LECCIONES DE OCHO DECADAS DE HISTORIA

Para los realistas en Relaciones Internacionales, tanto la historia como “maestra de la vida y el mundo” y los “intereses nacionales” son factores clave a la hora de explicar la lógica de las vinculaciones entre Estados. Sin embargo, la misma historia demuestra en diferentes períodos, cómo esos “intereses” evolucionan y hasta cambian incluyendo un cariz diametralmente diferente del que tenían.

Dicho contraste se observa por ejemplo, comparando el momento de la II Guerra Mundial, con éste que vivimos, a partir del 24F, la fecha que detonara la “operación militar especial” de Rusia sobre Ucrania o, el recrudecimiento de la guerra en el Donbass que se iniciara en marzo de 2014.

Claramente, casi los mismos actores estatales, con diferentes gobiernos, aun cambiando las circunstancias o los contextos, también afectan o modifican los intereses de esos mismos Estados.

Mientras en la II Guerra Mundial cuya finalización inauguraría una etapa de cooperación entre las potencias victoriosas sobre el Eje, los Estados europeos (más Estados Unidos) buscarían casi desesperadamente el auxilio de la ex Unión Soviética, en estos últimos meses de 2022, se vislumbra un escenario de confrontación política y económica inédita entre la Unión Europea y Estados Unidos versus Rusia, a propósito de la cuestión ucraniana.

Por razones ideológicas había muchos más motivos, a la manera del francés Jean Francois Revel, para equiparar como totalitarismos a la ex URSS con la Alemania nazi y entonces, combatirlos a ambos por igual, que para defender por un lado, a una Ucrania actual, de una historicidad nacional frágil más valores demócraticos bastante más dudosos y por el otro, castigar a una Rusia cuya trayectoria histórica reciente es mucho mejor en términos institucionales de lo que se esperaba en 1992 y su relación con vecinos, nada comparable con los Imperios zarista y bolchevique.

Sin embargo, mientras en 1942, “Occidente” eligió aliarse con su supuesto archienemigo ideológico para derribar a Hitler, ahora elige combatir a esta Rusia, cuya cooperación no era puesta en duda en los noventa (hasta 2014) y, defender a una Ucrania, a la que se juzgaba críticamente en Bruselas y Washington también hasta ese año. Qué factores incidieron para semejante cambio de percepciones y acciones entre ambos períodos históricos, es la pregunta que se puede formular al plantearse la elaboración de este trabajo preliminar.

La II Guerra Mundial en el frente oriental

Iniciada la llamada “Operación Barbarrosa” por la cual la Alemania nazi, rompiendo el Pacto Ribbentrop-Molotov (agosto de 1939), invadió la URSS, de manera “relámpago”, Estados Unidos no necesariamente mostró mayor interés geopolítico por el suceso pero sí delegó en Inglaterra, cierto papel al respecto.

Concretamente,  como bien documentara el periodista británico Alexander Werth, Washington encomendó a Londres, la negociación diplomática para convencer a Stalin de la necesidad de sostener el frente oriental a cualquier costo, de manera de darle tiempo a la primera para planificar y organizar la “Operación Overlord”, es decir, atacar a Berlín en el frente occidental, desde el Mar del Norte, sobre las playas de Francia.

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OCCIDENTE Y SU INCOHERENCIA CON EL NAZISMO

1) La entrevista que me hiciera Semión Sénderov de RT En Español acerca de un tema tan crucial para el presente y el futuro mundial como el peligro del supremacismo racial en el mundo.

LA NOTA QUE ME HICIERA RT EN ESPAÑOL EL 5 DE NOVIEMBRE PASADO

2) Esta es la nota que me formulara Alejandra Patrone, de Sputnik Mundo, para el programa “Telescopio”, acerca de los escenarios de la guerra de Ucrania.

ENTREVISTA PARA TELESCOPIO, 16 DE NOVIEMBRE

3) Este es el reportaje que me hicieran para Radio Cultura, Alejandra Piaggi e Ignacio Hutin, sobre el futuro de la guerra ruso-ucraniana.

