REY DE REYES

Cada Semana Santa, permanece mi recuerdo de mis minivacaciones en la década del setenta en Santa Fe, junto a mis abuelos. La asistencia a la procesión del Vía Crucis cada Viernes Santo como hoy, pero además las imágenes televisivas en blanco y negro, del lavatorio de pies del Papa de aquel entonces, Paulo VI, el Jueves Santo. Socializado en la educación católica, no podía ser de otro modo. Tal semana de reverencia, solemnidad pero también recogimiento, habituado a escuchar música sacra en radio dada la muerte de Jesús en la Cruz, había empezado con el Domingo de Ramos, simbolizando la entrada “triunfal” de Jesús en Jerusalén, mientras los feligreses le arrojaban ramos de olivo a su paso. Claro, este “Rey” en el que los judíos aún no creen, ingresaba allí montado en un burro y no en un brioso caballo, como podía hacerlo un Emperador o general romanos.

No cabe duda de que esas primeras sensaciones de un cristianismo vívido e histórico, más allá de la novedad de Navidad y Día de Reyes, que están asociados a la alegría de un nacimiento, algo que experimentaría, cuando tuve a Verónica Eugenia (mi primera hija), no pueden dejar de estar asociadas sino al cine, una película llamada “Rey de Reyes” (1961). Creo que más allá de la genial representación de su actor principal, el malogrado joven Jeffrey Hunter, ese film recoge genuinamente la figura del Nazareno, incluso mejor que las versiones posteriores de “Jesús de Nazareth” (1977) y, “La Pasión de Cristo” (2004), cruda y demasiado sanguinaria -para mi gusto-, dirigidas por el italiano Franco Zeffirelli y el australiano Mel Gibson y protagonizadas por Robert Powell y Jim Caviezel, respectivamente.

Allí percibí por primera vez que un Rey puede serlo, aún sin corona, sin poder, sin ejércitos que los defiendan, pero sí con la palabra, con el carisma, con la fortaleza aunque también con la debilidad (humana), como quedó demostrado con las tentaciones en el desierto, antes de sufrir la traición de Judas Iscariote o el mismo viernes de la muerte en la cruz, previo a exhalar el último aliento. Esa humanidad -de ése Rey llamado Jesús-, capaz de sufrir y sobreponerse a todo, me ha motivado a lo largo de la vida, para, a su vez, motivar a otros/as a intentar lo mismo.

Afortunadamente, los cristianos del mundo hallamos consuelo, el día Domingo, de Pascuas de Resurrección. Es la oportunidad para entender en ésta vida, que luego de tocar fondo, siempre existe la posibilidad de otra redención.

MI LUGAR (ARGENTINO) EN EL MUNDO

Así como tengo una canción que me representa cabalmente, tengo mi lugar ARGENTINO en este mundo. Cariló, al ladito de Ostende y Valeria del Mar, con esos bosques singulares, muy cerca del mar.

Ese mix me fascina, mucho más incluso que la conjunción de la montaña y el mar, como suele haber en algunos lugares de Chile, Brasil (con sus sierras o morros) y el Mar Mediterráneo. Sólo el Báltico ruso con sus dunas y bosques, incluyendo animales salvajes, puede ofrecerme un paisaje a lo Cariló.

Cada vez que puedo, me escapo a esas bellezas y el fin del verano en el Hemisferio Sur, me ofrecía tal posibilidad: no la desaproveché. Desde que en 1974, mi curioso y aventurero padre nos hiciera conocer a toda la familia, la belleza de aquellos médanos, cuando Pinamar era virgen y no por lo tanto, carecía de la urbanización actual, con una frecuencia de diez años, generalmente en pareja, voy allí y me quedo algunos días. Lo suficiente como para volver a la rutina laboral, con la mayor energía.

