Abocado a presevar un viejo avión de guerra en su hangar privado y a experimentar de vez en cuando proyectos aeronáticos de la industria privada contratista del Pentágono, con viejos ex camaradas, Pete Mitchell (“Maverick”) regresa al ruedo de la academia de pilotos navales de elite de Miramar (San Diego), pero esta vez como instructor de vuelo. Su rol de antiguo piloto díscolo, transgresor, excesivamente arriesgado pero hipertalentoso y solidario, que le valiera ante el “sistema” , llegar apenas a ser un capitán multipremiado-, deberá ser reemplazado por el de motivador y transmisor de experiencias a un grupo heterogéneo de jovencitos bastante soberbios y poco habituados a actuar bajo presiones extremas. El fuerte contraste entre las generaciones, unas más habituadas a ciertos códigos y sacrificios en aras de metas y desafíos que parecen inalcanzables y otras con mayores oportunidades y tal vez más especuladoras y pragmáticas, es muy bien recogido por el guión de la película.
Ese último parece ser el mensaje que la dirección de la película quisiera transmitir. “Maverick” difunde el valor de asumir riesgos pero no de manera alocada y siempre con la necesidad de preservar el equipo: fue traumático para él, haber perdido a su compañero “Goose” en la primera “Top Gun” y eso lo persigue hasta hoy. Por eso, el valor de la solidaridad es el segundo a considerar aquí. Hay una tercera prioridad: es el piloto -y no la máquina-, el que hace la diferencia sobre todo en tiempos de paridades tecnológicas, con el enemigo -antes, la URSS, hoy no está claro si Irán u otro-.
Lo demás, como la pareja de “Penny”, ciertas ironías o “gags” en determinados momentos de la trama, la exhibición musculosa-deportiva de la playa, el sentido de la amistad con “Iceman”, la música tanto la clásica como la nueva a cargo de Lady Gaga, etc., son los ingredientes emocionales adicionales para completar una película, que asoma como la más taquillera del año.
En el Día del Padre (#FathersDay), asoma como un interesante tópico del film, la relación de “Maverick” con “Rooster”, el hijo de “Goose”. Un vínculo especial que hereda los pesares y cargas del pasado, como ya se dijo, pero que irá reconfigurando a lo largo de la trama, para finalizar de una manera sorprendente.
Como corolario, claramente la película representa la nostalgia por un mundo y estilos conductuales humanos que tal vez estén viviendo sus últimos días. Así como en el reciente film de la saga de James Bond con Daniel Craig (ya retirado), se insinúa que ese tipo de espías están condenados a desaparecer, en el ejemplo de “Top Gun II”, los pilotos atrevidos y valientes son fácilmente reemplazables por programas de aviones no tripulados.
En cualquier caso, como fuera y donde sea, casi 4 décadas de espera son mucho tiempo en las biografías de muchos: en el caso de este “Top Gun II”, valió la pena aguardar este estreno.
Me despido con la mejor canción de la nueva banda sonora del film: “I Ain’t Worried” interpretada por la banda “One Republic”.
Porque si hay alguna gran virtud de Eastwood es la de reflejar con crudo realismo, las vicisitudes de la vida, los dilemas morales que plantea para cada uno de nosotros, nuestra opción de dudar y resolver, la posibilidad de afrontar con un temple especial los momentos aciagos, la actitud si se quiere estoica pero abnegada para uno mismo y los demás. No deja de estar presente en las últimas películas, incluyendo la comentada aquí, la especial simbiosis cultural que se da en Estados Unidos de hoy, entre latinos y anglosajones, ya sea por la cuestión drogas, la inmigración ilegal o sencillamente, los problemas de convivencia familiar que se reproducen particularmente en las regiones fronterizas con México.
“Cry Macho” no sólo aborda esa cuestión cultural, sino que además, plantea una relación intergeneracional especial, la que se da entre una ex estrella de rodeo y criador de caballos y un niño casi adolescente, sobre quien, el primero, en un viaje singular, le enseñará todo lo que sus propios padres desastrosos, uno y otro a cada lado de la frontera, no le supieron, pudieron ni quisieron transmitir: cómo ser un buen hombre.
