CUANDO CIERRO LOS OJOS, SUENA A-HA

Hace 32 años, cuando estudiaba en plena Facultad de Ciencia Política de la UNR en Rosario, solía acostarme temprano y me dormía todas las noches, escuchando música en un viejo radiograbador, de los que ya no existen. Escuchaba cassettes variados de rock y pop anglosajón o europeo, hasta que sobre el final de la década llegaban los primeros CDs. En la TV, aparecía el primer canal enteramente dedicado a la música de ese género: MTV. Allí conocí a un grupo noruego, llamado A-Ha. Era un trío conformado por Morten Harket como cantante, Magne Furuholmen como tecladista y Paul Waaktar-Savoy como guitarrista. Estos dos últimos le dieron origen a esta banda de soft-rock, el 14 de setiembre de 1982.

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ARGENTINA Y SU PROLONGADA AGONIA FUTBOLISTICA

En Nizhny Novgórod, la Croacia de Modric y Rakitic -la única pareja valiosa que tiene dicha Selección-, le acaba de propinar una de las peores derrotas que se recuerden de las últimas décadas en un Mundial de fútbol, a nuestra escuadra nacional argentina.En un día 21 de junio, fecha en la que nunca había perdido ni le habían convertido un gol, los tres goles croatas, uno de los cuales, fue un “blooper” del discutido arquero que el técnico Jorge Sampaoli llevó como titular, por “su manejo con los pies”, fueron un mazazo al mentón de un rival, anímicamente muy frágil, con su megaestrella Lionel Messi, deambulando fastidiado en la cancha.

Desde 1974, en Alemania, Argentina no tenía tan pésimo comienzo de primera ronda, con un sólo punto, habiendo empatado con la debutante Islandia. Ahora, ha quedado al borde de la eliminación, dependiendo de resultados ajenos y diferencias de gol.

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DANTE CAPUTO: EL PRIMER CANCILLER DE LA TRANSICION DEMOCRATICA

Hoy falleció este sociólogo argentino formado en La Sorbonne, Francia, quien se constituyera en el Canciller del primer gobierno radical que emergió en la recuperación democrática argentina de 1983 a 1989. El entonces Presidente Raúl Alfonsín lo tuvo como funcionario, asesor y amigo y tras haber liderado el cuerpo diplomático nacional, dedicó su vida pública a representar a su país, en organismos multilaterales como la OEA, de la que fuera su Secretario de Asuntos Políticos -hoy lo recordó el uruguayo Luis Almagro, su actual Secretario General-, además de haber participado del Grupo de Contadora que mediara en la crisis centroamericana de los años ochenta.

Dotado de una gran templanza para los aciagos momentos que le tocó vivir, Caputo era una persona lúcida, intelectual -tal vez el último que pasó al frente del Palacio San Martín-, pero también un político, y en ese carácter, se ganó la confianza de Alfonsín pero también de todo el partido radical -y de su adoptivo socialista-popular en 1998-, a quienes les hizo llegar su voz serena hasta su último momento en vida, porque trabajó para poder vivir: jamás se enriqueció con la función pública, a diferencia de tantos dirigentes de la naciente democracia argentina. Siguió siendo siempre el porteño, orgulloso oriundo de Villa Urquiza, tanguero y fan de Messi. Continúe leyendo

PARAGUAY: LA ENERGIA GUARANI

Recientemente, el ex arquero y figura de la Selección de Paraguay de fútbol, el legendario José Luis Chilavert, estalló en las redes sociales, contra la llamada “choclotorta”, que preparaban chefs argentinos, en un programa televisivo dedicado a la cocina. Según Chilavert, famoso por sus penales atajados pero sobre todo por los convertidos más sus tiros libres y hasta goles insólitos de mitad de cancha, tal especialidad es de origen paraguayo y se llama “chipa guazú”. El héroe guaraní reivindicaba así la paternidad del producto de su país, como tantas otras veces, defendió su nacionalidad desde otros ámbitos mediáticos, con el orgullo que caracteriza a dicha nación.

