Doctor y Magister en Relaciones Internacionales. Politólogo. Profesor universitario, área Política Internacional. Analista de la política exterior de la Federación Rusa. Investigador. Columnista de medios de comunicación escrita, radial y televisiva. http://consultoriayanalisisrrii.blogspot.com.ar/ https://twitter.com/marceloomontes

EL INICIO DEL “AMERICA FIRST”: EL “FAR WEST”

El sello distintivo del discurso que catapultó a Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, en noviembre de 2016 y que sería el sello de buena parte de su primer mandato, fue y es, la prioridad otorgada al interés y bienestar de los propios americanos, lo cual se condensa en su expresiva “America First”. Al tratarse de un velado reproche a las gestiones anteriores de la Casa Blanca de las últimas tres décadas por lo menos, incluyendo las republicanas y obviamente las demócratas que priorizaron la contribución de Estados Unidos a la globalización y asi, a sus potenciales rivales como China, en realidad no es una fórmula novedosa. Por el contrario, recoge la más genuina tradición de la “excepcionalidad americana”, aquello que lo hizo original, diferente y poderoso al “gran país del Norte”, lo mismo que lo llevaría a atribuirse el derecho a expandir la democracia y el capitalismo alrededor del mundo.

Porque esas 13 colonias de la costa este lindante con el Atlántico, que nacieron de las diásporas de peregrinos expulsados por las guerras religiosas europeas en el siglo XVII que sellaron el Pacto del Mayflower para construir una sociedad inédita, igualitaria, rousseauniana y con una elevada catadura moral puritana, desde sus inicios, se plantearon ser forjadoras de un “Destino Manifiesto”. Fueron edificando sus cimientos desde el autogobierno democrático local, pasando por su independencia (fiscal y militar) de la hegemónica e imperial Gran Bretaña y luego, paso a paso, ampliando la frontera hacia el oeste inexplorado, virgen, habitado por tribus indómitas de indios salvajes.

Además de la compra de Alaska al poco visionario Zar ruso en 1867, la adquisición de la Louisiana a los franceses, por parte de Jefferson en 1803, al oeste del Río Mississipi, fue decisiva para estimular la colonización de miles y miles de americanos, además de gentes de otras latitudes (chinos, japoneses, judíos, hindúes, hasta chilenos y peruanos). Incluyendo la mítica batalla del Alamo (1836), el triunfo sobre los mexicanos en el bienio 1846-1848, permitiendo anexar Texas, California, Arizona y Nuevo México -equivalente a la pérdida del 50 % del territorio para el país vecino-, le dio mayor certidumbre al horizonte del proyecto colonizatorio al que se le sumó la “fiebre del oro” (1848-1849). En cualquier caso, fue el “America First” del siglo XIX, porque semejante empresa civilizatoria, se hizo con la anuencia del Estado americano, pero por cuenta y riesgo de los propios colonos: tal aventura implicaba, priorizar la territorialidad americana, ampliándola, urbanizándola, conectándola vía el ferrocarril. Ello explica por qué y a diferencia del resto del continente, Estados Unidos pudo plasmar el sueño hamiltoniano de una industria nacional fuerte y pujante, “protegida”, sí, pero naturalmente, por la gran expansión de su geografía habitable y cultivable.

Esa conquista del “Far West” no fue nada sencilla. El cine de Hollywood ha hecho innnumerables reconocimientos a tal proeza humana. Tal vez de manera edulcorada y un tanto nacionalista ostentosa, “for export” luego de la II Guerra Mundial: Gary Cooper, James Stewart, John Wayne, Robert Mitchum, Richard Widmark, Henry Fonda, Anthony Quinn, Clint Eastwood y tantos otros actores han protagonizado recordadas películas donde personificaban a los vaqueros, pistoleros, “cowboys”, incluso “sheriffs” y “marshalls”, que con sus caballos y revólveres inventados por Samuel J. Colt, se batían en duelos memorables, aquellas formas nobles de dirimir reyertas, venganzas, “cazar recompensas” o cobrar viejas deudas pendientes entre sí o con forajidos, deseosos de asaltar las caravanas de miles de migrantes que surcaban las praderas hasta poder instalarse y fundar poblados.

Los delincuentes también tuvieron sus historias: Billy The Kid que moriría con apenas 21 años, Joaquín Murrieta, Sundance Kid, Butch Cassidy, Jesse James, etc. Igualmente, los caciques o líderes indios como Toro Sentado, Tekumseh, etc. así como los blancos que simpatizaban con ellos, fueron objeto de leyenda: “Caballo Loco”, personificado por el irlandés Richard Harris, el teniente Dunbar de “Danza con lobos”, escenificado por Kevin Costner y tantos otros. En el medio, cabe citar a personajes como Davy Crockett, Daniel Boone y hasta Buffalo Bill, gran cazador de bisontes, que podía entenderse muy bien con los indios, aunque peleara contra ellos, del lado del Ejército federal.

Esa mirada hollywoodense, sumado a la versón italianizada, más parodial, que construyó el “spaghetti western, el de Lee Van Cleef, Franco Nero, Bud Spencer y Terence Hill, que se complementa con las series de los años sesenta y setenta, como “El llanero solitario”, “Bonanza”, “Valle de pasiones”, “El Gran Chaparral”, “El hombre del rifle” y “La familia Ingalls”, tal vez, no era lo suficientemente descriptiva del tremendo escenario de cambio social, económico y hasta ecológico que implicó aquella fenomenal proeza.

Muchos de los colonos eran sectas religiosas, como los mormones, lo cual les permitió avanzar en grupos fervorosos, autoorganizados y solidarios, lo cual les permitió continuar y afrontar con estoicismo la larga travesía, plagada de obstáculos: los robos a las carretas y diligencias, el cuatrerismo (hurto de ganado), la amenaza india y las enfermedades mortales como la disentería y el cólera. La trata, o sea, la compra y venta de mujeres para la prostitución, ya era común por aquellos años, considerando la gran cantidad de hombres dedicados a actividades económicas como el trabajo en las minas, el cultivo de cereales, la cría de ganado vacuno o la instalación de vías férreas o postes de telégrafo. Ellas eran clave para los burdeles y saloons, donde también los hombres montaban casas de apuestas. Pero la “otra mujer”, la de la familia, tenía un doble papel: en el hogar estrictamente, con el cuidado de sus hijos pero sobre todo, a cargo de la educación pública, civil y religiosa. Las viudas que se habían convertido en pioneras y las amerindias, también eran protagonistas de la vida civil en los nuevos asentamientos. Las condiciones climáticas y sobre todo, los inviernos, tampoco eran muy estimulantes para aquellas primeras sociedades del “Lejano Oeste”.

La ocupación de los pioneros no sólo implicó un gran cambio ecológico, expandiendo la frontera del alambrado de campos y cultivos, sino también demográfico expulsatorio: desplazó definitivamente a mexicanos e indios, condenando a estos últimos, expoliados y diezmados luego de sangrientas guerras famosas, a las reservaciones del Estado federal. La “fiebre del oro” californiana, por ejemplo, supuso la caída de la población aborigen de 150.000 almas a 30.000 en 25 años, en las cercanías de San Francisco, ciudad que creció al mismo tiempo, de la mano de las raza blanca y amarilla, exponencialmente.

Todo ese tipo de adversidades pero también epopeyas, construyeron el mito del esfuerzo y sobreesfuerzo americano, personalmente responsable, arrollador, exitoso, capaz de lograr lo imposible y desde esa autoestima colectiva, se fueron construyendo los pilares de una nación que luego en el siglo XX, sobre todo, en su segunda mitad, lideraría el mundo.

La pregunta que cabe hacerse es si el entusiasmo de Trump por esa idea del “America First” es justificado, considerando que el mito del “Far West” tuvo algún componente racista pero al mismo tiempo, implicó una aceptación y hasta una búsqueda deliberada de la nación americana, aún con su propio camino -expansionista- por un lugar en el mundo. Precisamente, no parece ser ésa la intención del discurso trumpiano, más inclinado a retraer o replegar el espíritu americano hacia dentro y así, tornarlo incompatible y hasta confrontativo con el resto del globo.

UN MAGO DEL FUTBOL

Los Millennials nacían a este mundo cuando ya Juan Román Riquelme, uno de los cuatro mejores jugadores de futbol que dio este país junto a Maradona, Messi y Bochini, empezaba a deslumbrar en el Mundial Juvenil de 1997 logrando campeonar a la Argentina en Malasia. Hoy, es nombrado en una nueva faz, la política, candidateándose como Vicepresidente segundo de una lista opositora al macrismo hegemónico en Boca Juniors, el club de la Ribera en el que se consagró desde 1996 a 2002, a pesar de que se había formado en “el semillero del mundo”, Argentinos Juniors, la entidad del barrio porteño de La Paternal, del cual es hincha, el actual Presidente argentino electo, Alberto Fernández.

De bajo perfil mediático, a menudo hermético, lo cual le granjeó pocos amigos en un país como Argentina, donde hay que abrir la boca hasta cuando redunda, Riquelme era un jugador algo cuestionado por su frialdad y hasta “lagunas mentales” en el juego, especialmente por su forma displicente de desplegar su fútbol. Pero nadie jamás pudo dudar de su inteligencia extraordinaria para mirar la dinámica del partido, colocar preciosas asistencias de gol y cuando no, potentes y precisos remates al arco desde media distancia o tiros libres. Era muy difícil -o imposible- arrebatarle la pelota: sacaba de quicio a sus marcadores, dejándolos siempre al borde de la tarjeta amarilla o la expulsión. Con un físico muy particular -y raro para un “enganche” de su categoría-, aunque tampoco fuera un 10 normal, Riquelme sabía como pocos, esconder el balón y sacar pases filtrados, que descolocaban a los defensores rivales. Como si tales talentos no le alcanzaran, dominaba mentalmente el juego, supliendo la disciplina táctico-física con su dominio mental.

