El domingo pasado se desarrollaron las elecciones de primera vuelta en Lituania. Ganó un partido de centro-derecha (la Unión de la Patria Cristiana-Demócrata Lituana -HU/LCD-) sobre la oficialista Unión de los Agricultores y Verdes (LFGU), en una elección reñida entre ambos, pero bastante fragmentada entre las 15 restantes fuerzas. Todo ello, destinado a repartir los escaños en el Parlamento lituano (Seimas), supone una distribución de sus 141 bancas (71 por circunscripciones unipersonales y 7o por representación proporcional) de manera bastante pareja entre los diferentes bloques, incluyendo los socialdemócratas y socialistas varios. Estos quedaron afuera de la segunda vuelta, pero sus votos pueden ser decisivos para que Ingrida Simonyte, la candidata de la coalición que salió primera, puede ahora sí ser la nueva Primer Ministra, derrotando al actual, el independiente Saulius Skvernelis, en el ballotage programado para el domingo 25 de octubre.
Atrás en el tiempo, quedaron la resistencia civil a un Imperio decadente como el soviético en 1989, bajo la novedosa “Cadena Báltica”, ese verdadero muro humano que enfrentó en agosto de 1989, la eventual represión del despertar nacionalista bajo dos figuras emblemáticas: Algirdas Brazauskas (1932-2010) y Vytautas Landsberghis. Luego, durante la recuperación rápida de la economía lituana, ya bajo un marco institucional democrático con una economía de mercado, ambos se alternaron en el poder. El primero, ingeniero civil y comunista devenido en socialista moderado, fue Presidente del país entre 1993 y 1998 y Primer Ministro, entre 2001 y 2006. El segundo (nacido el 18 de octubre de 1932) fue el fundador del movimiento nacionalista, llamado Sajudis, artífice de la independencia lituana y Presidente del país entre 1990 y 1992. Luego, este escritor, ajedrecista y profesor de piano, luterano nacido en la ciudad de Kaunas, fue diputado del Seimas entre 1996 y 2000 y desde 2004, miembro del Parlamento Europeo.
Volví al ILA en setiembre de 2016, para disertar sobre el llamado “giro a la derecha” en América Latina.La entrada al ILA.Busto del Libertador chileno, General Bernardo O´Higgins.Busto del Libertador argentino y del Perú, General José de San Martín.
Paradójicamente, me esperaba una cruda nevazón, una de las primeras del mes, que anticipaba el -que me imagino- un crudo invierno, el mismo que espantó seguramente a las tropas francesas de Napoléon Bonaparte en el siglo XIX y las alemanas de Hitler a mediados del XX. Las imágenes con un cielo gris plomizo, fácil de divisar apenas el vuelo de Lufthansa que me traía de Frankfurt, se aprestaba a llegar a uno de los tres grandes aeropuertos moscovitas, Schremétyevo.
La mítica Plaza Roja de Moscú lucía así por aquellos días.
En el kilómetro 0, donde arrojar una moneda hacia atrás, brinda suerte, según los muy supersticiosos moscovitas.Los disfrazados de la época de Pedro y Catalina La Grande anticipan la grandiosidad de la Plaza. Las Murallas del Kremlin y las tumbas de los grandes jerarcas soviéticos incluyendo dirigentes comunistas de otros países, como el ítalo-argentino Victorio Codovilla. El imponente e hipervigilado mausoleo del embalsamado Lenin, el fundador de la ex Unión Soviética. Imposible tomar fotos, como si fuera una deidad. Un nuevo matrimonio de centroasiáticos.Las viejas Tiendas GUM, un antiguo gran almacén soviético, devenido en un shopping moderno y capitalista a ultranza, con marcas internacionales y precios exhorbitantes.La Catedral de San Basilio en setiembre de 2011.La misma Catedral, pero desde atrás, casi un año antes.
