LA COBARDIA DEL “EMPRESARIADO” ARGENTINO: O DE LA SOCIEDAD?

El periodista argentino Jorge Lanata en un clásico Coloquio empresarial (IDEA) que se organiza cada octubre año a año en la ciudad de Mar del Plata, generó una enorme polémica el jueves 12 pasado. Qué dijo Lanata? Además de recordar el período colonial de Buenos Aires, pletórico de venalidad, impericia, ilegalidad y contrabando, simplemente, responsabilizó a los empresarios, 99,9 % de los presentes en el Hotel Sheraton que alojó el seminario, por su conducta pusilánime y hasta cobarde durante la etapa kirchnerista de gobierno (2003-2015).

Extorsiones, amenazas y hasta escraches (por ejemplo del ex Secretario de Comercio de la Nación, Guillermo Moreno); persecuciones por parte del organismo recaudador, la AFIP y toda una batería de acciones destinadas a amilanar al empresariado argentino, fueron habituales durante esos años. Mientras tanto, paralelamente a la práctica del “garrote”, el kirchnerismo, lejos de constituir un gobierno progresista, mucho menos revolucionario, fue tremendamente conservador, imbuido del más genuino espíritu peronista, pero de los años cuarenta. Por lo tanto, se dedicaba a aplicar una serie de “beneficios”, una especie de “zanahoria”, para con los mismos actores: cotos cerrados de mercado, subsidios, licitaciones o contrataciones ganadas, a cambio de “coimas” o sobornos de un 30 %, cuando no, verdaderas sociedades comerciales (como las de Lázaro Báez, Cristóbal López, Enrique Ezkenazi y tantos otros), etc.

Este mix de coerción y premio, ha sido una tradición tanto en los gobiernos peronistas de antaño -recuérdense las presencias de Miranda, Dodero y Cafiero, como empresarios “nacionales”- y los militares – que con sus obras públicas, algunas faraónicas-, contribuyeron a generar una verdadera “patria contratista”, con empresarios como las familias Roggio (cordobeses), Cartellone, Eurnekian, Macri (el padre del Presidente), Soldati, DYCASA, etc., casi todos agrupados en la famosa Cámara Argentina de la Construcción.

En tal sentido, recomiendo la lectura del reportaje reciente a Carlos Spadone, empresario peronista, de 80 años, que ahora, al final de su vida, confiesa públicamente lo que es “vox populi” en Argentina: la conducta predatoria de sus colegas.

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