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“EL TRIANGULO DE LA TRISTEZA”

A pocas horas de la ceremonia de los Oscars, no tengo claro quién ganará la mayor estatuilla, es decir, a la mejor película. Pero habiendo visto ya algunas candidatas, me toca describir la penúltima que vi. “Triangle of Sadness” tiene una variedad de atributos que la hacen potencial ganadora. Hilarante, irónica, incluso con cierta carga dramática en su segunda parte, a la película dirigida por el sueco Ruben Östlund, no se la puede juzgar de no original. Mantiene una mirada crítica pero realista sobre la soledad pero sobre todo, la estupidez de la clase alta residual europea, donde no faltan los millonarios rusos (pre-febrero de 2022).

FEROZ, CLANDESTINA Y COBARDE

Así fue la respuesta de la última dictadura militar argentina (1976-1983), a la historia de la violencia argentina. Feroz, porque el Estado lo hizo con sadismo, es decir, una clara perversión moral. Clandestina, porque recurrió a la arbitrariedad, la delación, el secuestro y la tortura, siempre al margen de toda ley. Cobarde, porque atacó, en lugar de proteger, a civiles, muchos de ellos, inocentes, por ejemplo, mujeres embarazadas a punto de parir, que no tenían relación alguna con la llamada “subversión”.

Estas frases y calificativos son propias de la gran película “1985, Argentina”, recientemente estrenada y candidata al Oscar como mejor película y film extranjero, el domingo próximo en Los Angeles, protagonizada entre otros por Ricardo Darín, Peter Lanzani y el genial Norman Briski y dirigida por Santiago Mitre. Son parte del gran alegato del Fiscal Strassera, el día de la acusación contra los responsables de las Juntas Militares, en el inédito y ejemplar juicio público, tanto a nivel latinoamericano como global, el más importante post Nüremberg contra los criminales nazis.

Argentina aprendió varias lecciones de aquellos juicios. Contribuyeron a la reconstrucción del valor “justicia”, algo que sigue pendiente, aunque ya no en los términos que teníamos de ella, en los inicios de los ochenta. Fue un juicio civil, imponiéndose sobre la posibilidad de un fuero específicamente militar, por lo que implica el triunfo del sentido genuinamente democrático de impartir justicia, por encima de cualquier casta o privilegio. Fue también la cabal demostración de que aún con protagonistas de un pasado ominoso, como el propio Fiscal Strassera, ex funcionario judicial de la dictadura, como Moreno Ocampo, de familia patricia y militar, pero al frente de un equipo joven y sin intereses o compromisos previos, pueden encararse cambios institucionales “bisagra”, especialmente cuando un país todo pretende dejar atrás una historia de pesadilla regada con sangre.

La película, sin ser brillante, tiene sus dosis de emotividad elevada, combinada con un buen guión y una apropiada documentación, recordándome en lo personal, uno de los mejores años de aquella hermosa década que fueron los ochenta, musicalizada de manera acorde a ello.

A UN AÑO DE LA “OPERACION MILITAR ESPECIAL” RUSA EN UCRANIA

Difícilmente a tantas décadas de mi ausencia en mi ciudad natal (Santa Fe) podría existir un reconocimiento, pero ya hace unos años, con mi charla sobre la Federación Rusa en la UCSF en noviembre de 2018 y ahora, este viernes 24, presente en un canal de cable, tal vez, nos hayamos acercado como nunca, a esa necesidad interior de intentar esa valoración.

Aquí les dejo entonces, ese último reportaje, aunque todavía no quede tan claro, la verdadera motivación que halló Putin para atacar Ucrania -y por ejemplo, no haberlo hecho antes-.

Una guerra que así como a muchos nos sorprendió por su origen y evolución posterior, hoy, podría prolongarse y hasta desencadenar una guerra nuclear, si los actores siguen perdiendo el control de sus actos.