A esta altura, nadie subestima la heroicidad del pueblo polaco, puesta a prueba en más de una ocasión, sobre todo en la II Guerra Mundial, a partir del mismo momento en que fuera atacada por la Alemania nazi, en setiembre de 1939. Con sólo recordar miniseries como “Holocausto” (1978) – sobre la macabra realidad de los campos de concentración y el ghetto de Varsovia- y películas como “Hurricane” (2018), sobre la valentía de los pilotos polacos al servicio de la RAF en la Batalla de Inglaterra, “El pianista” (2002) y la más reciente “Varsovia 1944” (2014), ambas descriptivas del levantamiento de la ciudad capital, el 1 de agosto de 1944, en el que hubo 2.000 muertos y unos 700.000 desplazados, ante la inminente llegada de los -hoy denostados- soviéticos -en esa época, erigidos en “salvadores”- que venían a barrer con la Wehrmacht, basta para destacar la bravura especial de aquella nación.
Hoy integrada a la Unión Europea y con tropas de la OTAN en su territorio, luego de haber tenido durante décadas, las del Pacto de Varsovia, Polonia atraviesa otro momento especial de su larga y tumultuosa historia. Su gobierno semiparlamentarista, de corte conservador, populista y nacionalista, al avanzar con decisiones polémicas, incluso de raigambre moral, sobre la división de poderes, concretamente sobre el Poder Judicial, ha confrontado con la propia institucionalidad de Bruselas a la que se abrazara tan ciegamente en los años noventa, luego de los gloriosos ochenta, que nos recuerdan a las huelgas del sindicato Solidaridad de Lech Walesa y al meteórico ascenso al Vaticano, de Karol Wojtyla (Papa Juan Pablo II). Pero también, reconocido y reivindicado por el propio Donald Trump en histórica visita, Polonia se ha convertido en uno de los Estados-ariete de la prédica de una supuesta amenaza rusa, especialmente tras la paranoia desatada por el accidente aéreo de su ex Presidente Lech Kaczynski y la anexión de Crimea en su vecina Ucrania, con la cual, la une una particular y antigua ligazón.
Aquí, algunas fotos de mi llegada en mi último breve viaje hace 3 años por Varsovia (Aeropuerto Federico Chopin).
De todos modos, esta vieja nación, percibida a lo largo del tiempo, como una víctima de vecinos belicosos como suecos, austríacos, prusianos, alemanes y rusos, también a fuerza de una sólida identidad religiosa (católica), un idioma singular y un lugar reservado y por ende, problemático, para diásporas como la judía, también goza de misterios y verdades poco conocidas o difundidas. Por ejemplo, Polonia no sólo fue una Confederación junto a Lituania en el siglo XVII que hasta se dio el lujo de invadir fallidamente Moscú en 1612 sino también contó con una monarquía electiva. En efecto, Polonia tuvo un Rey -elegido- y el más célebre, fue su último monarca: Estanislao Poniatowski.
Hago un paréntesis en el relato histórico y muestro fotos del moderno aeropuerto de la capital polaca.
La familia Poniatowski se tornó célebre a fines del siglo XVIII y XIX: en apenas tres generaciones, la familia ascendió del rango de la nobleza al del Senado y luego a la realeza, lo cual se traducía en un trampolín directo al trono.
El origen de la familia se remonta a finales del siglo XV, cuando aparecieron en Poniatowa , a unos 40 km al oeste de Lublin en 1446. Poniatowa fue la residencia de varias ramas de la familia Poniatowski: Tłuk, Jarasz y Ciołek. El 7 de septiembre de 1764, en Wola, un barrio de la actual Varsovia, el miembro más famoso de la familia, Stanisław Poniatowski , fue elegido Rey de Polonia y Gran Duque de Lituania.
