1) La entrevista que me hiciera Semión Sénderov de RT En Español acerca de un tema tan crucial para el presente y el futuro mundial como el peligro del supremacismo racial en el mundo.
2) Esta es la nota que me formulara Alejandra Patrone, de Sputnik Mundo, para el programa “Telescopio”, acerca de los escenarios de la guerra de Ucrania.
El mundo occidental-cristiano y el islámico siempre estuvieron en estrecho contacto, quizás más que respecto a otras civilizaciones religiosas. La “guerra contra el terrorismo”, en especial la que detonara a partir del 11S en 2001, hizo que tales contactos sean percibidos como inevitable tensión o conflicto aunque no siempre en la historia, fue así. También aquel hecho pareció significar para muchos, “el regreso de la religión” como fuerza irracional al ámbito de las RRII, pero tampoco ello tiene asidero: la religión siempre estuvo presente en la política internacional pero el relato histórico sólo visibilizó a los Estados modernos y cristianos secularizados, excluyendo adrede a actores estatales o imperiales no cristianos, como el Imperio Turco-Otomano, creado en 1299.
Tanto la “guerra contra el terrorismo” generando expectativas de conflicto inexorable como el supuesto “regreso de la religión” que plantea un choque inevitable entre la racionalidad occidental y la “barbarie” oriental, crean un marco discursivo propicio para una relación exclusiva amigo-enemigo, en clave agonística.
Los primeros, mayoritariamente españoles y alemanes, comandados por el Conde belga Nicolás de Salm, cuyo corazón está enterrado en la Iglesia Votiva de la actual capital austríaca, en reconocimiento por su labor abnegada y valiente al frente de las tropas antiislamistas.
En 1532, se produjo el segundo ataque turco, que ya involucró mayor cantidad de tropas musulmanas pero también implicó el propio involucramiento personal-militar del joven Emperador Carlos V – I de Habsburgo o Austria-.
En la actual Viena, no obstante que ya no existe ningún amurallamiento que recuerde aquellas batallas, sobreviven apenas vestigios particularmente en lo que hace a los restos físicos de dichos héroes pero sobre todo, cierto capital simbólico de tal divisoria.
En ese sentido, desde el ámbito teórico, Samuel P. Huntington a inicios de los noventa, ha explicado cómo por Viena, cruza exactamente una suerte de línea de fractura civilizatoria, que divide ambos mundos, el cristiano, hacia el oeste y el musulmán, hacia el este.
Esa línea de fractura no obra en la actualidad, como bisagra conflictiva. De hecho, en el siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial y el derrumbe del Imperio Turco-Otomano, que había coexistido pacíficamente con su similar, el Austro-Húngaro hasta aquel hecho sangriento, en los años sesenta, fue importante la emigración turca,fomentada adrede por los Estados alemán occidental y austríaco, respectivamente, para reequilibrar el drenaje masculino, ocasionado por la II Guerra Mundial.
En principio, los iguala la globalización y por lo pronto, la fecha de elecciones (en noviembre). Luego, hay varias distinciones. No sólo que el segundo está poblado originariamente por germanos (campesinos y conservadores) mientras el primero, por mestizos, aunque ambos tuvieron grandes oleadas de inmigrantes cuando mejor les fue: Austria, ahora, desarrollada, con un generoso Estado Benefactor, miembro de la #UE y la #OTAN, atractiva para sirios, afganos, kurdos, iraníes, balcánicos, africanos, etc.; Argentina, en la segunda mitad del siglo XIX, cuando recibió el récord de 6 millones de inmigrantes, preferentemente europeos.
Hay otras singularidades, a pesar de que te podés encontrar en el bus, una joven argentina, mendocina, tatuada, con su pelo teñido de violeta. que hace más de un año, deambula por Austria, eso sí, acompañada por un valenciano, estudiando Anatomía Patológica (Medicina) y ahora intentando entrar en Ingeniería, aunque antes debe rendir el nivel básico de alemán. Argentina es en grande, como esa joven. Está perdida, sin brújula. Austria es ordenada, organizada, todo funciona, no hay ruidos en su capital (Viena), excepto alguna ambulancia, autobomba o coche policial persiguiendo drogadictos en la costa baja de los canales del #Danubio (Donau).