NOTA PARA SPUTNIK MUNDO RESPECTO AL VIAJE DE BIDEN A UCRANIA

NOTA EN “EL HERALDO” DE BARRANQUILLA (COLOMBIA)

ENTREVISTA PARA TELESCOPIO DE SPUTNIK SOBRE LAS INTERNAS DE LA OTAN

ENTREVISTA PARA RT, SOBRE LA POLITICA DE ENGAÑOS DE EEUU

ENTREVISTA PARA RT SOBRE ACTIVISTA UCRANIANA RECONOCIDA POR EEUU

RECUERDOS DE ADOLESCENCIA EN EL RIO

Febrero es un mes que suele ser corto y excepto los Carnavales, no tiene ningún aditamento especial para quienes trabajamos todo el año y ya no viajamos al exterior como antes. No es absolutamente laborable porque no tengo clases aunque sí turnos de exámenes y tampoco es comparable a enero, que suele ser el mes clave para vacacionar. Tampoco lo ayuda el clima. Suele ser más lluvioso en zonas cálidas como la costa atlántica o las sierras, cuando no frío, como resultó ser la semana pasada, la más otoñal en seis décadas.

En ese contexto, motivando a un amigo a viajar una vez más, al menos a nivel “cabotaje” (turismo interno), dado que dados los impuestos, es aún caro viajar al exterior, a diferencia de 2016-2019, tomamos el auto y nos encaminamos a recorrer la llanura argentina, en las Provincias de Córdoba y Santa Fe, por el interior de su interior. Pueblitos pequeños, algunos insignificantes, otros más destacados y hasta pujantes. Partimos de Villa María a las 10 hs. de la mañana y al llegar a Cintra (1.200 habitantes), doblamos hacia la izquierda con rumbo noroeste, alcanzando San Antonio de Litín (algo más de 1.200 hab.) primero y Alicia (3.600 hab.), después.

A continuación, cruzamos la frontera interprovincial y adentrándonos en Santa Fe, conocimos Landeta, donde nos llamó la atención una mansión que alcanza una manzana, con parque incluido, que están aún sin terminar, en un pueblo realmente fantasmal. Me propuse averiguar qué político o empresario puede ser el dueño de semejante inmueble equivalente a una pirámide egipcia en medio de la nada misma, del tipo de los edificios exóticos de los megalomaníacos Rodríguez Saá que solemos ver a la vera del camino en San Luis, pero en el interín prosigo con el relato. Por el estilo albañilesco a secas de la casona, me inclino a pensar que su propietario es un político, por qué no el propio Presidente Comunal, dado el mal gusto evidente en la construcción.

Nos esperaba Carlos Pellegrini (6.700 hab.) en la misma ruta provincial que Las Rosas, Las Parejas y Armstrong, ciudades industriales del oeste santafesino. Allí nos tomamos un café en la Estación de Servicio de Axion.

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DE CRIMENES GRUPALES Y RACISMO

Fue, junto al terremoto en Turquía y Siria, la novedad del día. Por fin, se conoció la sentencia contra los ocho jóvenes rugbiers de Zárate por el crimen de Fernando Báez Sosa en el verano de 2020, antes de la pandemia de Covid-19: cinco fueron condenados a cadena perpetua y tres a 15 años de prisión, acusados de homicidio doloso por un tribunal de la ciudad de Dolores.

Más allá de la cuasi normalidad de las peleas nocturnas, a la salida de los boliches en numerosos lugares del país, los fines de semana, por parte de banditas de adolescentes, influidos en gran medida por exceso de alcohol y en algunos casos, drogas, el caso del asesinato del joven argentino de ascendencia paraguaya Báez Sosa, remite a discusiones interminables y hasta banales en torno a la supuesta violencia del rugby como deporte, la psicología violenta de los grupos juveniles, más allá de la responsabilidad individual o, la crianza familiar de los protagonistas.

