A CUATRO DECADAS DE LA TERCERA OLA DEMOCRATIZADORA GLOBAL

Siendo la primera ola mundial de democratización, la registrada en Alemania, Italia y Japón en 1945, a partir de la derrota del nazismo y fascismo; la segunda a partir de la caída del autoritarismo en Europa meridional (España, Portugal y Grecia) a mediados y fines de los años setenta, y tal vez, como subproducto de la anterior, la de los ochenta en América Latina, empezando por Brasil, Argentina y Uruguay, la UTDT junto a la SAAP tuvieron el buen tino de organizar una doble jornada recordando tales transiciones a la democracia.

Por una desgracia personal, no había podido asistir al Congreso Mundial de Ciencia Política, a diferencia de 1991 y 2009, pero esta vez, aproveché la ocasión para estar primero online y luego, personalmente, en tal evento. Figuras de la talla de Scott Mainwaring, Adam Przeworski, Jennifer Cyr más los argentinos Aníbal Pérez Liñán, Juan Carlos Torre, Carlos Gervasoni, Juan Manuel Abal Medina y tantos otros comparativistas, pudieron hacer sus balances de tal proceso que abrigó enormes expectativas en su momento, las mismas que hoy parecen naufragar.

Aquí, las fotos del Congreso.

El evidente declive de las democracias liberales, sobre todo en el Primer Mundo, así como la singular forma de vivirlas en los países andinos, el balance de las transiciones sudamericanas y el análisis de los populismos a lo Bolsonaro, Trump y por qué no Milei, concentraron la atención de los disertantes y espectadores.

EL RECUERDO DE RAUL ALFONSIN

Un 31 de marzo de 2009, moría Raúl Ricardo Alfonsín, abogado pacifista y de derechos humanos (DDHH), gran caudillo radical y lo más importante, ex Presidente de la Argentina entre 1983 y 1989, es decir, el primer mandatario de la restauración democrática en el país, tras 5 décadas de una espiral  de inestabilidad institucional, signada por golpes militares, gobiernos constitucionales débiles y violencia política.

En un análisis histórico, puede recordarse que Alfonsín tiene su lugar ganado en el altar republicano, por haber sido el primer político no peronista -y el primer radical-, en derrotar al peronismo en elecciones libres, imparciales y justas. Fue el último político argentino en generar actos populares masivos como el del Obelisco en Buenos Aires y numerosas ciudades y capitales del país. Nunca más, cientos de miles y hasta millones de argentinos se agolparon en calles, avenidas y estadios para escuchar el discurso de un dirigente partidario. Alfonsín marcó una era en la que la motivación, el entusiasmo, la adhesión y militancia política, sobre todo, de los más jóvenes, escaló a niveles inéditos, sin ninguna moneda a cambio. Más allá de que la restauración democrática post 1983, haya sido producto de la derrota en Malvinas y no de un cambio generacional interno, aquel boom de participación desinteresada en jóvenes jamás socializados en democracia, es un factor llamativo y paradójico sobre el que nunca se indagó de manera profunda, pudiendo tal vez, si se hiciera, derribar algunos mitos científicos.

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