ESTADOS UNIDOS DEL 4 DE JULIO: DESILUSION Y ENCANTO

Siento una profunda decepción por el presente de Estados Unidos. Se remonta al final de la era Clinton e inicios de Bush (hijo), cuando el debate pasaba por si estuvo “el demonio” en el interior de la Casa Blanca producto del affaire Lewinsky lo cual obligó al segundo a imponer las lecturas obligatorias de la Biblia por parte de sus funcionarios. Se agravó todo con la farsa de las operaciones políticamente ineficaces en Irak y Afghanistán y mucho más, con el advenimiento de Obama, un pseudoprogresista que “vendió” al mundo, algo que no era, amén del espionaje sobre sus aliados. Como si todo ello fuera poco, Donald Trump se alzó con la presidencia, arrasando con todas las expectativas de un sistema inmune a estos populismos.

Es que los Estados Unidos de la actualidad poco tienen que ver con la que conocí en 1990 y admiraba, aunque aquél ya había sufrido un Presidente mentiroso como Nixon y el “síndrome Vietnam”. Hoy, el avance latino es notorio, tal como anticipó y temió Huntington antes de morir y eso no implica un juicio racista, sino el miedo a que nuestra cultura política impregne de caudillismo y déficit de civismo a la norteamericana. Ni hablar el recelo de los negros ante tal avance demográfico de una raza que prueba ser más eficaz. Idem, el exceso de la fuerza policial, ya acorralada e ignorante de qué hacer y cómo obrar ajustada a la ley, ante tales fenómenos. Para qué abundar del aumento en el consumo de drogas en los más cada vez más jóvenes, la creciente obesidad en los adultos blancos o la locura de las armas de fuego en los campuses. Hasta el desastre dejado por el huracán Katrina en Nueva Orléans anticipó la decadencia en infraestructura. Ahora, la pandemia mostró lo que era realmente la New York quebrada de los Cuomo. Todo es un despropósito y cuando hay confusión, la culpa la tiene un tercero: China, Xi Jinping, Rusia, Putin o quien sea. Cabe recordar que a China la trajeron Nixon y Kissinger y todos sus pecados fueron perdonados por todos los Presidentes sucesivos, sin excepción.

Yo, en cambio, prefiero recordar a los Estados Unidos que ignoro si retornarán. Los de la conquista del Oeste, los del empuje de Ford, Morgan y Rockefeller, los del idealismo de Wilson, los del desembarco de Normandía, los del apoyo a Alemania y Japón, sin abandonar nunca a los aliados tradicionales, los que recibían con los brazos abiertos a inmigrantes y científicos emigrados de Europa, los de la carrera espacial y la llegada a la Luna, los del cine hollywoodense en su época de oro por su autocrítica social, los de Reagan, los de la desregulación aérea, los del apoyo a los disidentes de la ex URSS, los del apoyo a la democracia en América Latina, los del apoyo al libre mercado a nivel continental y mundial, los de Steve Jobs y tantos entrepreneurs que hacen que el capitalismo mantenga su vitalidad, los que presionaron a Gorbachov para que deje caer el Muro de Berlín.

Entre la decepción presente que ignoro dónde desembocará y la admiración pasada, que al menos, me deparó un momento, prefiero quedarme con ésta y recordar cada 4 de julio, a los Padres Fundadores, cuan sabios eran cuando advertían con desconfianza sobre el carácter no angelical de los gobernantes, razón más que suficiente para controlarlos.

 

 

 

EL MOSCU DE HACE UNA DECADA (1)

En el marco de mis estudios de Doctorado en Relaciones Internacionales que cursé en la UNR a partir de 2009 hasta defender mi tesis sobre política exterior de Rusia en marzo de 2015, pude realizar un par de estancias de investigación en el Instituto de Latinoamérica (ILA) en la capital de la Federación, Moscú, tanto en noviembre de 2010 como en setiembre de 2011.

Volví al ILA en setiembre de 2016, para disertar sobre el llamado “giro a la derecha” en América Latina.
La entrada al ILA.
Busto del Libertador chileno, General Bernardo O´Higgins.
Busto del Libertador argentino y del Perú, General José de San Martín.

En el primero de esos viajes, que coincidió con la estación otoñal y una fecha especial, la del 4 de noviembre, que en la época soviética, recordaba el aniversario de la “Revolución Bolchevique” de 1917 y desde 2004, el Día de la Unidad Popular (en ruso, “День народного единства“), rememorando la expulsión por parte del pueblo de la emblemática ciudad, de las fuerzas de la Mancomunidad Lituana-Polaca en 1612.

Paradójicamente, me esperaba una cruda nevazón, una de las primeras del mes, que anticipaba el -que me imagino- un crudo invierno, el mismo que espantó seguramente a las tropas francesas de Napoléon Bonaparte en el siglo XIX y las alemanas de Hitler a mediados del XX. Las imágenes con un cielo gris plomizo, fácil de divisar apenas el vuelo de Lufthansa que me traía de Frankfurt, se aprestaba a llegar a uno de los tres grandes aeropuertos moscovitas, Schremétyevo.