En mi caso, apenas me enteré del hecho, estando en ese momento en Mar del Plata, antes de quedar varado por la cuarentena de entonces, recordé los dos casos de “bullying” que sufrí en mi adolescencia. Una, en el colegio, por parte de un ex compañero, proveniente de una familia adinerada, dueña del Diario La Capital de Rosario, quien me salivaba en los recreos, con total desparpajo, despreciándome por el color de mi piel mestiza. La otra, un poco antes, cuando cursaba el séptimo grado en el colegio pero en la instancia de mi aprendizaje del idioma inglés en un instituto privado (IATEL), por parte de alumnos del Colegio Maristas de Rosario, socios del Jockey Club de la misma ciudad y también, al igual que el joven Lagos,  precoces jugadores de rugby.

La vida fue poniendo justicia, jamás me caí anímicamente por aquellos episodios, tuve la defensa de mis padres, sobre todo, mi madre, pero además, me fui fortaleciendo hasta incluso perdonarlos con el transcurso del tiempo. Sin duda, que ayudó mi sobreesfuerzo para convertirme en abanderado y superar el nepotismo histórico premiando a hijos de profesionales o ex alumnos del propio colegio. De hecho, en tal sentido, hubo un protagonista clave, el Padre Reverendo Bruno Ierullo, quien arbitró justicia, como el tribunal de Dolores, hoy. No quiero dejar de mencionar a mis amigos de entonces -y ahora- quienes desconociendo aquel “bullying” me apoyaron siempre, sin condiciones.

Pero siempre me pregunté si ese “bullying” hubiera pasado al ámbito de la violencia, de los golpes de puño, si yo mismo hubiera reaccionado, con toda razón, como pudo haber intentado, sin éxito el propio Fernando en aquella noche fatídica de Villa Gesell. Probablemente, hubiera terminado de la misma manera que él, en soledad, con la indiferencia o el famoso “no te metás” de los demás testigos, porque nadie en esta cobarde Argentina, enfrenta en su sano juicio a una banda de 7 u 8 jóvenes irracionales. Afortunademente, las cámaras de video instaladas en las calles del Municipio pero también las propias filmaciones de los rugbiers, permitieron desentrañar la siniestra madeja del crimen. Los condenó su propia vanidad.

El trasfondo de todo es el racismo implícito, del que no hablan los grandes medios, hace décadas latente, en buena parte de la sociedad argentina, que se autopercibe “venida en los barcos” desde Europa. Donde probablemente, algunos, lamentablemente, por status social o lo que sea, se autoperciben más que otros, en esa caracterización. Mientras no se combata ese flagelo en el sistema educativo y se castigue ese tipo de conductas, de manera institucional, habrá más Fernandos desgraciados y más Máximos Thomsen, seres absolutamente despreciables.

Ojalá el fallo de hoy obre como una suerte de bisagra al respecto. No pierdo la esperanza.

AMOR EN TIEMPOS DE TINDER?

Entré experimentalmente hace 10 días a la red social de citas y “matches”, lanzada el 15 de noviembre de 2011. Motivar a un querido amigo en tránsito -eterno- de separación, fue el gran detonador de mi ingreso ya que desde mi entrada y salida de Badoo en 2011, no creo demasiado en hallar parejas serias -y mucho menos, amor- a través de estas redes sociales.

Confieso que me entretengo y hasta divierto a diario -aunque pagando-. Buena cantidad de “matches” para aumentar mi ego, que seguramente ya estaba elevado, interesantes cortes o rupturas, producidas por el “desgaste” de no tolerar ni siquiera la demora de “algunas” en aceptar un café cara a cara, aunque en sus perfiles demanden “seriedad”, “relaciones a largo plazo”, “madurez”, etc. y exijan todo tipo de requisitos en los hombres supuestamente tramposos y mentirosos: “fotos reales”, “cero chamuyo”, bla bla bla bla…..