En este país de Europa Central, lindero y tan afín a esa primera potencia europea (Alemania), los políticos no son profesionales: tienen vocación de servicio, están encuadrados ideológica y partidariamente -hay disciplina en tal sentido-, sujetos a códigos especiales y como no deben vivir de la política, o del #Estado, o del dinero de los contribuyentes, las propias empresas, sobre todo, las de seguros, los emplean. Sí, aquí los políticos se dedican a vender seguros: no entran a los directorios de las compañías para hacer lobbying en favor de sus intereses.
Respecto a temas de la agenda política, en vísperas de elecciones, el gran problema de los últimos años, es que han proliferado las ayudas a los refugiados e inmigrantes iraquíes, afganos y sirios -los más cultos de todos, igual que los iraníes-, con sólo llenar formularios y obligarse a aprender el alemán. Ello ha despertado inquietud y rechazo por parte de la población austríaca autóctona pero también de los inmigrantes de los ochenta y noventa, quienes han pagado ya un “enorme derecho de piso”, razón por la cual se enrolan en las filas del #FPÖ (Partido de la #Libertad), el viejo partido de Jörg #Haider, uno de los primeros dirigentes derechistas que tuvo #Europa, trágicamente desaparecido en 2008, tras haber sido gobernador del Estado de #Carintia (vecino a #Eslovenia).
Tuvimos la suerte de asistir a uno de los primeros actos políticos del #FPÖ (Partido de la #Libertad), agrupación de derecha conservadora-liberal, tercera fuerza nacional detrás de los socialistas y la coalición gobernante democristiana (conservadora-popular)-ecologista (izquierda actual). Fue en un distrito alejado de la ciudad de Viena, el 22, llamado Donaustadt -donde naciera el gran futbolista austríaco (negro) David Alaba-, pero el tercero más importante por su nivel de ingresos. En un bar al aire libre, con la sombra de los árboles, en lugar de choripán y una Coca Cola, les daban a los asistentes, casi todos, de mediana edad, blancos nativos y canosos, la tradicional salchicha (picante, para mi gusto), en un pebete vienés y un jugo de manzana.
Los discursos de Angela Schütz -la nieta del gran sociólogo austríaco Alfred Schütz, discípulo de la Fenomenología de Hüsserl y ex compañero de estudios de Mises y Hayek- y el candidato a concejal Maximilian Krauss, incitaban a los aplausos de los presentes, sobre todo, cuando se proponía pagarles boleto de regreso a los últimos inmigrantes. Conste que este acto se desarrolló unos días antes de la caída de Kabul, capital de Afganistán, lo cual podría generar otra oleada humanitaria hacia estas tierras, de la magnitud que tuvieron los austríacos con la guerra de Balcanes en los noventa y la crisis siria en 2015.
Qué objeta particularmente -y con alguna razón- la derecha austríaca en relación a los refugiados? Que por ejemplo, los refugiados provenientes de Afganistán son trasladados en helicópteros o aviones de la Fuerza Aérea Austríaca, financiados con el dinero de los contribuyentes austríacos. Allí nace una segunda objeción: “quien abandona su hogar para estar cómodo en nuestro Seguro Social no necesita protección, sobre todo si luego visita su país para irse de vacaciones a casa”. Agrego yo, en función del carácter gregario o colectivista de sus entornos familiares, hasta son portadores irresponsables del virus Covid-19, cada vez que van y vienen de sus tierras natales, por ejemplo, los balcánicos.
Esta vez, la frase shakespereana no se aplica a Dinamarca, sino al rincón de los Balcanes en pleno corazón de Europa, que hace 20 años vivió una guerra horrorosa, la antepenúltima, antes de Georgia (2008) y Ucrania (2014-hasta la actualidad). Cabe aclarar que ese conflicto fue el tercero que asoló la zona en apenas 90 años, si incluimos en la nefasta cronología, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) -cuyo epicentro inicial fue justamente la Península- y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Pero hacia atrás y pensando en el siglo XIX, cuando lo atravesó bajo la éjida del Imperio Austro-Húngaro, la zona también vivió otras guerras.
Esto significa que la experiencia de horror, sufrimiento, dolor, crueldad, incomprensión, aislamiento, egoísmo puro, etc., es decir, un cúmulo de sentimientos negativos que afectan a largo plazo el tejido social, se generalizó y perduró a través de generaciones enteras, de modo comparable tal vez, a otras regiones en el mundo, como Medio Oriente.
