CABA, OTOÑO 2024

Por estas semanas post mitad de marzo pero hace cuatro años atrás, el entonces Alberto Fernández decretaba el cierre el país a vuelos internacionales en el marco del ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio), dedicado a “prevenir” la expansión del Covid-19 en el territorio nacional. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) viviría el encierro como ninguna otra urbe del país, de manera asfixiante y traumática, aunque en relativa calma, lo cual demostraba que la supuesta rebeldía del porteño se había perdido en “los meandros de la historia”. Nada ya sería igual a partir de esos meses aciagos de cuarentena. Nuestras vidas personales, la del país y el mundo entero tampoco.

En estos días, con una Presidencia original diferente, ungida tal vez por aquellas jornadas, en el contexto del encierro, CABA vive otras realidades aunque derivadas de aquella nefasta experiencia. Periodistas otrora disonantes como Feinmann, Trebucq y Viale, catapultados a “voceros” del actual oficialismo, incluyendo a Adorni quien ostenta el título y cargo de manera formal; una población degradada en su forma de vivir día a día, tanto en el plano laboral como educativo, multiplicando su capacidad de supervivencia; una desigualdad extrema, palpable en las calles o, como me ocurrió el lunes pasado, yendo a una charla en el CARI, en el subte mismo.

De cada 10 (diez) personas, 4 (cuatro) esquivaban los molinetes, ante la mirada indiferente de los boleteros, sin siquiera personal policial en las estaciones. Gente de clase media mal o sub-alimentada, comiendo mientras caminaba o corría, chocolates comprados en un maxiquiosco; cada vez más personas revolviendo la basura, cada vez más cartoneros, cada vez más mendigos durmiendo en las calles o cajeros de bancos privados o públicos; cada vez más individuos asistiendo a los templos católicos para pedir un plato de comida o ropa. Afuera, en apenas 2 (dos) horas, “las fuerzas del cielo” desatarían un furioso temporal de lluvia y viento, de diferente intensidad, durante 3 (tres) días consecutivos, inundando barrios pudientes de CABA, como antes de las grandes obras anunciadas por Mauricio Macri -con su famoso grito de campaña de 2015 “esta ciudad no se inunda más”!!!! Todos imaginábamos una multiplicación de los mosquitos que asolaron los “Buenos Aires” desde noviembre pasado, a partir de su procreación en las múltiples fuentes de agua de la ciudad, provocando más y más casos de “dengue”, el nuevo pánico que asola a los porteños.

La paz, el sol y la temperatura otoñal llegaron el jueves 21 y con ellos, la posibilidad de reformular una vez más, nuestras vidas, reescribirlas, dotarlas de otras esperanzas, cualquiera sean las señales en dirección contraria.

EL PRESIDENTE QUE NO MERECIMOS

Ayer falleció el ex Presidente Fernando De la Rúa, quien gobernara con una singular alianza de centro-izquierda, que congregaba radicales y peronistas-progresistas, entre 1999 y 2001. A continuación, comparto alguna semblanza.

Estuvo en el lugar correcto en el momento equivocado -y con las compañías inadecuadas-. De la Rúa fue uno de los últimos exponentes de la clase dirigente argentina, en creer y escalar socialmente de manera meritocrática, sin tomar atajos como un matrimonio por conveniencia o alguna otra corruptela. Cordobés de origen, fue abanderado del Liceo Militar General Paz, Medalla de Honor en Abogacía de la UNC, Profesor por Concurso en la UBA y elegido como el “delfín” del histórico dirigente radical Ricardo “Chino” Balbín, para salvarse de la debacle generalizada contra el avasallador peronismo triunfante de 1973, convirtiéndose en el Senador nacional más joven de la historia argentina. En el regreso de la democracia, una década más tarde, tras ser derrotado en una gran interna radical contra Raúl Alfonsín, a la postre, Presidente de la Nación (1983-1989), fue diputado nacional y el primer Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde ya era un connotado vecino adoptivo. Quien fuera llamado con razón, el “Kennedy argentino”, estaba llamado a ser Presidente a su turno. Lo fue en 1999, elegido por más de 11 millones de votantes en primera vuelta, que esperaban que castigara la corrupción menemista, mejorara la política social pero mantuviera la Convertibilidad de 1 dólar = 1 peso.