Estanislao Antonio Poniatowski nació en 1732, sus padres fueron el Conde Estanislao Poniatowski, Palatino de Cracovia -amigo y compañero de Carlos XII de Suecia- y la Princesa Constanza Czartoryska. Desempeñó cargos diplomáticos desde su juventud, destacándose entre la nobleza polaca (szlachta) por su ingenio e inteligencia y ambición y también gracias a la influencia de sus tíos de la aristocrática familia Czartoryski. Gracias a tales influencias, no tardaron en enviarlo en misión diplomática a San Petersburgo en 1755 en el séquito del Embajador británico Williams, convirtiéndose en amante de la Princesa rusa Catalina Alekséievna, la esposa del príncipe Pedro, quien sería la Zarina Catalina la Grande.
Durante su estancia en Rusia, Estanislao Poniatowski destacó por su brillantez para hacer contactos políticos de alto nivel, así como por granjearse la confianza firme de los aristócratas rusos, al punto de aceptar varios encargos como el de ser Embajador del Imperio Ruso ante la corte de Sajonia.
Cuando el rey Augusto III de Polonia falleció a fines de 1763, los aristócratas polacos convocaron a su Parlamento (Sejm) con el fin de elegir a su nuevo monarca, como era ley en la República de las Dos Naciones. Con las credenciales de sus fluidos vínculos con la poderosa Rusia, y con el apoyo familiar, Estanislao se presentó como candidato. Gracias a las presiones rusas, así como el pago de caros sobornos del Kremlin a varios altos jefes de la szlachta, Estanislao Antonio Poniatowski fue elegido Rey de Polonia en setiembre de 1764 a los 32 años de edad, con el abierto apoyo de la Emperatriz Catalina II La Grande. El nuevo Rey tomó para sí, el nombre de Estanislao II. Habitó este Castillo Real, cuya foto adjunto.
Cuando el rey Augusto III de Polonia falleció a fines de 1763, los aristócratas polacos convocaron a su Parlamento (Sejm) con el fin de elegir a su nuevo monarca, como era ley en la República de las Dos Naciones. Con las credenciales de sus fluidos vínculos con la poderosa Rusia, y con el apoyo familiar, Estanislao se presentó como candidato. Gracias a las presiones rusas, así como el pago de caros sobornos del Kremlin a varios altos jefes de la szlachta, Estanislao Antonio Poniatowski fue elegido Rey de Polonia en setiembre de 1764 a los 32 años de edad, con el abierto apoyo de la Emperatriz Catalina II La Grande. El nuevo Rey tomó para sí, el nombre de Estanislao II. Habitó este Castillo Real, cuya foto adjunto.
Royal Palace in Warsaw
Ya en el trono, Estanislao II fomentó el desarrollo de la Ilustración en Polonia, promoviendo la edición de diarios, tertulias literarias y creaciones artísticas varias, al punto de crear e impulsar el primer teatro nacional polaco, en una especie de “renacimiento intelectual” que favoreció notablemente las artes y las letras de Polonia-Lituania.
No obstante ello, tras consumarse la primera Partición de Polonia en 1772, Estanislao Poniatowski vivió el dilema permanente entre modernizar su Mancomunidad Lituana-Polaca, apoyando a los nobles más reformistas y liberales aplicando un programa democratizador pero nacionalista o, mantener el statu quo, apoyándose en la aristocracia más conservadora y apegada a Rusia.
Así, pese a haber apoyado la Constitución liberal de 1791, Estanislao retornó pronto a su alianza con los elementos más absolutistas de la szlachta por temor a que una liberalización de Polonia significara perder privilegios para sí y sus nobles. Tras la segunda partición de 1793, el resignado Rey Estanislao prácticamente se sometió a los planes de la aristocracia prorrusa reunida en la Confederación de Targowica, oponiéndose a la sublevación del general Tadeusz Kościuszko. Consumado el tercer reparto de Polonia con la derrota de Kościuszko en 1795 y la consiguiente desaparición de Polonia como nación independiente, Estanislao II se vio forzado a abdicar ante estos hechos, aunque sin nombrar sucesor.