La mítica Plaza Roja de Moscú lucía así por aquellos días.

En el kilómetro 0, donde arrojar una moneda hacia atrás, brinda suerte, según los muy supersticiosos moscovitas.
Los disfrazados de la época de Pedro y Catalina La Grande anticipan la grandiosidad de la Plaza.
Las Murallas del Kremlin y las tumbas de los grandes jerarcas soviéticos incluyendo dirigentes comunistas de otros países, como el ítalo-argentino Victorio Codovilla.
El imponente e hipervigilado mausoleo del embalsamado Lenin, el fundador de la ex Unión Soviética. Imposible tomar fotos, como si fuera una deidad.
Un nuevo matrimonio de centroasiáticos.
Las viejas Tiendas GUM, un antiguo gran almacén soviético, devenido en un shopping moderno y capitalista a ultranza, con marcas internacionales y precios exhorbitantes.
La Catedral de San Basilio en setiembre de 2011.
La misma Catedral, pero desde atrás, casi un año antes.


EL PUERTO DE ROTTERDAM

Hasta hace algún tiempo atrás, el Puerto de Rotterdam en Países Bajos, era el más grande del mundo. Pero los profundos cambios del comercio global, han provocado que haya sido superado por algunos puertos asiáticos y hoy, el que fuera el verdadero “rey de la industria marítima”, ocupe el puesto 10 en importancia portuaria.

Aun así, sus estadísticas son impresionantes. En el año 2017, se movilizaron por él, 467,4 millones de toneladas de carga y 13.734.334 contenedores. Allí trabajan 180.000 personas (entre operarios y administrativos) y su infraestructura ha sido destacada por el Foro Económico Mundial como la mejor del mundo, por sexta vez consecutiva.

Lo pudimos conocer con Ekaterina, gracias a un idea original de ella: realizar el célebre Spido Harbor Tour, en los emblemáticos barcos o catamaranes de la centenaria empresa holandesa Spido.

Rotterdam desde el Río.

Aquí, a partir de esta foto, empieza a visualizarse el Puerto como tal, por la mayor presencia de cargueros.

Ubicado en un punto de confluencia de los ríos Rin y Mosa, el Puerto de Rotterdam, que incluye 80 terminales y un complejo industrial dentro de sus instalaciones, se extiende por una superficie aproximada de 12.426 hectáreas a lo largo de los 57 Kms. del canal de navegación.

Gestionado por la Port of Rotterdam Authority (PoRA), es el único Puerto en el noroeste de Europa que ofrece un acceso sin restricciones a los buques más grandes del mundo conocidos hasta la fecha, con calados de hasta 24 metros, y sin ningún tipo de restricciones en cuanto a eslora o manga, como los petroleros, los mineraleros y buques porta-contenedores.

Como curiosidad, llegan anualmente al Puerto, unos 30.000 buques de ultramar y unas 110.000 barcazas, haciendo uso de sus instalaciones, es decir, una media de 383 barcos por día, unos 80 cargados o descargados de mercadería, cada 24 horas. Aproximadamente, las autoridades del Puerto deben guiar un barco cada 6 minutos por jornada. Hace una década, se calculó que a un ritmo de casi 10 millones de contenedores con un peso aproximado de 387 millones de toneladas que pasaron por el Puerto, si todos ellos se pusieran en linea recta, se podría dar la vuelta al mundo.

En el año 2018, el Puerto de Rotterdam tuvo un tráfico total de 469 millones de toneladas, lo que representa la mejor marca histórica del primer enclave europeo.

El transbordo de contenedores, volvió a ser el motor de tal crecimiento, con un aumento del 4,5% en tonelaje. En números absolutos, el aumento fue del 5,7%, hasta un total de 14,5 millones de unidades, lo que representa también otro récord para el puerto holandés. Esto refuerza la posición del puerto número uno de contenedores de Europa en un segmento de mercado de una importancia estratégica.

Uno de los aspectos más destacados de 2018 fue la evolución del tráfico de GNL, que se dispara un 163,6%, debido principalmente a los transbordos procedentes del yacimiento ruso de Yamal, con destino final principalmente, a Asia.

El balance económico del puerto registró una facturación de 707,2 millones de euros en 2018, casi cinco millones menos que en el año anterior, debido a los descuentos aplicados por la autoridad portuaria. Por su parte, el resultado neto sin impuestos ascendió a 254,1 millones de euros, unos siete más que en 2017, «debido principalmente a la reducción de los intereses». El año 2018 se caracterizó por un alto nivel de inversión, cerrando el curso con un desembolso de 408,1 millones de euros (91% de incremento). La mayor parte de esta inversión se corresponde al proyecto de accesibilidad logística del Puerto de Rotterdam y a la reubicación de líneas ferroviarias.


A nivel comparado, el Puerto de Rotterdam recibe más toneladas de mercancías al año que entre todos los puertos españoles. Es la puerta de entrada al mercado europeo más utilizada y desde donde llegan la mayoría de los productos que utilizan y consumen 350 millones de consumidores.