Lo paradójico es que al mismo tiempo que esto ocurría, esta Península europea meridional, en el límite con otras civilizaciones no occidentales (eslava y musulmana) era el refugio de gran cantidad de minorías étnicas, linguísticas y religiosas que precisamente, empezaron a convivir, algunas desede más temprano, otras, desde más tarde en el tiempo, alternando fases de fraternidad y odio, que cada tanto, eclosionaron. Esa mixtura cultural hizo que al lado de la tristeza, aflorara, otras sensaciones como la alegría, la creatividad, todo en máximas dosis, de tal modo, de opacar aquello negativo, permitiéndole sobrevivir a aquella humanidad balcánica lo mejor que se pudiera. La forma desenfrenada de vivir el dolor y la felicidad (“beber, bailar y fornicar”), siempre “en familia”, es una particularidad de los balcánicos, que en algunos aspectos, se asemejan a la cultura italiana o española, pero también a la oriental, como las del norte de Africa o al Asia sudoccidental.
El cine, una vez más, ha reflejado esta idiosincracia. Las películas del bosnio, hoy nacionalizado serbio, multifacético, director de cine y músico, Emir (rebautizado “Nemanja”) Kusturica, gran admirador de la nación argentina, su ícono futbolístico Diego Maradona y el tango, son testimoniales de esa bomba de pasiones en exceso que representa lo balcánico, sin siquiera animándose a tomar partido por algún bando, como suele hacer “Occidente” al “demonizar” por ejemplo, a los serbios (cristianos ortodoxos). Porque para Kusturica, como para el reciente Premio Nobel de Literatura, de origen esloveno, el austríaco Peter Handke, los serbios “no son tan malos” ni los demás (los católicos croatas, ex ustachas o pronazis, los bosnios y albano-kosovares islamistas, los macedonios, montenegrinos y eslovenos), tan angelicales, en un contexto donde ha prevalecido tanto la integración (gran cantidad de matrimonios y vecindarios interétnicos) como la fragmentación (deslealtades, traciones, delaciones, “limpiezas” étnicas).
Es que no sólo que no se puede hablar, excepto tal vez de la eslovena, de la “comunidad croata”, la “comunidad serbia”, la “comunidad bosnia”, la “comunidad montenegrina”, la “comunidad macedonia” y mucho menos de la “comunidad kosovar”, porque en todas hay otras minorías de las mencionadas yuxtapuestas, sino que además, han habido -y hay- serbios que lucharon contra el despotismo oportunista del ex Presidente yugoslavo -y serbio- Slobodan Milosevic (1989-2000); croatas que no son pronazis ni negadores del “Holocausto”; eslovenos que se sienten apoyados pero también traicionados por los croatas, kosovares que no consideran enemigos a los serbios y así sucesivamente, tal como lo demuestran los artistas e intelectuales nombrados.
Tanto en “Underground” (1995), donde Kusturica explica de modo tan fantástico como surrealista, 5 décadas de historia balcánica, desde 1941 -la invasión nazi- pasando por el período “yugoslavo” del Mariscal Tito, asemejándolo a la “alegoría de la caverna” de Platón para finalizar con la guerra de 1991-1999, como en “La vida es un milagro” (2004), entre otros filmes, hay un intento de describir una realidad paralela, donde el mundo privado (saciador) parece alejarse del público (insoportable), en el que se puede delatar, traicionar, secuestrar, violar y matar, aún al hermano, al amigo o la amante. Todo ello, en un contexto de verdadera locura -o no-.
Hoy, si bien Eslovenia y Croacia están en la Unión Europea, desde 2004 y 2013, respectivamente, no por ello, atraviesan situaciones de holgura económica, ni patrones de bienestar social ni siquiera semejantes al del norte de Europa o países escandinavos. Muy por el contrario, incluso normativamente, su acceso al “club europeo” no estuvo exento de dificultades y debates, además de que aún entre ellos, mantienen fronteras y migraciones, impidiendo lo que es norma en el resto del territorio europeo: la libre circulación de personas, porque a Croacia no le permiten adherir al régimen de Schengen. Para colmo, los rodean vecinos que están en una situación mucho peor: hay situaciones de Estados fallidos o inestabilidad política crónica, cuando menos en Montenegro, Macedonia y Kosovo. La globalización llegó para quedarse allí pero en forma de tráfico ilegal de armas, drogas y personas, con volúmenes de dinero sucio con el que se financia a los políticos oportunistas que explotan el nacionalismo delirante (la “Gran Albania” o la “Gran Serbia”), mientras se vive un colosal drama humanitario: a los chicos huérfanos de la guerra de hace 20 años, crecidos sin amor alguno, en orfanatos, hay que sumarles los que ahora vienen de tierras lejanas como afganos, sirios, iraquíes, yazidíes, libios, kurdos, etc.
