Feliz 2021 a todos, aunque tengo el derecho a preguntarme acerca de la Libertad, ese valor que tan elevado está en la escala de muchas personas de este mundo, sobre todo en estos tiempos de encierro y regulaciones para vivir y respirar bajo pandemia. Quo Vadis Libertad?
Las fotos y videos de anoche, despidiendo el tremendo 2020, marcan una tendencia preocupante en tal sentido. Calles vacías en las principales capitales del mundo occidental, incluso con pocos fuegos artificiales, versus las despedidas y reinicios en las regiones y países orientales, sobre todo, China, el epicentro original del Covid-19. Ironía del destino?
Préstese atención por ejemplo, a Nueva York. Ilustra como nadie, la decadencia del #Imperio americano, tantas veces preanunciado, pero esta vez, socavado desde adentro, tal vez, como todo Imperio. La septuagenaria #GloriaGaynor, cantándoles a los neoyorquinos encerrados en “corralitos”, con “bozal” y por TV. La otra cara de la moneda era una #China recuperada y rozagante, testimoniada por el fervor y los fuegos artificiales de #Wuhan.
Pero claro, tal vez, haya que rastrear las causas de este proceso, que avizoro, será más marcado aún a partir de la asunción de Joe Biden como Presidente norteamericano a mediados de este enero, allá lejos en el tiempo, más precisamente en 1972. Este es el final de una película que empezó cuando #EEUU buscó disimular su derrota humillante en #Vietnam y entonces #Kissinger convenció al ferviente anticomunista #Nixon que la única manera de reequilibrar el balance de poder -en ese momento- desventajoso con la ex #URSS, era acordar con la #China de #Mao.
Ahora bien, para entender todo el hilo argumental, aún sin caer en teorías conspiranoicas, quizás haya que reconstruir la historia de un tercer actor de este eje del poder que nos sumió en esta triste y tan perturbadora situación, vinculado a través de un cuarto, en este caso argentino. Copio textual del muro de Facebook de mi contacto marplatense, siempre bien informado, Horacio Rivara: