EL MAS GRANDE DEL FUTBOL NACIO EN ROSARIO

Pero no es Messi. aunque tenga “un gen rosarino”. Hasta Maradona habló de él, cuando jugó en Newell´s Old Boys en los años noventa y dijo que “él era el más grande”. Juan Carlos Montes que hizo debutar al enorme Diego Armando, también lo tuvo como técnico, en un partido amistoso de abril de 1974, cuando dirigió a un combinado rosarino de lujo y gracias a él, lo vio ganarle y “florearse” contra la propia Selección Argentina antes de jugar el Mundial de Alemania en 1974.

Hay quienes dicen que “ese grande” se llama Tomás Felipe Carlovich. En los años setenta, el apodado “Trinche” jugó mayoritariamente en Central Córdoba de Rosario, era un ocho alto y corpulento y fue dejado libre por el DT Carlos Timoteo Griguol de la primera de Rosario Central, por indisciplina. Carlovich jugaría también en Independiente Rivadavia de Mendoza y también en mi Colón de Santa Fe en 1979, pero pasaría inadvertido para el grueso del periodismo deportivo nacional y mundial.

Sin embargo, y a pesar de los pocos testimonios televisivos que hay de él, se creó un mito en torno a él. Jugaba de manera elegante, definía partidos, sabía cabecear, ejecutar tiros libres y penales, ensayar caños y, era desequilibrante para su equipo. Estuvo a punto de jugar en el Cosmos de Nueva York de Pelé y en el fútbol francés, pero ambos pases multimillonarios para el club de Barrio La Tablada, se frustraron por extrañas razones. Carlovich siguió jugando y sobre todo, disfrutando el fútbol. La gente iba a verlo a él a la cancha. Pero su falta de constancia y apego a los entrenamientos además de cierta vida licenciosa fuera del estadio, le impusieron un techo a sus expectativas de crecimiento profesional.

Carlovich, una especie de mix de Juan Román Riquelme y Fernando Redondo, porque parecía que llevaba la pelota atada a sus pies -era muy difícil arrebatársela-, pertenecía a una pléyade de ex jugadores argentinos que ya no existen: una raza de talentosos, pícaros, atrevidos, nacidos en el “potrero” pero displicentes e indisciplinados, que se deleitaban jugando al fútbol, sin estresarse demasiado por la obsesión resultadista o cualquier otro intento de supremacía deportiva. Recuerdo a muchos pero mencionaré a dos: el mediocampista número ocho de Talleres de Córdoba, Luis Antonio “Hacha” Ludueña, que solía ir borracho a los partidos, llegando a ser subcampeón del Torneo Nacional en 1977 y el puntero derecho de Huracán y River Plate, René “Hueso” Housemann, quien saldría campeón mundial con la Selección Argentina en 1978 y falleció recientemente.

Algo muy difícil de entender en estos tiempos de tanta obsesión por ganar a cualquier costo, no? Sobre todo, porque para contrastar más aún con el momento actual, ninguno de ellos, excepto por algún breve tiempo, abandonaron sus clubes amados, con los cuales se identificaban, para ir a jugar a otros de mayor jerarquía, por más que les conviniera económicamente. Para los que amamos el fútbol lírico -no físico-, bien jugado, con la pelota acariciada y no maltratada, sin el asfixiante “pressing”, Carlovich merece este pequeño homenaje.

Carlovich trascendió fronteras y hasta tuvo un programa especial que le dedicaron en España, con testimonios de famosos ex jugadores de aquellas épocas como Enrique Wolff, Jorge Valdano, Aldo Pedro Poy y Alfredo Domingo Obberti, entre otros, además de los ex DT Juan Carlos Montes y César Luis Menotti. Aquí te mostramos uno similar, pero Made In Argentina.

Acerca de Marcelo Montes

Doctor y Magister en Relaciones Internacionales. Politólogo. Profesor universitario, área Política Internacional. Analista de la política exterior de la Federación Rusa. Investigador. Columnista de medios de comunicación escrita, radial y televisiva. http://consultoriayanalisisrrii.blogspot.com.ar/ https://twitter.com/marceloomontes
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