DE CLANES Y “SASSENACHS”

Puede que la causa que admire y me permita indagar acerca de la vida de esos pueblos (escoceses y rusos) tenga alguna relación con esa resiliencia respecto a la vida medieval. En efecto, a diferencia de buena parte del resto de Europa, salvo italianos y alemanes, Escocia y Rusia descubrieron y vivieron tardíamente la Edad Moderna, a la que arribaron, cruentamente, una a través de una batalla perdida (Culloden Moor) y la otra, a través de la Revolución Bolchevique, aunque tal vez, el antecedente de la liberación de la servidumbre decretada por el Zar Alejandro II en 1861, podría también ser considerada esa bisagra entre una era y la otra.

Outlander” (2014-2020) la serie de la norteamericana de origen latino, Diana Gabaldón, es muy interesante porque refleja el amor eterno a través del tiempo (siglos XVIII y XX) entre una dama inglesa (o “sassenach“, el calificativo despectivo en idioma gaélico con que se referían los escoceses a los forasteros ingleses) y un joven montañés guerrero y romántico de las Tierras Altas (Highlands), pero sobre todo, porque describe mejor que ninguna película hasta el momento, aquella transformación social en la que fenecía un mundo y advenía otro.

Por ejemplo, el capítulo V llamado “Rent refleja tales vicisitudes. En algún momento, parte del clan MacKenzie, liderado por Dougal, warchief y hermano de Colum el terrateniente  y tío de James (Jamie) Fraser, el protagonista de la serie, cuya cabeza tiene precio impuesto por los británicos, por agredir a un “Red Coat” (soldado “casaca roja”) se desplaza hacia las tierras bajo dominio de Colun, para cobrar la renta en dinero y especie (por ejemplo, animales) que los habitantes de ellas, les cedían cada temporada, a cambio de se seguridad. Esa era la forma de vida habitual por aquél tiempo (1743) en aquellas regiones de Europa, mientras los escoceses dependían de los ingleses, bajo el Acta de Unión de 1707, no obstante, habiéndose rebelado ya dos veces desde 1715.

La serie en ese capítulo V, mostraría cómo esa recaudación a cargo de Dougal, tenía un doble perfil: por un lado, implicaba, con la asistencia de un veterano abogado (Ned Gowan) formado en la Universidad de Edimburgo, pero ansioso por nuevas aventuras, engrosar las alforjas de su hermano, a cambio de su protección y vigilancia de esas aldeas y villorrios pastoriles, pero por el otro, era para su propio pecunio individual -y la de su banda-. En efecto, Dougal usaba a su propio sobrino con su espalda llena de cicatrices profundas debido a los latigazos de los “Red Coats” enfrente de su propia hermana, quien fuera violada por un oficial a posteriori, para sensibilizar a los campesinos que así, aportarían a aquel tesoro común. Sin embargo, luego, se descubriría que los escoceses no eran vulgares ladrones, sino que ese fondo encubierto, tenía intenciones políticas ocultas: financiar la causa jacobita, es decir, el regreso de un Rey Estuardo a la Corona británica -después de 1688-.

En aquel contexto, como queda dicho, los líderes de los clanes como los MacKenzie y los Fraser, mantenían sus dominios conduciendo a miles de siervos y sus familias, como verdaderos señores feudales, aún con demasiados recelos y reyertas entre ellos, mientras buena parte de aquellas familias apenas tenían para comer y vestirse. El robo era muy común por aquellos días pero también era habitual que los propios guardias del terrateniente, que lo “protegían” a su vez, de los soldados ingleses, abusaran de esposas e hijas de los siervos o extorsionaran a sus propios protegidos, máxime si ansiaban cobrar las recompensas por delatar ante las autoridades británicas, a quienes habían cometido algún delito en esos feudos.

Hablando de mujeres, la vida para ellas, era miserable. Solían ocupar un rol absolutamente secundario, sin ninguna formación, salvo que agradaran y enamoraran a algún caballero, de lo contrario quedarían sometidas a la hostil forma de vida en el campo, criando cerdos y gallinas y lavando ropa, con la orina de ellas mismas, para facilitar que la suciedad se desprendiera más fácilmente. Los jefes de los clanes accedían a las más jóvenes, aunque era muy usual, mantener parejas paralelas con quienes tenían hijos bastardos.

Los hombres cazaban, cuidaban y amansaban caballos en los establos, como lo hacía el joven Jamie  pero también bebían a raudales, máxime considerando las inclemencias de un clima hostil, frío y húmedo y caso nunca soleado.

Pero claro, la vida clánica tenía otros componentes tal vez hoy, dignos de nostalgia. El honor ocupaba un rango muy especial. Como muestra “Outlander“, los escoceses eran rudos y muy pendencieros, pero en numerosas ocasiones, eran capaces de pelear o sacrificarse con la tortura vía latigazos en la espalda, por defender el honor de una mujer, si alguien osaba llamarla “prostituta”. Lo mismo ocurría con las relaciones sexuales. No era raro que un hombre, como lo hizo Jamie Fraser, con la propia Claire Beauchamp Randall (la otra protagonista), se instalara toda una noche, aguardando semidespierto aún cansado, en la puerta de la habitación de una mujer, sólo para custodiarla de eventuales ataques de otros montañeses borrachos. Jamie llegó al extremo de dejarse violar por el oficial inglés “Black Jack” Randall en la cárcel para que éste libere a Claire.