REPORTAJE PARA PROGRAMA FUERA DE TEMA, EN RADIO CULTURA, 21 DE NOVIEMBRE

A LA CONQUISTA DE SIBERIA

Es cierto, como suele afirmar mi amigo Mariano Caucino, que los rusos no tuvieron la misma evolución histórica que “Occidente” y eso ya los diferencia notoriamente de anglosajones y europeos continentales, algo poco comprendido hoy en Bruselas, Berlín y París. Al atravesar una larga Edad Media, hasta desembocar en la modernidad, sólo de la mano, paradójicamente, de la Revolución Bolchevique -recién a inicios del siglo XX-, los rusos se perdieron procesos de la envergadura, nada más ni nada menos, que como el humanismo postmedieval, la Imprenta, la Reforma Protestante, el capitalismo y la Revolución Industrial. Todo ello en términos comparativos con Europa, pero qué puede decirse de otros pueblos que no son europeos pero que sí son vecinos históricamente bastante hostiles para los rusos? Me refiero específicamente a los asiáticos, como los turcos, los mongoles, los tártaros y por qué no, los chinos. Tanto en la historia de la Rusia zarista como en la soviética y también en la actual, postsoviética, todos ellos están coexistiendo, formando parte de Rusia o siendo vecinos y hasta socios de Rusia. Para ellos, que estaban más atrasados que Rusia aún, ésta era en sí misma, un tipo de “modernidad” a la que había que desalojar de sus territorios.

Parte de esa historia es reflejada por la película “La conquista de Siberia”, film ruso estrenado en 2019, antes de la pandemia de Covid-19. Hay muchísima filmografía referida a la “Conquista del Oeste”, en el archirrival de Rusia, que son los Estados Unidos, de hecho Hollywood se ha dedicado fehacientemente a “construir” toda una épica individualista de los pioneros (civiles), incluyendo los ambiciosos buscadores de  pepitas de oro pero acerca de Rusia, si bien hay algunas novelas dedicadas a la ocupación rusa de la Siberia (o “Lejano Este” o en ruso, “Сибирь), no existe mucho “relato” cinemtaográfico. Por ello, me satisfizo ver aquélla película rescatando la decisión zarista de Pedro El Grande de enviar un ejército leal a ocupar aquellas tierras en 1708, más allá de la circunstancia coyuntural de un gobernador que pretende manipularlo, un ex oficial sueco prisionero y resentido por la derrota en la Gran Guerra del Norte (1700-1721) y una historia de amor que no podía faltar en el guión ruso.

La película nos obliga a indagar acerca de Tobolsk, el primer y único gran kremlin que tenía Siberia allá por inicios del siglo XVIII, pero sobre todo, a pensar el tipo de colonización que hizo Rusia en aquella vasta región del mundo, inhóspita, donde prevalece la estepa, un clima tremendo con temperaturas frías máximas aunque también cálidas y bellísimos paisajes. Los rusos ocuparon aquellos territorios lejanos, nada europeos, llevando prisioneros de sus guerras, como los propios suecos, la herocidad y fe ortodoxa de sus hombres y mucho amor a la “Madre Rusia”, luchando incluso contra la venalidad y corrupción de sus gobernadores locales. A diferencia del caso norteamericano, no era fácil extender la burocracia central a lugares tan extensos, tan enormes y rodeados de enemigos.

Ojalá esta historia entusiasme a los interesados en la Rusia monárquica y Siberia sea más conocida que por su famoso Tren Transiberiano que atrae a tantos turistas año a año o por las matanzas de Stalin y la ex URSS. De paso, se van deconstruyendo mitos, como la tendencia natural occidentalista de rotular a los rusos como “salvajes” o de considerar a tan lejanas tierras, como verdaderos “infiernos”. La película citada revela cómo los rusos buscaron “integrar” siempre incluso a las tribus más hostiles y la defensa de las fronteras más alejadas como si fueran los hogares propios. Es que buena parte de la historia rusa, mal que le pese a muchos occidentales que no la quieren comprender, se escribe con gloria y fe cristiana, más que con ambición. 

ENTREVISTAS EN RT (EN ESPAÑOL): LA GUERRA ESCALA

“Occidente” ya no es lo que era. Dejo constancia aquí, día lunes 24 de noviembre de 2022, un mes y medio después del video reproduciendo el reportaje de RT En Español, que aquí debiera aparecer, que he sido objeto de la censura de You Tube.  

El reportaje trataba sobre la propuesta de paz de Elon Musk para Ucrania.

SOBRE EL ATENTADO EN EL PUENTE DE CRIMEA

REPORTAJE EN TELESCOPIO DE SPUTNIK

ITALIA: CONTRA LA DEMOCRACIA O EUROPA?

Quedará para el análisis de la Política Comparada, si la nueva candidata a Premier italiana, Giorgia Meloni, es una versión 2022 de Alesandra Mussolini, nieta del “Duce“, sobrina de la actriz Sophia Loren, europarlamentaria y una de las fundadoras del Movimiento Social Italiano (MSI) que luego de su irrupción en los años ochenta, se reciclara en la “Alianza Nacional” de Gianfranco Fini. Como será objeto de discusión si el perfil de Meloni, es antiglobalista o contraria a la tan mentada Agenda 2030 o, si inaugurará un período histórico bisagra contra la cultura postmoderna y uno de sus gran íconos, el feminismo.

