REGRESOS TENISTICOS

Desde 1982, juego al tenis casi ininterrumpidamente. El “casi”” está marcado por la excepción de unos 13 años, muchos de ellos estando en matrimonio, en los cuales prácticamente me forzaron -o me forcé- a dejarlo. Son esas “jaulas” en las que solemos introducirnos por elección, las personas, confundiéndolas con parejas legales.

El “deporte blanco” (expresión ya antigua al ver ropas y zapatillas multicolores “a lo Andre Agassi”) es maravilloso por donde se lo mire. Culto a estaturas o fisonomías privilegiadas, de mucho cuidado en dietas pero sobre todo ejercicio de brazos y piernas, impone esfuerzo, sacrificio, talento para desafiar a la física pero también lucidez mental y temple para luchar contra el adversario pero también contra el desgano o la desconcentración de uno mismo. Grandes promesas quedaron en el camino y muchos por quienes nadie apostaba, alcanzaron la cumbre. Yo siempre lo jugué, especialmente luego del “boom Guillermo Vilas” en los setenta, con gusto y placer, disfrutándolo a pleno, aprendiendo como pude, con clases especiales de mi amigo y colega Darío Mengucci.

Desde 2010 hasta 2013 me asocié al Sport Social Club (en Villa María), un ámbito privilegiado del centro del país, con una docena de canchas, habituales anfitrionas de torneos “Future” de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), habiendo jugado aquí cuan jóvenes, verdaderas estrellas del tenis argentino y mundial. Incluso el ya nombrado Guillermo Vilas en sus años de cuasi retiro, visitaría este querido club en octubre de 2012. La vida me recondujo a Rosario y ya en estos últimos años, mudé mi membresía al Prado Español, en la vecina orilla de Villa Nueva. El domingo pasado, volví al Sport pero para ver un evento tenístico de gran relevancia profesional internacional, el ATP Challenger de Villa María, en el marco del cumpleaños de la ciudad.

Además de ser “un mimo en el alma”, tras Hamburgo 2019 y Buenos Aires 2020 -prepandemia-, me fue muy grato reencontrarme con viejos amigos como Juan Iribas, con quien jugamos brillantes cotejos (amistosos) y también conocidos, como el organizador de turnos de canchas Fernando, el Juez Federal y colega docente en la UNVM, el correntino Roque Rebak, el médico radiólogo Menoyo, el profesor de tenis, el leonense Carlos Ronco -a quien conozco de mi paso como socio de Gimnasia y Esgrima de Rosario en los ochenta-, los jóvenes Leopoldo López, Nicolás Verdoljak -con su papá- y tantos otros. Pero la jerarquía del torneo, con muchos jugadores singlistas y doblistas, ubicados en los puestos superiores al 100, pero que en algún momento ocuparon los top 70 u 80, ganando finales, amerita que me dedique a escribir sobre él y ya no de mis relaciones sociales.

El domingo pasado y el lunes, se jugaron las clasificaciones, genéricamente la etapa “qualy”, donde sorpresivamente perdió entre los más célebres, el argentino Guido Andreozzi (31 años, ex 70 del mundo en 2019).

En primera ronda, ganaron los connacionales, Facundo Bagnis (32 años, número 55 en 2016 y oriundo de la localidad santafesina de Armstrong aunque criado en Cañada de Gómez) y Camilo Ugo Carabelli, alias “El Brujo” (23 años, rankeado 96 en agosto 2022), dos estilo opuestos: mientras el primero es más sobrio y parejo en sus golpes, el segundo hace gala de un tenis agresivo y super dinámico. Ambos les ganaron de modo categórico, al brasileño Orlando Luz y al marcojuarenze Alejo Lingua Lavallén, respectivamente.

En cambio, Renzo Olivo, el rosarino de 30 años, hijo del dueño del viejo Hanser, club privado de calle Urquiza y Santiago a pocas cuadras de donde yo vivía, ex integrante del equipo argentino campeón de Copa Davis en 2016, que llegara a top 100 en ese año, le ganó apretado en el primer set a una joven promesa porteña, Alexander Barrena, de 19 años aunque en el segundo lo terminó pasando por arriba, haciendo valer su vasta experiencia.

También ganaron Juan Manuel Cerúndolo, de 20 años, número 79 en enero 2022, hermano menor de quien está desarrollando una gran carrera en el exterior, el polémico Nicolás Kicker (30 años, número 78 en 2017), el americano nacionalizado argentino Andrea Collarini, Facundo Díaz Acosta  y Franco Juárez entre otros. Perdió Román Burruchaga, el hijo del campeón mundial de fútbol, ex compañero de Diego Maradona en México 1986 e Italia 1990, contra un aguerrido veterano brasileño, Daniel Dutra da Silva.

Hoy miércoles, terminando con los dieciseisavos de final, duelo de peruanos –el limeño Juan Pablo Varillas, el primer preclasificado del torneo, con 26 años, top 100 en agosto pasado, tras remontada, le ganó en un partido parejo a Nicolás Alvarez- y el alemán Yannick Hanfmann (30 años, top 92 en 2018) al argentino Francisco Comesaña, por walk-over. Finalmente, otro connacional, Juan Bautista Otegui, triunfó sobre el ruso-kazajo Dmitry Popkó.

Con el alemán Yannick Hanfmann

Jueves 22 se juegan los octavos de final, el viernes 23 los cuartos, el sábado 25 las dos semifinales y el domingo 26 se desarrollará la final, con premios a repartir, por valor de casi 46.000 dólares.

Ojalá la ciudad, una de las cuatro en el mundo, donde se juega esta semana este tipo de competiciones, se congregue masivamente en el Sport así puede disfrutar de los espectáculos que brinden estos jugadores de nivel global.

Acerca de Marcelo Montes

Doctor y Magister en Relaciones Internacionales. Politólogo. Profesor universitario, área Política Internacional. Analista de la política exterior de la Federación Rusa. Investigador. Columnista de medios de comunicación escrita, radial y televisiva. http://consultoriayanalisisrrii.blogspot.com.ar/ https://twitter.com/marceloomontes
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