Aquí lo vemos lucirse jugando para la selección argentina dirigido por Peckerman y Bielsa contra el Brasil campeón mundial de 2002, en 2005 y el Chile de Bielsa en 2007, respectivamente. En ambos partidos, Riquelme sería la figura central, marcando hermosos goles contra sendos rivales poderosos.

En el Mundial de Alemania de 2006, el único que jugó, Argentina quedaría eliminada por el anfitrión por penales en cuartos de final. Fue el último mejor equipo nacional que yo viera jugar en certámenes globales. Observarlo a Juan Román jugar con Messi era un deleite especial. Los absurdos caprichos de Bielsa en 2002 y Maradona en 2010, lo privarían de jugar otros dos Mundiales.

A nivel de clubes, Riquelme jugó también en el Barcelona (2002) pero sin destellar como lo haría en el pequeño Villarreal de España (2003-2006), llegando a una semifinal de la Champions League, cobrándose revancha de su experiencia anterior. Volvió a Boca Juniors (2007-2013), su verdadero lugar en el mundo aunque se retiró donde había comenzado: en Argentinos Juniors (2014).

Admirado y respetado por los hinchas de River, me despido con los goles que Riquelme le marcó a mi Colón: lo tuve que padecer pero al mismo tiempo, disfrutar y envidiar sanamente, a menudo, jugando en contra.

EL COSTADO HUMANO DE LE MANS (X 2)

Es un circuito europeo muy especial pero mucho más lo es la carrera que se desarrolla allí año a año, a pesar de que que haya perdido cierto fulgor de antaño, de la mano de la modernización tecnológica. Cerca de la localidad -comuna de 143.000 habitantes- de Le Mans, Francia, sede de la fábrica de Renault, más exactamente en el circuito de La Sarthe, cada mediados de junio, se pone a prueba en un día entero, corriéndose de noche, la resistencia de pilotos avezados y autos, con velocidades que pueden oscilar entre 300 a 405 km/hora. Por eso, el cine le ha rendido su merecido tributo, tanto en los años setenta como en la actualidad, tal vez recordando aquellas épocas donde el hombre hacía rendir a la máquina y no al revés.

En 1971, se estrenó “Las 24 Horas de Le Mans”, con un galán del momento, el actor norteamericano Steve Mc Queen, quien tendría una corta vida, apenas medio siglo, falleciendo en México, de un cáncer de pulmón. Dicha película estaba basada en hechos reales aunque los personajes eran ficticios. Lo relevante del filme, con la banda sonora a cargo del genial compositor parisino Michel Legrand, donde prevalecen la fotografía y el audio de poderosos motores en desmedro del guión o el diálogo, era mostrar al televidente, además de todo lo que rodea al espectáculo, el costado humano del mismo: el dolor de un piloto por la muerte de su amigo en la temporada anterior; la solidaridad con su viuda que siguió concurriendo a las competencias y la posibilidad de priorizar un segundo puesto en aras del equipo, aunque a diferencia de la otra película que comentaremos, por decisión propia del piloto involucrado.

Hace apenas algunos días, se estrenó otro filme “Contra lo imposible”, dedicado a una experiencia épica que rodeó a Le Mans, pero en 1966. Ferrari, la marca italiana, que fabrica pocos pero exquisitos modelos al año, incluyendo de competición, ganaba la carrera consecutivamente desde 1961 a 1965. Ford, la gran marca americana, gracias al entonces gerente comercial y creador del modelo Mustang, Lee Iacocca (décadas más tarde, salvador de la quiebra de Chrysler y fallecido en julio de este año), decide ingresar al mercado de las competencias automovilísticas en Europa y por lo tanto, desafiar a Ferrari, luego de haber intentado comprarla en apenas 10 millones de dólares. Lo que eran decisiones estratégicas comerciales, puramente racionales, en realidad, encubrían enormes pasiones humanas. El orgullo de Don Enzo Ferrari “Il Commendattore, mancillado por la ignominiosa oferta de Henry Ford II y la no menor vanidad de éste, quien buscaba una manera de emular y opacar a su abuelo y su padre juntos, fueron los motores empresariales de la nueva aventura.

Pero la hazaña de derrotar a Ferrari, no hubiera existido tampoco sin el afán emprendedor de Carroll Hall Shelby, un joven texano multimillonario especializado en la venta de autos con motores europeos en Estados Unidos pero que había finalizado frustrado su fulgurante carrera profesional como piloto, al diagnosticársele una enfermedad cardíaca que paradójicamente, lo dejaría sobrevivir hasta los 89 años -murió hace 7-. Mucho menos, sin la pasión y obsesión del oriundo de Birmingham (Inglaterra), veterano de la II Guerra, emigrado a Estados Unidos, piloto de carreras en dicho territorio, dotado de un gran conocimiento y sensibilidad mecánicas, Ken Miles. Entre ambos y el equipo de ingenieros y diseñadores que formarían, lograrían quebrar la hegemonía ferrarista, que nunca más volvería a los sport prototipo o Endurance y sólo tendría cuatro pilotos campeones en la Fórmula Uno, en las últimas cuatro décadas y media: el austríaco Niki Lauda, el sudafricano Jody Scheckter, el alemán Michael Schumacher (5 veces) y el finlandés Kimi Raikkonen. En 90 años recién cumplidos de Ferrari, el del finés en 2007, fue el último título mundial logrado por un piloto de Il Cavallino Rampante“.

La película recién estrenada, también es un canto a la deportividad, otro jalón que se ha ido deteriorando a lo largo del tiempo. Decisiones de equipo, tomadas en nombre del contrato o del dinero o del prestigio de la marca, por las cuales un piloto menos destacado aunque coyunturalmente ganador en la evolución de una carrera, debe ceder su lugar al número uno del equipo, terminan afectando la credibilidad de la competencia, además de lesionar vínculos entre los mismos corredores. Así como Miles en 1966, a lo largo del tiempo, en F1, Peterson, Reutemann, Raikkonen, hoy Bottas, Leclerc y tantos otros, han tenido que padecer situaciones semejantes, desafiando o no, las órdenes desde boxes y pagando altos costos en los casos de no mostrar docilidad u obediencia debida, exigidas por la letra fría de contratos.

Dicho sea de paso, la imagen de los 3 Ford cruzando al unísono la línea de meta en Le Mans 1966, habiendo humillado a Ferrari, se parece a la llegada del domingo pasado 17 en Interlagos, el GP de Brasil en F1, cuando un débil Toro Rosso, con motor Honda, a cargo del francés Pierre Gasly, habituado al último pelotón, evitó a metros de llegar a la bandera a cuadros, el sorpasso del séxtuple campeón mundial, el británico Lewis Hamilton, al mando del imbatible Mercedes Benz. Como aquella oportunidad cuando el motor americano destronó al italiano, será éste el presagio de que a partir de la nueva normativa de la máxima categoría en 2021, los japoneses derrotarán a los alemanes?

Cabe recordar que aquellos tiempos de Le Mans, donde marcas como Ferrari, Ford, las británicas Jaguar y Aston Martin y la francesa Matra-Simca, han quedado muy atrás. Hoy, se disputan el cetro allí, desde 1979 en adelante, los alemanes de Porsche (15 veces ganador) y Audi (13 triunfos, 9 de los cuales catapultaron al danés Tom Kristensen), muy superiores a los franceses de Peugeot (3 victorias, la última hace una década), los japoneses de Toyota (ganadores en las ediciones 2018 y 2019, de la mano del español ex campeón de la F1, Fernando Alonso) y Mazda (una sóla vez), más Bentley, Sauber, BMW, Mc Laren y Rondeau, entre otros.

Párrafo final para el hijo de Miles, Peter. Tenía 15 años cuando vio ganar, dar “su vuelta perfecta” pero también morir a su padre, en el desierto californiano de Riverside, un 17 de agosto de 1966, probando otro modelo Ford, el J-Car -luego del accidente, renombrado MK IV, que correría el gran Mario Andretti en Le Mans 1967-. Hoy, a los 70 años, tras no haber visto más una carrera desde 1965, es un empresario dedicado a la venta y colección de autos vintage, entre otros, los Cobra que adoraba su amado padre. Otro ejemplo más de que en algún lugar nuestro, llevamos la pasión de nuestro padre, por más que nos haya dejado hace tiempo.


COLON: CUANDO EL AMOR NO ALCANZO

Era una final de dos clubes que jamás alcanzaron un título. Una final de “pobres”, pero con premios multimillonarios y promesas de futuro increíbles. Pero todo el amor a un club (Colón) con 114 años de historia frente a otro, Independiente del Valle (ecuatoriano), con apenas una década, no fue suficiente para torcer la historia. Ni siquiera los 35.000 hinchas que puso el primero en el Estadio “La Olla” de Cerro Porteño de Asunción del Paraguay, más los 5.000 en el fan fest, contra los 600 plateístas del novel equipo andino. Fue, seguramente, el récord Guinness de masivo éxodo de hinchas de un país al extranjero, superando incluso a europeos pero tampoco alcanzará para mitigar el dolor del regreso. Ni siquiera el mérito para un equipo que llegó lejos, no mostrando demasiado, con un planteo táctico discutible, algo desarticulado en sus líneas, con algunas individualidades descollantes en partidos anteriores pero que hoy, incluyendo lesiones clave, un penal errado y una lluvia torrencial que cambió el curso de la historia, tampoco pudieron contra un digno campeón, carente de hinchas aunque genuino representante de un proyecto deportivo claro y consistente, con jugadores jóvenes y veloces. No es un reproche porque este grupo dejó todo a lo largo de todo el torneo, pero sí pretende ser la descripción de un equipo que no es tal, ni siquiera en el campeonto argentino, donde navega en mitad de tabla hacia abajo, más cerca del descenso que de la punta.

