frau Merkel, junto a su sucesora en 2021, la actual Ministra de Defensa, Annegrette Kramp-Karrenbauer, homenajearon el fracasado golpe militar y atentado del Coronel Von Sttaufenberg contra Hitler en 1944, también se ubica allí cerca, en medio del Parque Zoológico de Berlín, a metros del Monumento de la Victoria (construida a fines del siglo XIX y en pie durante la guerra), más las estatuas del Canciller de Hierro, Otto Von Bismark y el general Von Moltke, sobre la famosa Under den Linden (Avenida de los Tilos).

Un párrafo aparte merece el recordatorio del Muro y el puesto fronterizo donde eran latentes las tensiones entre soldados aliados y soviéticos en plena Guerra Fría (1961-1989). Hoy, hindúes o chilenos que apenas saben del acontecimiento que dividió al mundo, lo banalizan, eligiendo postear sus fotos desde aquel lugar tan especial.



Al recorrer la ciudad, no dejan de resonar las palabras de Kennedy, tratando, con la famosa frase con la que titulo este artículo, de congraciarse con los berlineses o de Ronald Reagan cuando le  pidió a Gorbachov que haga todo lo necesario para derribar el Muro. Pero también imagino la fortaleza y capacidad de resistencia del pueblo alemán: los numerosos ancianos septuagenarios u octogenarios, manejando sus bicicletas y hasta sillas de ruedas de última generación, como si aquella guerra que vivieran cuando niños tal vez hasta huérfanos y con ejércitos extranjeros ocupando su hogar, no hubieran hecho mella en sus cuerpos.

Por eso, yo también les tributo mi homenaje a lo Kennedy con su célebre frase y les “perdono” sus licencias contemporáneas, como los buses perdiendo su puntualidad famosa; cierta desidia con la jardinería; algunos mendigos durmiendo en los túneles o los automovilistas sin frenar ante un cruce peatonal, todo lo contrario al relato alemán de postguerra de su supuesta infalibilidad y excepcionalidad. Prefiero enfatizar en esa otra capacidad, tan estoica ante tanto dolor, aunque como hemos visto en el propio caso de Frau Merkel y sus temblores, el cuerpo les pase factura por ser como son.

El último párrafo, para el cruce de la Filosofía en una calle berlinesa.


ESPAÑA: MURCIA

Allí estuve en setiembre de 2011, en ocasión de un Congreso de AECPA, para exponer sobre Rusia.

Murcia es una ciudad del sur de España que cuenta con más de 445.000 habitantes -y más de 650.000 habitantes en la zona metropolitana-, algo similar a mi Santa Fe natal. Se halla situada en la Comunidad Autonómica de la Región del mismo nombre, siendo el séptimo Municipio más poblado de España.

Es una genuina zona productora de alimentos de gran calidad por lo que se la llama la “Huerta de Europa”.

La ciudad tiene un origen musulmán, pero luego, durante la integración española, logró notoriedad en el siglo XVIII con el Conde de Floridablanca, un noble progresista y benefactor que fuera un alto funcionario de los Reyes Borbones, Carlos III y IV. Murcia se levantaría durante el cautiverio del último monarca, contra las tropas napoleónicas, adhiriendo a la Constitución liberal de Cádiz en 1812.

Costanera del Río Segura.

Hay que recordar que el joven cadete correntino José de San Martín, se integró al Regimiento de Granaderos de Murcia, con asiento en Málaga, combatiendo en Africa y también en Francia. En Toulón, llegó a conocer al mismísimo Napoleón Bonaparte, a quien le llamó la atención el uniforme celeste y blanco del Regimiento murciano. Aunque no hay registro alguno de que él mismo estuviera en Murcia, nuestro Libertador tiene el nombre de una calle en la ciudad.


TOLEDO: LA CAPITAL DE LA ESPADA

La Alianza de Civilizaciones fue una iniciativa impulsada por la ONU y alentada por el ex Presidente del Gobierno español, el socialista Rodríguez Zapatero, con el fin de neutralizar el famoso “choque entre culturas” de Huntington, por lo que tanto intelectuales españoles como rusos se sumaron y organizaron un seminario sobre el tema en junio de 2010, en la histórica ciudad de Toledo, ubicada a media hora en tren de alta velocidad de la ciudad capital española, Madrid.

