CON LA “L” DE LIBERTAD

Ayer vía las redes sociales, sin apoyo partidario de ningún tipo, un grupo de ciudadanos, sobre todo, mujeres y jóvenes, más algunos adultos, organizamos la tercera marcha en tres meses, en la ciudad cordobesa de Villa María. Fue menor en cuantía que las dos anteriores, sobre todo, la del 17 de agosto, pero ello guarda relación con el notorio esquive de los partidos opositores y sus concejales y el mayor temor de la población, ante el enésimo brote de contagios, aunque también por qué no, el relax en la costanera, de muchísimos vecinos, aprovechando el bonito día soleado. La marcha se dio en un contexto de protestas masivas en todo el país, que también fueron menores a las anteriores. Un día antes, el viernes, el Presidente Fernández, con su voz en off, grabó un mensaje extendiendo la cuarentena hasta el 11 de octubre, sin ya siquiera argumentar porque claramente, no puede esgrimir defensa científica alguna en pos de la extensión arbitraria.

La democracia está agonizando en la Argentina pero desde hace rato, nunca fue demasiado vital en las Provincias y mucho menos en ciudades y pueblos, como lo demostró en más de una ocasión, el politólogo Carlos Gervasoni. Los extremos de las Formosa, Chaco, Tucumán, Santa Cruz o La Pampa todos los conocemos, pero los de cientos de localidades del interior, mucho menos, donde prevalecen autoritarismos de todo cuño, con reelecciones indefinidas de intendentes, Concejos Deliberantes adictos, periodistas oficialistas o militantes, empresarios amigos del poder y sociedades civiles acalladas, pasivas o dóciles. Es mucho más difícil ser opositor a nivel local, donde las maquinarias clientelares, de compra de votos y voluntades, con empleados públicos obligados a trabajar como fiscales, los días de comicios y hasta los taxistas están al servicio del poder, so pena de perder el permiso municipal de circulación, todos los cuales son los mecanismos perversos de mantenimiento en el poder político y por qué, no el trampolín para cargos nacionales o provinciales. Los votos, como en la actual Bielorrusia, no cuentan, porque encubren una farsa, una mascarada democrática.

Esto explica que aún en ciudades cordobesas como Villa María, Río Cuarto, Leones, Villa General Belgrano o santafesinas como Venado Tuerto, Rafaela y tantas otras, donde la actividad agropecuaria, la más productiva y eficiente del país, es fuerte y dinámica, la oligarquía partidaria (radical, peronista o de partidos provinciales) se mantiene incólume en el poder, a través de caudillos o “delfines”, cuando no, desleales con los primeros.

Villa María dio ayer otro botón de muestra. La ausencia llamativa de la oposición sistémica o institucionalizada, es un testimonio de la comodidad con la que los concejales radicales y de Juntos por el Cambio, se mueven, aludiendo la necesidad de no apoyar radicalizaciones o evasiones del diálogo. Luego, claro, ello explica la orfandad en la que transita la oposición callejera que apenas, encuentre un líder, si se lo propone, podrá reemplazarlos sin más trámite.

Esta orfandad permitió que por la noche, un periodista militante oficialista, ex compañero mío en la UNVM, trabajando en UNITEVE, el canal de TV del Alto Centro de Estudios, encabezando un programa que contaba con financiamiento privado hace más de una década y ahora está virtualmente estatizado, como casi  todo en la Argentina post 2011, fomentara en su red personal de Facebook, un “escrache” al más puro estilo nazi-fascista, contra nosotros, los organizadores de la marcha, motivando acusaciones y descalificaciones de todo tipo, como “anticuarentena”, ”irresponsables”, “egoístas”, etc. Esto hizo mella moral en los más jóvenes que no están habituados a semejante escarnio público, con lo cual, el poder claramente logró su objetivo por esta vía perversa y maniqueísta, de amedrentar y atemorizar más aún a la población. Por supuesto, este mecanismo opera de manera selectiva, porque encubre o relativiza otras acciones como la del Intendente elegido en junio de 2019, hoy, de licencia permanente por ocupar un cargo nacional, situación institucional a todas luces anómala, irregular, viciada de nulidad constitucional, ante lo cual estos pseudoperiodistas eligen callar.