Pero esto ha sido el resultado de un proceso de inversión constante, sobre todo en el último siglo. Así, de tener dársenas en la orilla del río Nuevo Mosa –un afluente del río Rin– en el siglo XIV, ha llegado actualmente a ampliarse sobre el Mar del Norte, ganándole espacio a éste con la obra Maasvlakte II, un proyecto de ingeniería civil en el que se invirtió, en asociación público-privada, € 2.300 millones de euros y que tuvo por objetivo ampliar en un total de 2.000 hectáreas el área del Puerto, donde se tiene un nuevo terminal de contenedores operado por APM Terminals desde abril de 2015, con un calado de hasta 20 metros de profundidad.

La región ofrece una gama completa de empresas especializadas en el almacenamiento y el transbordo, transporte, transformación industrial y de servicios auxiliares. En Rotterdam también hay muchos proveedores de servicios de negocios tales como bancos, compañías de seguros y casas comerciales. La concentración excepcional de las instalaciones, el know-how y experiencia en un único ámbito ofrecen la mejor garantía posible de los niveles de servicio óptimos y soluciones personalizadas.

En definitiva, el Puerto de Rotterdam constituye un verdadero hub global que obtiene el 60 por ciento de su carga contenerizada gracias a las conexiones terrestres con muchos países del norte de Europa y del Mediterráneo. Su hinterland se ha expandido considerablemente debido a la formación de una sólida red intermodal, donde los operadores de transporte multimodal han integrado de manera eficaz los ferrocarriles y el autotransporte con el Puerto.

Pero esto no es suficiente para el Puerto holandés, que quiere convertirse en el más inteligente y limpio del planeta. Para conseguirlo, requiere de otra gran transformación. Por eso, la terminal adopta la innovación y ha invertido en tecnologías disruptivas.

Por ejemplo: ¿qué pasaría si las piezas de repuesto industriales estuvieran disponibles justo en los lugares y las ciudades donde son requeridas? La fabricación aditiva (impresión 3D) tiene el potencial para permitir esa disponibilidad, a gran escala, de piezas de metal certificadas a pedido. Hace un año, la compañía Ramlab dio a conocer la primera hélice de barco impresa en 3D aprobada en el mundo. Este es el primer paso hacia un nuevo y atractivo futuro para las piezas de repuesto. Pero existe un paso adicional: Blocklab. Hace tan sólo un año, el Puerto de Rotterdam, la Alcaldía de la ciudad e InnovationQuarter lanzaron esta iniciativa de blockchain para energía y logística. Esta tecnología tiene un considerable potencial para cambiar el manejo de las cadenas de abastecimiento.

Al mismo tiempo, la transición de energía es uno de los grandes desafíos del Puerto de Rotterdam y del mundo. Los especialistas afirman que en un futuro el mercado de energía sostenible dependerá del intercambio descentralizado, y esa flexibilidad será un elemento clave para el nuevo sistema. La tecnología blockchain puede cumplir un papel fundamental en esta transición. Con alianzas de ingenieros, desarrolladores, y usuarios finales, BlockLab realiza casos de uso de múltiples partes interesadas en ambos dominios y ya ha despertado un gran interés internacional.

Es más, en 2015 se fundó PortXL, el primer acelerador portuario y marítimo en el mundo. Más de 1.000 startups a nivel mundial han sido encontradas, 36 ya arrancaron y se han firmado alrededor de 100 contratos para realizar pruebas piloto con socios industriales. El año pasado, PortXL abrió sus filiales en Singapur y Amberes.

Dentro de este esfuerzo por impulsar la innovación y convertirse en el puerto más inteligente del mundo, no hay que dejar de mencionar el papel del Fondo del Puerto de Rotterdam. Es un fondo de capital de riesgo que comenzó esta organización portuaria, el Banco NIBC, InnovationQuarter y algunos emprendedores locales, que se concentran en invertir directamente en promesas innovadoras del sector. El eslogan de la ciudad es “Haz que suceda” o Make it Happen: seguramente, el Puerto de Rotterdam será el más inteligente del mundo.

Qué relevancia tiene Rotterdam para América Latina? Incluso para la Rusia de Ekaterina, dentro de la misma Europa? Muchísima. Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sostiene que nuestra región se ha convertido en el mayor exportador neto de alimentos del mundo, tanto que para 2024 el comercio neto de productos agrícolas de Latinoamérica alcanzaría los US$ 60.000 millones, tres veces el valor registrado en 2000. Uno de sus principales destinos de estos productos es Europa. Precisamente, un reporte del Centro de Promoción de las Importaciones desde Países en Desarrollo (CBI), de Holanda, señala que América Latina es uno de los principales proveedores de frutas y vegetales frescos del Viejo Continente, al representar casi el 20% de todos los alimentos que importó de países en vías de desarrollo en 2014, seguida de países como Sudáfrica (4%), Turquía (1%) y Costa de Marfil (1%). Holanda es un hub clave para las exportaciones de América Latina y de Rusia y el espacio postsoviético, ya que se encuentra en un lugar estratégico –logísticamente hablando– de Alemania, Francia y el Reino Unido, las tres principales economías de la región.

