VARSOVIA: 80 AÑOS DESPUES

Cada calle que recorrí, cada edificio que visité o fotografié, cada casa por la que pasé, cada metro que caminé, fui particularmente recordando que allí casi todo fue reconstruido, seguramente por los soviéticos o los pocos polacos que sobrevivieron. Claro, Varsovia, la capital polaca (1,75 millones de habitantes), fue destruida en un 86 % por los bombardeos, primero de la Luftwaffe nazi y luego, por los aliados, en esa II Guerra Mundial que la tuvo como protagonista prácticamente desde los primeros días de setiembre de 1939.

Por eso, es emocionante hoy ver sus grúas por doquier, que revelan la incesante vitalidad de esta ciudad -la de Madame Marie Curie y Nicolás Copérnico-, entre otros célebres, sus paradigmáticos puentes (sobre el Río Vístula), sus edificios históricos, sus monumentos -a veces increíblemente al lado de instalaciones deportivas-, sus parques, etc.


Empiezo a mostrarles las estatuas y monumentos recordando la guerra, el levantamiento de 1944 o a los héroes militares polacos. Están a cada paso, en cada esquina.

Monumento del General Józef Pilsudski, héroe de la independencia polaca contra los rusos

El ex líder sindical y ex Presidente polaca en la fase postsoviética, Lech Walesa, dejó su rastro aquí en el Instituto de Sociología de la Universidad de Varsovia.

Polonia es una nación conservadora y muy católica: hay que recordar al Papa Juan Pablo II.

Más de su centro moderno -o no tanto-.


Tanto como bravos y resilientes, los polacos, al igual que buena parte de los europeos orientales, parecen más obsecuentes o serviles con sus amos coyunturales, ya sean soviéticos, alemanes o norteamericanos. Este es el edificio que le levantaron en honor a Stalin, agradeciéndole la reconstrucción de la postguerra, aunque hoy se llame Palacio de la Cultura y la Ciencia.

Algunas imágenes más del centro moderno.


Nosotros alquilamos un departamento en Praga-Poludnie (“Praga del sur” o en polaco, Szmulowizna) pero aquí en estas fotos, se puede apreciar el camino hacia Praga-Pólnoc, el barrio más bohemio de Varsovia.


El particular parque zoológico de Varsovia, un verdadero “pulmón verde” de la ciudad. Un bálsamo de paz increíble, con una sombra bienvenida para días de tanto vcalor veraniego que a su vez, demuestra cómo esta ciudad no parece la capital de un país europeo, sino más bien la de una provincia.

Los polacos beben muchísimo y prueba de ello, son las botellitas de alcohol dispersas o abandonadas en toda la ciudad, incluso en lugares insólitos.

Es un gusto ver cómo cuidan a las especies arbóreas.


También estuvimos cerca del Estadio Nacional (PGE Narodowy), donde se jugó la Eurocopa 2012 -compartida con la vecina Ucrania-. Allí, cuyo partido inaugural en aquel certamen, fue el empate 1 a 1 entre polacos y griegos, juega habitualmente la selección polaca de fútbol, cuyo goleador es Robert Lewandowski, el temible delantero del Bayern Munich alemán, quien acaba de cumplir 31 años de edad.

Por último, les mostraré el casco histórico antiguo de la ciudad, mundialmente famoso como el “stare miasto” de Varsovia, donde no faltan las excentricidades.

Columna de Segismundo y el Palacio Real.

Aquí, no podíamos dejar de referenciar a la Argentina -o Italia-: Palermo.

En un país, de precios muy accesibles, los trenes son modernos y funcionan. Los supermercados tienen productos en abundancia y muchos de ellos son muy ricos, “Made in Poland“. Eso sí, a habituarse a la moneda polaca: los zlotys. Cada zloty equivale a 0,23 euros.

El Aeropuerto Federico Chopin, que ya conocía desde 2016, me despidió con estas fotos.



Acerca de Marcelo Montes

Doctor y Magister en Relaciones Internacionales. Politólogo. Profesor universitario, área Política Internacional. Analista de la política exterior de la Federación Rusa. Investigador. Columnista de medios de comunicación escrita, radial y televisiva. http://consultoriayanalisisrrii.blogspot.com.ar/ https://twitter.com/marceloomontes
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