Quizás, en función de la guerra de Ucrania, interese más si la nueva líder italiana, decide rever la política exterior italiana en el seno de la Unión Europea, siendo que parte de su coalición con Matteo Salvini y Silvio Berlusconi, es de tonalidad euroescéptica y en particular, si se opone o no, a las sanciones aplicadas a la Federación Rusa desde el 24F.

Todo lo demás está sujeto a interrogantes, porque los políticos de hoy no gozan del poder total y llegan a la cumbre del gobierno, en el seno de coaliciones o alianzas que suelen ser heterogéneas, por lo que, cualquier especulación que hagamos en torno a la identidad y/o ideología de Meloni, es prematura e incierta. Además, la política en Italia está plagada de ejemplos históricos de vaivenes en las trayectorias de sus actores, sobre todo en el mundo de la derecha y/o extrema derecha.

No puede decirse lo mismo del impacto de las declaraciones de la titular de la Comisión Europea, la alemana Ursula Gertrud Von der Leyen, quien advirtió el sábado pasado a Italia respecto a las posibles medidas que tomaría la Unión Europea en caso de que Italia votara como finalmente votó, lo cual demuestra que la opinión pública italiana pudo haber reaccionado con mayor ira en contra de Bruselas, optando por Meloni.

En última instancia, dependerá pues, de Meloni y sólo de ella, que emprenda un camino u otro. Una vez más, todo podrá medirse o evaluarse en términos de su propio liderazgo.

EL ULTIMO ADIOS

Antes de una nueva fase de la guerra de Ucrania y luego del sepelio de Isabel II, escribí estas líneas para la Revista Claves, dirigida por Alberto Costa:

Las desapariciones físicas de figuras públicas tienen diferentes significados. Marcan comienzos o finales de era, representan motivaciones especiales para sus pueblos respectivos o, simplemente, son el preludio de cambios más profundos que no conocemos de modo cierto, hacia dónde y cómo se encaminarán.

En pocas semanas, setiembre de 2022, será recordado por los fallecimientos de Mikhail Gorbachov y la Reina Isabel II de Inglaterra. Ambos longevos, el primero, como ex Secretario General del Partido Comunista y ex Presidente de la también extinta Unión Soviética desde 1985 hasta 1991 y “Su Majestad” británica, la de mayor duración física en la historia de su país.Ambos, nos dejaron siendo mayores de 90 años, siguiendo el gran aumento inédito de expectativa de vida de la época que vivieron y también, ambos, gobernaron Imperios, durante siete (7) décadas. La URSS de Gorbachov habría durado eso e Isabel reinó -aunque no gobernó- durante semejante período.

Más allá de las enormes diferencias institucionales, culturales, simbólicas y hasta personales, hay otras paradojas similares en las vidas políticas de estos sendos líderes. Como queda dicho, Gorbachov e Isabel estuvieron al frente de formatos imperiales, pero les tocó a ellos, despedirlos. 

No era la intención de Gorbachov plasmar acciones imbuidas de ideas, que llevaran al desenlace de la ex URSS, pero así ocurrió. En efecto, la “Glasnost”, la “Perestroika” y el “Nuevo Pensamiento” buscaban revitalizar, al “socialismo real”, fortalecerlo internamente y hasta globalizarlo más allá de Khruschev y Brezhnev. Sin embargo, apenas permitió que se expandiera, sin necesidad de la represión vía tanques soviéticos, la vieja gran utopía se desmoronó país por país, como un verdadero “efecto dominó”.

Isabel había nacido y sido educada para lo que sería y haría el resto de su vida hasta el jueves 8 de setiembre. Darle nuevo vigor a la monarquía de su gran país, como institución, mantener los lazos coloniales desde la metrópoli y conceder unidad en un contexto esperanzador a un reino conformado por tres naciones (y media): ingleses, escoceses, galeses y norirlandeses.

Sin embargo, sólo habría un envión inicial, que le serviría para mantener una mancomunidad de 54 países, a duras penas sostenida a insistencia de paradiplomacia y un unitarismo que fue contradiciendo cada vez más las tendencias democratizadoras tardías de un Estado que evitó contagiarse dos siglos antes con la convulsión y el terror de la Revolución Francesa. Por último, a Isabel le explotaron en su propio rostro, como madre y suegra, los escándalos familiares de la Corona. Las aventuras extramatrimoniales de su hijo mayor Carlos -un solterón empedernido-, casado con Diana Spencer, una maestra de escuela, con familia plebeya aspirante a noble; las corruptelas de su propio marido Felipe de Edimburgo y otro de sus hijos varones, el ex “Principito” Eduardo; las rebeldías, traiciones y trágica caída de su nuera, ya explicitadas y difundidas por doquier; las de su propio nieto Harry y su esposa, la “ultraplebeya” Megan -y la lista sigue-. Todo ello se mantuvo precaria y artificialmente un largo tiempo, mientras ella conservó el temple para reinar sobre un pueblo de sencillos isleños, actores teatrales y navegantes.