En este nuevo espacio se ha tomado en cuenta la importancia del sector alimentos, debido a que la carga de perecibles, entre frescos y congelados, está entre 7 y 8 millones de toneladas al año, con altas perspectivas de crecimiento de las importaciones de estos bienes, sobre todo de frutas, cuyo volumen pasó de 3,6 millones de toneladas en 2014 a 3,7 millones de toneladas el año siguiente, de acuerdo con cifras proporcionadas por Sofie Tolk, Gerenta del área de negocios agroalimentarios del Puerto de Rotterdam.

El “Cool Port Project” a cargo de la empresa Klosterboer, implic una multimillonaria inversión en tecnología de almacenamiento en frío, ideal para América Latina como principal proveedor de alimentos frescos y congelados. La ruta más eficiente para exportar al mercado europeo es la que va hacia el Puerto de Rotterdam y el Aeropuerto de Schiphol, por la conectividad que tiene con mercados donde los espárragos blancos, las paltas, las bananas, las cerezas, las uvas, las manzanas, las peras y los arándanos provenientes de Ecuador, Chile o Perú, llegan rápido, afirma Tolk.

Según los expertos en logística, más del 80% del volumen de las exportaciones mundiales, incluidas las perecibles, se transportan por vía marítima porque los fletes son más baratos, los tiempos de travesía son cada vez más cortos y se ha desarrollado una cadena de frío que puede asegurar que el producto llegue en óptimas condiciones a su destino final.

En Holanda existen varias localidades con importantes centros de distribución, siendo Barendrecht –ubicada apenas a 20 kilómetros al sur de Rotterdam– y Venlo, cerca de la frontera con Alemania y a solo 167 kilómetros de Rotterdam, las más relevantes en estos momentos para el comercio de productos perecibles. Esto hace que Alemania sea el principal mercado atendido desde el Puerto de Rotterdam.

El Puerto también se conecta por el Mar del Norte con países como el Reino Unido, Finlandia, Suecia y Noruega mediante barcos que sirven de alimentadores. Por ejemplo, desde el Puerto de Rotterdam hacia el Reino Unido, hay tres servicios diarios.

Esto explica por qué más del 60% de la carga que llega a Holanda tiene como destino final los países de la Unión Europea, pero también justifica la inversión extranjera que hay en el rubro logístico en este país. Dicha inversión procede de diversas compañías del mundo, como las estadounidenses y japonesas, por citar algunas, para manejar su carga de una manera eficiente. Incluso, muchos productores latinoamericanos con sus cámaras respectivas, se han instalado en Rotterdam.

Además, el Puerto de Rotterdam ha firmado un joint venture con la compañía brasileña TPK Logística para desarrollar en el Estado de Espíritu Santo, en el centro de la costa brasileña, un complejo de aguas profundas que pueda captar la carga agrícola, petróleo, gas y minería, y así servir a las rutas comerciales con el mundo. Este tipo de alianzas estratégicas ya han sido establecidas por el Puerto de Rotterdam en otras latitudes del planeta, tal como el puerto de Mundra, en la India; el de Kuala Tanjung, en Indonesia, y el de Chemport, en Turquía.

Enviar un contenedor desde el puerto peruano del Callao hacia Rotterdam puede tomar unos 19 o 20 días. Luego de ello, a la carga le tomará entre uno y dos días adicionales para llegar a su destino final, en caso que éste sea un país distinto a Holanda. En tanto, desde el aeropuerto limeño Jorge Chávez, la aerolínea franco-holandesa KLM Cargo opera un vuelo diario directo hacia Ámsterdam en el que transporta 15 toneladas de vegetales frescos a esta ciudad holandesa, desde donde los consignatarios retiran su embarque y lo llevan a distintos países de Europa.

Aquí, ya estamos volviendo al embarcadero del catamarán.

Continúo con la importancia del Puerto, ahora, para la propia economía holandesa. Un nuevo estudio, realizado por la Universidad Erasmus de Rotterdam (EUR), reveló que el 6.2% del valor agregado de los Países Bajos se debe al Puerto de Rotterdam.

Según el mismo, el Puerto citado, contribuye dos veces más al PBI que el calculado previamente: la importancia económica del Puerto es el doble de lo calculado anteriormente. Tradicionalmente, al determinar la importancia económica del Puerto, solo se medía el empleo directo y el valor agregado, incluidos los llamados efectos indirectos hacia atrás. Estos efectos atrasados son el valor agregado que es una consecuencia de las inversiones que realizan las empresas portuarias al comprar en otros lugares de la economía holandesa.

Además de esto, el estudio EUR también analizó los efectos indirectos del Puerto de Rotterdam, que son las actividades económicas que se hacen posibles en los Países Bajos debido a la presencia del Puerto de Rotterdam, como la reexportación a través de la logística y la distribución.

El informe también encontró que la capacidad de ingresos futuros del Puerto es saludable, con grandes posibilidades de crecimiento para la industria de fabricación marítima y los servicios comerciales marítimos en Rotterdam, considerando el contexto de la digitalización y la transición energética. También se demuestra las sólidas oportunidades de crecimiento de la futura capacidad de ingresos del puerto. Ambos de los principales resultados de la investigación subrayan la relevancia de Mainport Rotterdam.