El valor significativo de las películas de Eastwood es ése: nos ejemplifica con su conservadorismo moral no trasnochado pero sutil, la necesidad de reivindicar esas enseñanzas que son válidas para todas las generaciones y también cualquier tipo de cultura.
Además de la compra de Alaska al poco visionario Zar ruso en 1867, la adquisición de la Louisiana a los franceses, por parte de Jefferson en 1803, al oeste del Río Mississipi, fue decisiva para estimular la colonización de miles y miles de americanos, además de gentes de otras latitudes (chinos, japoneses, judíos, hindúes, hasta chilenos y peruanos). Incluyendo la mítica batalla del Alamo (1836), el triunfo sobre los mexicanos en el bienio 1846-1848, permitiendo anexar Texas, California, Arizona y Nuevo México -equivalente a la pérdida del 50 % del territorio para el país vecino-, le dio mayor certidumbre al horizonte del proyecto colonizatorio al que se le sumó la “fiebre del oro” (1848-1849). En cualquier caso, fue el “America First” del siglo XIX, porque semejante empresa civilizatoria, se hizo con la anuencia del Estado americano, pero por cuenta y riesgo de los propios colonos: tal aventura implicaba, priorizar la territorialidad americana, ampliándola, urbanizándola, conectándola vía el ferrocarril. Ello explica por qué y a diferencia del resto del continente, Estados Unidos pudo plasmar el sueño hamiltoniano de una industria nacional fuerte y pujante, “protegida”, sí, pero naturalmente, por la gran expansión de su geografía habitable y cultivable.
Esa conquista del “Far West” no fue nada sencilla. El cine de Hollywood ha hecho innnumerables reconocimientos a tal proeza humana. Tal vez de manera edulcorada y un tanto nacionalista ostentosa, “for export” luego de la II Guerra Mundial: Gary Cooper, James Stewart, John Wayne, Robert Mitchum, Richard Widmark, Henry Fonda, Anthony Quinn, Clint Eastwood y tantos otros actores han protagonizado recordadas películas donde personificaban a los vaqueros, pistoleros, “cowboys”, incluso “sheriffs” y “marshalls”, que con sus caballos y revólveres inventados por Samuel J. Colt, se batían en duelos memorables, aquellas formas nobles de dirimir reyertas, venganzas, “cazar recompensas” o cobrar viejas deudas pendientes entre sí o con forajidos, deseosos de asaltar las caravanas de miles de migrantes que surcaban las praderas hasta poder instalarse y fundar poblados.
Muchos de los colonos eran sectas religiosas, como los mormones, lo cual les permitió avanzar en grupos fervorosos, autoorganizados y solidarios, lo cual les permitió continuar y afrontar con estoicismo la larga travesía, plagada de obstáculos: los robos a las carretas y diligencias, el cuatrerismo (hurto de ganado), la amenaza india y las enfermedades mortales como la disentería y el cólera. La trata, o sea, la compra y venta de mujeres para la prostitución, ya era común por aquellos años, considerando la gran cantidad de hombres dedicados a actividades económicas como el trabajo en las minas, el cultivo de cereales, la cría de ganado vacuno o la instalación de vías férreas o postes de telégrafo. Ellas eran clave para los burdeles y saloons, donde también los hombres montaban casas de apuestas. Pero la “otra mujer”, la de la familia, tenía un doble papel: en el hogar estrictamente, con el cuidado de sus hijos pero sobre todo, a cargo de la educación pública, civil y religiosa. Las viudas que se habían convertido en pioneras y las amerindias, también eran protagonistas de la vida civil en los nuevos asentamientos. Las condiciones climáticas y sobre todo, los inviernos, tampoco eran muy estimulantes para aquellas primeras sociedades del “Lejano Oeste”.