Hoy, con Carlos III y una gestualidad inicial con sus sirvientes, que le empieza a jugar en contra, ante la opinión pública, dudando de su capacidad para tener el temple de su adorada madre, todo eso cruje y los aires republicanistas empiezan a soplar, adentro y fuera de las Islas.

La Unión Soviética fue, pero toda la torpe obra de Gorbachov, aún aplaudiendo su idealismo, resuena hasta nuestros días, incluso en la guerra de Rusia y Ucrania o en la de Azerbaiyán versus Armenia. El caos que siguió al final de la URSS, se asentó sobre promesas orales jamás cumplidas por quienes -defensores de “Occidente”- emplearon a Gorbachov para perpetuar sus intereses de la Guerra Fría en una era posterior que ya no tenía ningún peligro de antagonismo nuclear. Esa ambición desmedida de la OTAN llegó hasta las puertas del corazón de la civilización eslava, primero con Ucrania en 2004 y luego, con Georgia en 2008. Todo ello a pesar de las advertencias del propio Putin, heredero de la Rusia postsoviética. La guerra post Euromaidán en 2014 y su continuidad con el ejército ruso entrando al sudeste ucraniano, completan una película cuyo guión se venía escribiendo hace tres décadas. Gorbachov sería más recordado fuera de Rusia, reconocido y admirado en “Occidente” y, juzgado como “traidor” en su propio terruño.

Así, dos figuras emblemáticas del siglo XX, favorables a la paz mundial, nos dejan. Con sus aciertos y no pocos errores políticos, queda por verse si el mundo que les seguirá, será más o menos estable, más o menos conflictivo, más o menos convulsivo. Lo que va quedando claro, como gran lección de la historia, es que las grandes personalidades ayudan a construirla aunque no controlan los efectos de sus actos. Esta moraleja nos aconseja tornarnos prudentes, no aventurar más utopías regresivas y siempre preferir el camino de la reforma, adaptando nuestras instituciones al cambio. Será la mejor forma de recordarlos para las generaciones venideras, habituadas ya a la impaciencia y la vertiginosidad en el vacío.

KALININGRADO Y EL SUICIDIO EUROPEO

Hace unas semanas, Lituania decidió unilateralmente el cierre del transporte ferroviario de mercaderías a Kaliningrado, el enclave ruso ubicado sobre el Mar Báltico. Lo hizo tal vez para sobreactuar su castigo a la supuestamente agresora Rusia, por “la operación militar especial” iniciada el 24 de febrero pasado sobre territorio ucraniano. Ayer, la Comisión Europea se desligó de la medida lituana, afirmando que hará todo lo posible porque Vilna levante la medida. La decisión de Bruselas quizás represente más que nunca, la incomodidad creciente de los países líderes de la Unión Europea (Alemania y Francia), por plegarse tan acríticamente a los caprichos geopolíticos norteamericanos, despegándose así de los planteos de los Estados más rusofóbicos, es decir, los tres Bálticos y Polonia.
Es que Europa se está “disparando en los pies”. La UE, como “potencia civil” -diría Alberto Hutschenreuter- se ha opacado en favor de la supervivencia securitaria de una OTAN que hasta hace 2 años atrás, reconocido por el propio Macron, estaba “muerta de parálisis cerebral”.
Por ejemplo, como bien señala el joven César Sabas Fuentes en su Facebook, hablando en términos geocomerciales, Rusia, el proveedor histórico y seguro de energía barata para los europeos, aceptaba pagos en euros. En cambio, ahora, producto de las sanciones y el hostigamiento irracional de Estados Unidos, que tampoco puede asegurar el gas licuado en cantidad y tiempo, Europa tiene que comprar en dólares -y caro-. Primero, porque se ve obligada a triangular para esquivar las mismas sanciones que ella impuso a Moscú, por ejemplo, comprándole energía a India o Turquía. Segundo, porque los pagos a Rusia siguen siendo en rublos y desde ayer, el euro no sólo equiparó al dólar sino que hasta descendió un escalón más abajo de la moneda americana, por lo que la economía europea hoy es más vulnerable que nunca.
Por lo tanto, asoma oscuro el futuro mediato para el Viejo Continente, que políticamente en pleno verano, empieza también a vislumbrar inestabilidad política -ya cayeron 3 gobiernos (Gran Bretaña, Estonia y Bulgaria) más uno (Francia), donde Macron perdió la mayoría parlamentaria, aunque resiste que le cambien a su Primera Ministra (Elisabeth Borne). Más oscuro parece el panorama cuando se observa el regreso de la inflación tras 4 décadas, por ejemplo, en España, la mensual más elevada desde 1985.
Todo lo cual sumado a la perspectiva de un otoño y un invierno crudo, sin abastecimiento normal de gas (y calefacción), en el -tal vez- peor contexto de las últimas seis décadas, que podría caldear los ánimos de la población del Viejo Mundo, ya sumida en desesperanza y desasosiego desde la pandemia de Covid-19. Llegará el día en que los líderes europeos, sopesarán este elevado costo que había que pagar a raíz de Ucrania? No será hora de sentarse a negociar finalmente con Rusia? O esperarán a que las elecciones de noviembre en Estados Unidos, terminen de “sepultar” a Biden y los “halcones” del Partido Demócrata?