Un video de despedida del Puerto más grande de Europa.

PAISES BAJOS Y SU DIVERSIDAD EN VIVO Y EN DIRECTO

A cualquier desprevenido, le costaría reconocer otra fisonomía para Holanda, que no sea la de una nación homogénea, que habla un idioma dialecto del alemán, que es el flamenco, tan inentendible como su lengua materna y una conformación étnica, muy singular: una población blanca, con mayoría de rubios de ojos claros. Podría incluirse una religión protestante (ya sea en su versión calvinista o luterana). Claro, ya tenemos un problema inicial. Holanda no es un país como tal, sino una Provincia más de siete, los mismos que conforman los llamados Países Bajos, el Reino de los Países Bajos, recordando que alguna vez, en su historia, durante una fase muy breve, fue una república.

Provincias que entre otros, fueron dominadas por los Duques de Borgoña, luego sometidas por el Imperio español de los Habsburgo (Carlos I o V y Felipe II), mucho más tarde por Napoleón Bonaparte ya en el siglo XIX y finalmente, sí podrían independizarse hasta volver a ser conquistadas por la Alemania nazi en 1941 hasta 1945.

Esa voracidad de potencias extranjeras vecinas y no tanto, explica que desde sus orígenes vikingos del norte de Europa, este pueblo marcadamente marítimo, se haya mantenido neutral históricamente a fin de evitar invasiones o involucramiento en guerras innecesarias que la hubieran borrado del mapa. El camino que eligieron las Provincias nederlandesas, fue el de salir a los mares diversos para abastecer de comida a su población y de ese modo, intercambiar bienes incluso con tierras recónditas. Los inquietos “mendigos del mar”, ésta sí es su marca identitaria clave y por eso, hoy cuentan con el segundo puerto más importante del mundo y primero de Europa (Rotterdam -700.000 hab.), se animaron a llegar a lugares tan diversos, como Indonesia, en el Lejano Oriente, a Africa meridional, a Ceylán, al Caribe americano y hasta la hoy isla de Manhattan. El Almirante De Ruyter fue un ícono de la Marina nederlandesa y aquí ya le hemos dedicado un espacio especial.

La Reina Máxima -de origen argentino- y el Rey Guillermo Alejandro de Orange, la misma Casa Real que por un momento, gobernaría el Reino Unido, a principios del siglo XVIII, gobiernan este territorio pequeño que va del nordeste europeo al sudoeste, allende al Mar del Norte, pero rodeado de agua (ríos y canales), pero además con territorios de ultramar como destinos turísticos en nuestro continente como las Antillas Holandesas (Curazao, Aruba y Saint Marteen). Muchas argentinas se han enamorado de holandeses, como Máxima Zorreguieta. Nuestro fútbol se ha enfrentado a ellos en Mundiales, donde han sido tres veces subcampeones. No obstante ello, parecen bien diferentes a nuestra cultura.

Por empezar, como país desarrollado, siempre se halla en el ranking de los 9 o 10 países del mundo, en términos de calidad de vida, felicidad o reputación, codeándose con los escandinavos y superando largamente a su vecina Bélgica.

La felicidad deriva de que en Países Bajos, por ejemplo, los niños se crían en holgura y con alegría. Están mucho tiempo pasando sus primeros años de vida en familia. No tienen tanta exigencia horaria escolar, excepto desde los 10 años y la vida en familia, favorecida por el Estado, donde el ocio y los paseos o la contención del padre o la madre, son habituales, les permiten criarse en un contexto de cierta relajación. Eso explica la valoración de la mujer argentina del hombre holandés. Los adultos son relajados, muchos practican deportes preferentemente grupales desde pequeños, sin disciplinas rígidas a lo que debemos sumar su vocación mercantil: desde niños, aprenden a vender, ahorrar y ser autosuficientes. El hecho de que la mayoría de la población use la bicicleta como medio de transporte tan generalizadamente, revela cuan vitales y cerca de la naturaleza se sienten los nederlandeses. Ellos no entienden cómo en América Latina, en verano, con tanto sol, nos encerramos con el aire acondicionado en lugar de disfrutarlo a pleno. La influencia judía pero también la calvinista seguramente, juegan aquí positivamente en todas estas actitudes y hábitos.

Hay que recordar que estas Provincias fueron históricamente receptoras y tolerantes a la emigración. Todos los judíos y protestantes expulsados o perseguidos por los países católicos, llegaban a tierra nederlandesa para poder escribir, desarrollar sus artes, predicar, trabajar, invertir. Erasmo de Rotterdam con su filosofía humanista y Baruch Spinoza han sido los grandes ejemplos de esa tolerancia que se practicaba en el siglo XVI pero también en el XVII en este rincón de Europa mientras en el resto se mataban los unos con los otros por su credos religiosos. Producto de esa libertad civil, pronto llegarían a estas tierras, la propiedad privada, antes que en el resto del continente.

