A CUATRO DECADAS DE LA TERCERA OLA DEMOCRATIZADORA GLOBAL

Siendo la primera ola mundial de democratización, la registrada en Alemania, Italia y Japón en 1945, a partir de la derrota del nazismo y fascismo; la segunda a partir de la caída del autoritarismo en Europa meridional (España, Portugal y Grecia) a mediados y fines de los años setenta, y tal vez, como subproducto de la anterior, la de los ochenta en América Latina, empezando por Brasil, Argentina y Uruguay, la UTDT junto a la SAAP tuvieron el buen tino de organizar una doble jornada recordando tales transiciones a la democracia.

Por una desgracia personal, no había podido asistir al Congreso Mundial de Ciencia Política, a diferencia de 1991 y 2009, pero esta vez, aproveché la ocasión para estar primero online y luego, personalmente, en tal evento. Figuras de la talla de Scott Mainwaring, Adam Przeworski, Jennifer Cyr más los argentinos Aníbal Pérez Liñán, Juan Carlos Torre, Carlos Gervasoni, Juan Manuel Abal Medina y tantos otros comparativistas, pudieron hacer sus balances de tal proceso que abrigó enormes expectativas en su momento, las mismas que hoy parecen naufragar.

Aquí, las fotos del Congreso.

El evidente declive de las democracias liberales, sobre todo en el Primer Mundo, así como la singular forma de vivirlas en los países andinos, el balance de las transiciones sudamericanas y el análisis de los populismos a lo Bolsonaro, Trump y por qué no Milei, concentraron la atención de los disertantes y espectadores.

RENACIMIENTO PERONISTA: ALIVIO Y ESPERANZA

Fueron dos meses realmente estresantes. Desde las PASO que catapultaro a Milei a un lugar de privilegio impensado hasta para propios, pasando por la incertidumbre de saber primero, si habría triunfo en primera vuelta y segundo, ballotage y entre quiénes, hasta el ansiado domingo 22 de octubre, en que llegó la hora de la verdad de las urnas. Al poco tiempo del cierre del escrutinio, se constató que había votado algo más de gente que en agosto y que Massa, contra todos los pronósticos, lideraba la votación, con 7 (siete) puntos de ventaja sobre Milei, dejando así relegada a la cambiemita Bullrich, cuyo espacio quedaba afuera del ballotage por primera vez desde 2015.

El velorio pero sobre todo, el shock, se apoderó de los bunkers no peronistas.  Unos (los libertarios) creían que ganaban en primera vuelta. Los otros, los “amarillos”, que quedaban primeros o segundos, jamás terceros, al borde de su implosión. Pero sobre todo, la sorpresa de ver cómo el peronismo se había reconstruido de sus cenizas y cómo había ganado hasta en lugares como Lomas de Zamora, donde un caso emblemático de corrupción ni siquiera rozó dañarlo. Ello sumado a que ningún indicador macroeconómico, incluyendo devaluación post PASO, había mejorado: por el contrario, el deterioro de todas las variables fue completo. Cómo entender en ese contexto adverso, tal apoyo de casi 9 millones de argentinos.

Es que el miedo a las promesas de Milei operó de modo transversal sobre toda la población. La presencia de Massa poniéndose al hombro la campaña, más haberse diferenciado de CFK y Alberto Fernández, también le imprimió la cuota de liderazgo necesaria para emprender una campaña en la que no creían ni los propios, podía revertirse. Finalmente, un enorme número de votantes que descree de toda regeneración ética que se desvincule de la gestión. La experiencia macrista fue tan lesiva para los intereses populares que al igual que el alfonsinismo, desmotiva ya toda creencia en la posibilidad de desligar management de moral pública. Por último, la credibilidad de Massa en torno a generar una propuesta de unidad nacional, que entierre toda grieta absurda, con la que se mal-entretuvo a la opinión pública durante casi dos décadas, pesó como nunca antes.