Realmente, mientras el mundo está al borde de una III Guerra Mundial, las mujeres de Tinder, en su gran mayoría, al menos las que yo conocí, se hallan en un estado calamitoso: no estético, sino mental. Disonancia cognoscitiva por doquier, fotos en las que exaltan “soy positiva y simpática” y muestran espaldas, colas o rostros que espantarían a la misma Morticia Adams.  Para colmo, ya no dependen de la “caja boba”: lo son del más sofisticado pero peor, Sr. Netflix. Además, la misma autenticidad que le piden a los hombres, la adeudan, cuando muestran fotos antiguas, con hijos o mascotas, incluso de éstos en soledad. Algunas salen haciendo piruetas en la pared, cuando no, ocultan totalmente su físico y/o rostro, poniendo flyers con lecciones morales. Lo mismo dirán de sus hombres “tan ansiados” -o como se decía antiguamente, “solteros codiciados”?

Ni hablar de los chats. Dan para todos los gustos. Con excepciones, son para el mejor estudio psicológico que quepa en este tipo de ocasiones. Aunque justo es reconocerlo, hay una enorme distancia cultural entre las argentinas y las no-argentinas. Estas últimas reclaman presencialidad física, “talkers” en vez de “texters”, pero al poco tiempo, se nota que tienen más claro, todo. Llama la atención que las argentinas ni siquiera leen los mensajes ni se enteran de quienes las siguen. Pero claro, insisto, “buscan relaciones serias y de largo plazo”. Seguramente, en su favor, tendrán razones para quejarse de no pocos argentinos. Pero nuevamente, se impone la “ley de atracción”: atraen poco y malo porque ofrecen no mucho más que eso.

Ahora, desde el punto de vista estructural, evaluando la misma herramienta tecnológica, puede decirse que Tinder adolece de fallas. El pago escalonado, es decir, la posibilidad de mejorar la dimensión de los contactos, sólo a partir de nuevos pagos (Tinder Gold y Platinum), desalienta a las mujeres, que acumulan pretendientes y chats que no conocen a menos que eroguen pero también a los hombres, que suelen pagar pero tampoco encuentran lo que buscan. Es un problema de expectativas. El mero atractivo visual inicial no garantiza para nada, el desarrollo de nuevas relaciones y mucho menos, duraderas, si no hay entusiasmo, no hay admiración, no hay contagio alguno, mucho menos continuidad en el lazo online, excepto alguna afinidad a manera de espejismo inicial.

Es que resulta difícil recuperar el tiempo perdido. Difícil atraer o conquistar un gran amor así. Difícil disfrutar momentos jubilosos, duraderos, de esta manera. Lo peor, difícil encontrarse a sí mismas, quererse sin necesidad de selfies o leer libros de autoestima o hacer yoga, si no es teniendo claras sus identidades que no pueden nunca construirse solo desde la otredad o desde el supuesto enemigo deseable, el masculino.

En verdad, tampoco les creo mucho, por mi propia experiencia. La más independiente y liberal, se termina transformando en una madre perfecta, cocinera orgullosa y “mantenida” de por vida, por el ex marido o el Estado. Me ha pasado tal vivencia, apenas me separé de mi ex esposa.

Punto. “Tinder” deconstruido. Por fortuna, en unos días más, huyo despavorido de allí.  El algoritmo tendrá que hallar otros inocentes manipulables. Seguiré feliz destrozando a mis rivales ideológicos, en Twitter.

EUROPA: DE JARDINES Y SEMILLAS

Día 328 de la guerra de Ucrania o, “la operación militar rusa” en su país vecino, la última frontera del núcleo o corazón eslavo, de la cristiandad ortodoxa.

Sacerdote ortodoxo ruso bendiciendo avión

Tras una pequeña contraofensiva ucraniana desde fines de setiembre hasta diciembre pasados, que insinuó más de lo que avanzó y lo poco que lo hizo, fue más por retroceso táctico ruso, Ucrania vive días realmente espantosos.

El ejército ruso acaba de anotarse una victoria importante por su carácter estratégico en Soledar, donde se difundieron videos de los soldados ucranianos rindiéndose o muriendo fusilados por rechazar la oferta, en sus trincheras, por parte del Grupo Wagner,  las brigadas chechenas y sirias anti-yihadistas.