Es que Paraguay, un Estado multicultural y bilingüe de 7 millones de habitantes, tiene una larga historia de subordinación a otros países, aunque nunca se haya sentido humillado. Como colonia española, tras la evangelización jesuita, supo plasmar su independencia un 15 de mayo de 1811, gracias a una campaña militar desastrosa del ejército de Buenos Aires comandado por Manuel Belgrano. Tras ella, famosa en estas tierras, por la triste desaparición del “tamborcito de Tacuarí”, se encendió la llama de la libertad y los paraguayos pronto pudieron independizarse de España. La larga dictadura nacionalista del Doctor José Gaspar Rodríguez de Francia (1816-1840), aisló a este sitio mediterránea del resto del mundo, pero sobre todo de las guerras intestinas argentinas y la política brasileña. Sin embargo, la Guerra de la Triple Alianza, donde la Paraguay del dictador Francisco Solano López tuvo que hacer frente sóla a Brasil, Argentina y Uruguay, con alguna ayuda británica entre bambalinas, diezmó la población masculina guaraní: sobrevivieron unos 28.000 hombres sobre una población total de 160 a 170.000 habitantes.

Sin pena ni gloria, Paraguay entró al siglo XX. Tras una victoria pírrica sobre Bolivia -la Guerra del Chaco (1932-1935)-, volviendo a caer en 1954 en otra dictadura, la del General Stroessner, siendo hasta 1989, una de las más largas y sangrientas del continente. Allí llegó por fin, la democracia, aunque de la mano del yerno del dictador, otro militar, el General Rodríguez, y en la que el Partido Colorado -hoy, nuevamente en gobierno, gracias a Mario “Marito” Abdo Benítez- y los liberales auténticos, se alternaron en el poder.

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UNA AMAZONIA BRASILEÑA DIFERENTE

Amazonia, biodiversidad, naturaleza (en portugués, “natureza”) en todo su esplendor. Bañada por la cuenca hidrográfica más grande del mundo, la del Río Amazonas, se trata de la décima parte de todos los bosques que tiene este planeta, la mayor diversidad de especies vegetales y un quinto de todas las especies de aves del mundo. Por ello, sinceramente, esperaba -y ansiaba- encontrar un territorio absolutamente verde, pero selvático, inhóspito, virgen, sin infraestructura alguna, con animales salvajes surcando las rutas.

Claro, al mismo tiempo, resultó triste ver la desertificación y sojificación de la Amazonia, proceso que empezó hace décadas: fue continuo, persistente, hasta inexorable y ni siquiera el Partido Trabalhista con Lula y Dilma en el poder, pudieron evitar a pesar de sus banderas ecologistas.

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LA MUSICA BRASILEÑA YA NO ES LO QUE FUE

Mientras viajábamos con mi novia Ekaterina este verano de 2018, escuchábamos las radios brasileñas, omnipresentes a lo largo y a lo ancho del país. Pero he aquí mi sorpresa cuando en vez en escuchar canciones de viejas glorias como Roberto Carlos, Gilberto Gil, Chico Buarque, Caetano Veloso, María Bethania, Gal Costa, Toquinho, Milton Nascimento, Beth Carvalho y tantos otros de la llamada “Bossa Nova” (mix de samba y jazz), o para venir más cerca en el tiempo, a Richie con su “Mi niña veneno”, Rita Lee con “Lanzaperfume”, la popular “Lambada” o la propia Xuxa, sobre todo, cuando no se lucía para “los más bajitos”, otros ritmos hegemonizaban las frecuencias.

Aquí les presento lo más escuchado a lo largo del viaje. “Traidor” de Paula Fernandes, con un ritmo más tipo folklore brasileño; “Hear me now“, de uno de los DJ más famosos hoy del mundo, un tal Alok y, algo más movido, “Pesadao“, interpretado por la voluptuosa Iza, acompañada por Marcelo Falcao.