Quedan ahora semanas para consolidar el resultado o alterarlo en el ballotage. No siendo los votos trasladables de un sector a otro, no sabiendo tampoco si los ausentes concurrirán a votar o si habrá nuevos, desmotivados con las dos opciones que sobrevivieron,  Massa parece mejor posicionado sobre todo, por el “efecto envión”, al estilo de Macri en 2015, que Milei, tan vulnerable a perder hasta lo propio como Menem cuando renunció en 2003. En este match de boxeo político, uno parece “comerse el ring” y el otro, está “groggy”, incluyendo pases de facturas entre soldados propios por errores no forzados y ausencia de una estrategia y armados políticos que siempre despreció, arriesgando pagarlo caro.

A 40 años de la gesta democratizadora de 1983, más amenazados la casta y el sistema juntos que nunca, quizás estemos ante un escenario inédito: la democracia refortalecida y un liderazgo naciente. convocante, novedoso, original, buscando iniciar una nueva era. Lunes 23 de octubre fue una jornada de alivio y esperanza colectiva aunque haya tristeza en algunas franjas especiales de la población. Pero hay razones para ilusionarse y volver a creer en nuestro país, porque es hora de puentes y ya no de grietas.

FEROZ, CLANDESTINA Y COBARDE

Así fue la respuesta de la última dictadura militar argentina (1976-1983), a la historia de la violencia argentina. Feroz, porque el Estado lo hizo con sadismo, es decir, una clara perversión moral. Clandestina, porque recurrió a la arbitrariedad, la delación, el secuestro y la tortura, siempre al margen de toda ley. Cobarde, porque atacó, en lugar de proteger, a civiles, muchos de ellos, inocentes, por ejemplo, mujeres embarazadas a punto de parir, que no tenían relación alguna con la llamada “subversión”.

Estas frases y calificativos son propias de la gran película “1985, Argentina”, recientemente estrenada y candidata al Oscar como mejor película y film extranjero, el domingo próximo en Los Angeles, protagonizada entre otros por Ricardo Darín, Peter Lanzani y el genial Norman Briski y dirigida por Santiago Mitre. Son parte del gran alegato del Fiscal Strassera, el día de la acusación contra los responsables de las Juntas Militares, en el inédito y ejemplar juicio público, tanto a nivel latinoamericano como global, el más importante post Nüremberg contra los criminales nazis.

Argentina aprendió varias lecciones de aquellos juicios. Contribuyeron a la reconstrucción del valor “justicia”, algo que sigue pendiente, aunque ya no en los términos que teníamos de ella, en los inicios de los ochenta. Fue un juicio civil, imponiéndose sobre la posibilidad de un fuero específicamente militar, por lo que implica el triunfo del sentido genuinamente democrático de impartir justicia, por encima de cualquier casta o privilegio. Fue también la cabal demostración de que aún con protagonistas de un pasado ominoso, como el propio Fiscal Strassera, ex funcionario judicial de la dictadura, como Moreno Ocampo, de familia patricia y militar, pero al frente de un equipo joven y sin intereses o compromisos previos, pueden encararse cambios institucionales “bisagra”, especialmente cuando un país todo pretende dejar atrás una historia de pesadilla regada con sangre.

La película, sin ser brillante, tiene sus dosis de emotividad elevada, combinada con un buen guión y una apropiada documentación, recordándome en lo personal, uno de los mejores años de aquella hermosa década que fueron los ochenta, musicalizada de manera acorde a ello.

ITALIA: CONTRA LA DEMOCRACIA O EUROPA?

Quedará para el análisis de la Política Comparada, si la nueva candidata a Premier italiana, Giorgia Meloni, es una versión 2022 de Alesandra Mussolini, nieta del “Duce“, sobrina de la actriz Sophia Loren, europarlamentaria y una de las fundadoras del Movimiento Social Italiano (MSI) que luego de su irrupción en los años ochenta, se reciclara en la “Alianza Nacional” de Gianfranco Fini. Como será objeto de discusión si el perfil de Meloni, es antiglobalista o contraria a la tan mentada Agenda 2030 o, si inaugurará un período histórico bisagra contra la cultura postmoderna y uno de sus gran íconos, el feminismo.

