LA ARGENTINA DE “LA AGONIA AL EXTASIS”

Una vez más, el fútbol como “la dinámica de lo impensado”, como decía César Luis Menotti y en ello, radica su belleza y emotividad, aunque nunca se deje de hablar de “arreglos” y corrupción alrededor, por los millones de dólares que genera como negocio. Una jugada inesperada, fruto del talento individual, la combinación grupal o directamente el azar, fuera del plan de algún técnico obsesivamente metódico, puede conducir a un equipo a la gloria o el fracaso. Las apelaciones a Dios o los cielos, completan el cuadro de irracionalidad, donde la mística sustituye a la lógica.

Donde más y mejor se percibe ese tipo de situaciones, es en las categorías más bajas del fútbol, por ejemplo, las segundas o terceras categorías. Dicho en idioma futbolero argentino, el Nacional B o los torneos de ascenso o del interior, suelen tener ese tipo de desenlaces. Los mismos en lo que el técnico argentino Jorge Sampaoli, se desempeñaba inicialmente en sus primeros años de carrera como entrenador, antes de lucirse en Perú y sobre todo, en Chile. A medida que se escala en la elite del fútbol mundial, ese tipo de alternativas las pueden vivir muy pocos equipos. Son recordables “con los dedos de una mano”: un Deportivo La Coruña  de España de los noventa -donde jugó Leonel Scaloni, ayudante de campo de Sampaoli-, un Leicester de la Premier League de hace cuatro años, un malogrado Chapecoense de Brasil hace un bienio. En esos equipos de la periferia futbolera, que luchan contra los grandes, poderosos y adinerados, el espíritu, el orgullo, la dignidad, el honor, se disputan en cada pelota. El logro se alcanza disimulando las carencias técnicas, la ambición se concreta con el corazón.

El partido de Argentina y Nigeria de anoche en San Petersburgo, revivió parte de esa historia cada vez más relegada del fútbol postmoderno. El centro de un marcador lateral, la entrada al centro del área de un defensor central que es zurdo, rematando con la pierna derecha, enviando la pelota al gol, faltando tres minutos para el final del partido. Un arquero debutante, arrodillándose ante el delantero nigeriano, tapando una pelota que podría haber el fin (catastrófico) de una camada histórica como la de los Messi, Mascherano, Higuaín, Di María, Agüero y Otamendi, cuatro minutos antes. Los mismos jugadores que arrastraban una racha adversa de tres finales perdidas en los últimos cuatro años. Un rato antes de aquél gol nada lógico y de aquella salvada providencial, un penal dudoso en contra, volvía a agitar los viejos fantasmas y traumas que al grupo siempre le resultó difícil sobrellevar. No puedo olvidar la solicitud de los nigerianos en otra segunda jugada dudosa reclamando un nuevo penal, a través del dicutido VAR, que el árbitro esta vez les negó. Para colmo, el centrodelantero histórico de la selección nacional, centro de todas las memes en las redes sociales, volvió a errar el enésimo gol bajo el arco.

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FRANCIA, BELGICA Y SUIZA: FUTBOL MULTICULTURAL

No era extraño en un Mundial de Fútbol, ver Selecciones con jugadores extranjeros. De hecho, en los años sesenta, el gran Eusebio, el primer gran jugador que tuvo Portugal, mucho antes de CR7, era oriundo de Mozambique. La lista sería interminable a partir de allí. Sin embargo, la novedad la entrega la gran cantidad de jugadores nacidos en países o naciones diferentes de sus selecciones, incluso fuera de los continentes en los que juegan. Los tres ejemplos paradigmáticos en este Mundial de Rusia, son Francia, con muchos seleccionados de origen africano, sobre todo de Senegal -que además, participa exitosamente en este Mundial, en otro Grupo diferente-, Bélgica, también con numerosos jugadores del continente negro y Suiza, con no pocos jugadores balcánicos, especialmente, albano-kosovares y croatas -Croacia acaba de derrotar a Argentina en el segundo match de su Zona-.

Asimismo, sobre las 32 selecciones clasificadas, hay 13 entrenadores extranjeros, o sea, el 40 % Cinco de ellos son argentinos.

Es interesante ver cómo este multiculturalismo es bastante exitoso en el campo de juego, al menos, hasta ahora. Los resultados para las tres Selecciones han sido óptimos y cuentan con buenos augurios para la segunda fase. Enfrente también hay Selecciones que apelan enteramente a lo propio, como Rusia, Alemania, Brasil, Serbia, Corea del Sur, Irán, Arabia Saudita y las latinoamericanas, con resultados algo dispares, aunque excepto los tres primeros, más bien, negativos. Es una demostración que la mayor riqueza o diversidad cultural contribuye al éxito? Por ahora, es una hipótesis. Tal vez, con la evolución del Mundial hasta el final, lo podremos comprobar mejor.

