UN MAGO DEL FUTBOL

Los Millennials nacían a este mundo cuando ya Juan Román Riquelme, uno de los cuatro mejores jugadores de futbol que dio este país junto a Maradona, Messi y Bochini, empezaba a deslumbrar en el Mundial Juvenil de 1997 logrando campeonar a la Argentina en Malasia. Hoy, es nombrado en una nueva faz, la política, candidateándose como Vicepresidente segundo de una lista opositora al macrismo hegemónico en Boca Juniors, el club de la Ribera en el que se consagró desde 1996 a 2002, a pesar de que se había formado en “el semillero del mundo”, Argentinos Juniors, la entidad del barrio porteño de La Paternal, del cual es hincha, el actual Presidente argentino electo, Alberto Fernández.

De bajo perfil mediático, a menudo hermético, lo cual le granjeó pocos amigos en un país como Argentina, donde hay que abrir la boca hasta cuando redunda, Riquelme era un jugador algo cuestionado por su frialdad y hasta “lagunas mentales” en el juego, especialmente por su forma displicente de desplegar su fútbol. Pero nadie jamás pudo dudar de su inteligencia extraordinaria para mirar la dinámica del partido, colocar preciosas asistencias de gol y cuando no, potentes y precisos remates al arco desde media distancia o tiros libres. Era muy difícil -o imposible- arrebatarle la pelota: sacaba de quicio a sus marcadores, dejándolos siempre al borde de la tarjeta amarilla o la expulsión. Con un físico muy particular -y raro para un “enganche” de su categoría-, aunque tampoco fuera un 10 normal, Riquelme sabía como pocos, esconder el balón y sacar pases filtrados, que descolocaban a los defensores rivales. Como si tales talentos no le alcanzaran, dominaba mentalmente el juego, supliendo la disciplina táctico-física con su dominio mental.

Aquí lo vemos lucirse jugando para la selección argentina dirigido por Peckerman y Bielsa contra el Brasil campeón mundial de 2002, en 2005 y el Chile de Bielsa en 2007, respectivamente. En ambos partidos, Riquelme sería la figura central, marcando hermosos goles contra sendos rivales poderosos.

En el Mundial de Alemania de 2006, el único que jugó, Argentina quedaría eliminada por el anfitrión por penales en cuartos de final. Fue el último mejor equipo nacional que yo viera jugar en certámenes globales. Observarlo a Juan Román jugar con Messi era un deleite especial. Los absurdos caprichos de Bielsa en 2002 y Maradona en 2010, lo privarían de jugar otros dos Mundiales.

A nivel de clubes, Riquelme jugó también en el Barcelona (2002) pero sin destellar como lo haría en el pequeño Villarreal de España (2003-2006), llegando a una semifinal de la Champions League, cobrándose revancha de su experiencia anterior. Volvió a Boca Juniors (2007-2013), su verdadero lugar en el mundo aunque se retiró donde había comenzado: en Argentinos Juniors (2014).

Admirado y respetado por los hinchas de River, me despido con los goles que Riquelme le marcó a mi Colón: lo tuve que padecer pero al mismo tiempo, disfrutar y envidiar sanamente, a menudo, jugando en contra.

LES LUTHIERS EN EL CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA

Córdoba, Argentina. VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). Ya pasaron los Reyes de España, Macri, Vargas Llosa y demás célebres escritores, poetas, filólogos y representantes de la Real Academia Española, la guardiana del buen uso del idioma español o castellano, de tan rico vocabulario. Pero también estuvo allí, al menos indirectamente, online, Marcos Mundstock, ese talentoso escritor argentino -santafesino como yo- y de origen escocés, que lidera hace más de 5 décadas, el grupo musical y humorístico, también exitoso en la “Madre Patria”, Les Luthiers.

Aquí les dejamos su -como casi siempre- hilarante exposición.

Con ironía, empleando al máximo las sutilezas que permite el idioma español, generando personajes históricos ficticios y sobre todo, combinando artísticamente la música -emanada de sus originales instrumentos de creación propia- con el humor fino, delicado, sin golpes bajos, Les Luthiers ha llenado escenarios teatrales, incluso parques al aire libre, deleitando a multitudes, demostrando, que lo popular no necesariamente debe ser chabacano y, que además de granos y vacas, Argentina puede exportar cultura de primer nivel.

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EL MAS GRANDE DEL FUTBOL NACIO EN ROSARIO

Pero no es Messi. aunque tenga “un gen rosarino”. Hasta Maradona habló de él, cuando jugó en Newell´s Old Boys en los años noventa y dijo que “él era el más grande”. Juan Carlos Montes que hizo debutar al enorme Diego Armando, también lo tuvo como técnico, en un partido amistoso de abril de 1974, cuando dirigió a un combinado rosarino de lujo y gracias a él, lo vio ganarle y “florearse” contra la propia Selección Argentina antes de jugar el Mundial de Alemania en 1974.

Hay quienes dicen que “ese grande” se llama Tomás Felipe Carlovich. En los años setenta, el apodado “Trinche” jugó mayoritariamente en Central Córdoba de Rosario, era un ocho alto y corpulento y fue dejado libre por el DT Carlos Timoteo Griguol de la primera de Rosario Central, por indisciplina. Carlovich jugaría también en Independiente Rivadavia de Mendoza y también en mi Colón de Santa Fe en 1979, pero pasaría inadvertido para el grueso del periodismo deportivo nacional y mundial.

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