Luego, nos anoticiamos de un ataque probablemente emanado de sus propias fuerzas antiáreas, contra un edificio residencial en Dniéperpetrovsk, dejando una secuela de muchos muertos y heridos civiles.

Hoy mismo, un helicóptero militar ucraniano se precipitó a tierra en los suburbios de Kiev, matando a la cúpula del Ministerio del Interior, entre otros, su máximo funcionario y su adjunto, además de no pocos civiles, incluyendo niños, porque el vehículo aéreo tuvo la mala fortuna de caer sobre un jardín de infantes. También en este caso, fueron las mismas baterías ucranianas, las que se autoinflingieron semejante desastre.

Finalmente, producto de estos evidentes retrocesos, Zelensky no detiene su procesión con los líderes occidentales, rogándoles en favor de nuevas y más letales armas a usar contra los rusos, ya sean, tanques, como los Leopard II (alemanes), los Challenger (británicos) y los Leopard (franceses). En caso de que este viernes 20, Alemania se rinda y dé el visto bueno, presionada por Polonia y los bálticos, cediendo así a los pedidos de Kiev, puedo anticipar una verdadera guerra de tanques en las próximas semanas en los llanos ucranianos, la cual será decisiva para saber el curso del conflicto.

Precisamente, Alemania está en “el ojo de la tormenta”. Su papel histórico y como se ve, su rol tan gravitante. son difíciles de entender dada la enorme cantidad de sacrificios que ha hecho para iniciar y sostener una guerra que lesiona enormemente sus intereses. Primero, considerando su larga y fructifera relación energética, con la ex URSS y luego, con Rusia. No exagero si afirmo que buena parte de la reconstrucción y despegue hacia el desarrollo económico e industrial de la postguerra, se debió a Erhard y sus decisiones pero sobre todo, a los gasoductos de Moscú. Segundo, su papel mediador en Europa, tratando de moverse con un delicado equilibrio entre Estados Unidos y Rusia. En 2003, en ocasión de la absurda intervención americana en Irak, con el ex Canciller Schröder, Washington temía una entente Moscú-París-Berlín, catalogándola los “halcones neocons” como la “Vieja Europa”, en contra de la “nueva”, que aglutinaba a todos los países de Europa Oriental que habían jugado para la ex URSS en la Guerra Fría.

Con Merkel, ese rol mediador se fortaleció, en parte, aunque algo empezó a quebrarse cuando estalló el “Euromaidán” en 2014. Alemania igual que Francia, vieron estupefactos como los intereses europeos empezaban a digitarse y resetearse desde Washington, con línea directa a Kiev.  Tanto Merkel como Macron reconocieron que los Acuerdos de Minsk le permitieron a Kiev “ganar tiempo” para rearmarse contra Moscú: ambos fueron cómplices. Pronto, Alemania, habiendo erogado ya 12.000 millones de dólares en ayuda a Zelensky, se vio totalmente subordinada a Estados Unidos, que gastó el doble.

Pudiendo alterar el orden impuesto sobre ella, como potencia derrotada y culposa, a partir de 1945, cedió más y más, hasta hoy, donde el 30 % de su población se calienta en el invierno con leña, como en los viejos tiempos. Semejante estoicismo mientras la cínica activista sueca Greta Thunberg es detenida por la policía alemana, por protestar en contra de la mentada carbonización, la medida a la que el país, que la detiene, tuvo que arribar, por sancionar a una Rusia a la que ella también desprecia. Incluso esta doblegada y timorata Berlín tuvo que aceptar en silencio que americanos y británicos destruyeran parte de los gasoductos Nord Stream en sus propias narices, para obstruir cualquier retroceso en la política seguidista hacia Washington.

Todo parece surrealista. Lejos del “jardín” europeo que supuso Borrell, a diferencia de las supuestas “semillas podridas” que convencieron a Putin de “iniciar” una guerra que ellos mismos, los europeos, pudiendo evitarla, no lo hicieron. Es más, la estuvieron urdiendo durante mucho tiempo y ahora, no conformes, habiendo sido las sanciones occidentales antirrusas, un enorme fracaso, como reconoce hoy el Washington Post, buscan fogonearla aún más. No entienden que Rusia jamás cederá. No aprendieron la lección de Leningrado. Una vez más, los supuestos paraísos pueden convertirse en los peores infiernos.

Putin entrega ofrendas florales por los muertos en la ex Leningrado

HACIA EL NORTE DE BRASIL (III)

Sigo con esta suerte de diario privado de viaje, sobre el norte de Brasil, en retrospectiva sobre el verano de 2018.

Tras tres noches en Recife, gastando 333 reales, unos 70 reales en combustible y unos 150 reales en comida, siempre para nuestra pareja, partimos el domingo 7 de enero, al mediodía, hacia más al norte.

Pasamos al costado de Joao Pessoa (a 104 km. de Recife) y Natal (a 330 km. de la capital pernambucana), otras dos grandes ciudades emblemáticas de la costa nordestina, para arribar a Fortaleza, el lunes 8 por la mañana, nuevamente tras pernoctar en el largo camino.

En este tramo, que sería el más largo al interior de Brasil, ya que se trataba de casi 800 km., gastamos unos 210 reales en nafta y cerca de 120 reales en comida. Aunque más allá de las erogaciones, debe tenerse en cuenta el esfuerzo puesto en arribar a destino, con el sol de frente, la creciente humedad, las mañanas donde se siente el sopor, por las noches mal dormidas en el auto, etc. etc. Esto lo expreso sobre todo para disipar las fantasías que se hacen muchos cuando ven estos viajes, con el ser amado, creyendo que son verdaderas “lunas de miel”. Obvio que hay placer y que es un gran gusto compartir tales aventuras con “el amor de nuestra vida”, pero no todas son “color de rosa”.

Cuatro noches estaríamos en Fortaleza, gastando un total de 540 reales en alojamiento, 200 reales en comida y unos 150 reales en nafta. Dicha ciudad es la capital del Estado de Ceará, tiene 2,6 millones de habitantes, es la quinta ciudad más grande del país y es la séptima mayor paridad de poder adquisitivo del país. En su área metropilitana, incluye a algo más de 4 millones de personas.

Decidimos descansar allí como nunca antes excepto San Salvador de Bahía, Río Das Ostras y Rio de Janeiro, porque sabíamos que se venían días y hasta semanas de largo trajinar, si queríamos ir al Amazonas y cruzar hasta Venezuela. Ese era el plan original, por descabellado que pareciera, aunque no sabíamos que sufriría alteraciones, que a la postre, serían positivas.

Primera gran sorpresa al arribar a Fortaleza, fue avistar sus grandes hélices eólicas, ubicadas cerca de su gran puerto.

Respecto a la playa, fue el único lugar desde Rio de Janeiro hasta allí (unos 2.600 km.), que nos costaron días seminublados, a pesar de que nunca sufrimos lluvias en todo el largo camino. Aquí les dejo algunas imágenes, incluso personales.

Había un supuesto “árabe” también por allí. Un tanto excedido de peso, habría que reconocerlo.

Aquí algunas pocas fotos de la ciudad y su costanera, más allá de que nos gustó, no la notamos muy diferente de Recife. Aunque también deba decirse que Fortaleza tiene 34 km. de playas y es la ciudad más cercana a Europa (concretamente, Lisboa la capital de Portugal), a 5.608 km. de distancia pura. El Viejo Mundo tiene una connotación especial para Fortaleza, porque hasta su nombre se debe a europeos. En efecto, fueron los nederlandeses quienes construyeron un Fuerte allí entre 1649 y 1654, cuando exploraban sus costas.

Nos despedimos con esta imagen mía en Praia Do Futuro, el balneario más reconocido de Fortaleza.

El video preparado por Ekaterina Z. en su página personal de You Tube:

Nos quedaba por delante, el último destino brasileño “civilizado”, antes del Amazonas: Belem do Pará.