La tolerancia se practica de la mano de esa vida relajada. El nederlandés valora la honestidad y la franqueza: decir lo que uno piensa, sin rodeos, puede verificarse en los encuentros de amigos y allegados. Allí se habla de todo menos dinero o bolsillo propio, sí de los temas que les preocupan: familia, sexo, religión. Abiertamente, sin tapujos, se empatiza así. La responsabilidad individual es un atributo que permite socializar a los holandeses por lo que no hay nada que ocultar: nadie los juzgará ni acusará. Jamás hubo Inquisición alguna en esas tierras rodeadas de agua. Luego, en su ámbito privado buscará su salvación, si cree en ello. En realidad, hoy cerca del 48 % de la población se declara atea o agnóstica. Ningún Papa o Dios les dice a ellos cómo o cuándo uno debe morir. La eutanasia está legalizada hace tiempo ya.

Muy tolerantes son pero también muy igualitarios, a pesar de que hay pocas mujeres que trabajen fuera del hogar. El feminismo no equivale automáticamente a mujer laboriosa fuera del hogar. En todo caso, se percibe en términos de equiparación o reducción de la brecha salarial o compartir tareas del hombre con la mujer en el hogar.

El ascetismo intramundano a lo Peter Berger, funciona a la perfección allí en la moral nederlandesa. Hay que ganarse el cielo aquí en la Tierra y punto. Hay que ser laborioso, esforzado, sacrificado pero valorar la vida, el placer, el sol -que sale dos a tres días apenas en la semana, el resto está nublado o llueve-. En tal sentido, hay que ganar tierras al mar. Los holandeses son expertos en hacerlo: pólders. Canalizar ríos, dragarlos para hacerlos operables, navegarlos, no tenerlos de simple adornos estéticos para la vista turística. Me acuerdo de la obsesión permanente de mi viejo Profesor de Geografía Económica Mundial, el desarrollista Juan Carlos Aguilar en la UNR, hace 30 años, porque los argentinos convirtamos en navegables no sólo la Hidrovía Paraná-Uruguay-Paraguay, sino todos los ríos interiores. Hasta el hartazgo, abogaba por imitarlos aquí. En Rótterdam, vi como los ciudadanos, usan taxis o buses fluviales. Cada barcaza además de transportar carga o mercadería, lleva el auto del señor o la señora, desde su barrio alejado separado por agua, hasta el centro de la ciudad donde trabajan.

Es que la gente vive rodeada de agua (canales y ríos). Desde la gran inundación de 1953, la construcción de diques ha evitado males peores pero el riesgo siempre existe y máxime ahora, con el gran cambio climático. Experiencialmente, uno sólo puede disfrutar el viento cuando va dejando el Río Mosa y se empieza a adentrar en barco en el Mar del Norte.

Encendemos la TV y vemos una programación muy especial, revelando el rol de pueblo campesino que también asume Holanda. Desfilan imágenes y reportajes a gente común en sus granjas (con importante tecnología) pero granjas al fin, ordeñando la leche de las vacas, cultivando y exhibiendo orgullosos sus flores. También aparece un entrenamiento de niños vestidos prolijamente con sus casacas coloridas, jugando al rugby. Claro, uno se pregunta desde cuándo a los holandeses les gusta el rugby. Bueno, no son muy profesionales seguramente, pero a sus niños les agrada jugar este deporte colectivo donde más allá de la rivalidad en el campo de juego, luego se fomenta la camaradería, el famoso “tercer tiempo”. La ancianidad también tiene su espacio en los medios. La vida cotidiana, simple, en paz. En los noticieros, primera gran preocupación es el clima, del día y de mañana y toda la semana, dónde lloverá y cuánto. Luego, Europa y el mundo. Quizás la inmigración musulmana (la prohibición o no, de usar el burka) o el tránsito. No hay noticias ni imágenes de delitos o crímenes.

Los programas de debates en paneles nocturnos, tratan sobre Putin y Rusia. Les llama la atención la represión a las protestas, sobre todo de los más jóvenes en Moscú. Periodistas y algún analista que algo conoce del tema ruso, se hallan presentes discutiendo y analizando el tema, al cual le sucede el accidente nuclear en el Artico. Igualmente, Rusia aparece como el “Otro” europeo que no forma parte de la “civilizada” Unión Europea.

Pero claro, la Federación siempre los atrapa desde hace mucho. Nada más ni nada menos que el Zar Pedro l El Grande, viajó disfrazado de civil, a Holanda para conocer de cerca cómo los nederlandeses fabricaban barcos en sus astilleros. Luego, cuando volvió a Rusia, se encerró obsesionado durante meses en una cabañita de madera donde apenas entraba por su altura, para copiar los diseños que había observado al detalle. Más tarde, esos planos llevarían a la conformación de la Flota Naval del Mar Báltico, decisiva para ganarle a los suecos en la Gran Guerra del Norte. Algunos siglos más después, Holanda y Rusia verían quebrados sus lazos por dos episodios. Uno, en 2013, la supuesta violencia ejercida por un funcionario de la Embajada rusa contra sus hijos en su domicilio en Amsterdam, lo cual generó denuncias de sus vecinos por los ruidos molestos generados, a lo que Moscú respondió que el ámbito diplomático de la casa del diplomático es territorio soberano e immune a la injerencia holandesa. Dos, en julio de 2014, el derribo de un avión comercial de Malaysian Airlines en territorio ucraniano, aparentemente abatido por un misil de fabricación rusa, por parte de las fuerzas rebeldes prorrusas en la guera civil que azota al país otrora hermanado a Rusia. En dicho avión, viajaban 193 ciudadanos holandeses que pasaban sus vacaciones en Asia oriental.