G7 VERSUS G5?

Había una vez, un orden mundial donde, tras el fin de uno bipolar y estable basado en la amenaza de apretar el botón nuclear, se intentó estructurar un acuerdo de potencias diversas mutuamente interrelacionadas. Al ceder algunas de ellas a la voluntad de una, ese orden se resquebrajó generando uno alternativo, que lo desafía, aunque no sabemos bajo qué parámetros. Ignoramos el desenlace pero es probable que estemos transitando dicha secuencia. Precisamente, habiendo estado hace un par de meses, en el lugar donde se dirime “el gran tablero mundial”, es decir, Eurasia, me voy autoconvenciendo de que ya está gestando ese “otro mundo” a pasos agigantados.
Foreign Affairs publica hoy un artículo de Ivo Daalder y Michael Lindsay sobre la última posibilidad de que el G-7 -ya sin Rusia, en el formato ad hoc que antes la incluía como un octavo integrante-, pueda “construir un mundo mejor”. Me atrevería a decir que esa alternativa es improbable porque el G-7 ya no es lo que era, en parte por los errores de sus miembros, en parte por la voluntad de los que no están integrados allí.
Repasemos. En términos coyunturales, en función de la guerra de Ucrania, la relación ruso-europea está irremediablemente rota y tardará en recomponerse, por la obsecuencia de la UE en seguir los caprichos geopolíticos de Estados Unidos. China ha ganado liderazgo y poder y de ninguna manera, cederá en favor de quienes ha estado superando. Otros actores estatales emergentes como Turquía e India se atreven a desafiar medidas que el bloque occidentalista ha impuesto, sin acuerdos previos. En términos estructurales, la demografía y el comercio mundial han empequeñecido el mundo del G-7.
Al mismo tiempo, ha aumentado la dimensión de “otro mundo” al que desde 2013 no se le ha prestado suficiente atención, pero hoy, ha acelerado su presencia. Se trata del BRICS, el bloque que forman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, su último integrante.
El BRICS representa el 43% de la población mundial y el 27% de la superficie terrestre del planeta; si se le suma Iberoamérica, juntos representan el 48% de la humanidad y un tercio de la superficie terrestre del globo.
En la Cumbre de estos últimos días y sus numerosas reuniones relacionadas, bilaterales y multilaterales, esa mitad de la humanidad adoptó un proyecto que se basa en el rechazo al actual sistema de casino financiero y lo reemplaza por uno que proporciona crédito para proyectos de desarrollo con alta tecnología; en educar y entrenar a la juventud para que haga frente a los crecientes retos del futuro; en el pleno respeto a la soberanía nacional, proscribiendo la política imperial de cambios de régimen y guerras; y en la promoción explícita del interés común entre las naciones.
“La historia nos dice que la ley de la selva no es el camino de la coexistencia humana”, subrayó el Presidente chino Xi Jinping. “Toda nación debería obedecer el principio de igualdad, confianza mutua, aprendizaje de los demás, cooperación y búsqueda de beneficios colectivos… para la construcción de un mundo armónico, sustentado en la paz y la prosperidad colectiva”, añadió en la Cumbre citada.
El BRICS y sus aliados están construyendo un sistema mundial basado en valor real, no en valores de papel falsos. Las naciones del BRICS están decidiendo qué es el valor real, y lo están imponiendo, que consiste en el costo de los poderes productivos del trabajo en una situación cambiante. Las mismas sanciones que “Occidente” impuso sobre Rusia ahora mismo, provocan un efecto “boomerang” sobre el valor del dólar y el rublo. Moscú se desdolariza, fortalece su propia moneda y exporta oro a terceros.
El problema subyacente con el que nos tenemos que enfrentar hoy, es la “asimetría del valor en el mundo”, que viene de dos sistemas distintos que operan con una lógica y una métrica diferentes y que son totalmente incompatibles.
De un lado, está el sistema transatlántico. Del otro, tenemos un sistema emergente, incompatible con el primero, que está construyendo un mercado basado en valor real. El valor real proviene y se mide por el desarrollo de los poderes productivos del trabajo, es decir, mediante la introducción de nuevas tecnologías creadas científicamente, poniendo en marcha procesos productivos que incrementan la densidad de flujo energético a través de la economía física de tal modo que se incrementen inmensamente los poderes productivos del trabajo. Ese nuevo sistema creará un proceso mediante el cual el incremento de la densidad de flujo energético se incrementará a sí misma a una tasa que se va acelerando.