Aquí se puede ver buena parte de la ciudad embanderada, típico de una ambiente festivo. Pero claro, ese mismo día, en la frontera serbia, la ceremonia no tiene nada de alegría sino muy por el contrario, se recuerda ese día, en honor a los muertos en combate. Al poco tiempo de caminar en busca de un supermercado abierto, tarea infructuosa, la respuesta verbal cortante y hasta agresiva de un veterano croata a la pregunta ingenua de un turista. me hizo recordar que estábamos en un territorio donde las heridas no cicatrizan y la violencia se respira en el aire.
Vamos a ver las fotos de la histórica ciudad de Zagreb (900.000 a 1,1 millones de habitantes), con sus numerosos templos católicos, mercados o ferias, bares, edificios premodernos, escuelas confesionales, teatros y parques.
Como se ve en estas imágenes, Croacia también tiene un importante campesinado, cuya producción luego se vende en las ciudades como Zagreb. Muchos habitan en pequeñas aldeas, entre las montañas, con sus casas precarias, rodeadas de gallineros y dedicados a la cría de cabras. Es habitual observar en dichos hogares, pequeños altares dedicados a la Virgen o santos diversos. Tal fisonomía permite aventurar la naturaleza convervadora de dichas poblaciones. “En la Vía Láctea” (2016), otra película que protagoniza el propio Kusturica, pero acompañado por la escultural italiana Mónica Bellucci, puede comprobarse esta mirada sociológica de la zona rural croata.
Vamos descubriendo muchos turistas con marcado acento español a medida que caminamos y claro, la afinidad religiosa pareciera ser una clave para entender tal presencia, porque los vemos sobre todo, visitando las iglesias.
Como se puede apreciar aquí, algunas fachadas, de casas relativamente cercanas al centro “moderno” se hallan en pésimo estado.
Continuamos nuestro camino hacia la parte alta de la ciudad.
El fútbol está presente en más de un negocio. Ello explica la pasión por ese deporte y lo poderosos que son jugándolo, considerando el antecedente de la ex Yugoslavia que batalló contra Argentina en el Mundial de 1990 en Italia, mientras la vieja federación empezaba a desangrarse y los buenos equipos de Croacia en Francia 1998 y el año pasado, en la propia Rusia 2018. Ni hablar del tenis, donde los croatas también se han lucido: con jugadores como Goran Ivanisevic –reciente coach del campeonísimo serbio Novak Djokovic– y el “pelado” Iván Ljubicic, bosnio nacionalizado croata, actual entrenador del genial Roger Federer pero que como singlista, hacía batallar en demasía a nuestro cordobés David Nalbandián a comienzos de los 2000 y hoy, Marin Cilic, todos ganadores de la Copa Davis, en sus ediciones 2005 y 2018, ambas como visitante en Bratislava (Eslovaquia) y Lille (Francia), respectivamente y, -subcampeones nuestros en 2016, precisamente en Zagreb-.
El periplo prosigue por barrios más alejados del centro aunque allí también veremos al pintoresco tranvía en sus últimos tramos, cuando no, algún exótico dragón postmoderno (“arte contemporáneo”) en algún patio de casa de clase alta o media-alta o simpáticos carteles advirtiendo de la presencia de perros guardianes.
Con banderas y más banderas. Nacionalismo croata y religión católica. Hay demasiado conservadorismo por aquellas tierras, donde los nazis fueron recibidos como héroes en 1941 y como queda dicho, numerosos turistas son españoles. Alguna coincidencia histórica o cultural, tal vez? Recordemos que también hubo argentinos enrolados como voluntarios en la guerra contra los serbios y hasta un par de muertos. La diáspora croata en el mundo ayudó muchísimo a disimular la asimetría militar entre las fuerzas croats y serbias en el conflicto.
Penúltima etapa del paseo.
Ahora sí, terminando, en la parte antigua de la ciudad, que coincide con la más alta. Allí, más exactamente en el Art Park, hay un exótico túnel donde hay baños y bebedores, con una entrada difícil de imaginar como tal. Lo insólito es que también hay un “Café Argentina”.
Final. Tierra de discordia. Pónganse de acuerdo por favor, Tesla es croata o serbio? Algo dijimos al respecto hace un par de años.