Más allá del poderoso capitalismo nederlandés, que excede por lejos tal pequeño país, desde aquella primera gran multinacional que tuvo, como La Compañía Holandesa de las Indias Orientales, pasando por las actuales megaempresas y holdings como Shell (petróleo), ING (finanzas y seguros), ABN Amro (banca), Maersk (servicios portuarios), KLM (aviación), Heineken (cerveza), Erven Lucas Bols (ginebra), Philips (lámparas eléctricas y electrodomésticos), entre otras, hay otras dimensiones morales interesantes que exceden la cuestión macroeconómica.

Por ejemplo, producto de ese clima de tolerancia y libertad civil cuasi irrestricta, a los nederlandeses les importa poco lo que cada uno hace con su cuerpo, si lo usa o no, lo somete a excesos, etc. Luego, será el Estado el que recoja los heridos o muertos por tales vicios. Desde 1976, drogas como la marihuana y el hachís, están legalizadas, permitiéndose los coffee-shops para turistas, donde pueden consumirlas libremente. Las duras como la cocaína y la heroína, no, pero se sabe muy bien que entran por Rotterdam sin demasiado freno, debido a la corrupción aduanera. La prostitución también se ejerce libremente, sin penalización alguna y el Barrio Rojo de Amsterdam es otra demostración cabal de ello, tal como vimos antes en Hamburgo (Alemania). Las uniones gays también están permitidas por ley al igual que la muerte digna o eutanasia. Respecto al aborto, existe una ley aprobada por una sólo voto de diferencia, en 1980 y reglamentada en 1984, que es de plazos, o sea, lo permite dentro de las primeras 24 semanas de gestación y sólo en un centenar de hospitales y clínicas autorizadas en todo el país.

Los derechos humanos son un bien público exportable para los nederlandeses. La Haya es la capital jurídica mundial. Allí está la sede de la Corte Internacional de Justicia, que depende de la ONU. El Derecho Internacional Público tiene su templo allí, donde se suelen juzgar las atrocidades y genocidios de los Milosevic y los dictadores africanos. La sociedad civil también actúa. La Iglesia Protestante de Holanda participa en el financiamiento y cooperación política con otras ONGs que están embanderadas en la difusión de los derechos humanos, com por ejemplo, en nuestra Argentina, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. El parentesco directo de Máxima con su familia donde su propio padre fue funcionario de Agricultura de la última dictadura militar, involucrada en violaciones a los derechos humanos, generó enorme controversia pública en su momento, antes de llegar al trono de los Orange. Aunque los reyes y reinas “reinan pero no gobiernan”, como en cualquier parlamentarismo europeo.

Hablando de DDHH, Países Bajos tiene una historia particular en la II Guerra Mundial. Cuando creían que no serían atacados por los nazis, en función de su neutralidad, se equivocaron pero su rol en el conflicto, es digno de cuestionamiento. Ana Frank, la chica germano-judía encerrada en un departamento camuflado, dos años y medio, para evitar ser descubierta por la Gestapo, es un buen ejemplo que suele dejar bien parados a los holandeses de bien. Idem la Resistencia, quer recibía apoyo aéreo de la RAF y con ello, mantenía en jaque a los alemanes en su tierra. No obstante ello, también hubo mucho colaboracionismo pronazi, como bien revela el director de cine emblemático de Holanda, Paul Verhoeven, quien cansado de la crítica nacional a sus películas de denuncia social, probó y logró mucha fortuna en Hollywood con películas de la talla de “Robocop” (1987) y “Bajos instintos” (1992). En “El libro negro” (2006), Verhoeven revela cómo la propia Resistencia “jugó su propio pellejo jugando a dos puntas”, con los nazis, a expensas de los judíos. los holandeses entonces, no tienen per se, ninguna moral superior al resto de los humanos.

Aquellos demonios del pasado parecen haber vuelto, bajo otros formatos. Antes, en 2002, Pim Fortuyn (político de extrema derecha) y en 2004, el cineasta y escritor Theo Van Gogh, asesinados por islamistas radicalizados por su ofensiva discursiva y gráfica contra Mahoma y sus fieles y hoy, Geert Wilders, que lidera la principal fuerza política en el Parlamento, de neto corte islamofóbico, parecen reproducir aquellos fantasmas de la intolerancia y el racismo.

Que por lo visto, se suman a otros dramas existenciales. Los holandeses ríen a menudo, saben hacerlo pero no por ello, no ocultan traumas o pesares realmente pesados. En la película “Borgman” (2013), se puede observar la frialdad sádica de un verdadero “equipo” de vagabundos que viven en los interminables bosques y que operan, con la complicidad tácita de una niñera danesa, sin gestos ampulosos, hasta destruir literalmente la vida anodina de una familia burguesa de clase alta, donde la pasión sexual era cero.