Yo prefiero neutralizar o moderar ese dolor, tan parecido al de julio de 1989 o junio de 1993 o mayo de 2014, de otra manera, recordando las imágenes de aquella gente que hace grande a mi club. Los hinchas que sin contar con ingresos abultados, hicieron el enorme sacrificio para arribar hasta Paraguay. de cualquier forma: en auto, en 350 buses, en casas rodante, hasta en moto y en bicicleta. Ellos y ellas que postergaron una boda por estar en esta final; el abuelo de 75 años; el hijo que perdió a su padre que hubiera viajado; el que retrasó el transplante de riñón; el soltero que se vino de Australia; el otro casado con familia y todo desde Israel; el verdulero que delira con Colón hasta en la góndola; el ex campeón mundial de boxeo que viajó y cruzó la frontera, como un simpatizante más; el “loco” que ploteó entera su camioneta; el aún más “demente” que se tatuó la espalda con el “Cementerio de los Elefantes”; el comerciante que decidió regalarse un feriado para sí; los cientos que vendieron pertenencias para poder decir “presente” en un acontecimiento, una ilusión, que prometía ser el parteaguas de la vida de un club sufrido pero también de sus propias historias anónimas, incluyendo el cobro de una, un hombre de 61 años.


No importa si los hinchas de Unión, el clásico archirrival, o los de Rosario Central o Talleres de Córdoba que fueron los únicos campeones de la Copa en disputa, están felices con nuestra desgracia. Tampoco importa si la final y el éxodo masivo de colonistas fue ignorada o cubierta parcialmente por los medios nacionales; el saldo positivo económico, los 2 millones de dólares que engrosarán las arcas de un club que estaba hace 3 años, al borde de la quiebra. Menos importa si el flamante campeón es un especialista en amargar a clubes argentinos en instancias definitorias (Boca, River, Independiente, San Lorenzo, Unión) o en que en poco tiempo (3 años), ya logró jugar 2 finales internacionales, ganando ésta. Cualquier lamento o consuelo servirán de poco a esta hora, la del regreso triste, desolador, en silencio hasta la capital provincial.

Pero es cierto tambén que Colón y su hinchada son grandes por esa misma historia, pletórica de alegrías puntuales, efímeras y muchas angustias, tal vez profundas, habiendo renacido una y otra vez. Este tipo de experiencias que nos permitieron vivir uno de los años más emocionantes de nuestras vidas como seguidores del club, peleando cuatro torneos al mismo tiempo, tres en instancias definitorias, cuando en febrero-marzo pasado, nada lo hacía presagiar, viajando a cinco países del continente, haciendo conocer al continente y al mundo, “la marca Colón”, seguirán alimentando el mito, de un club chico que se va agrandando cada día más, quizas no tanto por los logros deportivos, sino por el corazón de sus simpatizantes tan pasionales. Los que han demostrado una vez más, contar con un amor inconmensurable hacia los colores rojo y negro, la “sangre y luto”, la de los “Negros”, la “Raza”, la de los humildes pescadores del Río Salado.

Porque el fútbol da revancha y Colón tiene una hinchada que es campeona hace largo tiempo. Algún día tendrá un equipo que sea acorde a ese amor que le tributa su fiel tribuna. Ese día, cuando pueda borrarse este sinsabor del 9/11/19, logrará el título tan deseado por tantas generaciones. Sueño y me pellizco, quizás no sea en territorio ajeno y sí en el propio Cementerio de los Elefantes, su propia casa, donde cayeron tantos grandes del país y el mundo. Un título nacional u otro internacional, con muchos jugadores nacidos en el club. Con un técnico con una propuesta más ofensiva que los recientes y el actual. Ojalá lo pueda vivir.

Te quiero mucho Colón, gracias por todo lo que me has brindado en esta vida. A levantarse una vez más.

NO FUE EL ULTIMO VERANO EN PARIS

Advertidos de la hermosa pero lacrimógena canción de ABBA, “Our last summer” donde una amante lamentaba el último verano en París, con un tal Harry, a posteriori casado, un burgués padre de familia y fanático del fútbol, recorrimos París sin desayunar ni comer croissants en cada bar aunque sí caminando al borde del Río Sena, pero sobre todo, con el proyecto de volver a visitarla. Porque la vida no es una cuestión de stock (disfrutar una sóla vez y no hacerlo más) sino de flujo (más y más placer).

Con dicha convicción, conocimos la Torre Eiffel y sus alrededores, incluso el Jardín de las Tullerías y el emblemático Museo del Louvre. En cada momento, fui imaginando la fastuosidad con la que vivía la monarquía antes de 1789.

El lujo y las Ferrari están también presentes cerca de la Torre.

En las fuentes de enfrente de la Torre, con mayoría de inmigrantes en una jornada de muchísimo calor de agosto.

De ahí en más el largo pero refrescante camino a las Tullerías y al Louvre.

Hacemos un alto en el camino para mirar detenidamente el mausoleo urbano levantado con adornos florales dejados por sus admiradores anónimos, en honor a “Lady Di”, la Princesa Diana de Inglaterra, quien falleciera en un trágico accidente en ese túnel de París a orillas del Río Sena, hace 22 años.

Más allá, el busto a los exploradores franceses del siglo XVII que descubrieron el Canadá: Champlain y Cartier.

Winston Churchill también tiene su estatua merecida en las cercanías.

Continuando con la caminata.

Termino mi artículo con dos menciones al cine y París.

Uno, la referencia a otro actor de Hollywood (Tom Hanks) que filmó también en el Museo del Louvre, junto a la actriz gala Audrey Tatou (Amélie -2001-) aunque preferentemente de noche, en la película Código da Vinci (2006). Aquí, se puede ver la escena final, con música de Hans Zimmer.

https://www.youtube.com/watch?v=KcfNpfaGejA

La segunda mención se refiere a un video futurista de 1985, del grupo británico Duran Duran, que habiendo compuesto la banda sonora del último James Bond que hiciera Roger Moore -“En la mira de los asesinos”, en la propia Torre Eiffel, se atrevería a grabar un atentado con una videocámara simulando un dron actual. Para ratificar una vez más, la visión y creatividad artística que abundaba en esa época, un lustro y medio antes del final de la Guerra Fría.

https://www.youtube.com/watch?v=skLWuiEkVvk

 

 

UN HOMBRE DE OTRA EPOCA: ALAIN DELON

“Si realmente estamos enamorados, debemos animarnos a todo” (Alain Delon)

Aquella era otra época, tal vez, de la mano de la ausencia del cambio tecnológico, tal como lo conocemos hoy. Me crié, rodeado de dos hermanas mucho mayores, una de las cuales sentía devoción, adoración, fascinación por un hombre mayor, de cabello negro, realmente bello, que a través de posters que exaltaban su figura, adornaban la totalidad de la habitación. Creo que hasta el día de hoy, estaría “enamorada” de ese hombre y hubiera corrido hasta él, a buscarlo a París, si tenía la oportunidad de hacer realidad la frase que él mismo acuñó.

Ese hombre, era Alain Fabien Maurice Marcel Delon, actor, cantante y empresario francés, uno de los tantos “bon vivant” y sexies galanes glamorosos de los años sesenta y setenta. Claro, hoy comprendo lo fácil que es enamorarse de un poster, de una foto, de una imagen que estéticamente luce impecable. Lo importante es hacerlo desde adentro, allí, en las profundidades del alma del otro u otra. Ya volveré al final al reflexionar sobre esto. Pero primero, vayamos al comienzo “feliz”.

Delon gozó de 62 años de carrera. Volvió de la última guerra imperial francesa, de la Indochina (luego Vietnam) y sin trabajo, gracias a una actriz, empezó a circular en los sets de grabación para no terminar. La belleza dle actor peor también su estilo de caballero y sobre todo, su voz, conquistaría mujeres y directores en Francia y toda Europa, aunque no en Estados Unidos. A la par de grandes amores como Romy Schneider y Mireille Darc, hizo grandes películas (“El gatopardo” -1963-, “El tulipán negro” -1964-, “El samurai” -1967-, “Arde París?” -1966-, “Zorro” -1975-, “Aeropuerto 79: el Concorde” -1979-, “Tres hombres para matar” -1980-, etc.). Amigo de amigos, todostan machistas como él, organizó peleas de box en Francia para Jean Claude Bouttier y luego, el argentino campeonísimo mundial Carlos Monzón. Esta relación lo ligaría a ex Presidentes como el propio Carlos Menem.

Delon fue siempre un burgués conservador. Adoraba en aquellos años mozos, la “buena vida”: romances, trabajo, alcohol, viajes, lujo, placer y más placer. Lo rodeaba el glamour. Tal vez, eso hizo que nunca tuviera grandes reconocimientos por su cine. Estuvo 7 veces nominado en el Festival de Cannes pero nunca ganó.

Las décadas pasarían, el tiempo no avanzaría en vano sobre su físico, sus amores morirían, sus amigos idem, él se divorciaría, sus dos hijos varones se distanciarían, había confesado que ya se resignaría a morir sólo, con su perro.

