ESTADOS UNIDOS: AL BORDE DE UN ATAQUE DE VIRUS

Difícilmente Estados Unidos vuelva a ser lo que fue, la gloria de 1945 tras la victoria sobre el nazismo o el símbolo del “triunfo” -que no fue tal- sobre la URSS en 1991. Dicho esto, sobre todo pensando en términos domésticos, porque la legitimación de sus -aún así- discutibles políticas exteriores, se sustentaban en el carácter democrático y estable del que gozaba su presidencialismo y sus “checks and balances” que habían diseñado sus “Padres Fundadores” para el orden interno. Tras casi cinco días de conteo de votos y con amenazas de violencia callejera por doquier, esa legitimidad herida de muerte ya hace dos décadas con el escrutinio de Florida que le daría el triunfo al ex alcohólico Bush (hijo), se terminó de derrumbar.

Otro párrafo merece la derrota de Donald Trump y por ende, el triunfo de Joe Biden. El primero al perder, más allá de que tenga o no éxito con la judicialización del reclamo, rompe con la tradición de los Presidentes reelectos, vigente desde 1993, con la derrota de Bush (padre). Pero lo más relevante a subrayar, es que representa la revancha del establishment, que claramente, agonizaba pero no desapareció en noviembre de 2016. Una conjunción de medios de comunicación abrumadoramente en contra del ex magnate inmobiliario, artistas de Hollywood, movimientos sociales de los más variados, como el reciente “BlackLivesMatter”, la intelectualidad, las mujeres, no pocos gobernadores, con sus enfoques tan antagónicos como el neoyorquino Andrew Cuomo,  y hasta alguna fracción de su propio Partido Republicano (GOP), abrumado por su avance como líder transgresor en contra de las instituciones, fueron demasiado para Trump. Como si esto fuera poco, y aún pensando en la agresividad de su retórica en momentos tan singulares como los vividos en la pandemia, la forma en cómo enfrentó el virus del Covid19, también pudo haber mellado la confianza sobre todo de la población más adulta que le retiró su apoyo.

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