Pero lo más interesante es el repertorio variopinto de acusaciones morales que se nos formularon, que ponen en tela de juicio el atributo de la solidaridad de unos enfrentado al egoísmo de otros. Porque aún desconociendo la naturaleza humana de quienes protestamos -y no por ser “anticuarentena” per se o “contagiadores seriales”-, también tengo el derecho a poner en duda si quienes “se quedan en casa” y vociferan en las redes contra quienes marchamos, no son precisamente ellos los egoístas, al especular con que no salir, lo cual les garantiza evitarse la cama de internación por la que pelearían encarnizadamente por lo que se ve, en función de la virulencia de sus ataques en las redes. En todo caso, esa actitud especulativa, racional in extremis, los hace proyectar en los demás, vicios o conductas no solidarias, que a ellos sí los caracteriza y no necesariamente a nosotros, que valoramos con otras escalas morales, aunque prefiramos un perfil bajo de nuestras acciones.

Dejo para el final, las fotos de la discordia y sin duda, el símbolo de la Libertad, la “L” con los dedos de la mano, ese gesto que tanto molesta hoy, cuando está más en peligro que nunca, en nombre del cuidado sanitario de todos y todas. Les incomoda a quienes usufructúan el poder, pero sobre todo, a sus lacayos y genuflexos que no trepidan en envidiar o molestarles en su espejo, a nosotros, quienes salimos a defenderla o reconquistarla.

No sin dejar de resaltar que en un país, con una sociedad con la guardia moral baja, desanimada, decepcionada, frustrada, que no hace más que acobardarla, la batalla cultural, racional que los muchos argentinos  creen que hay que revertir, además de ser insuficiente, ha sido y es ineficaz,  porque en la vereda de enfrente seguirá existiendo esa maquinaria gubernamental adoctrinadora y manipuladora de las masas. Hay que sumarle liderazgo y calle como lo hicimos el sábado porque de lo contrario, el poder estatista, permanecerá en el tiempo y con ello, perpetuará la decadencia nacional.

UN G20 CON ALGUN ALIVIO ARGENTINO

Pasó el G20 por Argentina, más precisamente por Buenos Aires y está claro, que cobra una dimensión especial, ver juntos a los 20 Jefes de Estado que representan a dos tercios de la población mundial y el 85 % del PBI global. Tanta presencia internacional masiva no se veía en el país desde el Centenario (1910), cuando Argentina era digna de elogio en todo el mundo, recibiendo millones de inmigrantes y convirtiéndose en tierra de oportunidades y progreso.

Claro, muy diferente a ésta Argentina, que venía precedida de la incapacidad para organizar con éxito y en paz, un simple partido de fútbol y a pocas horas del inicio de la Cumbre, el asalto a plena luz del día, a John Kirton, un economista e investigador canadiense, experto en temas como el G20. El “anillo de seguridad” en torno a los lugares, edificios y hoteles, donde se moverían los primeros mandatarios, en la exclusiva zona del Barrio de Recoleta, el más bonito de Buenos Aires; el fuerte operativo con aporte militar extranjero; la interna policial resuelta entre la Nación y la CABA; más el pacto de no agresividad en las protestas anticumbre, con las organizaciones sociales vernáculas, finalmente, revertirían los malos pronósticos y todo se ejecutaría con un cierto orden y tranquilidad, ofreciendo una “cara lavada y hasta maquillada” de una, últimamente, muy degradada, Buenos Aires.

El evento revistió mucho de social y algo de político. El glamour lo aportó la gala del Teatro Colón -aunque descartando otras acciones culturales más clásicas-, más los paseos de la Primera Dama Awada con las esposas de los colegas de su esposo Macri y hubo hasta posibilidades de escapar del protocolo de algunos líderes. Dos ejemplos: el paseo de Macron comprando libros en la librería Yenny-El Ateneo y recibiendo las ovaciones de gente de a pie, que en Francia, extrañará seguramente cuando enfrente nuevamente a los “chalecos amarillos” y la salida nocturna del sábado de Angela Merkel, cenando en la Parrilla Don Julio, como si fuera una ciudadana más, disfrutando de la libertad civil que los alemanes del este, sus coterráneos, no conocían en la vieja RDA.