Claro, Delon estaba comprobando hasta abril de este año que su estrella se estaba apagando irremediablemente, incluso mucho antes de su vida. Europa está llena de inmigrantes, ya no hay lugares para tipos como él, su compatriota Jean Paul Belmondo, el inglés Roger Moore y tantos otros que alardeaban y conquistaban con su machismo.

Vivimos otra era. La misoginia es condenada oralmente por el tribunal global (o europeo) feminista, igual que la violencia de género, la homosexualidad es visibilizada como nunca y las jóvenes generaciones, los “Millennials” verían hoy a Delon como un verdadero “dinosaurio”. Eso hizo que el propio actor se hiciera célebre por sus polémicas declaraciones en contra de todo esto, con un lenguaje políticamente incorrecto y hasta firmando su apoyo al Frente Nacional de Le Pen.

Pero claro, suele ocurrir que cuando estamos al borde de caer rendidos, aparece alguna luz reivindicatoria. El Festival de Cannes, decidió premiar en vida a Delon, otorgándole la Palma de Oro honorífica en abril pasado. Unas 26.000 firmas se juntaron por parte de la organizaciones feministas, para impedir la ceremonia, pero los organizadores del Festival hicieorn caso omiso a la presión. Anouchka, la hija comprensiva del actor, sí, una mujer, aceptó subir a entregarle el premio. Delon habló y lloró de la emoción, pero sobre todo, agradeció a las mujeres de su vida, particularmente a las que ya no puede ver en vida.

En agosto pesado, como otra jugada rara -o no- del destino, Delon sufrió un ACV que lo depositó en una clínica privada suiza, allí en el país del que se había hecho ciudadano, decepcionado con su Francia decadente. La pelea familiar, los hijos enfrentados a Anouchka, la pérdida de sus amores, estuvieron a punto de enterrarlo.

No sabemos en qué condiciones pero hoy llegó sus 84 años. El final de una era no pudo terminar con la vida de este gladiador, quien detrás de tanta belleza, nos mostró como pocos, por enésima vez, lo vulnerables que somos como seres humanos. Quizás tampoco los jóvenes de hoy se hayan criado con la ingenuidad o inocencia con la que se criaron mis hermanas aunque no me extrañaría que les falte cierta “sal en sus vidas”, cuando atraviesen el umbral hacia la adultez. La misma con la que intentó vivir Delon, quien hoy reposa tratando de recuperarse junto a su hija: una mujer. El, que hizo lo que le gustaba y por eso, merece mi reconocimiento.

 

PARIS: LA BUENOS AIRES EUROPEA

Norteamericanos y franceses tienen una larga historia en común, aún considerando la “juventud” de Estados Unidos (243 años). Al apoyo de Francia a la guerra de independencia americana, puesto de manifiesto en héroes como el Marqués de Lafayette (1757-1834) y el general, mariscal y Conde Jean Baptiste de Rochambeau (1725-1807), que pelearon para el ejército de Washington contra los británicos, se le suma la reciprocidad de la liberación norteamericana del territorio francés del yugo nazi en la II Guerra Mundial. Más allá de la cierta animosidad del Mariscal De Gaulle, héroe de la Resistencia francesa (“les maquis”) al poder imperial norteamericano, expuesto en el debate sobre la OTAN en 1966 u hoy, entre el modelo proglobalización de Macron enfrentado al “America First” de Trump, han habido más coincidencias que diferencias entre franceses, representantes de una cultura que se precia de ser singular y los americanos, que se creen “gendarmes del mundo”, desde 1945. Justamente, un año antes, las tropas aliadas desfilaron por este lugar, el Arco del Triunfo, el mismo por el que se paseó Hitler en 1940, aunque sin multitudes desbordantes.

El cine de Hollywood ha sido testigo directo de esas reciprocidades culturales. Muchas películas se han filmado en París, como epicentro o la han homenjeado. Woody Allen como director le ha dedicado uno de sus filmes (“Medianoche en París” -2011-) y actores como John Travolta en 2010, Kevin Costner en 2014 y Tom Cruise en 2018, han trabajado en los sets a orillas del Río Sena. Al servicio de la causa de la “libertad, igualdad y fraternidad”, el director de cine francés Luc Besson, además de filmar películas de resonante éxito, ha firmado declaraciones en contra del lepenismo, nacionalista, antiamericano y xenofóbico.

Pero también los propios anglosajones han rendido homenaje a Francia y París. Russell Crowe (neozelandés) en 2006, Michael Caine en 2013, pero
sobre todo, Kristin Scott Thomas, Kevin Kline y la nonagenaria Maggie Smith, estos tres últimos con “Mi vieja y querida dama” (2014), han expuesto como nadie, el sufrimiento discreto de los franceses, siempre sutil, -a menudo exageradamente sutil-, por ejemplo, a través de una situación que hoy se ha hecho común pero que hace décadas no lo era tanto: la infidelidad de dos parejas y la desolación de sus hijos que sufrieron tales amoríos sin saberlo o en silencio. De paso, a través de dicha película, los que no somos franceses, conocimos el viager, esa institución milenaria gala, por la cual se alquila con opción a compra hasta que la persona muera, o, como en la misma película se cita sarcásticamente: “si la persona muere pronto, es el destino reemplazarla y si no, pagarle para que pueda vivir”.

Un paréntesis: es increíblemente bello, ver cantar a una cantante de ópera, la joven francesa Sophie Touitou al borde del Río Sena.

También Argentina tiene vínculos con Francia. Desde la Revolución de Mayo, nacida bajo el influjo de la invasión napoleónica a España, pasando por Carlos Gardel, el comercio mutuo y la enseñanza del idioma francés a generaciones enteras a través de la Alianza Francesa. Pero el mayor shock lo tuvimos avec Ekaterine cuando al caminar por las calles parisinas, nos pareció estar haciéndolo por algunas aceras de Buenos Aires, como los barrios de Recoleta y Palermo. Resulta algo trillado esto de la semejanza entre París y Buenos Aires, porque además se ha escrito bastante acerca de ello, en materia arquitectónica pero el impacto me resultó llamativo considerando la lejanía o enorme distancia física e histórica entre ambas urbes.

Claro, hoy, también hay que relativizar lo francés y lo parisino, en un mundo con tanta globalización y por ende, inmigración-. Ver la Torre Eiffel blindada contra atentados terroristas y con una enorme fila de turistas chinos pretendiendo subir a ella por ascensor gigantesco como “ganado” -la misma sensación que tuve en el ascenso al Empire State en New York en 1990, también es shockeante. Máxime cuando en la gran fuente que mira a la Torre, un mediodía de pleno verano, era significativa la cantidad de africanos e iraníes con sus burkas, los que se bañaban con sus niños, con la sola excepción de una par de danesas y nosotros dos.

Como si esto fuera poco, tuvimos la oportunidad de ver el cierre del Tour de France, la competencia ciclística más importante de Europa -y por qué no, del mundo- y nos sorprendieron la gran cantidad de latinoamericanos que había, especialmente colombianos, ya que la competencia precisamente la ganaría por primera vez, un compatriota de ellos: Egan Bernal (22 años).

Así como en cada lugar del mundo, hay un rinconcito argentino, también los hay rusos. Ellos llegaron por primera vez a la capital parisina de la mano del ejército victorioso del Zar Alejandro I sobre Napoleón y mientras algunos de sus oficiales regresaron y protagonizaron -sin éxito- la única revolución liberal en el viejo Imperio, la “decembrista”, otros se quedaron y aprendieron a respirar la libertad individual, discutiendo en los bares sobre asuntos públicos, como nunca antes lo habían hecho. Tuvieron descendientes y éstos, como buenos rusos, se dedicaron a la alta gastronomía, en lugares coquetos de París.

Idem la música rusa, con Rachmaninoff a la cabeza, también presente en París.

Otros lugares bellos de la capital francesa, dignos de fotografiar.

La despedida es con un video alusivo a la romántica grand chanson de Pierre Bachelet, “Emmanuelle” (1974).

Como refleja el video en clara consonancia con la canción, llena de amor, belleza, deseo, corazón pero también decepción, o sea, vida humana plena, ésta en París asoma por completo placentera, una sensación parecida a la experimentada en Viena. Quizás se trate de ciudades bendecidas por la “buena vida”, que es claramente, la guiada por la pasión.

EL PUERTO DE ROTTERDAM

Hasta hace algún tiempo atrás, el Puerto de Rotterdam en Países Bajos, era el más grande del mundo. Pero los profundos cambios del comercio global, han provocado que haya sido superado por algunos puertos asiáticos y hoy, el que fuera el verdadero “rey de la industria marítima”, ocupe el puesto 10 en importancia portuaria.

Aun así, sus estadísticas son impresionantes. En el año 2017, se movilizaron por él, 467,4 millones de toneladas de carga y 13.734.334 contenedores. Allí trabajan 180.000 personas (entre operarios y administrativos) y su infraestructura ha sido destacada por el Foro Económico Mundial como la mejor del mundo, por sexta vez consecutiva.

Lo pudimos conocer con Ekaterina, gracias a un idea original de ella: realizar el célebre Spido Harbor Tour, en los emblemáticos barcos o catamaranes de la centenaria empresa holandesa Spido.

Rotterdam desde el Río.

Aquí, a partir de esta foto, empieza a visualizarse el Puerto como tal, por la mayor presencia de cargueros.