Este rol del progreso tecnológico y avance científico es lo que la especie humana hace de manera única. Tal creatividad es realmente la fuente de valor en una economía y es el camino en el cual nuestra acción para crear el futuro define el valor presente.
Sin duda, el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) y el Acuerdo de Reservas de Contingencia (ARC) son la base de una arquitectura financiera internacional totalmente nueva, aunque aguarda una gran batalla política para que esta política entre en vigor, por encima de las violentas objeciones de la City de Londres y Wall Street, incluyendo sus agentes en algunos de los países del BRICS. El documento de fundación del NBD con cautela se adhiere a la idea de que el NBD y el ARC sólo se destinan a “complementar” a instituciones existentes como el FMI; pero los principios sobre los cuales se fundaron no sólo contradicen a los del FMI, sino que son mutuamente excluyentes.
Más significativo: el NBD se orienta claramente a prestar dinero para desarrollo real, sin las odiadas condiciones de austeridad y políticas ecologistas asociadas con el FMI y el Banco Mundial. Por ejemplo, la declaración conjunta CELAC-China contiene una divergencia radical con las condiciones del FMI y el BM, y llama “a hacer buen uso de los préstamos en condiciones favorables garantizados por China, de acuerdo con las necesidades y prioridades de los países receptores. Enfatizamos la importancia de la construcción y modernización de infraestructura”.
El Presidente Putin, no es ajeno a ser el blanco de la guerra económica, presentó una propuesta complementaria: “Las naciones del BRICS deberían cooperar más de cerca en los mercados de materias primas. Tenemos un recurso singular básico: nuestras naciones poseen el 30%-50% de las reservas globales de diferentes recursos. Por lo tanto, creemos que es imperativo desarrollar la cooperación en minería y procesamiento, y organizar un centro para la capacitación de expertos en industrias metalúrgicas en las naciones del BRICS”.
Tal acuerdo quebraría el control absoluto del gran enemigo de Rusia -Gran Bretaña- de las materias primas y su habilidad para especular con la subsistencia de las naciones y su misma existencia. Para hacer viabilizar estos propósitos, el NBD y el ARC tendrían que funcionar con un muro cortafuegos contra el sistema canceroso denominado “en dólares”. Es digno de atención que el NBD está autorizado en el futuro a recibir capital adicional y a otorgar préstamos al BRICS y a otras naciones, en monedas alternativas.
Una vez que tres, cuatro o más países estén involucrados en grandes proyectos recibiendo tales préstamos en monedas distintas al dólar, de hecho se habrá creado una nueva moneda, a la que también le seguirá el acuerdo de tipos de cambio fijo entre las naciones participantes. Ese sólo paso instantáneamente traería aparejado un retorno al sistema de Bretton Woods anterior a 1971, de tipos de cambio fijos (predecibles), barriendo de un plumazo, billones de dólares de especulación con monedas a futuro.
Como conclusión, ignoramos si el BRICS construirá un nuevo orden mundial. Pero lo que sí sabemos es que todo el contexto actual y las torpezas de la alianza transatlántica con sus sanciones ineficaces a Rusia y su obstinación por armar a Ucrania, para prolongar una guerra de antemano perdida, no ha hecho más que inflamar orgullos del otro lado y provocar reacciones adversas en aquellas culturas milenarias que hasta aquí, actuaban razonablemente y sacaban provecho del orden mundial actual. Ello puede ser motivador suficiente para que el BRICS, aún reconociendo posibles desacuerdos entre sus propios miembros, cobre vuelo y dinamismo, intentando al menos, erigirse en la alternativa como “el mejor mundo posible”.
Ese mundo mejor lo puede ayudar a edificar el BRICS porque se trata de países vigorosos -y no envejecidos-, que cooperan entre sí -sobreponiéndose a sus viejas rencillas- y tienen vocación de liderazgo global -pero compartido-.
A modo de despedida, les dejo el video premonitorio que realizó Jorge Lanata hace más de una década para el Canal Infinito, sobre el entonces BRIC -sin Sudáfrica en ese momento-. A veces, los cambios aparecen ante nuestras narices, pero no los vemos.