En este G20 -un lugar al que entró de casualidad-, la gran preocupación de Argentina, un país sin debate ni rumbo estratégico desde hace décadas, era la redacción consensuada del documento final. Aprovechando al máximo, la capacidad de nuestra nación -por hallarse en una situación geopolítica ideal, dada una serie de ventajas naturales-, para construir consensos globales, Macri ofició de facilitador y ése es el rol que le cabe oportunamente: un buen Jefe de Public Relations –no se le puede exigir otro papel-. Lo logró aunque no puede desdeñarse el arduo desempeño de una vasta gama de diplomáticos y funcionarios que trabajaron con aquel objetivo durante largos meses.

Continúe leyendo

EL MORUMBI NO TE MATO, COLON!!!

Fue una hazaña. Pero tal como lo planteó de manera realista e inteligente, conciente de nuestras limitaciones, Eduardo Domínguez -se nota el sello de su yerno Carlos Bianchi-, el libreto para neutralizar a un Sao Paulo (SPFC) más peligroso, se cumplió a la perfección por la enorme concentración y disciplina de los jugadores “sabaleros” -Colón fue astuto hasta en algunas jugadas puntuales como el choque entre el capitán Guillermo Ortiz y Diego Souza-.

Podíamos ir ganando ya en el primer tiempo, con la gran oportunidad que desperdició debajo del arco, el debutante Erik Godoy, pero luego en el segundo, la cancha se inclinó hacia el lado paulista y sufrimos algunos revolcones y hasta el travesaño lo salvó a Burián de una indecisión propia en plena área chica. Después, el zapatazo de Fritzler que se desvió en la espalda de Hudson, “abrió el placard” para que ya ningún tricolor pudiera empatar hasta el final. Así se consumió la victoria más importante en la historia de Colón de Santa Fe, equiparable o incluso superior a la lograda con el Santos de Pelé, terminando con dos invictos: el reciente de 11 partidos del Sao Paulo del uruguayo  Diego Aguirre en el Morumbí (35.000 torcedores contra 5.000 santafesinos) y el más lejano, de 30 contra equipos argentinos que nunca le ganaron en cancha (sí por penales). El 16 vendrá la revancha pero esta alegría será recordada para siempre por el pueblo colonista.

Continúe leyendo

EL PERIODISMO ARGENTINO VERSUS LAS REDES DEMOCRATIZADORAS

Hace tiempo, disfruto de la radio tanto por las mañanas como por las tardes. Me informaba a través de ella, en los años ochenta cuando no había Internet y seguí haciéndolo en los noventa y los dos mil, ya en pleno furor de la red de redes. Disfrutaba de los comentarios de “El Hombre de la Bolsa”, con el genial Carlos Burone, tristemente desaparecido por cáncer de estómago en 1992, pero también amanecía con Bernardo Neustadt y en el turno vespertino, me atraían los comentarios de Mariano Grondona. Ambos formaban una formidable pareja en el programa “Tiempo Nuevo” en la TV, hasta que el menemismo los dividió. Era el viejo periodismo argentino. El que conformaban los nombrados pero también más atrás en el tiempo, desde la prensa escrita, Jacobo Timermann (“La Opinión”), Robert Cox y James Neilson (“The Buenos Aires Herald”), Félix Laiño (“La Razón”), Manfred Schoenfeld y el español Jesús Iglesias Rouco (“La Prensa”) y también el rosarino, fallecido en 2004, Juan Carlos Casas, ya más dedicado a la economía, los domingos en “La Nación”, con el seudónimo de “David Home”. Pausado, reflexivo, formado, culto, original, hasta ideológico, con convicciones claras y hasta una ética periodística de respeto a las fuentes y al público, sin necesidad de golpes bajos ni mucho menos, defensas corporativas.

