DANTE CAPUTO: EL PRIMER CANCILLER DE LA TRANSICION DEMOCRATICA

Hoy falleció este sociólogo argentino formado en La Sorbonne, Francia, quien se constituyera en el Canciller del primer gobierno radical que emergió en la recuperación democrática argentina de 1983 a 1989. El entonces Presidente Raúl Alfonsín lo tuvo como funcionario, asesor y amigo y tras haber liderado el cuerpo diplomático nacional, dedicó su vida pública a representar a su país, en organismos multilaterales como la OEA, de la que fuera su Secretario de Asuntos Políticos -hoy lo recordó el uruguayo Luis Almagro, su actual Secretario General-, además de haber participado del Grupo de Contadora que mediara en la crisis centroamericana de los años ochenta.

Dotado de una gran templanza para los aciagos momentos que le tocó vivir, Caputo era una persona lúcida, intelectual -tal vez el último que pasó al frente del Palacio San Martín-, pero también un político, y en ese carácter, se ganó la confianza de Alfonsín pero también de todo el partido radical -y de su adoptivo socialista-popular en 1998-, a quienes les hizo llegar su voz serena hasta su último momento en vida, porque trabajó para poder vivir: jamás se enriqueció con la función pública, a diferencia de tantos dirigentes de la naciente democracia argentina. Siguió siendo siempre el porteño, orgulloso oriundo de Villa Urquiza, tanguero y fan de Messi.

Puede reprochársele a Caputo, como yo mismo lo hice a través de artículos por aquellos años, su enfoque de política exterior, tal vez demasiado ideológico, poco pragmático, inclinado en exceso a ponderar la presencia argentina en el Movimiento de Países No Alineados en plena Guerra Fría, para sostener nuestra causa por Malvinas o, apostando exageradamente a su amistad con la socialdemocracia europea, sobre todo, francesa, para apuntalar la posición argentina a raíz de la crisis de la deuda externa. En cualquiera de los dos casos, la dupla Alfonsín-Caputo repitió un error crónico de la política exterior argentina, sobreestimando factores exógenos, para obtener de manera oportunista, ciertos réditos coyunturales.

Lo que hay que reconocerle a Caputo en su favor, es la gran apuesta al espacio regional, tal vez, la única política exterior de Estado que posee la Argentina. La pax nuclear con Brasil, a cambio de la integración al MERCOSUR y el Tratado de Paz con Chile, que lo tuvo a Caputo como protagonista, ganándole abrumadoramente, en los días previos a la consulta popular por el “Sí”, un famoso debate televisivo al hombre de Perón en esas lides, el histórico senador y ex gobernador catamarqueño, Vicente Leónidas Saadi. Estaban en disputa los límites del Canal de Beagle y estuvimos a punto de ir a una guerra con los trasandinos en diciembre de 1978.

Otro mérito de Caputo fue su compromiso con la democracia a nivel regional y su rol impidiendo guerras civiles o entre países, como ocurrió en Centroamérica. Quizás, a través de los años, su enfoque tan antinorteamericano -o demasiado francófilo o europeísta de las RRII-, haya mermado y se haya habituado a comprender la naturaleza endógena, “criolla” de nuestros conflictos regionales. Fue muy activo en la OEA viajando en numerosas ocasiones a Nicaragua, la misma que con Daniel Ortega -hoy nuevamente Presidente desde hace 12 años-, generaba tensiones enormes a Washington y sus vecinos.

En los últimos tiempos, tras la muerte de su gran amigo, el ex Presidente, fue crítico del kirchnerismo y si bien apoyó a Macri y su Frente Cambiemos, no dejó de ser cauteloso respecto al rol del peronismo en la oposición. Su última nota radial con Marcelo Longobardi es memorable.

Acerca de Marcelo Montes

Doctor y Magister en Relaciones Internacionales. Politólogo. Profesor universitario, área Política Internacional. Analista de la política exterior de la Federación Rusa. Investigador. Columnista de medios de comunicación escrita, radial y televisiva. http://consultoriayanalisisrrii.blogspot.com.ar/ https://twitter.com/marceloomontes
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