Al borde del Río Tajo, Toledo, con una población de 85.000 habitantes aunque creciendo por la incesante llegada de pobladores de Madrid, fue capital imperial en la época de Carlos I, además de ser conocida por ser una ciudad de tres culturas (cristiana, judía y musulmana). Desde la época del Imperio Romano, Toledo se destacó por ser un centro neurálgico de la industria metalúrgica y en especial, de la espada, la mejor de Europa entre los siglos XV a XVII.

Tras haber sido bombardeada durante la Guerra Civil Española, hoy, Toledo es la capital de la Comunidad Autonómica de Castilla-La Mancha. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO en 1986.

ESPAÑA AL SUR: GRANADA

Asistiendo al Congreso de Seguridad Internacional en el sur de España, en noviembre de 2010. El centro urbano elegido fue Granada, la famosa ciudad de Andalucía, que alberga a la Alhambra, Patrimonio de la Humanidad, según la UNESCO en 1984 y que se halla orillas del Río Genil.

De notorio influjo histórico musulmán, la ciudad de Granada es habitada por unas 233.000 personas, aunque suma más del doble, al incluir la zona metropolitana. La población se incrementa año a año, con los estudiantes europeos de la Beca Erasmus (UE) y con los turistas de todo el mundo, que la visitan, sobre todo en invierno, para esquiar y escalar la Sierra Nevada.

Anexa a su Catedral, se halla la Capilla Real, donde están enterrados los Reyes Católicos, Juana I “La Loca” y Felipe I “El Hermoso”.

ESPAÑA: VALLADOLID

Junio de 2010. Llegando a la citada Ciudad (300.000 habitantes), para iniciar mi estancia de investigación en la Universidad del mismo nombre. El llano se verá más verde que al sur.

Valladolid, donde se casaron los Reyes Católicos el 19 de octubre de 1469, fue ciudad capital del Reino español entre 1601 y 1606, por decisión de Carlos I. Allí nacieron Felipe II (1527), Felipe IV (1605) y Ana de Austria (1601), Reina de Francia en la época de “Los Tres Mosqueteros”. En esta ciudad castellana de tanta alcurnia, Cervantes terminó de escribir su “Don Quijote” en 1604.

Casa Consistorial en la Plaza Mayor

Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Nuestra Señora de la Asunción

Mi residencia universitaria.

El moderno transporte público.

EL PRESIDENTE QUE NO MERECIMOS

Ayer falleció el ex Presidente Fernando De la Rúa, quien gobernara con una singular alianza de centro-izquierda, que congregaba radicales y peronistas-progresistas, entre 1999 y 2001. A continuación, comparto alguna semblanza.

Estuvo en el lugar correcto en el momento equivocado -y con las compañías inadecuadas-. De la Rúa fue uno de los últimos exponentes de la clase dirigente argentina, en creer y escalar socialmente de manera meritocrática, sin tomar atajos como un matrimonio por conveniencia o alguna otra corruptela. Cordobés de origen, fue abanderado del Liceo Militar General Paz, Medalla de Honor en Abogacía de la UNC, Profesor por Concurso en la UBA y elegido como el “delfín” del histórico dirigente radical Ricardo “Chino” Balbín, para salvarse de la debacle generalizada contra el avasallador peronismo triunfante de 1973, convirtiéndose en el Senador nacional más joven de la historia argentina. En el regreso de la democracia, una década más tarde, tras ser derrotado en una gran interna radical contra Raúl Alfonsín, a la postre, Presidente de la Nación (1983-1989), fue diputado nacional y el primer Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde ya era un connotado vecino adoptivo. Quien fuera llamado con razón, el “Kennedy argentino”, estaba llamado a ser Presidente a su turno. Lo fue en 1999, elegido por más de 11 millones de votantes en primera vuelta, que esperaban que castigara la corrupción menemista, mejorara la política social pero mantuviera la Convertibilidad de 1 dólar = 1 peso.

Sin embargo, no contaba conque su propio partido, encabezado por Alfonsín, lo presionara imponiéndole funcionarios como el economista heterodoxo Machinea ni “le soltara la mano” en el tramo final; tampoco con un peronismo que adentro de la coalición (con “Chacho” Alvarez como Vicepresidente -renunciante-) como en la oposición con la grieta Menem-Duhalde, una vez más asumiría un rol institucional irresponsable; finalmente, no supuso que la sociedad civil, que lo había acompañado, se dejaría manipular discursivamente por una nueva coalición, no partidaria, pero sí sectorial, la devaluacionista, formada por grupos empresarios (mediáticos e industriales), a la que se agregaron políticos vengativos de ambos grandes partidos tradicionales, como Duhalde y Alfonsín y no pocos intelectuales.