Quizás, en función de la guerra de Ucrania, interese más si la nueva líder italiana, decide rever la política exterior italiana en el seno de la Unión Europea, siendo que parte de su coalición con Matteo Salvini y Silvio Berlusconi, es de tonalidad euroescéptica y en particular, si se opone o no, a las sanciones aplicadas a la Federación Rusa desde el 24F.

Todo lo demás está sujeto a interrogantes, porque los políticos de hoy no gozan del poder total y llegan a la cumbre del gobierno, en el seno de coaliciones o alianzas que suelen ser heterogéneas, por lo que, cualquier especulación que hagamos en torno a la identidad y/o ideología de Meloni, es prematura e incierta. Además, la política en Italia está plagada de ejemplos históricos de vaivenes en las trayectorias de sus actores, sobre todo en el mundo de la derecha y/o extrema derecha.

No puede decirse lo mismo del impacto de las declaraciones de la titular de la Comisión Europea, la alemana Ursula Gertrud Von der Leyen, quien advirtió el sábado pasado a Italia respecto a las posibles medidas que tomaría la Unión Europea en caso de que Italia votara como finalmente votó, lo cual demuestra que la opinión pública italiana pudo haber reaccionado con mayor ira en contra de Bruselas, optando por Meloni.

En última instancia, dependerá pues, de Meloni y sólo de ella, que emprenda un camino u otro. Una vez más, todo podrá medirse o evaluarse en términos de su propio liderazgo.

ALVARO ALSOGARAY (HIJO): LA HISTORIA DE LA UCEDE

La evolución histórica de la Argentina está ligada indisolublemente a la del liberalismo. Como tradición, como doctrina o, recientemente, como identidad, ha ocupado un lugar central en la construcción institucional del país moderno, en la segunda mitad del siglo XIX hasta aproximadamente 1930.

Luego, el giro ideológico que tuvo la clase dirigente del país, del que ya nos hemos ocupado antes, nos condujo inexorablemente a un derrotero de decadencia y frustración que ya dura varias décadas. De modo paradojal, la pandemia ha reinstalado un enorme entusiasmo de la juventud por las ideas liberales, que tal vez, estén ligadas mejor que otras -o no-, al éxito del país, por lo que, de triunfar electoralmente en los próximos años, podrán augurarle un destino más venturoso, torciendo aquel rumbo.

Hubo un antecedente de esta tendencia, hace 3 décadas: el fenómeno de la UCEDE, partido político de centro-derecha liberal, liderado por el Ingeniero Alvaro Alsogaray (diputado nacional), cuyo hijo Alvaro Luis, hoy nos pudo entregar su testimonio de aquellos grandes momentos de la agrupación partidaria, que llegó a influir en el programa de gobierno, parcialmente aplicado por Carlos Saúl Menem.

Las generaciones jóvenes de la actualidad, entusiasmados por el fenómeno de Javier Milei, debieran conocer este “relato” para de esta manera, recoger aquella tradición, aprender de los errores del pasado y por qué no, intentar aplicarla con éxito en un futuro cercano.

37 AÑOS DE DEMOCRACIA ARGENTINA: ALGO PARA CELEBRAR?

No mucho porque la foto del momento es patética. La semana que acaba, nos dejó al peronismo bifronte al desnudo: con la carta de la Vicepresidenta CFK “respaldando” al Presidente Fernández (perdón?) y pidiendo negociar (perdón? bis) con -no se sabe bien- quién; el desalojo de Guernica en manos de piqueteros de izquierda subsidiados por el gobierno, pero reprimidos por parte de Berni, que forma parte de la misma coalición gobernante; la expulsión de los ocupantes -también paragubernamentales en este caso, a cargo del delegado papal Juan Grabois- de otro campo, el de la familia Etchevehere, azuzada por una interna entre hermanos, por parte de la policía entrerriana y, como si esto fuera poco, la baja artificial del dólar “blue” con la venta de dólares a futuro, o sea, un típico seguro de cambio que pagará más tarde o más temprano, toda la población argentina, aún la que como decía Perón, “jamás vio un dólar”.