Asimismo, los escoceses podían ser caballeros pero ello no impedía que fueran también apasionados y guerreros. O quizás al revés: el hecho de que fueran tan salvajes, a los ojos del resto de los europeos, sobre todo, los presumidos ingleses, los convertía en galantes y corteses.

Esa vida terminaría pronto. El cine reflejaría parte de esta historia, mucho antes de “Outlander“. El 23 de julio de 1745, encabezada por el “Joven Pretendiente” al trono, Carlos Eduardo (Charles Edaward) Estuardo –Stuart– (“Bonnie Prince Charlie”) -quien había nacido en Roma, un 31 de diciembre de 1720-, comenzó una extraordinaria pero breve campaña militar de la que se han contado decenas de historias épicas, incluyendo la captura de ciudades emblemáticas del norte inglés como Carlisle, Manchester y Derby.

Pero el 16 de abril de 1746, en el norte escocés, cerca de Inverness, más exactamente en el “morro” de Culloden, las tropas británicas, que eran las mejores de Europa, dirigidas por el siniestro Duque de Cumberland, incluyendo un tercio de fuerzas escocesas legalistas, derrotó a los bravos pero desorganizados escoceses, pasando a degüello a 1.500 de ellos, decretando así el final de clanes como los MacKenzie, MacLeod, MacLachlan, Fraser, Donald, Cameron, entre otros.

Fotos tomadas del sitio de Facebook, llamado Scotland’s History sobre el campo de Culloden Moor, dedicado a pasturas para ganado, pero reverenciado como un santuario, con una enorme carga simbólica para los escoceses, aunque, para colmo, hoy podría ser destinado a un nuevo proyecto inmobiliario, lo cual está en abierta discusión en los concejos legislativos locales:

Lo que siguió a esos aciagos días, fue una enorme persecución inglesa casa por casa, para dar con el paradero del Príncipe prófugo, incluyendo quema de viviendas, violaciones a mujeres, crímenes y deportaciones aleccionadoras de los pocos rebeldes jacobitas que quedaban, la prohibición de hablar el gaélico, profesar la religión episcopaliana -además de la católica- y el uso del tartán o pollera escocesa (kilt), más la gaita -considerada un arma de guerra-, entre tantas medidas punitivas. Finalmente, el Principe pudo escapar gracias a una mujer valerosa como pocas, Flora MacDonald, de vida muy azarosa. Se exiliaría en Francia y moriría luego en su Roma natal, como buen católico, protegido por el Papa. Con él, quedarían selladas las posibilidades para una independencia escocesa.

Desde el punto de vista historiográfico, muchas obras ya han sido publicadas en referencia al tema precedente, como así también a la gran transformación socio-económica que vivió Escocia en la segunda mitad del siglo XVIII y parte del XIX -con emigración incluida-, donde la relevancia clánica, guerrera y pastoril de las “Highlands” cedió ante la creciente efervescencia comercial y cultural de las “Lowlands” Dicho de otra forma, en términos popperianos, cómo la “sociedad tribal” fue perdiendo terreno en relación a la “sociedad abierta”.

Pero como la llama del corazón no muere, por más que se la reprima, la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea (UE), habilita la posibilidad de que los escoceses, tan tercos, rebeldes y devotos de su propia libertad, como siempre, aún ya habiendo perdido el referéndum de setiembre de 2014, una vez más, busquen de manera pacífica y más inteligente, su liberación de los “sassenachs“. Ese lugar se lo reservaremos a la política y está por verse. Por de pronto, el cine en general y “Outlander” en particular, han resucitado ante el gran público, el conocimiento sobre la gran nación escocesa, su cultura, sus bellos paisajes, sus historias míticas -como las piedras de Craig Na Dun-, sus viejos clanes, su romanticismo sin igual.

Estoy feliz, como debe haberlo estado Sean Connery en sus últimos días, antes de morir en su casa de las Islas Bahamas. El también era un actor  con espíritu de “highlander” como Jamie Mackenzie y tantos otros, que han sobrevivido al paso del tiempo.

Seguramente, se habrá emocionado en más de una ocasión oyendo ese himno cuasi ilegal que es “Flower of Scotland“, antes de cada competencia deportiva internacional.

Termino con una apostilla que muy pocos conocen en el mundo y mucho más en la Argentina, de donde precisamente proviene. En 1987, en plena época post-guerra de Malvinas, signada por una explosión del odio argentino a todo lo británico, el cantante anglo-italiano Luca Prodan, fallecido por sobredosis de heroína, quien fuera líder de la banda de rock nacional, Sumo, por sus conocimientos adquiridos sobre la batalla de Culloden, en un colegio escocés al que concurrió durante su niñez, le dedicó una canción al combate, llamada “Crua Chan“.

Acerca de Marcelo Montes

Doctor y Magister en Relaciones Internacionales. Politólogo. Profesor universitario, área Política Internacional. Analista de la política exterior de la Federación Rusa. Investigador. Columnista de medios de comunicación escrita, radial y televisiva. http://consultoriayanalisisrrii.blogspot.com.ar/ https://twitter.com/marceloomontes
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