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ARGENTINA Y SU PROLONGADA AGONIA FUTBOLISTICA

En Nizhny Novgórod, la Croacia de Modric y Rakitic -la única pareja valiosa que tiene dicha Selección-, le acaba de propinar una de las peores derrotas que se recuerden de las últimas décadas en un Mundial de fútbol, a nuestra escuadra nacional argentina.En un día 21 de junio, fecha en la que nunca había perdido ni le habían convertido un gol, los tres goles croatas, uno de los cuales, fue un “blooper” del discutido arquero que el técnico Jorge Sampaoli llevó como titular, por “su manejo con los pies”, fueron un mazazo al mentón de un rival, anímicamente muy frágil, con su megaestrella Lionel Messi, deambulando fastidiado en la cancha.

Desde 1974, en Alemania, Argentina no tenía tan pésimo comienzo de primera ronda, con un sólo punto, habiendo empatado con la debutante Islandia. Ahora, ha quedado al borde de la eliminación, dependiendo de resultados ajenos y diferencias de gol.

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MUNDIAL 2018 EN RUSIA

Será el mejor Mundial de fútbol de la historia? Eso es lo que se proponen los rusos, que siempre organizan todo “a lo grande”.

En este mundo globalizado, la organización de un Mundial, sobre todo, para una potencia que se precia de tal, como Rusia, puede constituir una inmejorable oportunidad para mejorar su imagen de país, muchas veces vilipendiada por la prensa y gobiernos occidentales, a partir de las crisis en Ucrania y Siria, entre otras. Forma parte de una política de “soft power” (“poder suave”) que en cierto modo, a través de la transmisión de su cultura eslava, compensa la imagen belicista y agresiva que suele irradiarse de tal potencia.

Ya unos 12.000 argentinos han comprado sus tickets en los sitios de la FIFA online, por lo que se esperan muchos más que viajarán sin entradas.

Faltan menos de dos meses.

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RUSIA Y EL FUTBOL

En un año, comenzará el Mundial de Fútbol en Rusia 2018 y hoy, precisamente, se inaugura la Copa Confederaciones, que desde hace unos años, se realiza en cada país anfitrión, para ir motivando a la afición local con cierta antelación.

Pero está claro que desde la presidencia del brasileño difunto Joao Havelange hasta la fecha, el fútbol en países no europeos ni latinoamericanos es en realidad, además de un negocio preinstalado por la FIFA, para rodearlo de publicidad e inversión en infraestructura, por una cuestión de nichos de mercado, es una novedad. Rusia no es la excepción. Allí, el fútbol no es el deporte más popular y desde chicos, herencia o no soviética, no sólo el hockey sobre hielo, el básquet, el voley, la gimnasia sino hasta el ajedrez, están mucho más difundidos popularmente como actividades recreativas y lúdicas profesionalizadas colectivas.  Idem el tenis, aunque éste es un deporte individual y que tiene una trayectoria muy diferentes a los otros, dado que los Safin, Sharapova, Kournikova, Myshkina, Kuznetzov, Kafelnikov, Davydenko y tantos otros hipercampeones/as, nacieron y empezaron a practicarlo en Rusia pero contaron con dinero familiar y emigraron al extranjero para formarse y forjarse con entrenadores extranjeros, en el marco de la globalización que vive el mundo y a la que no fue ni es ajena Rusia desde los años noventa.

De todos modos, Rusia, al igual quizás que su enemistada Ucrania, heredó la práctica futbolística de la URSS, habitualmente, con buenos seleccionados y algunos éxitos deportivos singulares, como el campeonato de la Eurocopa en Francia en 1960 y tres subcampeonatos de ésta en España (1964), Bélgica (1972) y Alemania (1988), más las medallas doradas en las Olimpíadas en Melbourne 1956 y Seúl 1988 y algunos logros en juveniles, como el subcampeonato detrás de la Argentina de Maradona en Japón 1979. Tanto rusos como soviéticos han prometido siempre mucho más de lo que realmente lograron pero igualmente, pueden nombrarse una gran cantidad de enormes jugadores, cuyas acciones han quedado en nuestras retinas. Más recientemente, los noventosos Valery Karpin, Aleksandr Mostovoi, Andrei Arshavin y Roman Pavlyuchenko, pero mucho antes, las figuras de la “Araña” Lev Yashin, el guardavallas soviético eternamente vestido de negro, también arquero Rinat Dasaev, la figura de aquel subcampeón de 1988 y el gran goleador, ucraniano de origen, Oleg Blokhin, son muy recordadas para los rusos pero sobre todo, para el mundo, especialmente, Europa.

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