Ubicado en un punto de confluencia de los ríos Rin y Mosa, el Puerto de Rotterdam, que incluye 80 terminales y un complejo industrial dentro de sus instalaciones, se extiende por una superficie aproximada de 12.426 hectáreas a lo largo de los 57 Kms. del canal de navegación.

Gestionado por la Port of Rotterdam Authority (PoRA), es el único Puerto en el noroeste de Europa que ofrece un acceso sin restricciones a los buques más grandes del mundo conocidos hasta la fecha, con calados de hasta 24 metros, y sin ningún tipo de restricciones en cuanto a eslora o manga, como los petroleros, los mineraleros y buques porta-contenedores.

Como curiosidad, llegan anualmente al Puerto, unos 30.000 buques de ultramar y unas 110.000 barcazas, haciendo uso de sus instalaciones, es decir, una media de 383 barcos por día, unos 80 cargados o descargados de mercadería, cada 24 horas. Aproximadamente, las autoridades del Puerto deben guiar un barco cada 6 minutos por jornada. Hace una década, se calculó que a un ritmo de casi 10 millones de contenedores con un peso aproximado de 387 millones de toneladas que pasaron por el Puerto, si todos ellos se pusieran en linea recta, se podría dar la vuelta al mundo.

En el año 2018, el Puerto de Rotterdam tuvo un tráfico total de 469 millones de toneladas, lo que representa la mejor marca histórica del primer enclave europeo.

El transbordo de contenedores, volvió a ser el motor de tal crecimiento, con un aumento del 4,5% en tonelaje. En números absolutos, el aumento fue del 5,7%, hasta un total de 14,5 millones de unidades, lo que representa también otro récord para el puerto holandés. Esto refuerza la posición del puerto número uno de contenedores de Europa en un segmento de mercado de una importancia estratégica.

Uno de los aspectos más destacados de 2018 fue la evolución del tráfico de GNL, que se dispara un 163,6%, debido principalmente a los transbordos procedentes del yacimiento ruso de Yamal, con destino final principalmente, a Asia.

El balance económico del puerto registró una facturación de 707,2 millones de euros en 2018, casi cinco millones menos que en el año anterior, debido a los descuentos aplicados por la autoridad portuaria. Por su parte, el resultado neto sin impuestos ascendió a 254,1 millones de euros, unos siete más que en 2017, «debido principalmente a la reducción de los intereses». El año 2018 se caracterizó por un alto nivel de inversión, cerrando el curso con un desembolso de 408,1 millones de euros (91% de incremento). La mayor parte de esta inversión se corresponde al proyecto de accesibilidad logística del Puerto de Rotterdam y a la reubicación de líneas ferroviarias.


A nivel comparado, el Puerto de Rotterdam recibe más toneladas de mercancías al año que entre todos los puertos españoles. Es la puerta de entrada al mercado europeo más utilizada y desde donde llegan la mayoría de los productos que utilizan y consumen 350 millones de consumidores.

Pero esto ha sido el resultado de un proceso de inversión constante, sobre todo en el último siglo. Así, de tener dársenas en la orilla del río Nuevo Mosa –un afluente del río Rin– en el siglo XIV, ha llegado actualmente a ampliarse sobre el Mar del Norte, ganándole espacio a éste con la obra Maasvlakte II, un proyecto de ingeniería civil en el que se invirtió, en asociación público-privada, € 2.300 millones de euros y que tuvo por objetivo ampliar en un total de 2.000 hectáreas el área del Puerto, donde se tiene un nuevo terminal de contenedores operado por APM Terminals desde abril de 2015, con un calado de hasta 20 metros de profundidad.

La región ofrece una gama completa de empresas especializadas en el almacenamiento y el transbordo, transporte, transformación industrial y de servicios auxiliares. En Rotterdam también hay muchos proveedores de servicios de negocios tales como bancos, compañías de seguros y casas comerciales. La concentración excepcional de las instalaciones, el know-how y experiencia en un único ámbito ofrecen la mejor garantía posible de los niveles de servicio óptimos y soluciones personalizadas.

En definitiva, el Puerto de Rotterdam constituye un verdadero hub global que obtiene el 60 por ciento de su carga contenerizada gracias a las conexiones terrestres con muchos países del norte de Europa y del Mediterráneo. Su hinterland se ha expandido considerablemente debido a la formación de una sólida red intermodal, donde los operadores de transporte multimodal han integrado de manera eficaz los ferrocarriles y el autotransporte con el Puerto.

Pero esto no es suficiente para el Puerto holandés, que quiere convertirse en el más inteligente y limpio del planeta. Para conseguirlo, requiere de otra gran transformación. Por eso, la terminal adopta la innovación y ha invertido en tecnologías disruptivas.

Por ejemplo: ¿qué pasaría si las piezas de repuesto industriales estuvieran disponibles justo en los lugares y las ciudades donde son requeridas? La fabricación aditiva (impresión 3D) tiene el potencial para permitir esa disponibilidad, a gran escala, de piezas de metal certificadas a pedido. Hace un año, la compañía Ramlab dio a conocer la primera hélice de barco impresa en 3D aprobada en el mundo. Este es el primer paso hacia un nuevo y atractivo futuro para las piezas de repuesto. Pero existe un paso adicional: Blocklab. Hace tan sólo un año, el Puerto de Rotterdam, la Alcaldía de la ciudad e InnovationQuarter lanzaron esta iniciativa de blockchain para energía y logística. Esta tecnología tiene un considerable potencial para cambiar el manejo de las cadenas de abastecimiento.

Al mismo tiempo, la transición de energía es uno de los grandes desafíos del Puerto de Rotterdam y del mundo. Los especialistas afirman que en un futuro el mercado de energía sostenible dependerá del intercambio descentralizado, y esa flexibilidad será un elemento clave para el nuevo sistema. La tecnología blockchain puede cumplir un papel fundamental en esta transición. Con alianzas de ingenieros, desarrolladores, y usuarios finales, BlockLab realiza casos de uso de múltiples partes interesadas en ambos dominios y ya ha despertado un gran interés internacional.

Es más, en 2015 se fundó PortXL, el primer acelerador portuario y marítimo en el mundo. Más de 1.000 startups a nivel mundial han sido encontradas, 36 ya arrancaron y se han firmado alrededor de 100 contratos para realizar pruebas piloto con socios industriales. El año pasado, PortXL abrió sus filiales en Singapur y Amberes.

Dentro de este esfuerzo por impulsar la innovación y convertirse en el puerto más inteligente del mundo, no hay que dejar de mencionar el papel del Fondo del Puerto de Rotterdam. Es un fondo de capital de riesgo que comenzó esta organización portuaria, el Banco NIBC, InnovationQuarter y algunos emprendedores locales, que se concentran en invertir directamente en promesas innovadoras del sector. El eslogan de la ciudad es “Haz que suceda” o Make it Happen: seguramente, el Puerto de Rotterdam será el más inteligente del mundo.

Qué relevancia tiene Rotterdam para América Latina? Incluso para la Rusia de Ekaterina, dentro de la misma Europa? Muchísima. Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sostiene que nuestra región se ha convertido en el mayor exportador neto de alimentos del mundo, tanto que para 2024 el comercio neto de productos agrícolas de Latinoamérica alcanzaría los US$ 60.000 millones, tres veces el valor registrado en 2000. Uno de sus principales destinos de estos productos es Europa. Precisamente, un reporte del Centro de Promoción de las Importaciones desde Países en Desarrollo (CBI), de Holanda, señala que América Latina es uno de los principales proveedores de frutas y vegetales frescos del Viejo Continente, al representar casi el 20% de todos los alimentos que importó de países en vías de desarrollo en 2014, seguida de países como Sudáfrica (4%), Turquía (1%) y Costa de Marfil (1%). Holanda es un hub clave para las exportaciones de América Latina y de Rusia y el espacio postsoviético, ya que se encuentra en un lugar estratégico –logísticamente hablando– de Alemania, Francia y el Reino Unido, las tres principales economías de la región.

En este nuevo espacio se ha tomado en cuenta la importancia del sector alimentos, debido a que la carga de perecibles, entre frescos y congelados, está entre 7 y 8 millones de toneladas al año, con altas perspectivas de crecimiento de las importaciones de estos bienes, sobre todo de frutas, cuyo volumen pasó de 3,6 millones de toneladas en 2014 a 3,7 millones de toneladas el año siguiente, de acuerdo con cifras proporcionadas por Sofie Tolk, Gerenta del área de negocios agroalimentarios del Puerto de Rotterdam.

El “Cool Port Project” a cargo de la empresa Klosterboer, implic una multimillonaria inversión en tecnología de almacenamiento en frío, ideal para América Latina como principal proveedor de alimentos frescos y congelados. La ruta más eficiente para exportar al mercado europeo es la que va hacia el Puerto de Rotterdam y el Aeropuerto de Schiphol, por la conectividad que tiene con mercados donde los espárragos blancos, las paltas, las bananas, las cerezas, las uvas, las manzanas, las peras y los arándanos provenientes de Ecuador, Chile o Perú, llegan rápido, afirma Tolk.

Según los expertos en logística, más del 80% del volumen de las exportaciones mundiales, incluidas las perecibles, se transportan por vía marítima porque los fletes son más baratos, los tiempos de travesía son cada vez más cortos y se ha desarrollado una cadena de frío que puede asegurar que el producto llegue en óptimas condiciones a su destino final.

En Holanda existen varias localidades con importantes centros de distribución, siendo Barendrecht –ubicada apenas a 20 kilómetros al sur de Rotterdam– y Venlo, cerca de la frontera con Alemania y a solo 167 kilómetros de Rotterdam, las más relevantes en estos momentos para el comercio de productos perecibles. Esto hace que Alemania sea el principal mercado atendido desde el Puerto de Rotterdam.

