ROBERT REDFORD: EL ADIOS A UNA ERA

Rubio, elegante  y seductor, pero llamativamente poco mujeriego. A pesar del molde fisnómico, un buen actor, desafiando la ley de que actor bello no necesariamente se destaca en el set de filmación. Pero también sobresalió como productor y director, comprometido con causas políticas y sociales, un verdadero “liberal” (líberal o progresista, en la jerga americana). Aún con esos antecedentes, Robert Redford fue un pintor frustrado y de hecho, vivió de ello recorriendo Europa, hasta fue un “okupa” en un pueblito de Málaga, en España, durante más de medio año, en los cincuenta. Como si todo ellos fuera poco, ya famoso, perdió un hijo al nacer y estuvo a punto de morir en un avión que habiendi perdido altura, finalmente, recobró el control.

Redford puede lucir un gran background de grandes películas en cinco décadas, habiendo empezado a trabajar en 1960. Por aquellos años, recuerdo a: “Butch Cassidy”; “El candidato”; “El golpe”; “El gran Gatsby”. En los años setenta: “Todos los hombres del presidente”; “Un puente demasiado lejos”. En los 80 y 90s: “Africa mía”; “Havana”; “Una propuesta indecente”; “Algo muy personal” y “El señor de los caballos”. En los años 2000: “La última fortaleza”; “Juego de espías”; “Secretos de un secuestro”; “Diario de motocicleta” (como productor); “Un amor, dos destinos” y “Leones por corderos”, entre otros numerosos éxitos.

Continúe leyendo

CHARLES CHAPLIN: UN PIONERO DE LA SONRISA

En su Suiza natal, murió un día de la Navidad de 1977, el mismo que alumbró los rostros de millones cuando el cine era mudo, aunque los seguirá iluminando por varios siglos más, aunque nos domine la tecnología de los celulares, You Tube, Netflix y “Soy Germán”. Ya lejos de la pobreza que lo vio nacer, pero a la que le dedicó películas como “Vida de perros”, “El vagabundo” y “El chico”, por esa infancia aciaga que le tocó enfrentar, con un padre que murió joven atrapado por la cirrosis y una madre enferma que terminó con demencia senil y, a la que siempre recordó por ser actriz (Lily Harley). Tuvo varias esposas y la última, la hija del dramaturgo Eugene O’Neill, le dio nada menos que 8 hijos, aunque él ya tenía 70 años.

Por ser el primer cineasta, productor, autor y actor de una era que quedará grabada para siempre en nuestros corazones, tuvo una valoración enorme y global. Fue un gran capitalista que gracias a sus ahorros bien invertidos (en ladrillos) pudo sobrellevar la Gran Depresión de 1929-1930, aunque criticaría la inhumanidad del fordismo en “Tiempos modernos”. Sería implacable con Hitler en “El gran dictador” y volvería a ser ácido con el capitalismo en “Monsiuer Verdoux”. Los norteamericanos no le perdonarían su complacencia con el papel soviético para derrotar a los nazis durante la II Guerra Mundial, por lo que sería una víctima más del maccarthismo. Como Bobby Fischer y tantos otros, recién sería perdonado al final de su carrera. Sería homenajeado por Hollywood de manera elocuente: es por todos recordado, su largo standing ovation de 12 minutos, en una entrega de los Oscars. A Hitler que lo llamaba un “pequeño judío despreciable”, no le perdonó la copia de su pequeño bigote, que era sinónimo de ternura, no de crueldad.

Su reconocimiento es universal, desde la India de Mahatma Gandhi hasta Europa del Este, donde su fama llegaría de la mano o el uso político de la censura americana en plena Guerra Fría. Hasta un genio como Einstein lo consideraba su amigo. Es que como afirmaba el propio “Carlitos” Chaplin, “sonríe, porque tal vez mañana verás el sol brillando sobre tí” o, ” la vida es como una gran obra de teatro, donde debes apurarte a cantar, reír, bailar, llorar, antes de que baje el telón y cierre sin aplausos”.