No me quiero olvidar: para quienes les interesa la problemática balcánica en profundidad, nada mejor que consultar las páginas y artículos habituales de un académico español que reside desde hace años, en la Península: Miguel Rodríguez Andreu, editor de la Revista Balcanes, columnista habitual de esglobal.com e investigador de la red de especialistas dedicados a Europa Oriental, Asia Central y Rusia postsoviética llamada GEurasia.
Cuando llegamos a la Car Terminal de Berna, luego de un ameno viaje nocturno desde Milano, en un Flixbus conducido por un divertido chofer llamado Martin, junto a mi novia Ekaterina, no podíamos creer el espectáculo de una parada de buses -llamarle estación o terminal es un despropósito y una vergüenza para aquéllas en el mundo que sí lo son-.
Más nos gustó Zúrich, con su fisonomía típicamente europea central -allí residieron entre otros, Albert Einstein, Carl Jung, Richard Wagner, Thomas Mann, James Joyce, Vladimir Lenin, Tina Turner y Kimi Raikkonen- y mucho más aún, Ginebra, “la capital de la paz”, con su lago famoso, su Avenida Presidente Wilson (en honor al fundador de la Liga de las Naciones, que funcionara allí, además de los numerosos organismos de la ONU que aún alberga y la Cruz Roja Internacional) y habiendo sido el lugar de natalicio del gran filósofo iluminista Jean Jacques Rousseau -cuyo padre también era relojero-.Gran centro financiero europeo y cuna del calvinismo, Ginebra es la tercera ciudad en calidad de vida y la cuarta más cara del mundo.
-Choque de civilizaciones
-Diario de una pasión
-Doctor Zhivago
-El Conde de Montecristo (Alejandro Dumas)
-El Señor de Ballantrae (Robert Louis Stevenson)
-La sociedad abierta y sus enemigos (Karl Popper)
-Motín a bordo
-Reflexiones sobre la Revolución Francesa (Edmund Burke)
-Robinson Crusoe (Daniel Defoe)
-Shakespeare enamorado
-The Last of The Mohicans (Fenimore Cooper)
-The silence of the lambs
-The peacemaker
-Facundo: civilización y barbarie (Domingo Faustino Sarmiento)
FRASES PARA RECORDAR
– “The only thing necessary for the triumph of evil is for good men to do nothing” (EDMUND BURKE)
-“Once we accept our limits, we go beyond them” (ALBERT EINSTEIN)
– “Rien n´est plus puissant qu´une idée dont l`heure est venue” (VICTOR HUGO)
– “No hay edad para vivir un amor intenso, así como creo que el amor es lo único que importa. Todo lo demás son plumas del pavo real, modas para seducir, como cuando un tipo se compra un auto fabuloso. Y el drama es que muchas veces el asiento de al lado va vacío, o con una mujer que no le gusta. No se necesita un Porsche para que una mujer te quiera. Hasta Adam Smith tenía esto claro: la razón por la cual la gente busca la riqueza es para salir del anonimato de la masa y ser querida” (ARTURO FONTAINE TALAVERA)
– “Our patience will achieve more than our force” (EDMUND BURKE)
– “Ahora la vida es mucho más riesgosa e incierta, aunque, al mismo tiempo, mucho más entretenida. No tengo ninguna nostalgia por el mundo de nuestras abuelas, donde las mujeres se casaban y tenían siete u ocho hijos y quedaban bastante encajonadas en una vida donde había muy poca posibilidad de cambiar De vida, porque no trabajaban” (ARTURO FONTAINE TALAVERA)
– “To read without reflecting is like eat without digesting” (EDMUND BURKE)
– “Your time is limited, so don’t waste it living someone else’s life” (STEVE JOBS)
– “Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son” (ABRAHAM LINCOLN)
– “Have the courage to follow your heart ad intuition” (STEVE JOBS)
– “Al final, lo que cuenta no son los años de tu vida, sino la vida de tus años” (ABRAHAM LINCOLN)
– “Si eres neutral en situaciones de injusticia, es porque estás del lado opresor” (ARZOBISPO DESMOND TUTU)
– “Casi todas las personas son tan felices como preparan sus mentes para serlo” (ABRAHAM LINCOLN)
-“In Italy, for 30 years under the Borgias, they had warfare, terror, murder and bloodshed, but they produced Michelangelo, Leonardo da Vinci and the Renaissance. In Switzerland they had brotherly love, they had 500 years of democracy and peace – and what did that produce? The cuckoo clock” (GRAHAM GREENE)
“Sólo el que ha conocido el extremo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es necesario haber querido morir, para saber cuan dulce es la vida” (EL CONDE DE MONTECRISTO)