Sin embargo, no contaba conque su propio partido, encabezado por Alfonsín, lo presionara imponiéndole funcionarios como el economista heterodoxo Machinea ni “le soltara la mano” en el tramo final; tampoco con un peronismo que adentro de la coalición (con “Chacho” Alvarez como Vicepresidente -renunciante-) como en la oposición con la grieta Menem-Duhalde, una vez más asumiría un rol institucional irresponsable; finalmente, no supuso que la sociedad civil, que lo había acompañado, se dejaría manipular discursivamente por una nueva coalición, no partidaria, pero sí sectorial, la devaluacionista, formada por grupos empresarios (mediáticos e industriales), a la que se agregaron políticos vengativos de ambos grandes partidos tradicionales, como Duhalde y Alfonsín y no pocos intelectuales.

La renuncia de De la Rúa, más allá de sus dudas en la gestión y un contexto internacional sumamente adverso -el bajísimo precio internacional de la soja y la altísima tasa de interés en Estados Unidos-, condujo a la Argentina a un abismo, cuyos efectos se perciben hasta hoy. Desde todo lo que significó el derrumbe formal de la Convertibilidad, algo que ni siquiera Rafael Correa se animó a hacer -con la dolarización- en Ecuador, en materia de ruptura de contratos generalizados-incluyendo el “corralón” de Remes Lenicov; el default; una devaluación del 137 % en un año -pulverizando salarios-; el regreso de la inflación y la regresión autoritaria del kirchnerismo. Todo ello fue tolerado y hasta acompañado tácitamente por una sociedad contradictoria y bipolar que a mediados del 2001, en un 80 % aprobaba el mantenimiento de la Convertibilidad pero que rechazó abrumada un ajuste presupuestario quirúrgico de Ricardo López Murphy en marzo de aquel trágico 2001.

A De la Rúa, lo conocí hace apenas cuatro años en el CARI, cuando fue a ver a Mariano Caucino, en una charla de presentación sobre su primer libro de Rusia. Me impresionó como un buen hombre, un político culto -de los que ya no quedan-, honrado, respetado -en tal círculo- y respetable. Seguramente, su vulnerabilidad cardíaca y renal, empezó a perfilarse por aquellos años aciagos del país, así como muchos compatriotas, como mi ex suegro y mi propio padre, que sufrieron infartos mortales entre 2001 y 2004. Con estoicismo admirable, guardó un bajo perfil durante la década durante todos lo demonizaron, aunque se quedó a vivir en el país.

Un detalle final: De la Rúa murió un 9 de julio, coincidiendo con la fecha de la independencia patria. Tal vez, la amaba más que ninguno. Tal vez, todos, ciudadanos de un país de baja institucionalidad, fuimos muy injustos con él. Quizás en Suiza -o Uruguay-, lo hubieran apreciado y valorado mucho más.


MI MIRADA SOBRE DONALD TRUMP Y RUSIA

Estos han sido algunos de mis artículos o entrevistas sobre Donald Trump respecto a sus vínculos o relaciones con la Rusia de Vladimir Putin, en vísperas de la postergada y ansiada Cumbre del próximo 16 de julio en un país “neutral”, Finlandia.

2016:

– “WORKING PAPER” SOBRE 25 AÑOS DE RELACIONES RUSO-NORTEAMERICANAS, PARA EL CARI

– LA NOTA DE SPUTNIK SOBRE TRUMP Y RUSIA

– LA NOTA SOBR TRUMP Y GORBACHOV EN RBTH

– TRUMP Y GORBACHOV EN INFOBAE

– MI ARTICULO SOBRE TRUMP EN RUSO

– EN EL DIARIO LA NACION DE ECUADOR

2017:

– ARTICULO DE DANG DAI SOBRE LA SESION DE RUSIA, CHINA Y ESTADOS UNIDOS EN EL CARI, CON ROSENDO FRAGA Y JORGE MALENA

– RUSIA Y ESTADOS UNIDOS EN VOCES DEL MUNDO (SPUTNIK), EL PROGRAMA DE RADIO DE TELMA LUZZANI

– GPS INTERNACIONAL (SPUTNIK): LA RUSOFOBIA NORTEAMERICANA Y EUROPEA A TRAVES DE LAS GRANDES CADENAS

2018:

– LA CUMBRE DE TRUMP Y PUTIN EN FINLANDIA: ENTREVISTA DE TELESCOPIO (SPUTNIK)

– ENTREVISTA SOBRE LA CUMBRE DE FINLANDIA PARA FM DE LA PLATA