BALTIYSK, EN LA COSTA RUSA DEL MAR BALTICO

Es la ciudad más occidental de la Federación Rusa. Se encuentra a 29 kilómetros de Kaliningrado, en el Oblast del mismo nombre, en la costa del Mar Báltico. Su nombre en ruso es Балтийск: así fue rebautizada en 1946. En alemán, es Pillau, porque hasta 1945, fue parte de la Prusia Oriental y también allí había unos 450.000 ciudadanos alemanes, los que serían expulsados en ferry por la URSS apenas triunfó en la II Guerra Mundial.

Más de 33.000 habitantes viven hoy en Baltiysk, mayoría abrumadora de rusos y una gran proporción de marinos y oficiales.

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PAISES ESCANDINAVOS: EL MUNDO PERFECTO?

Nunca entendí demasiado el éxito o atractivo popular de los rankings de felicidad a nivel mundial, pero resulta evidente que éstos revisten un enorme interés cada vez que se difunden y generan toda una serie de comentarios, los más diversos, en las redes sociales. La semana pasada, apareció el último, que data de 2016, y una vez más, en los diez primeros lugares, encabezados por Dinamarca y Noruega, cinco son los escandinavos -se suman a los dos nombrados, a Suecia, Finlandia e Islandia-, erigidos en “los países más felices del mundo”. El indicador se suma y ratifica la enorme buena prensa que tiene aquel rincón del mundo, ya sea en términos de nivel de vida, desarrollo económico y humano, estabilidad política institucional, igualitarismo, etc.

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A MAN CALLED OVE (EN MAN SOM HETER OVE): FROM SWEDEN TO THE WORLD

No es una película típica de Hollywood, ultrapromocionada y con un elevado presupuesto. Tampoco exhibe un guión efectista para buscar taquilla o apelar a recursos fáciles. Viene de un país, cuya sociedad es juzgada injustamente como fría. Ojalá a partir de ahora, tenga sus premios porque bien los merece este film de origen sueco. En un contexto como el actual, donde la Generación Millennial parece importarle poco el prójimo, excepto si se trata de un celular, la existencia de personas adultas, ya casi ancianas, como Ove, resulta incómoda. De principios sólidos, habituado a hacer su trabajo, responsable de sí mismo, desde la pérdida tanto de su madre en la infancia como de su padre en la adolescencia, enamorado de una única mujer a la que quiso más allá de su muerte, Ove es el espejo de otra generación, que hoy parece ser dinosáurica. Pero la película dirigida por Hannes Holm, sobre la base del libro de Fredrick Backman,  no sólo es la descripción de la azarosa vida de este sueco de postguerra, sino que además, trasunta muchos otros planos de la compleja vida actual: la vigencia del amor, la amistad, la soledad y la envidia, la convivencia intercultural (la inmigrante iraní es otra gran protagonista), la solidaridad vecinal, la frialdad de los sistemas estatales y de salud privada. Valores y principios morales de antaño que ceden paso a otros aunque sin una hoja de ruta que oriente a las viejas generaciones que van quedando atrás. Hermoso film, altamente recomendable.