El ex monarca se exilió pronto en San Petersburgo, donde pasó el resto de su vida, ocupado en una variada correspondencia con otros aristócratas europeos y escribiendo sus memorias hasta su muerte en 1798. Los zares rusos le sucederían desde entonces de facto, utilizando formalmente el título de “reyes de Polonia” entre 1814 y 1917. Como se puede observar, su vida aciaga es bastante similar aunque habiendo sido coronado, a la del “Bello Principe Carlos–Bonnie Prince Charlie“Estuardo en Escocia y el destino polaco del siglo XVIII, tal vez se asemeje al de Ucrania en la actualidad.
La escritora mexicana Elena Poniatowska (nacida en París, en 1932) es descendiente indirecta del rey Estanislao II Augusto Poniatowski. Todavía hoy hay Poniatowski viviendo en Polonia, Francia, México, Italia, Rusia, Estados Unidos, Alemania y muchos otros países del mundo.
-Choque de civilizaciones
-Diario de una pasión
-Doctor Zhivago
-El Conde de Montecristo (Alejandro Dumas)
-El Señor de Ballantrae (Robert Louis Stevenson)
-La sociedad abierta y sus enemigos (Karl Popper)
-Motín a bordo
-Reflexiones sobre la Revolución Francesa (Edmund Burke)
-Robinson Crusoe (Daniel Defoe)
-Shakespeare enamorado
-The Last of The Mohicans (Fenimore Cooper)
-The silence of the lambs
-The peacemaker
-Facundo: civilización y barbarie (Domingo Faustino Sarmiento)
FRASES PARA RECORDAR
– “The only thing necessary for the triumph of evil is for good men to do nothing” (EDMUND BURKE)
-“Once we accept our limits, we go beyond them” (ALBERT EINSTEIN)
– “Rien n´est plus puissant qu´une idée dont l`heure est venue” (VICTOR HUGO)
– “No hay edad para vivir un amor intenso, así como creo que el amor es lo único que importa. Todo lo demás son plumas del pavo real, modas para seducir, como cuando un tipo se compra un auto fabuloso. Y el drama es que muchas veces el asiento de al lado va vacío, o con una mujer que no le gusta. No se necesita un Porsche para que una mujer te quiera. Hasta Adam Smith tenía esto claro: la razón por la cual la gente busca la riqueza es para salir del anonimato de la masa y ser querida” (ARTURO FONTAINE TALAVERA)
– “Our patience will achieve more than our force” (EDMUND BURKE)
– “Ahora la vida es mucho más riesgosa e incierta, aunque, al mismo tiempo, mucho más entretenida. No tengo ninguna nostalgia por el mundo de nuestras abuelas, donde las mujeres se casaban y tenían siete u ocho hijos y quedaban bastante encajonadas en una vida donde había muy poca posibilidad de cambiar De vida, porque no trabajaban” (ARTURO FONTAINE TALAVERA)
– “To read without reflecting is like eat without digesting” (EDMUND BURKE)
– “Your time is limited, so don’t waste it living someone else’s life” (STEVE JOBS)
– “Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son” (ABRAHAM LINCOLN)
– “Have the courage to follow your heart ad intuition” (STEVE JOBS)
– “Al final, lo que cuenta no son los años de tu vida, sino la vida de tus años” (ABRAHAM LINCOLN)
– “Si eres neutral en situaciones de injusticia, es porque estás del lado opresor” (ARZOBISPO DESMOND TUTU)
– “Casi todas las personas son tan felices como preparan sus mentes para serlo” (ABRAHAM LINCOLN)
-“In Italy, for 30 years under the Borgias, they had warfare, terror, murder and bloodshed, but they produced Michelangelo, Leonardo da Vinci and the Renaissance. In Switzerland they had brotherly love, they had 500 years of democracy and peace – and what did that produce? The cuckoo clock” (GRAHAM GREENE)
“Sólo el que ha conocido el extremo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es necesario haber querido morir, para saber cuan dulce es la vida” (EL CONDE DE MONTECRISTO)