El Puerto también se conecta por el Mar del Norte con países como el Reino Unido, Finlandia, Suecia y Noruega mediante barcos que sirven de alimentadores. Por ejemplo, desde el Puerto de Rotterdam hacia el Reino Unido, hay tres servicios diarios.

Esto explica por qué más del 60% de la carga que llega a Holanda tiene como destino final los países de la Unión Europea, pero también justifica la inversión extranjera que hay en el rubro logístico en este país. Dicha inversión procede de diversas compañías del mundo, como las estadounidenses y japonesas, por citar algunas, para manejar su carga de una manera eficiente. Incluso, muchos productores latinoamericanos con sus cámaras respectivas, se han instalado en Rotterdam.

Además, el Puerto de Rotterdam ha firmado un joint venture con la compañía brasileña TPK Logística para desarrollar en el Estado de Espíritu Santo, en el centro de la costa brasileña, un complejo de aguas profundas que pueda captar la carga agrícola, petróleo, gas y minería, y así servir a las rutas comerciales con el mundo. Este tipo de alianzas estratégicas ya han sido establecidas por el Puerto de Rotterdam en otras latitudes del planeta, tal como el puerto de Mundra, en la India; el de Kuala Tanjung, en Indonesia, y el de Chemport, en Turquía.

Enviar un contenedor desde el puerto peruano del Callao hacia Rotterdam puede tomar unos 19 o 20 días. Luego de ello, a la carga le tomará entre uno y dos días adicionales para llegar a su destino final, en caso que éste sea un país distinto a Holanda. En tanto, desde el aeropuerto limeño Jorge Chávez, la aerolínea franco-holandesa KLM Cargo opera un vuelo diario directo hacia Ámsterdam en el que transporta 15 toneladas de vegetales frescos a esta ciudad holandesa, desde donde los consignatarios retiran su embarque y lo llevan a distintos países de Europa.

Aquí, ya estamos volviendo al embarcadero del catamarán.

Continúo con la importancia del Puerto, ahora, para la propia economía holandesa. Un nuevo estudio, realizado por la Universidad Erasmus de Rotterdam (EUR), reveló que el 6.2% del valor agregado de los Países Bajos se debe al Puerto de Rotterdam.

Según el mismo, el Puerto citado, contribuye dos veces más al PBI que el calculado previamente: la importancia económica del Puerto es el doble de lo calculado anteriormente. Tradicionalmente, al determinar la importancia económica del Puerto, solo se medía el empleo directo y el valor agregado, incluidos los llamados efectos indirectos hacia atrás. Estos efectos atrasados son el valor agregado que es una consecuencia de las inversiones que realizan las empresas portuarias al comprar en otros lugares de la economía holandesa.

Además de esto, el estudio EUR también analizó los efectos indirectos del Puerto de Rotterdam, que son las actividades económicas que se hacen posibles en los Países Bajos debido a la presencia del Puerto de Rotterdam, como la reexportación a través de la logística y la distribución.

El informe también encontró que la capacidad de ingresos futuros del Puerto es saludable, con grandes posibilidades de crecimiento para la industria de fabricación marítima y los servicios comerciales marítimos en Rotterdam, considerando el contexto de la digitalización y la transición energética. También se demuestra las sólidas oportunidades de crecimiento de la futura capacidad de ingresos del puerto. Ambos de los principales resultados de la investigación subrayan la relevancia de Mainport Rotterdam.

Un video de despedida del Puerto más grande de Europa.

FERNANDEZ HARA LO QUE MACRI DILAPIDO?

Contaban en el programa de Fernández Díaz en Radio Mitre, hace unos días, que al Embajador de la India en Argentina, le llamaba la atención la vertiginosidad de la coyuntura en el país pero que ello contrastaba con la absoluta inmovilidad en un trayecto de 20 años. En efecto, cuando uno ve la película en 2 o más décadas, estamos parados como sociedad, en el mismo lugar. Pero vayamos a cómo se desarrollan las últimas horas para comprobar la hipótesis del diplomático que sin duda, por proceder de una cultura milenaria, conoce muy bien cómo afrontar el tiempo en plazos largos y entre otras virtudes -o no-, cómo actuar de manera resiliente. Ayer transcurrió la elección, para muchos, la más importante de la historia democrática, por todo lo que se jugaba, anoche se conoció el resultado, hubo festejos de un lado y llanto medido del otro, discursos y demás pero esta mañana, el desayuno de ganador y perdedor para iniciar transición y el precio del dólar, con aumento del cepo cambiario mediante, hicieron pasar a un segundo plano, la definición del 27.

De todos modos, analizando el resultado, claramente, no fue ni el 54 % de CFK de hace menos de una década ni tampoco la ampliación de la diferencia que esperaba el albertismo tras las PASO. Tampoco pudo Macri revertir el resultado para llegar al ballotage, pero su esfuerzo del último mes, valió la pena para alcanzar un 40 y pico % Este porcentaje es levemente inferior por ejemplo, a la minoría pinochetista-democrática cuando dejó el poder en el Chile de hace 30 años -hoy desafiado en las calles por una generación que ni siquiera vivió el plebiscito de 1988- y mucho mayor al menemismo en retirada en 2003. Además, contará con un bloque parlamentario propio de relevancia y rodeada del azul del Frente de Todos, a lo Boca Juniors, una franja “amarilla” de la Argentina central y productiva que tal vez, se convierta en un polo desafiante al nuevo oficialismo, si osa reeditar el aumento de la presión impositiva al estilo de marzo de 2008.

Tras la experiencia cafierista, otro economista heterodoxo, sin antecedente político alguno, el hijo político de CFK,Kicillof logró condenar al ostracismo a Vidal en territorio bonerense, erigiéndose en uno de los grandes ganadores de la jornada pero a pocos km., Rodríguez Larreta, pudo aplastar al “delfín” de Tinelli, en CABA, para posicionarse como futuro líder de la oposición y por qué no, presidenciable? Aliviado -a juzgar por las fotos post derrota de hoy-, Macri terminará con la maldición de un Presidente no peronista terminando su mandato, desde hace 91 años -como Alvear-, pero no podrá repetir la reelección de Perón, Menem y CFK. El gran vencedor, Alberto Fernández (AF) por fin, ganó una elección en su vida, ungido por CFK en insólita pero inteligente maniobra, pero tendrá un enorme desafío macroeconómico, para lo cual, habrá que ponerlo a prueba, en un rol que jamás tuvo.

Es que el mercado estudiará cómo se las arreglará Alberto Fernández para gobernar este 2020 que se viene, nada similar a aquel 2003 del “finado” Néstor (post Remes Lenicov y con la soja “por las nubes”). Cómo lo hace con una coalición heterogénea donde coexisten Massa, Malena Galmarini, Donda y Nielsen con Máximo, CFK y los pragmáticos gobernadores a quienes ella ninguneó o subalternizó más de una vez en sus 8 años de gestión. Cómo lo concretará con un FMI al que hay que abonar 37.000 millones de dólares en breve. Con un panorama monetario y fiscal endeble, con reservas menguadas (23.000 millones de dólares menos), con un dólar amenazante y una hiperinflación a la vuelta de la esquina, si osa emitir. Ni en sus sueños habrá imaginado gobernar así, con tantas restricciones y tan lejos del hegemonismo de 2011-2013.

“Argentina año verde” es una noche con resultados rápidamente oficializados y reconocidos, con reconocimiento hidalgo de derrotas, con escasa o nula agresividad a pesar de la mentada grieta. Un “mariscal de la derrota”, Marcos Peña Braun, autor intelectual de las operaciones de gestión que negaron la política por anticuada, siguió defendiendo lo indefendible, cuestionando un sistema electoral que jamás se animó a cambiar seriamente y a echar un manto de dudas sobre la demora de los resultados. Una muestra cabal de que la elite más rancia no sabe gobernar este país porque fue criado en un balcón, aunque haya viajado por todo el mundo. Fue él quien influyó a Macri para sacrificar a Vidal obligándola a no desdoblar y morir con él a pesar de haber tenido decenas de ocasiones para despedirlo.

Con Macri, tengo sensaciones ambivalentes. En estas páginas, lo he criticado “duro y parejo” por lo que no se animó a hacer o hizo mal, sobre todo, en materia macroeconómica. Tenía derrotado al kirchnerismo en octubre de 2017, con un peronismo dividido pero la ciega fe de Peña en la “no-política”, maltratando a operadores de fuste y “rosca” como Frigerio, Monzó y Negri, detonó un debate innecesario por la reforma previsional en aquel diciembre para luego humillar al ex Presidente del BCRA el “Día de los Inocentes” lo cual anticiparía la debacle devaluatoria de abril de 2018, que depositaría en la pobreza a millones de argentinos y resucitaría a los K. Una gran decepción (y van….) de un liderazgo no peronista que a pesar de reconocer errores e intentar cambiar, lo hizo tardíamente y sin consistencia en términos de equipo y gestión. Como con Alfonsín, recordaremos las libertades civiles pero está claro que en un país como Argentina con tantas expectativas sociales defraudadas, ello no alcanza. Cuando Peña reclame para su líder, el rol de principal opositor como si Argentina fuera un país parlamentarista -que no lo es ni lo será-, habría que hacerle pagar sus culpas de posibilitar la reunificación del peronismo y dejarlo en la fila de atrás, si es que pretende volver con alguna pretensión.