Hay que resaltar que aquél buen momento del periodismo argentino, con formadores de opinión e intelectuales con códigos, se daba en el marco de la transición democrática, en plena explosión de las libertades civiles. Era un periodismo también de transición, desde aquel también profesional pero insuficientemente crítico de la dictadura militar, como el de Llamas de Madariaga, Mónica Cahen D’Anvers, Roberto Maidana, Betty Elizalde y hasta la propia Magdalena Ruiz Guiñazú, entre otros, hasta el más liberado, desahogado y hasta sarcástico con la nueva cultura democrática, como el que exhibían todas las tardes desde 1986 hasta 1989, en la TV (ATC), los también malogrados Adolfo Castelo, Jorge Guinzburg, Carlos Abrevaya y los sobrevivientes Raúl Becerra y Nicolás Repetto, o el propio Enrique Vázquez en la Revista “Humor”.

Continúe leyendo

DANIEL HADAD: EL REGRESO DEL PERIODISTA Y EMPRESARIO DE MEDIOS

Porteño, nacido de una familia de clase media baja del límite de Flores-Floresta, su abuelo era vendedor de botones. Lo conocí cuando leía en los años ochenta, la Revista “Somos”, un brillante medio gráfico que pertenecía a Editorial Atlántida. De Hadad recuerdo grandes reportajes, sobre todo, su viaje como corresponsal al territorio tomado por la contrainsurgencia antisandinista, la llamada “contra”, aquel ejército de rebeldes guerrilleros financiados por Washington para desgastar y derrocar al gobierno sandinista, emergido de la revolución nicaragüense de julio de 1979. Luego vendrían los inolvidables años noventa, en los que Hadad sedujo al entonces Presidente Carlos Menem, como tantos otros liberales argentinos y se generó allí una sólida relación que abarcó el plano empresario, no sólo periodístico. Hadad se convertiría en uno de los periodistas favoritos del menemismo, esto le acarreó conflictos con su compañero de programa, Marcelo Longobardi (hoy Radio Mitre), de una visión también liberal pero más republicana y entonces, pronto incursionaría en el negocio de los medios, como un empresario más.

Hadad siempre fue un realista pragmático, poco amigable con los Cavallo (enfrentado a Menem) pero sobre todo a los republicanos puros, al estilo de Lilita Carrió, también una feroz crítica del menemato, por su gran corrupción. Tras un período de bajo perfil con la Alianza (1999-2001), se convirtió en un emprendedor millonario, aunque sus negocios florecerían recién paradójicamente con el kirchnerismo: Radio 10, la FM Mega, C5N y el portal de noticias Infobae. Esta expansión también le depararía conflictos con el gobierno inaugurado en 2003. Se vería obligado a vender las acciones de cada una de sus criaturas, excepto Infobae. Hoy, con los empresarios “bendecidos” por el kirchnerismo en retirada o al borde de la cárcel, se habla de su renovado interés en recuperar las empresas perdidas.

Continúe leyendo

ANDRES PERCIVALE: OTRO PERIODISMO

En algún momento de mi vida, cuando estaba en cuarto año del secundario, en el Colegio Sagrado Corazón de Rosario, dudé acerca de seguir la carrera de Periodismo en la UNLP. Una experiencia como pasante en febrero de 1982, en el desaparecido Diario “La Tribuna” en Rosario, me terminó por desalentar pero me parece oportuno recordar las razones por las que me había entusiasmado durante mi adolescencia por dicha carrera.

Desde pequeño, había crecido viendo en la televisión, las notas periodísticas de un joven, un tal Andrés Percivale en Canal 13, como corresponsal de guerra en la guerra de Vietnam. Varios años más tarde, conduciría el noticiero del mismo canal. Tanto Percivale como su compañera de viajes, Mónica Mihanovich (luego Cahen D´Anvers), con su exitoso programa nocturno, llamado “Mónica Presenta”, recorriendo el mundo, me inspiraban al ver cronistas que hablaban un perfecto inglés y hasta el idioma francés, permitiéndonos conocer otras realidades e historias de vida. Desde este rincón tan lejano del mundo, periodistas de semejante talla podían influir sobre mi cabeza inquieta y voladora, así como seguramente el de muchos más. En ellos, había audacia pero sobre todo, una enorme riqueza de contenido cultural.

Continúe leyendo