CUANDO HAMILTON TOCO LA GLORIA

No es el piloto más popular de la Fórmula Uno. Todo lo contrario: lo comprobé en Monza apenas hace algo más de dos años atrás. Sin embargo, la perseverancia de Lewis Hamilton haciendo caso omiso de su propia raza, la que seguramente le jugó en contra en más de una ocasión, le permitió escalar hasta lo más alto del automovilismo mundial. No sólo superar el récord de 5 (cinco) campeonatos ganados por el argentino Juan Manuel “Chueco” Fangio, sino trepar hasta donde parecía imposible: los 7 (siete) del alemán Michael Schumacher, hoy postrado en Suiza.

Hoy, cuando terminó la prueba exigente mucho más por la lluvia desatada sobre buena parte del recorrido en el circuito turco, Hamilton lloró abrazado al cockpit. Sólo su cabeza sabe por qué lo hizo aunque me permito imaginar el gran sacrificio personal que implicaron estos largos 13 (trece) años de profesionalismo, para llegar a la cumbre. Incluso esta mañana, donde sobrellevó la carrera insólitamente desde atrás, donde no estaba habituado a hacerlo, calculando una duración de sus neumáticos al milímetro ya que con sólo verlos tan gastados, podemos comprobar que su especulación de no detenerse en boxes por segunda vez, fue una vez más, acertada. Es que hasta mentalmente, Hamilton demostró ser superior al resto de los 19 pilotos. Ello explica básicamente sus récords casi insuperables: el segundo piloto más joven en campeonar, pero el más ganador (con 92 victorias), más de 160 podios, 97 pole positions y 52 vueltas más rápidas.

Hoy, otro germano, Sebastian Vettel, quien amenazaba en desafiarlo estos años de competencia, pero se quedó allá atrás en torneos ganados, tras un tercer puesto más que meritorio, después de un año sin subir a podio alguno, en un gran gesto que lo enaltece como rival, fue el primero en felicitarlo al costado del Mercedes Benz ultraganador -también marca teutona-.

Continúe leyendo

AUSTRALIA 2018: UNA FORMULA UNO MAS HUMANA?

Era realmente aburrida la F1 de los últimos años. Sí, pero tal vez, lo haya sido hasta ayer. El enfrentamiento entre los alemanes de Mercedes Benz y los italianos de Ferrari, en una categoría automovilística que también se globalizó con ingleses y franceses colaborando con unos y otros, en términos de ingenieros, mecánicos e insumos como neumáticos, monopolizó en favor de los primeros, el dominio de la elite de monopostos. Sin quitarle mérito al poco querido Lewis Hamilton (tetracampeón, incluyendo 2017), sus trofeos se debían en parte a su manejo individual, no exento de accidentes y errores a veces torpes, pero sobre todo, a la competitividad tecnológica de su marca germana. El también tetracampeón, el alemán Sebastian Vettel, que pudo ser el heredero del heptacampeón Michael Schumacher, que lucha por sobrevivir y recuperarse, recluido en Suiza, ha batallado infructuosamente por superar al moreno inglés, exhibiendo su deseo de llevar a la marca italiana, al lugar de privilegio que alguna vez ostentó, de la mano de su compatriota aludido, del español Fernando Alonso y del austríaco Nicki Lauda -paradójicamente, hoy trabajando en el paddock de Mercedes-, entre otros.

Fuente: https://periodismodelmotor.com/final-gp-australia-2018/190410/

Si bien Ferrari le ha ganado carreras a Mercedes, aunque ayudado por factores como una clasificación por delante o alguna circunstancia especial en la que declinó Hamilton o su compañero de equipo, el imperturbable finés Valtteri Bottas, ayer se dio una situación realmente peculiar.
Continúe leyendo