MILEI-MASLATON: EL QUIEBRE

En las últimas semanas, Javier Milei cometió todo tipo de dislates discursivos y logísticos y descendió notoriamente en las encuestas. Justificar la venta ilegal de órganos -prohibida en todo el mundo-, la libre portación de armas -en un país como éste, con una insuficiente madurez educativa- y organizar actos hace un par de semanas, en el conurbano bonaerense (Gerli) y hoy, en Córdoba Capital, con “derecho de admisión”, que fueron sendos fiascos, por la poca o nula masividad, fueron sólo algunos de dichos errores. Producto de ellos, ante una opinión pública hipersensible, de pronto, el otrora”León” de hace unos meses, se transformó en un “gatito” inofensivo.

Bajo el influjo de su hermana “demasiado afín”, haciendo “buenas migas” con el ex “armador” de Domingo Cavallo en 1999,  Carlos Kikuchi, de origen japonés, un periodista -más RRPP que lo anterior-,  Milei centralizó en ellos toda la “campaña”, desplazando al eje protoperonista de “La Libertad Avanza”, es decir, la dupla de los legisladores porteños Eugenio Casielles y Ramiro Marra más el abogado bitcoinero y ex concejal, autopercibido “puntero gratuito” Carlos Maslatón y los “twiteros”.

Desde estas páginas hemos sido particularmente críticos con todo esta estructura que nunca fue tal o, que en todo caso, fue demasiado monárquica y verticalista pero desorganizada, lo cual le hizo perder a Milei, desde setiembre de 2021, debates televisivos, puntos esenciales en la elección legislativa de noviembre y el alejamiento definitivo del centro electoral, esencial para aspirar al ballotage de 2023. Tal “derechización” de Milei, bastante incoherente por cierto, al embanderarse el diputado en febrero de este año con la causa de Ucrania, se vio rematada con dos decisiones de la dupla Karina Milei-Kikuchi: una, el armado nacional bajo el viejo Partido Demócrata (de tinte rancio conservador aunque de dudosos papeles en regla) y otra, la formación de alianzas con partidos provinciales, que actuaron como satelitales durante la dictadura militar, por ejemplo, el bussismo tucumano.

Semejante desprecio de Milei por la tradición liberal -pero también por la libertaria, a la que siempre usó con bastante ignorancia- no pudo disimularse aunque la familia Benegas Lynch, de prosapia en el liberalismo argentino, pero demasiado antiperonista y pro-Juntos por el Cambio, lo bendijera. Con el tiempo, lo que veíamos hace meses respecto a una radicalización de los entusiastas por el diputado -bastante poco laborioso en ese rol-, se fue confirmando tristemente. Asesorado por el idóneo sin título universitario alguno, el gay Alvaro Zicarelli, su apoyo reciente al perdedor de la elección presidencial colombiana, un anciano dirigente misógino, violento y realmente populista, sumado al show conservador montado en Brasil, al lado del hijo de Bolsonaro -cuyo padre marcha segundo cómodo en las encuestas para el comicio de octubre-, no hizo más que coronar tal derrotero frustrante.

Tras su viaje en abril-mayo pasado, junto al ex Embajador Mariano Caucino, por Israel, Armenia, Georgia y Rusia, Carlos Maslatón ha decidido enfrentarlo. Conocedor de todos sus secretos -y sus trampas- el ex dirigente de la Ucede y UPAU en los ochenta, creador del estilo “barrani”, el gran rebelde de la cuarentena de 2020 y que se jugara por la causa rusa como ningún dirigente político en la Argentina, ha resuelto pedirle internas, intentando que recapacite y se aleje del nepotismo. Lo veo improbable pero si de algo estoy seguro es que el lugar de “antisistema” que Milei ocupó coyunturalmente, hoy está vacante y seguirá así si nadie puede erigirse en la figura que canalice el malestar latente del argentino medio.

Será Maslatón quien lo ocupe? Anticambiemita y enemigo de los radicales desde hace 4 décadas, aunque nada “gorila” ( o sea, antiperonista), posee a su favor, la cuota de realismo político y experiencia organizativa de la que carece el 90 % de los políticos que aspiran a representar las ideas liberales y/o libertarias.

Encuentro casual con Maslatón en el Edificio Kavanagh, CABA, diciembre de 2021.

De seguro, si fuera él, tendrá que exigir y autoexigirse el cumplimiento de varias condiciones. Insisto en el punto: si deseara hacerlo. Porque será clave corregir el error básico de Milei: éste jamás prestó atención a la necesaria institucionalización y nacionalización de una estructura partidaria única y novedosa en el escenario político, incluyendo por qué no a José Luis Espert, que lo proyecte de manera competitiva de cara al 2023. Aún hay tiempo.

Cena con Maslatón y mi amigo Julio Nieto, CABA, enero de 2021.