La renuncia de De la Rúa, más allá de sus dudas en la gestión y un contexto internacional sumamente adverso -el bajísimo precio internacional de la soja y la altísima tasa de interés en Estados Unidos-, condujo a la Argentina a un abismo, cuyos efectos se perciben hasta hoy. Desde todo lo que significó el derrumbe formal de la Convertibilidad, algo que ni siquiera Rafael Correa se animó a hacer -con la dolarización- en Ecuador, en materia de ruptura de contratos generalizados-incluyendo el “corralón” de Remes Lenicov; el default; una devaluación del 137 % en un año -pulverizando salarios-; el regreso de la inflación y la regresión autoritaria del kirchnerismo. Todo ello fue tolerado y hasta acompañado tácitamente por una sociedad contradictoria y bipolar que a mediados del 2001, en un 80 % aprobaba el mantenimiento de la Convertibilidad pero que rechazó abrumada un ajuste presupuestario quirúrgico de Ricardo López Murphy en marzo de aquel trágico 2001.

A De la Rúa, lo conocí hace apenas cuatro años en el CARI, cuando fue a ver a Mariano Caucino, en una charla de presentación sobre su primer libro de Rusia. Me impresionó como un buen hombre, un político culto -de los que ya no quedan-, honrado, respetado -en tal círculo- y respetable. Seguramente, su vulnerabilidad cardíaca y renal, empezó a perfilarse por aquellos años aciagos del país, así como muchos compatriotas, como mi ex suegro y mi propio padre, que sufrieron infartos mortales entre 2001 y 2004. Con estoicismo admirable, guardó un bajo perfil durante la década durante todos lo demonizaron, aunque se quedó a vivir en el país.

Un detalle final: De la Rúa murió un 9 de julio, coincidiendo con la fecha de la independencia patria. Tal vez, la amaba más que ninguno. Tal vez, todos, ciudadanos de un país de baja institucionalidad, fuimos muy injustos con él. Quizás en Suiza -o Uruguay-, lo hubieran apreciado y valorado mucho más.


CHERNOBYL: 33 AÑOS DESPUES

No habia forma de convencer en abril de 1986, al 80 % de mis compañeros y docentes de la Facultad de Ciencia Política y RRII de la UNR que la URSS no era el “paraíso perfecto” ni estaba del lado correcto de la historia. Ni siquiera con la expectativa favorable generada por la llegada, desde la agrícola pero discriminada por las políticas estalinistas, Stavrópol, de Mikhail Gorbachov, como nuevo Secretario General del PCUS en marzo de 1985.

Sus discursos reconociendo las carencias estructurales del sistema comunista soviético, precedidas de la huelga obrera y represión militar del régimen de Jaruzelski en Polonia, algunos años antes y el fracaso militar de la invasión a Afganistán, no parecían calar hondo en la intelectualidad argentina en otra muestra más de su habitual encapsulamiento. Tuvo que ocurrir una tragedia como la de Chernóbyl, para que aquí, algunos empezaran a abrir los ojos.

Hoy, con la perspectiva de la distancia temporal, ésta es mi opinión sobre lo ocurrido, además de sus repercusiones en la Rusia actual.

ENTREVISTA EN RADIO FM AHIJUNA

Aquí el trailer de la nueva serie de HBO que ha causado tanta conmoción entre las nuevas generaciones.

LA ARGENTINA RECIENTE A TRAVES DEL CINE

“Relatos Salvajes” (2014)

Fue ovacionada en el Festival de Cannes y llegó como precandidata al Oscar, como mejor filme extranjero pero quedó excluida. Una razón posible por no ver coronado su éxito, puede tener relación con su identidad (tan particular). La película refleja cabalmente, la naturaleza cultural e idiosincrática argentina, de fines de la década kirchnerista. Una sociedad aparentemente mansa, pero con actitudes individuales violentas, por doquier, producto del resentimiento, la envidia, el hartazgo con la burocracia, la obsesión por el diván, la falta de autenticidad generalizada, sobre todo, entre los “nuevos ricos”, donde prevalece el botox, el maquillaje y la sonrisa fácil, pero carente de sentimientos reales. Las explosiones emocionales que refleja la película, a lo largo de sus seis historias, son producto de aquella esquizofrenia, de un país, que fuera gobernado por una pretendida “actriz” -de dudoso talento-, a la que el género femenino detestaba, pero que en el fondo, quería imitar. Para no perderse: el personaje del ingeniero “Bombita” (protagonizado por Ricardo Darín) y la corrupción de la justicia argentina, simbolizada en el fiscal y el abogado de la cuarta historia.

