AUSTRALIA 2018: UNA FORMULA UNO MAS HUMANA?

Era realmente aburrida la F1 de los últimos años. Sí, pero tal vez, lo haya sido hasta ayer. El enfrentamiento entre los alemanes de Mercedes Benz y los italianos de Ferrari, en una categoría automovilística que también se globalizó con ingleses y franceses colaborando con unos y otros, en términos de ingenieros, mecánicos e insumos como neumáticos, monopolizó en favor de los primeros, el dominio de la elite de monopostos. Sin quitarle mérito al poco querido Lewis Hamilton (tetracampeón, incluyendo 2017), sus trofeos se debían en parte a su manejo individual, no exento de accidentes y errores a veces torpes, pero sobre todo, a la competitividad tecnológica de su marca germana. El también tetracampeón, el alemán Sebastian Vettel, que pudo ser el heredero del heptacampeón Michael Schumacher, que lucha por sobrevivir y recuperarse, recluido en Suiza, ha batallado infructuosamente por superar al moreno inglés, exhibiendo su deseo de llevar a la marca italiana, al lugar de privilegio que alguna vez ostentó, de la mano de su compatriota aludido, del español Fernando Alonso y del austríaco Nicki Lauda -paradójicamente, hoy trabajando en el paddock de Mercedes-, entre otros.

Fuente: https://periodismodelmotor.com/final-gp-australia-2018/190410/

Si bien Ferrari le ha ganado carreras a Mercedes, aunque ayudado por factores como una clasificación por delante o alguna circunstancia especial en la que declinó Hamilton o su compañero de equipo, el imperturbable finés Valtteri Bottas, ayer se dio una situación realmente peculiar.
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