NIKOLA TESLA

Mucho antes que Novak Djokovic o el Padre de la ex Yugoslavia, el croata Mariscal Tito, hubo un serbio-croata que hoy reconoce Elon Musk llamando por su nombre a su empresa de autos eléctricos y que también es reconocido por el propio Aeropuerto de Belgrado. Hollywood lo mencionó en “El ilusionista”, el film de Christopher Nolan, estrenada en 2006. Se llamaba Nikola Tesla, un genio olvidado, casi condenado al ostracismo científico, por sus rivalidades con Thomas Alva Edison, entre otros.

Nacido el 10 de julio de 1856, en Smiljan, en el seno del Imperio Austrohúngaro (hoy Croacia), pero hijo de padres serbios, Milutin, sacerdote ortodoxo y Duka, un ama de casa especializada en fabricar aparatos caseros, Nikola no terminó sus estudios universitarios de ingeniería eléctrica pero se convirtió en un genio estudioso de la corriente alterna. Poseía una inusual e inigualable memoria fotográfica, visulizaba un objeto con sólo escuchar su nombre y concebía sus ideas con precisión extrema, sin aferrarse al dibujo de esquemas. Todo ello, afectaba su cuerpo, provocándole alucinaciones, ya desde su infancia.

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