Trato de entenderlo. Es que Macri fue fiel a su profesión. Como todo buen ingeniero, fue un obediente asesorado para cubrir sus limitaciones, creyó que el modelo de CABA, con obra pública, asfalto y saneamiento, ganaría votos aún en los conurbanos o Provincias como las del norte, donde el empleo público o el doble empleo disimulan aquellas carencias históricas; un equipo de tecnócratas sin experiencia en el Estado; una prolija planilla Excel y una coordinación interministerial que jamás se plasmó en la realidad, le garantizarían la continuidad. Fue incapaz y terco, para resolver el cáncer de la inflación, a diferencia de un Menem que sí optó por un esquema de gobierno más eficaz, con un superministro de Economía, con un plan de shock y alcanzó la reelección.

Tal vez, con su campaña del “Sí, se puede” al hombro, dejando atrás el trillado timbreo y el escenario en 360 grados, alentando a multitudes autoconvocadasen 30 ciudades escogidas estratégicamente, con el corolario apoteótico del Obelisco y Córdoba Capital, Macri demostró una vez más, sobreponerse al traspié y hasta intentar revertirlo -estuvo a pocos puntos de hacerlo, cuando las encuestas lo negaban- y así, acabar con su drama existencial de hijo de padre omnipotente. No puedo dejar de mencionar a quien eligiera Macri como su candidato a Vicepresidente: el rionegrino Pichetto, ese peronista “republicano” que seguramente elegirá seguir formando parte de “Juntos por el Cambio”.

Penúltimo párrafo para los radicales. A pesar de los esfuerzos de Peña, por omitir su lugar en la historia, “salvaron la ropa” en Mendoza, en Córdoba y Entre Ríos, aunque perdieron en Jujuy y Corrientes. Habrá futuro para ellos, dentro del formidable bloque leal a Cambiemos o se dejarán seducir por un gabinete o armado político que se parezca a la transversalidad de Néstor cuando atrajo a los Cobos, Raimundi, Cornejo, Moreau, etc.?

Mientras en “usinas del círculo rojo” como Radio Mitre, se ilusionan con una nueva fase republicana, donde el ganador encuentra límites como los ya comentados al desborde hegemónico, podrá AF gobernar mejor de lo que significa ganar elecciones? Podremos tener alguna vez, además de coaliciones electoralmente exitosas, otras igualmente duraderas de gestión o gobierno? El acuerdismo que despreció Macri, no será suficiente para manejar el país si no está acompañado de un plan económico integral y consistente que ataque la inflación, estabilice la economía y ponga su foco en la exportación. No hay margen para el error, tampoco para seguir dilapidando tiempo intergeneracional y ver cómo los vecinos nos superan. Ni hablar qué pasará con muchos argentinos si en el ballotage uruguayo, triunfa Lacalle Pou.

PAISES BAJOS Y SU DIVERSIDAD EN VIVO Y EN DIRECTO

A cualquier desprevenido, le costaría reconocer otra fisonomía para Holanda, que no sea la de una nación homogénea, que habla un idioma dialecto del alemán, que es el flamenco, tan inentendible como su lengua materna y una conformación étnica, muy singular: una población blanca, con mayoría de rubios de ojos claros. Podría incluirse una religión protestante (ya sea en su versión calvinista o luterana). Claro, ya tenemos un problema inicial. Holanda no es un país como tal, sino una Provincia más de siete, los mismos que conforman los llamados Países Bajos, el Reino de los Países Bajos, recordando que alguna vez, en su historia, durante una fase muy breve, fue una república.

Provincias que entre otros, fueron dominadas por los Duques de Borgoña, luego sometidas por el Imperio español de los Habsburgo (Carlos I o V y Felipe II), mucho más tarde por Napoleón Bonaparte ya en el siglo XIX y finalmente, sí podrían independizarse hasta volver a ser conquistadas por la Alemania nazi en 1941 hasta 1945.

Esa voracidad de potencias extranjeras vecinas y no tanto, explica que desde sus orígenes vikingos del norte de Europa, este pueblo marcadamente marítimo, se haya mantenido neutral históricamente a fin de evitar invasiones o involucramiento en guerras innecesarias que la hubieran borrado del mapa. El camino que eligieron las Provincias nederlandesas, fue el de salir a los mares diversos para abastecer de comida a su población y de ese modo, intercambiar bienes incluso con tierras recónditas. Los inquietos “mendigos del mar”, ésta sí es su marca identitaria clave y por eso, hoy cuentan con el segundo puerto más importante del mundo y primero de Europa (Rotterdam -700.000 hab.), se animaron a llegar a lugares tan diversos, como Indonesia, en el Lejano Oriente, a Africa meridional, a Ceylán, al Caribe americano y hasta la hoy isla de Manhattan. El Almirante De Ruyter fue un ícono de la Marina nederlandesa y aquí ya le hemos dedicado un espacio especial.

La Reina Máxima -de origen argentino- y el Rey Guillermo Alejandro de Orange, la misma Casa Real que por un momento, gobernaría el Reino Unido, a principios del siglo XVIII, gobiernan este territorio pequeño que va del nordeste europeo al sudoeste, allende al Mar del Norte, pero rodeado de agua (ríos y canales), pero además con territorios de ultramar como destinos turísticos en nuestro continente como las Antillas Holandesas (Curazao, Aruba y Saint Marteen). Muchas argentinas se han enamorado de holandeses, como Máxima Zorreguieta. Nuestro fútbol se ha enfrentado a ellos en Mundiales, donde han sido tres veces subcampeones. No obstante ello, parecen bien diferentes a nuestra cultura.

Por empezar, como país desarrollado, siempre se halla en el ranking de los 9 o 10 países del mundo, en términos de calidad de vida, felicidad o reputación, codeándose con los escandinavos y superando largamente a su vecina Bélgica.

La felicidad deriva de que en Países Bajos, por ejemplo, los niños se crían en holgura y con alegría. Están mucho tiempo pasando sus primeros años de vida en familia. No tienen tanta exigencia horaria escolar, excepto desde los 10 años y la vida en familia, favorecida por el Estado, donde el ocio y los paseos o la contención del padre o la madre, son habituales, les permiten criarse en un contexto de cierta relajación. Eso explica la valoración de la mujer argentina del hombre holandés. Los adultos son relajados, muchos practican deportes preferentemente grupales desde pequeños, sin disciplinas rígidas a lo que debemos sumar su vocación mercantil: desde niños, aprenden a vender, ahorrar y ser autosuficientes. El hecho de que la mayoría de la población use la bicicleta como medio de transporte tan generalizadamente, revela cuan vitales y cerca de la naturaleza se sienten los nederlandeses. Ellos no entienden cómo en América Latina, en verano, con tanto sol, nos encerramos con el aire acondicionado en lugar de disfrutarlo a pleno. La influencia judía pero también la calvinista seguramente, juegan aquí positivamente en todas estas actitudes y hábitos.

Hay que recordar que estas Provincias fueron históricamente receptoras y tolerantes a la emigración. Todos los judíos y protestantes expulsados o perseguidos por los países católicos, llegaban a tierra nederlandesa para poder escribir, desarrollar sus artes, predicar, trabajar, invertir. Erasmo de Rotterdam con su filosofía humanista y Baruch Spinoza han sido los grandes ejemplos de esa tolerancia que se practicaba en el siglo XVI pero también en el XVII en este rincón de Europa mientras en el resto se mataban los unos con los otros por su credos religiosos. Producto de esa libertad civil, pronto llegarían a estas tierras, la propiedad privada, antes que en el resto del continente.

La tolerancia se practica de la mano de esa vida relajada. El nederlandés valora la honestidad y la franqueza: decir lo que uno piensa, sin rodeos, puede verificarse en los encuentros de amigos y allegados. Allí se habla de todo menos dinero o bolsillo propio, sí de los temas que les preocupan: familia, sexo, religión. Abiertamente, sin tapujos, se empatiza así. La responsabilidad individual es un atributo que permite socializar a los holandeses por lo que no hay nada que ocultar: nadie los juzgará ni acusará. Jamás hubo Inquisición alguna en esas tierras rodeadas de agua. Luego, en su ámbito privado buscará su salvación, si cree en ello. En realidad, hoy cerca del 48 % de la población se declara atea o agnóstica. Ningún Papa o Dios les dice a ellos cómo o cuándo uno debe morir. La eutanasia está legalizada hace tiempo ya.

Muy tolerantes son pero también muy igualitarios, a pesar de que hay pocas mujeres que trabajen fuera del hogar. El feminismo no equivale automáticamente a mujer laboriosa fuera del hogar. En todo caso, se percibe en términos de equiparación o reducción de la brecha salarial o compartir tareas del hombre con la mujer en el hogar.

El ascetismo intramundano a lo Peter Berger, funciona a la perfección allí en la moral nederlandesa. Hay que ganarse el cielo aquí en la Tierra y punto. Hay que ser laborioso, esforzado, sacrificado pero valorar la vida, el placer, el sol -que sale dos a tres días apenas en la semana, el resto está nublado o llueve-. En tal sentido, hay que ganar tierras al mar. Los holandeses son expertos en hacerlo: pólders. Canalizar ríos, dragarlos para hacerlos operables, navegarlos, no tenerlos de simple adornos estéticos para la vista turística. Me acuerdo de la obsesión permanente de mi viejo Profesor de Geografía Económica Mundial, el desarrollista Juan Carlos Aguilar en la UNR, hace 30 años, porque los argentinos convirtamos en navegables no sólo la Hidrovía Paraná-Uruguay-Paraguay, sino todos los ríos interiores. Hasta el hartazgo, abogaba por imitarlos aquí. En Rótterdam, vi como los ciudadanos, usan taxis o buses fluviales. Cada barcaza además de transportar carga o mercadería, lleva el auto del señor o la señora, desde su barrio alejado separado por agua, hasta el centro de la ciudad donde trabajan.