“Los muchachos de mi barrio” (1971)

En los años sesenta, en pleno gobierno militar de Roberto Marcelo Levingston, eran otros los valores. La cultura del barrio, de los amigos, que jugaban desde niños en sus plazas, las primeras picardías, los castigos, las escenas del colegio, con el respeto, el orden y la famosa fila de todos encolumnados con sus impecables guardapolvos blancos, mientras se izaba la bandera cada mañana. Llegarían la juventud y la adultez y, con ellas, la separación. Amores concretados o perdidos, profesiones y matrimonios que ocupan todo el tiempo, triunfos en el exterior y la nostalgia permanente para quienes pretenden volver, siempre con el parámetro de la movilidad social ascendente, tan peculiar de la Argentina. Con la banda sonora del cantante exitoso en toda Latinoamérica, Ramón “Palito” Ortega, la película refleja esa alteraciones de vida, pero sobre todo, los valores y creencias con las que se afrontaban. Es un culto a la amistad, algo de lo que los argentinos suelen vanagloriarse, así como su pasión por el fútbol. Tal vez nada quede ya de aquella época, pero la emoción que se siente al ver esta película de guión sencillo, permita avizorar que algo de aquel pasado lejano, aún se resiste a sucumbir.

Entre una y otra película, pasaron 43 años, es decir, casi cuatro décadas y media. Es mucho tiempo en la vida de un país y mucho más en la de una generación y una vida en particular. En una Argentina, donde no necesariamente la trayectoria económica individual y la colectiva coinciden, todo ello trajo su correlato en el plano moral: así como en las sociedades postcomunistas, ese tejido quedó inexorablemente dañado, en una sociedad inflacionaria crónica como ésta, donde se desdibujan ganadores y perdedores, la erosión es enorme a la hora de la credibilidad en la palabra empeñada, la creciente vulgaridad en el lenguaje, la generalización de la mentira, la ausencia de espontaneidad, el apego a la inautenticidad, la segregación in crescendo, el egoísmo puro y simple por doquier.

GUAYAQUIL: LA CIUDAD DE LOS LIBERTADORES

Es una de las ciudades más modernas y pujantes de América Latina,
sin ser capital de un país, lo cual no dejó de acarrearle no pocos conflictos en su vasta historia. La misma que la tuvo como epicentro del único encuentro -y más importante- entre los dos Libertadores de América: los Generales José de San Martín (argentino) y Simón Bolívar (venezolano), el 26 de julio de 1822.

Monumento La Rotonda

Como ya lo he documentado, en el verano de 2018, con mi novia Ekaterina, en auto, luego de un largo paso por la costa brasileña, hasta el norte y luego descender hasta el sudoeste, atravesando la selva amazónica hasta llegar a la frontera peruana, me dispuse a hacer una modesta recreación del viaje sanmartiniano, en la campaña del Perú del siglo XIX. El sábado 27 de enero cruzamos el límite, llegamos a Cuzco el lunes 29 y a Lima, el miércoles 31. Subimos hacia el norte bordeando la costa del Pacífico, pasamos Trujillo (ciudad de casi un millón de habitantes) y Talara (125.000 habitantes) y finalmente, arribamos a nuestro objetivo de Guayaquil, el sábado 3 de febrero por la noche. Permanecimos una semana allí, recorriéndola además de visitar su playa más famosa, Salinas (35.000 habitantes).

Con más de 3 millones de habitantes incluyendo zona metropolitana, Guayaquil, “la Perla del Pacífico”, fundada en 1547, como astillero y puerto comercial de la Corona de España, bordeada por el Río Guayas, ha sido fundamental como centro neurálgico de la economía ecuatoriana en su faz independiente, dada la relevancia de su comercio marítimo, actividad mercantil y progreso industrial. El 40 % de las 1.000 empresas más grandes de Ecuador, se halla radicado en Guayaquil. Además, canaliza el 80 % del comercio exterior de todo el país y como es obvio, al ser una ciudad tan bonita y con tanta variedad, recibe muchísimo turismo nacional e internacional.

 

2019: UN AÑO ESPECIAL DE RECORDATORIOS

Además del 500 aniversario del viaje de Magallanes-Elcano circunnavegando el globo y el 80 aniversario del inicio de la II Guerra Mundial, que ya comentamos, se celebran:

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