Todo ese tipo de adversidades pero también epopeyas, construyeron el mito del esfuerzo y sobreesfuerzo americano, personalmente responsable, arrollador, exitoso, capaz de lograr lo imposible y desde esa autoestima colectiva, se fueron construyendo los pilares de una nación que luego en el siglo XX, sobre todo, en su segunda mitad, lideraría el mundo.
La pregunta que cabe hacerse es si el entusiasmo de Trump por esa idea del “America First” es justificado, considerando que el mito del “Far West” tuvo algún componente racista pero al mismo tiempo, implicó una aceptación y hasta una búsqueda deliberada de la nación americana, aún con su propio camino -expansionista- por un lugar en el mundo. Precisamente, no parece ser ésa la intención del discurso trumpiano, más inclinado a retraer o replegar el espíritu americano hacia dentro y así, tornarlo incompatible y hasta confrontativo con el resto del globo.
-Choque de civilizaciones
-Diario de una pasión
-Doctor Zhivago
-El Conde de Montecristo (Alejandro Dumas)
-El Señor de Ballantrae (Robert Louis Stevenson)
-La sociedad abierta y sus enemigos (Karl Popper)
-Motín a bordo
-Reflexiones sobre la Revolución Francesa (Edmund Burke)
-Robinson Crusoe (Daniel Defoe)
-Shakespeare enamorado
-The Last of The Mohicans (Fenimore Cooper)
-The silence of the lambs
-The peacemaker
-Facundo: civilización y barbarie (Domingo Faustino Sarmiento)
FRASES PARA RECORDAR
– “The only thing necessary for the triumph of evil is for good men to do nothing” (EDMUND BURKE)
-“Once we accept our limits, we go beyond them” (ALBERT EINSTEIN)
– “Rien n´est plus puissant qu´une idée dont l`heure est venue” (VICTOR HUGO)
– “No hay edad para vivir un amor intenso, así como creo que el amor es lo único que importa. Todo lo demás son plumas del pavo real, modas para seducir, como cuando un tipo se compra un auto fabuloso. Y el drama es que muchas veces el asiento de al lado va vacío, o con una mujer que no le gusta. No se necesita un Porsche para que una mujer te quiera. Hasta Adam Smith tenía esto claro: la razón por la cual la gente busca la riqueza es para salir del anonimato de la masa y ser querida” (ARTURO FONTAINE TALAVERA)
– “Our patience will achieve more than our force” (EDMUND BURKE)
– “Ahora la vida es mucho más riesgosa e incierta, aunque, al mismo tiempo, mucho más entretenida. No tengo ninguna nostalgia por el mundo de nuestras abuelas, donde las mujeres se casaban y tenían siete u ocho hijos y quedaban bastante encajonadas en una vida donde había muy poca posibilidad de cambiar De vida, porque no trabajaban” (ARTURO FONTAINE TALAVERA)
– “To read without reflecting is like eat without digesting” (EDMUND BURKE)
– “Your time is limited, so don’t waste it living someone else’s life” (STEVE JOBS)
– “Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son” (ABRAHAM LINCOLN)
– “Have the courage to follow your heart ad intuition” (STEVE JOBS)
– “Al final, lo que cuenta no son los años de tu vida, sino la vida de tus años” (ABRAHAM LINCOLN)
– “Si eres neutral en situaciones de injusticia, es porque estás del lado opresor” (ARZOBISPO DESMOND TUTU)
– “Casi todas las personas son tan felices como preparan sus mentes para serlo” (ABRAHAM LINCOLN)
-“In Italy, for 30 years under the Borgias, they had warfare, terror, murder and bloodshed, but they produced Michelangelo, Leonardo da Vinci and the Renaissance. In Switzerland they had brotherly love, they had 500 years of democracy and peace – and what did that produce? The cuckoo clock” (GRAHAM GREENE)
“Sólo el que ha conocido el extremo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es necesario haber querido morir, para saber cuan dulce es la vida” (EL CONDE DE MONTECRISTO)