Es que la gente vive rodeada de agua (canales y ríos). Desde la gran inundación de 1953, la construcción de diques ha evitado males peores pero el riesgo siempre existe y máxime ahora, con el gran cambio climático. Experiencialmente, uno sólo puede disfrutar el viento cuando va dejando el Río Mosa y se empieza a adentrar en barco en el Mar del Norte.

Encendemos la TV y vemos una programación muy especial, revelando el rol de pueblo campesino que también asume Holanda. Desfilan imágenes y reportajes a gente común en sus granjas (con importante tecnología) pero granjas al fin, ordeñando la leche de las vacas, cultivando y exhibiendo orgullosos sus flores. También aparece un entrenamiento de niños vestidos prolijamente con sus casacas coloridas, jugando al rugby. Claro, uno se pregunta desde cuándo a los holandeses les gusta el rugby. Bueno, no son muy profesionales seguramente, pero a sus niños les agrada jugar este deporte colectivo donde más allá de la rivalidad en el campo de juego, luego se fomenta la camaradería, el famoso “tercer tiempo”. La ancianidad también tiene su espacio en los medios. La vida cotidiana, simple, en paz. En los noticieros, primera gran preocupación es el clima, del día y de mañana y toda la semana, dónde lloverá y cuánto. Luego, Europa y el mundo. Quizás la inmigración musulmana (la prohibición o no, de usar el burka) o el tránsito. No hay noticias ni imágenes de delitos o crímenes.

Los programas de debates en paneles nocturnos, tratan sobre Putin y Rusia. Les llama la atención la represión a las protestas, sobre todo de los más jóvenes en Moscú. Periodistas y algún analista que algo conoce del tema ruso, se hallan presentes discutiendo y analizando el tema, al cual le sucede el accidente nuclear en el Artico. Igualmente, Rusia aparece como el “Otro” europeo que no forma parte de la “civilizada” Unión Europea.

Pero claro, la Federación siempre los atrapa desde hace mucho. Nada más ni nada menos que el Zar Pedro l El Grande, viajó disfrazado de civil, a Holanda para conocer de cerca cómo los nederlandeses fabricaban barcos en sus astilleros. Luego, cuando volvió a Rusia, se encerró obsesionado durante meses en una cabañita de madera donde apenas entraba por su altura, para copiar los diseños que había observado al detalle. Más tarde, esos planos llevarían a la conformación de la Flota Naval del Mar Báltico, decisiva para ganarle a los suecos en la Gran Guerra del Norte. Algunos siglos más después, Holanda y Rusia verían quebrados sus lazos por dos episodios. Uno, en 2013, la supuesta violencia ejercida por un funcionario de la Embajada rusa contra sus hijos en su domicilio en Amsterdam, lo cual generó denuncias de sus vecinos por los ruidos molestos generados, a lo que Moscú respondió que el ámbito diplomático de la casa del diplomático es territorio soberano e immune a la injerencia holandesa. Dos, en julio de 2014, el derribo de un avión comercial de Malaysian Airlines en territorio ucraniano, aparentemente abatido por un misil de fabricación rusa, por parte de las fuerzas rebeldes prorrusas en la guera civil que azota al país otrora hermanado a Rusia. En dicho avión, viajaban 193 ciudadanos holandeses que pasaban sus vacaciones en Asia oriental.

Más allá del poderoso capitalismo nederlandés, que excede por lejos tal pequeño país, desde aquella primera gran multinacional que tuvo, como La Compañía Holandesa de las Indias Orientales, pasando por las actuales megaempresas y holdings como Shell (petróleo), ING (finanzas y seguros), ABN Amro (banca), Maersk (servicios portuarios), KLM (aviación), Heineken (cerveza), Erven Lucas Bols (ginebra), Philips (lámparas eléctricas y electrodomésticos), entre otras, hay otras dimensiones morales interesantes que exceden la cuestión macroeconómica.

Por ejemplo, producto de ese clima de tolerancia y libertad civil cuasi irrestricta, a los nederlandeses les importa poco lo que cada uno hace con su cuerpo, si lo usa o no, lo somete a excesos, etc. Luego, será el Estado el que recoja los heridos o muertos por tales vicios. Desde 1976, drogas como la marihuana y el hachís, están legalizadas, permitiéndose los coffee-shops para turistas, donde pueden consumirlas libremente. Las duras como la cocaína y la heroína, no, pero se sabe muy bien que entran por Rotterdam sin demasiado freno, debido a la corrupción aduanera. La prostitución también se ejerce libremente, sin penalización alguna y el Barrio Rojo de Amsterdam es otra demostración cabal de ello, tal como vimos antes en Hamburgo (Alemania). Las uniones gays también están permitidas por ley al igual que la muerte digna o eutanasia. Respecto al aborto, existe una ley aprobada por una sólo voto de diferencia, en 1980 y reglamentada en 1984, que es de plazos, o sea, lo permite dentro de las primeras 24 semanas de gestación y sólo en un centenar de hospitales y clínicas autorizadas en todo el país.

Los derechos humanos son un bien público exportable para los nederlandeses. La Haya es la capital jurídica mundial. Allí está la sede de la Corte Internacional de Justicia, que depende de la ONU. El Derecho Internacional Público tiene su templo allí, donde se suelen juzgar las atrocidades y genocidios de los Milosevic y los dictadores africanos. La sociedad civil también actúa. La Iglesia Protestante de Holanda participa en el financiamiento y cooperación política con otras ONGs que están embanderadas en la difusión de los derechos humanos, com por ejemplo, en nuestra Argentina, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. El parentesco directo de Máxima con su familia donde su propio padre fue funcionario de Agricultura de la última dictadura militar, involucrada en violaciones a los derechos humanos, generó enorme controversia pública en su momento, antes de llegar al trono de los Orange. Aunque los reyes y reinas “reinan pero no gobiernan”, como en cualquier parlamentarismo europeo.

Hablando de DDHH, Países Bajos tiene una historia particular en la II Guerra Mundial. Cuando creían que no serían atacados por los nazis, en función de su neutralidad, se equivocaron pero su rol en el conflicto, es digno de cuestionamiento. Ana Frank, la chica germano-judía encerrada en un departamento camuflado, dos años y medio, para evitar ser descubierta por la Gestapo, es un buen ejemplo que suele dejar bien parados a los holandeses de bien. Idem la Resistencia, quer recibía apoyo aéreo de la RAF y con ello, mantenía en jaque a los alemanes en su tierra. No obstante ello, también hubo mucho colaboracionismo pronazi, como bien revela el director de cine emblemático de Holanda, Paul Verhoeven, quien cansado de la crítica nacional a sus películas de denuncia social, probó y logró mucha fortuna en Hollywood con películas de la talla de “Robocop” (1987) y “Bajos instintos” (1992). En “El libro negro” (2006), Verhoeven revela cómo la propia Resistencia “jugó su propio pellejo jugando a dos puntas”, con los nazis, a expensas de los judíos. los holandeses entonces, no tienen per se, ninguna moral superior al resto de los humanos.

Aquellos demonios del pasado parecen haber vuelto, bajo otros formatos. Antes, en 2002, Pim Fortuyn (político de extrema derecha) y en 2004, el cineasta y escritor Theo Van Gogh, asesinados por islamistas radicalizados por su ofensiva discursiva y gráfica contra Mahoma y sus fieles y hoy, Geert Wilders, que lidera la principal fuerza política en el Parlamento, de neto corte islamofóbico, parecen reproducir aquellos fantasmas de la intolerancia y el racismo.

Que por lo visto, se suman a otros dramas existenciales. Los holandeses ríen a menudo, saben hacerlo pero no por ello, no ocultan traumas o pesares realmente pesados. En la película “Borgman” (2013), se puede observar la frialdad sádica de un verdadero “equipo” de vagabundos que viven en los interminables bosques y que operan, con la complicidad tácita de una niñera danesa, sin gestos ampulosos, hasta destruir literalmente la vida anodina de una familia burguesa de clase alta, donde la pasión sexual era cero.

En “Luz del día” (en flamenco, “Daglicht”), film también estrenado en 2013, una joven abogada, madre soltera con un hijo autista en conflicto escolar y un hermanastro que desconoce, en la cárcel, por un crimen que no cometió, se enfrenta sóla a una familia empresaria, que está ligada a su vida, mucho más de lo que ella misma cree. Una abuela negadora, un holding que incluye una empresa dedicada a la pornografía infantil pero sobre todo, una historia familiar que revela un silencio atroz por décadas. Así, como en las calles, sin bocinas, sin gritos, sin histerias, sin siquiera llantos, sin puestas en escena, pueden guardar reserva durante años enteros, hasta que algún día, la verdad se sabe y se desnuda pero se resuelve, cueste a quien le cueste. Muy diferente de la cultura latina y católica.

Auto eléctrico en Rótterdam
Foto 1 con el gran piloto de F1 Max Verstappen
Foto 2 con Verstappen
Foto 3 con Verstappen

Algunas imágenes del viaje (lluvioso, nublado y soleado) a Breda (180.000 hab.) y Eindhoven (223.000 hab.), la cuna de la Philips y el PSV, el famoso club de fútbol, gran campeón holandés y de Europa.

Para despedirnos, pemsaban que Argentina no tiene alguna foto también en Holanda?

Parrilla argentina?