En “Luz del día” (en flamenco, “Daglicht”), film también estrenado en 2013, una joven abogada, madre soltera con un hijo autista en conflicto escolar y un hermanastro que desconoce, en la cárcel, por un crimen que no cometió, se enfrenta sóla a una familia empresaria, que está ligada a su vida, mucho más de lo que ella misma cree. Una abuela negadora, un holding que incluye una empresa dedicada a la pornografía infantil pero sobre todo, una historia familiar que revela un silencio atroz por décadas. Así, como en las calles, sin bocinas, sin gritos, sin histerias, sin siquiera llantos, sin puestas en escena, pueden guardar reserva durante años enteros, hasta que algún día, la verdad se sabe y se desnuda pero se resuelve, cueste a quien le cueste. Muy diferente de la cultura latina y católica.

Auto eléctrico en Rótterdam
Foto 1 con el gran piloto de F1 Max Verstappen
Foto 2 con Verstappen
Foto 3 con Verstappen

Algunas imágenes del viaje (lluvioso, nublado y soleado) a Breda (180.000 hab.) y Eindhoven (223.000 hab.), la cuna de la Philips y el PSV, el famoso club de fútbol, gran campeón holandés y de Europa.

Para despedirnos, pemsaban que Argentina no tiene alguna foto también en Holanda?

Parrilla argentina?


LA PLAYA ITALIANA LLENA DE RUSOS: RIMINI

No son nada tontos los rusos para aprovechar las bondades de este mundo. No lo son para mantener a salvo sus capitales de la propia voracidad del Kremlin y entonces los refugiaban en Chipre, sí, en Chipre: hasta el 2013. Tampoco lo son para buscar negocios y entonces se van a Alemania, donde viven bien pero además emprenden todo lo que no pueden en su propio país. Ni siquiera se les escapa profesar su propia religión aún en un país católico: los vimos en Francia, más precisamente en Niza, donde llegó a morir uno de sus príncipes a fines del siglo XIX y entonces allí levantaron su iglesia ortodoxa en honor a él. Finalmente, no pierden su astucia para elegir playas. Van adonde hay mucho sol, mar y les hablan en su idioma: los egipcios, los turcos, los españoles en menor medida pero sobre todo los italianos -o inmigrantes que viven en Italia- los atienden a las mil maravillas y así, ellos se los retribuyen. Por ende, también los vimos por doquier en Rímini, la playa del Mar Adriático, cercana a Ancona y también a los circuitos de Imola –donde se mató Ayrton Senna– y Misano, donde s corría F2 en los ochenta.

Las fotos les interesan más.

Claro, cómo mencionar a Rímini y no recordar al gran cineasta italiano Federico Fellini, hijo dilecto de la ciudad. Allí filmó “Amarcord” en el Grand Hotel y hoy, hay innumerable cantidad de recordatorios de su figura en la villa turística. Inteligente, al igual que los rusos, para elegir y habitar esta bellísima ciudad marítima.

Puerto y playa.

Claro, Rímini también tiene un casco antiguo, que data del Imperio Romano y período posterior (Medioevo y Renacimiento).

Por la noche, en una Europa ya decadente, mucho alcohol y baile, por lo que ellos también están: brasileños y argentinos. Como no podía ser de otra manera.

Mientras tanto lejos del bullicio nocturno, nosotros con Ekaterina V. Zvekova elegíamos tranquilos la cena aunque la carne vacuna no tuviera la consistencia ni el sabor de estas pampas.

El pescado con ensalada sí era una delicia.

Rímini,  sol, playa, mar y tranquilidad. Era lo necesario, luego del ajetreado periplo balcánico.

ESPAÑA: MURCIA

Allí estuve en setiembre de 2011, en ocasión de un Congreso de AECPA, para exponer sobre Rusia.

Murcia es una ciudad del sur de España que cuenta con más de 445.000 habitantes -y más de 650.000 habitantes en la zona metropolitana-, algo similar a mi Santa Fe natal. Se halla situada en la Comunidad Autonómica de la Región del mismo nombre, siendo el séptimo Municipio más poblado de España.

Es una genuina zona productora de alimentos de gran calidad por lo que se la llama la “Huerta de Europa”.

La ciudad tiene un origen musulmán, pero luego, durante la integración española, logró notoriedad en el siglo XVIII con el Conde de Floridablanca, un noble progresista y benefactor que fuera un alto funcionario de los Reyes Borbones, Carlos III y IV. Murcia se levantaría durante el cautiverio del último monarca, contra las tropas napoleónicas, adhiriendo a la Constitución liberal de Cádiz en 1812.

Costanera del Río Segura.

Hay que recordar que el joven cadete correntino José de San Martín, se integró al Regimiento de Granaderos de Murcia, con asiento en Málaga, combatiendo en Africa y también en Francia. En Toulón, llegó a conocer al mismísimo Napoleón Bonaparte, a quien le llamó la atención el uniforme celeste y blanco del Regimiento murciano. Aunque no hay registro alguno de que él mismo estuviera en Murcia, nuestro Libertador tiene el nombre de una calle en la ciudad.