MI HOMENAJE DE HOY: A LA MILANESA

Apenas con 5 años, mi primer contacto con mi comida preferida, típicamente argentina -y nada delicada ni compleja, fue en el Restaurant y Cervecería La Recova, en mi ciudad natal, Santa Fe. Los mozos de aquel entonces, la ofrecían acompañada por el puré o las papas fritas, pero siempre cortada en cientos de pedazos para pinchar con el escarbadientes individual. Pero el tiempo pasó y lejos de olvidar ese momento inicial de placer gastronómico, se profundizó esa pasión por la milanesa. Aprendí a comerla con arroz (mi predilecto), huevos fritos, pero también en forma de sandwich, en los picnics estudiantiles y por supuesto, a medida que entraba en la fase adulta, con ensaladas mixtas. Empecé a verificar que no sólo yo mantenía ese particular gusto, por una comida que no es claramente, fina.

Es que la milanesa, que hoy cumple su día conmemorativo especial, en la tribu de las redes sociales, es una de las comidas típicas del país, incluso más que el asado, porque la consumen ricos y pobres, jóvenes y viejos, hombres y mujeres y obviamente, niños. Lo paradójico es que nunca aprendí a cocinarla. Para los extranjeros que la desconocen y lo viví especialmente cuando viví en Chile, donde se la confunde mal con el llamado escalope, se trata de un filete fino, preferente -aunque no únicamente- de carne vacuna, sobre todo, de nalga, pasado por huevo batido y luego por pan rallado, que se cocina fritada aunque más raramente, horneada. Además pueden haber milanesas de pescado, de pollo, de soja, de berenjena y hasta de queso mozzarella.

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COCINA RUSA (I): KASHA

Se trata de un plato tradicional ruso, tremendamente nutritivo. Acompaña la vida del ciudadano ruso promedio, tanto desde su niñez y bautismo pasando por su adultez y fiestas religiosas hasta su vejez. Sin embargo, ha evolucionado, mutando a lo largo de la historia.

La каша (en alfabeto ruso o cirílico), es un plato cocinado a base de grano (avena, trigo sarraceno, cebada y centeno) cuya receta, con algunas variaciones, es o ha sido común a diferentes pueblos (arios e hindúes). Inicialmente este plato se hacía de grano triturado, de donde proviene su nombre ruso, con origen en el término antiguo sánscrito “krash”, o sea, “triturar”. Inicialmente, lo comían los pobres pero luego se extendió a toda la población, incluso se dice que la kasha de cebada era el plato preferido del Zar Pedro El Grande.

La kasha puede prepararse líquida, en forma de papilla, ideal para la dieta infantil; semilíquida, para el desayuno o suelta, muy popular en la Rusia prebolchvique y hoy, como acompañamiento de los platos principales.

Existe una infinidad de recetas de kasha: dulces y saladas, a base de agua y a base de leche, con mantequilla, verduras, nueces, etc. De cada grano, se pueden preparar más de diez tipos de kasha.

El creador de la kasha mixta, mezclando cebada, mijo y guisante, fue el jefe militar ruso Aleksandr Suvórov, en el siglo XVIII.

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