LADY DI, “LA PRINCESA DEL PUEBLO”, 20 AÑOS DESPUES

El 31 de agosto de 1997, Lady Diana Spencer, Princesa de Gales y aspirante al trono británico, merced a su unión matrimonial con apenas 19 años de edad, con el Príncipe Carlos (12 años mayor que ella) de la Familia Windsor en una celebrada ceremonia en 1981, fallecía a causa de un aún misterioso accidente automovilístico en un túnel de París (Francia), junto a su reciente novio, el multimillonario egipcio Dodi Al-Fayed, tras una intensa persecución de “paparazzis” en motos.

La “Reina de Corazones”, una plebeya londinense, una simple maestra de escuela había captado el interés del mujeriego solterón Charles en 1977 y dos años más tarde, noviarían hasta el mencionado casamiento a plena pompa. Pronto, conquistaría el favor popular de los británicos, como ningún miembro de la familia real lo hacía desde tiempos inmemoriales, con la expectativa de que su llegada al trono tarde o temprano, implicaría una fenomenal renovación de la institución milenaria. Pero tanto el recelo de su nueva familia como su relación con el propio Carlos, al poco tiempo, empañada hasta su destrucción, por su relación histórica paralela (desde 1970) con Camilla Parker-Bowles, obstaculizarían esos planes.

Con el nacimiento de sus dos hijos, William (en 1982) y Harry (en 1984) y el transcurso de los años, Diana se las ingenió para esquivar semejante peso vivencial, un verdadero calvario palaciego, incluyendo el acoso sensasionalista de la prensa inglesa, la denuncia de sucesivos amantes, bulimia nerviosa, intentos de suicidios y la propia separación de facto, ya al sexto año, de Carlos. Desarrolló su propio perfil principesco, se dedicó a cultivar una diplomacia cultural -conocida fue su lucha contra las minas antipersonales en todo el mundo-, fue aclamada por toda la comunidad de ex colonias británicas y logró una fuerte penetración mediática que en no pocas ocasiones, rivalizó y hasta opacó a la de todos los Windsor, incluyendo a su suegra, la legendaria Reina Isabel II.

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LA HISTORIA BRITANICA A TRAVES DEL CINE

A lo largo de mis clases en Sistemas Políticos Comparados, cuando expongo el caso británico y su tan singular evolución histórica, suelo aburrir a mis alumnos, con enorme cantidad de menciones de películas y series europeas y norteamericanas, que se han detenido en diferentes episodios de aquélla. En tiempos de “Brexit” y de eventuales divorcios, respecto a Europa y Escocia misma, bien vale recordar cómo el cine a lo largo de décadas, ha expuesto esa variada historia.

Por ejemplo, si alguno de Ustedes, quiere conocer los orígenes de la Britania, esa isla poblada por tribus del norte de Europa, como los celtas, sajones y normandos, sometidos al dominio del Imperio Romano, pueden ver “La última legión”, con los actores ingleses Colin Firth y Ben Kingsley. La película trata sobre el ocaso del reinado de Rómulo Augústulo, cuando precisamente fueron los pobladores de las islas, los que devenidos en soldados del Imperio Romano decadente, intentaron resistir en inferioridad de condiciones, los embates de los bárbaros. Tal vez, los británicos hayan heredado esos genes guerreros de los romanos y mezclándolos con los de sus invasores, lograron forjar ese temple y capacidad de resistencia original, que han mostrado a lo largo de siglos.

Tanto “Rey Arturo”, en su versión más moderna, con Clive Owen, como “Los Caballeros de la Tabla Redonda”, en su versión más antigua, con Rod Taylor y Ava Gardner, son otras menciones ineludibles a la hora de planear sobre la historia británica, en sus inicios, sobre todo, describiendo al legendario rey y su grupo de nobles leales. “Ivanhoe” y “Robin Hood” son también films obligados, retratando en estos casos, las historias de otros nobles, ya sea en su versión de caballero guerrero -en el primer ejemplo- o de ladrón justiciero -en el segundo-, en tiempos de Cruzadas heroicas y reyes contrastantes como los hermanos Plantagenet, Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra.

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