De este peronismo dividido por el propio “fuego amigo”, que gobierna o simula gobernar sobre este Titanic a la deriva que es la Argentina, al borde de una hiperinflación y un caos en materia de gobernabilidad, pasamos al radicalismo que quiere reconstruir un polo alternativo, a la manera de lo que fue “Juntos por el Cambio” y antes “Cambiemos”, que no cambió nada y en todo caso, nos retrotrajo al pasado reciente más oscuro (2003-2105). El problema es que tanto ésta como la del oficialismo, parecen querer recrear adentro, una alternativa socialdemócrata con Rodríguez Larreta, Vidal, Carrió y Lousteau, pero con el republicano liberal López Murphy adentro, como si intentaran recrear (sic) los infelices años ochenta, dado el enorme desencanto que produjeron. Todo un síntoma de un tiempo que se niega a desaparecer como fueron los setenta para buena parte de la elite kirchnerista, que usó y abusó de esa iconografía falsa de la rebeldía de aquellos “jóvenes idealistas”.

La izquierda parece resucitar y vuelve a salir a las calles y hasta propone huelgas en el seno de las Universidades, donde estaba durmiendo el sueño de los débiles o aletargados, algo que avergonzaría hasta el mismísimo “Che Guevara”.

Finalmente, la centroderecha que se había apartado a los medios y sólo había apoyado con votos, el fantasioso experimento macrista, descubrió con la aparición de Javier Milei que la posibilidad de un déjà vu de los años ochenta, en la gloria del Capitán Ingeniero Don Alvaro Alsogaray y su nave insignia -la UCEDE- es factible, para volver a erguir este país moribundo.

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CON LA “L” DE LIBERTAD

Ayer vía las redes sociales, sin apoyo partidario de ningún tipo, un grupo de ciudadanos, sobre todo, mujeres y jóvenes, más algunos adultos, organizamos la tercera marcha en tres meses, en la ciudad cordobesa de Villa María. Fue menor en cuantía que las dos anteriores, sobre todo, la del 17 de agosto, pero ello guarda relación con el notorio esquive de los partidos opositores y sus concejales y el mayor temor de la población, ante el enésimo brote de contagios, aunque también por qué no, el relax en la costanera, de muchísimos vecinos, aprovechando el bonito día soleado. La marcha se dio en un contexto de protestas masivas en todo el país, que también fueron menores a las anteriores. Un día antes, el viernes, el Presidente Fernández, con su voz en off, grabó un mensaje extendiendo la cuarentena hasta el 11 de octubre, sin ya siquiera argumentar porque claramente, no puede esgrimir defensa científica alguna en pos de la extensión arbitraria.

La democracia está agonizando en la Argentina pero desde hace rato, nunca fue demasiado vital en las Provincias y mucho menos en ciudades y pueblos, como lo demostró en más de una ocasión, el politólogo Carlos Gervasoni. Los extremos de las Formosa, Chaco, Tucumán, Santa Cruz o La Pampa todos los conocemos, pero los de cientos de localidades del interior, mucho menos, donde prevalecen autoritarismos de todo cuño, con reelecciones indefinidas de intendentes, Concejos Deliberantes adictos, periodistas oficialistas o militantes, empresarios amigos del poder y sociedades civiles acalladas, pasivas o dóciles. Es mucho más difícil ser opositor a nivel local, donde las maquinarias clientelares, de compra de votos y voluntades, con empleados públicos obligados a trabajar como fiscales, los días de comicios y hasta los taxistas están al servicio del poder, so pena de perder el permiso municipal de circulación, todos los cuales son los mecanismos perversos de mantenimiento en el poder político y por qué, no el trampolín para cargos nacionales o provinciales. Los votos, como en la actual Bielorrusia, no cuentan, porque encubren una farsa, una mascarada democrática.

Esto explica que aún en ciudades cordobesas como Villa María, Río Cuarto, Leones, Villa General Belgrano o santafesinas como Venado Tuerto, Rafaela y tantas otras, donde la actividad agropecuaria, la más productiva y eficiente del país, es fuerte y dinámica, la oligarquía partidaria (radical, peronista o de partidos provinciales) se mantiene incólume en el poder, a través de caudillos o “delfines”, cuando no, desleales con los primeros.

Villa María dio ayer otro botón de muestra. La ausencia llamativa de la oposición sistémica o institucionalizada, es un testimonio de la comodidad con la que los concejales radicales y de Juntos por el Cambio, se mueven, aludiendo la necesidad de no apoyar radicalizaciones o evasiones del diálogo. Luego, claro, ello explica la orfandad en la que transita la oposición callejera que apenas, encuentre un líder, si se lo propone, podrá reemplazarlos sin más trámite.

Esta orfandad permitió que por la noche, un periodista militante oficialista, ex compañero mío en la UNVM, trabajando en UNITEVE, el canal de TV del Alto Centro de Estudios, encabezando un programa que contaba con financiamiento privado hace más de una década y ahora está virtualmente estatizado, como casi  todo en la Argentina post 2011, fomentara en su red personal de Facebook, un “escrache” al más puro estilo nazi-fascista, contra nosotros, los organizadores de la marcha, motivando acusaciones y descalificaciones de todo tipo, como “anticuarentena”, ”irresponsables”, “egoístas”, etc. Esto hizo mella moral en los más jóvenes que no están habituados a semejante escarnio público, con lo cual, el poder claramente logró su objetivo por esta vía perversa y maniqueísta, de amedrentar y atemorizar más aún a la población. Por supuesto, este mecanismo opera de manera selectiva, porque encubre o relativiza otras acciones como la del Intendente elegido en junio de 2019, hoy, de licencia permanente por ocupar un cargo nacional, situación institucional a todas luces anómala, irregular, viciada de nulidad constitucional, ante lo cual estos pseudoperiodistas eligen callar.

Pero lo más interesante es el repertorio variopinto de acusaciones morales que se nos formularon, que ponen en tela de juicio el atributo de la solidaridad de unos enfrentado al egoísmo de otros. Porque aún desconociendo la naturaleza humana de quienes protestamos -y no por ser “anticuarentena” per se o “contagiadores seriales”-, también tengo el derecho a poner en duda si quienes “se quedan en casa” y vociferan en las redes contra quienes marchamos, no son precisamente ellos los egoístas, al especular con que no salir, lo cual les garantiza evitarse la cama de internación por la que pelearían encarnizadamente por lo que se ve, en función de la virulencia de sus ataques en las redes. En todo caso, esa actitud especulativa, racional in extremis, los hace proyectar en los demás, vicios o conductas no solidarias, que a ellos sí los caracteriza y no necesariamente a nosotros, que valoramos con otras escalas morales, aunque prefiramos un perfil bajo de nuestras acciones.

Dejo para el final, las fotos de la discordia y sin duda, el símbolo de la Libertad, la “L” con los dedos de la mano, ese gesto que tanto molesta hoy, cuando está más en peligro que nunca, en nombre del cuidado sanitario de todos y todas. Les incomoda a quienes usufructúan el poder, pero sobre todo, a sus lacayos y genuflexos que no trepidan en envidiar o molestarles en su espejo, a nosotros, quienes salimos a defenderla o reconquistarla.

No sin dejar de resaltar que en un país, con una sociedad con la guardia moral baja, desanimada, decepcionada, frustrada, que no hace más que acobardarla, la batalla cultural, racional que los muchos argentinos  creen que hay que revertir, además de ser insuficiente, ha sido y es ineficaz,  porque en la vereda de enfrente seguirá existiendo esa maquinaria gubernamental adoctrinadora y manipuladora de las masas. Hay que sumarle liderazgo y calle como lo hicimos el sábado porque de lo contrario, el poder estatista, permanecerá en el tiempo y con ello, perpetuará la decadencia nacional.

LA DEMOCRACIA EN EL SIGLO XXI

Anoche, participé en un webinar de Ideas & Exchange, una organización global que promueve debates online sobre temáticas de interés. Fue muy interesante y entre otras cuestiones, el 70 % de los panelistas, estuvimos de acuerdo en que la democracia sobrevivirá en este siglo , a pesar de que la pandemia del Covid-19, el éxito del modelo chino, el Brexit y el populismo a lo Trump, parecen estar acosando y cuestionándola.