Aquí la nota que le dio a Julio anticipando su interés por candidatearse hace más de un año, en el cual, incluso se animó a hablar de Maradona y el amor a la patria, entre tantos tópicos abordados.

TURQUIA: ORIGINAL Y EXOTICA

Turquía es noticia en estos días de guerra en Ucrania, a propósito de su decisión de rechazar el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN, a la cual también pertenece desde los tiempos de la Guerra Fría pero también por ciertas tensiones con Grecia a propósito de la cuestión chipriota.

Como es una de las dos únicas puertas abiertas a Rusia, hice escala allí en abril pasado, en ocasión de mi viaje a Moscú. Es interesante detenerse por un momento, para efectuar una semblanza acerca de la república turca de Erdogan y su actual momento.

Recorriendo la historia por ejemplo, como base para analizar el presente, hay que recordar que Turquía fue por siglos un Imperio, hasta el final de la I Guerra Mundial, que decretó el final del Imperio Turco-Otomano. Aunque con varios mitos por desterrar, podría afirmarse que los llamados “Jóvenes Turcos” primero (1908-1918) y el líder Mustafá Kemal Atatürk a partir de 1923, establecieron los pilares de una “república secular” -ya no imperial- y ese experimento está próximo a cumplir una centuria.

A la participación histórica de Turquía en la OTAN, hay que agregarle su permanente intención de formar parte de la Unión Europea (UE), sobre todo, desde los años noventa. Aunque por supuesto, tanto el prontuario que tiene Turquía en materia de DDHH como la cuestión greco-chipriota ya mencionada, bloquean la posibilidad del ingreso turco, lo cual, de lograrse algún día, convertiría al país, en el segundo en importancia detrás de su aliada histórica, Alemania, en términos de población, aunque mayoritariamente islámica.

A su posición geoestratégica relevante, como “bisagra” entre Europa y el Oriente, habiendo intentado tres veces, por ejemplo, invadir la capital austríaca (Viena), Turquía le agrega el plus de su modernización económica tan especial hacia el capitalismo, iniciada en los años ochenta por el tecnócrata de origen kurdo, Turgut Özal, Primer Ministro emergido del golpe militar de 1980 y luego Presidente electo. 

En efecto, el empresariado especialmente de la región de Anatolia, luce con un comportamiento especial, proactivo e innovador, destinado a brindar servicios y productos de calidad. Muchos de esos productos son nacionales y hasta típicos, tradicionales, fuertemente ligados a la cultura turca.Los turcos ya no son simples vendedores de alfombras. Kayseri es la ciudad modelo en cuanto a industrias del mueble y textil, exportando a cerca de un centenar de países: holdings poderosos fabrican cientos de miles de sillas y sofás-cama además de centenares de prototipos de lana vaquera, insumo para las marcas líderes a nivel mundial

Cuando uno asoma a esa infinita cantidad de negocios de especias y sabores de los más variados, incluyendo algunas hierbas para la potencia sexual masculina, se puede advertir que en Turquía, es perfectamente posible hacer converger la globalización con la identidad nacional. Es la misma sensación que tenemos cuando vemos las banderas turcas por doquier en las calles de Estambul, la proximidad de una mezquita con un rascacielos o un banco, la increíble modernidad del Aeropuerto Internacional Atatürk (en turco,  Istanbul Atatürk Havalimanı) y por qué no, el fenómeno de Turkish Airlines, omnipresente en poco tiempo, en los cielos del mundo, promocionada por nada más ni nada menos que Morgan Freeman.

Recep Tayyip Erdogan llegaría al poder en 2002, de la mano de un islamismo moderado pero pronto iniciaría un proceso orientado a desmontar la maquinaria de vigilancia institucional instaurado por los militares desde 1980. Ganaría sucesivas elecciones, incluso sufriría un golpe de Estado en 2016 pero lograría superarlo. Es un liderazgo nacionalista e islamista de indudable vigor político, comunicacional y electoral, que puede ser discutido en determinados círculos intelectuales y mediáticos de “Occidente”, pero que al igual que ocurre con el caso ruso (y Putin), no ofrece disidencia alguna en el ejemplo turco (y Erdogan).

Finalmente, el turismo es otra de las fuentes de ingreso más relevantes para la economía turca. Tanto las playas como las regiones montañosas, así como el encanto especial de Estambul y otras ciudades, le ofrecen al visitante extranjero, tanto occidental como latinoamericano, una gran diversidad, precios relativamente accesibles y una disposición especial de los habitantes locales, siempre tan adaptables al gusto e idioma de los turistas.

Entonces, si querés conocer y recorrer este destino aconsejable por su diversidad cultural y riqueza histórica, te aconsejo un bueno vuelo de Turkish Airlines con rumbo a la ex Constantinopla y adelante!!!