Brasil ha cambiado tanto en estas últimas décadas que dicha transformación se ha trasladado al terreno cultural, sobre todo, en el ámbito musical. Lo paradójico es que, lejos de aislarse y crear algo propio, acorde con su propia identidad, se ha globalizado.

BRASIL: RIO GRANDE DO SUL

Avanzando más hacia el sur de Brasil, rumbo hacia el Estado de Rio Grande do Sul, con lluvias copiosas y elevada humedad.

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OTRO BRASIL: EL SUR

Enero de 2017. Estado de Santa Catarina do Sul. Desde Joinville (520.000 habitantes, el Municipio más grande de dicho Estado), lejos del mar, hasta Itajaí, por la BR101, existen algo más de 88 km. Ya habíamos dejado atrás, siempre en dirección de regreso a Argentina (vía Uruguayana), los Estados de Sao Paulo y Paraná. Itajaí. municipio y puerto (el cuarto de Brasil) con 184.000 habitantes, preferentemente descendientes de portugueses y alemanes, fundado en el siglo XIX, es la puerta de acceso a los balnearios más deseados por los argentinos: Camboriú, Itapema, Bombinhas y Florianópolis.

Cabe recordar que hace una década, en el mes de noviembre, Itajaí fue asolada por una terrible inundación que impactó sobre el 90 % de la población y murieron 100 personas. Esta zona del país es tremendamente húmeda y lluviosa, sobre todo, en primavera.

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HACIA UN BRASIL POST LULA?

La grandiosidad territorial de Brasil, tiene una estrecha relación con su historia, nada parecida a la Argentina, a pesar de que aquí, muchas veces se ha abusado de las comparaciones entre sus procesos procesos (Perón-Getulio Vargas, dictaduras militares, Kirchner-Lula, Cristina-Dilma). Sin ser ambos países nada revolucionarios, desde su propio origen, Brasil, el último país occidental en abolir la esclavitud, nació a la vida “independiente” producto de una decisión de la corte portuguesa, que instaló a Pedro en el cetro imperial de Río de Janeiro. Esto coloca al país en un situación absolutamente diferenciada del resto del continente. La gestación como Estado-Nación tuvo una naturaleza monárquica y su raíz fue una de las realezas más conservadoras del mundo europeo. 

Que Tiradentes en el siglo XVIII, levantando a los mineros o el obrero metalúrgico Lula Da Silva haya provocado cierta resistencia obrera a la izquierda un siglo más tarde, no mueven demasiado el amperímetro. Brasil fue un país conservador, con una dictadura militar (1964-1985), larguísima y cruel, con fazendas casi al borde del latifundio sobre todo el norte y con poderes fácticos, como los industriales de Sao Paulo, la banca carioca y los oligopolios de los medios de comunicación como O Globo, que tienen poder de veto y hasta influyen en quienes osan desafiar ese “establishment“. Más cerca en el tiempo, se sumó la judicatura que empezó a ser independiente paradójicamente con Lula y ahora le paga a él, con su cárcel por 12 años. El cambio fue y es posible en Brasil, pero sólo por esa vía y al ritmo de ese poder de hecho.

Como lo comprobé en mis viajes desde 2015 a Brasil, tras 4 décadas de ausencia, los pragmáticos -ya lejos de la izquierda ortodoxa-, Lula y Dilma y casi todo un PT corrido hacia el “centro”, produjeron mejoras indudables en la calidad de la vida -inicialmente muy baja- del pueblo brasileño, bajaron la pobreza, mejoraron la infraestructura, armonizaron más sus otrora diferencias regionales, pero pactaron con “el diablo”: negociaron y congeniaron con aquella elite. Sin embargo, al hacerlo, tuvieron que entrar en la lógica y redes de tráfico de influencia y corrupción que durante décadas caracterizó a aquélla. En lo sustancial, ambos se beneficiaron por el escaso nivel educativo de la sociedad brasileña, influida por su etnicidad -ahora profundizada por su elevada religiosidad-.

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