CARLOS REUTEMANN: UN CUMPLEAÑOS ARGENTINO EN LA FORMULA UNO

Esa madrugada del domingo 12 de abril de 1981, ya con las entradas en la mano, viajamos con mi padre en su Ford Fairlane, en medio de una densa niebla a Buenos Aires. Recuerdo que llegamos al Autódromo Oscar Gálvez de la ciudad de Buenos Aires, en esa época, Capital Federal, a las cinco de la mañana y sin reposeras, como muchos allí, nos dispusimos a formar parte de la larguísima cola de los fanáticos del automovilismo que nos propusimos mirar la carrera de Fórmula Uno.

En realidad, en esa marea humana ansiosa, estaban incluidos los fans, como yo, de Carlos Alberto Reutemann, el argentino, santafesino, que más lejos llegó en la máxima categoría mundial, después del pentacampeón de los años cincuenta y sesenta, Juan Manuel Fangio. Como si todo ello fuera poco, ese día, era el cumpleaños 39 de Reutemann y estaba peleando palmo a palmo, como nunca antes desde su debut en 1971, el campeonato de la F1, con el brasileño Nelson Piquet que ganaría la carrera -y el torneo ese año- y con el australiano Alan Jones, campeón del año anterior. Con éste, Reutemann ya había tenido conflictos en la carrera anterior, bajo la lluvia, en la propia Brasil, por haberla ganado, desobedeciendo las órdenes del equipo, que le obligaban a cederle el lugar a Jones, por ser éste el número uno del equipo. Todo ello, le daba un sabor especial a esa carrera, la única que vería en vivo y en directo, hasta ahora, en mi vida.

Por fin, luego de varias horas, entramos y logramos ubicarnos en la tribuna general en un lugar donde podíamos divisar el 80 % del autódromo. El gran y muy festejado “sorpasso” de Reutemann a Jones y el canto masivo del “feliz cumpleaños” al piloto santafesino en la última curva y vuelta casi triunfal, son mi recuerdos más nítidos, además de haber experimentado por primera y única vez en mi vida, el fabuloso y excitante ruido de los motores de los formidables monopostos. Sin saberlo, esa carrera, que superaría en expectativas en los medios, al Boca 3 River 0, con Maradona en la cancha, ese día, sería la última que correría Reutemann en el país y en su historia, ya que al año siguiente, un 1982 penoso y olvidable para los argentinos, se retiraría de la profesión, apenas en la segunda carrera del año, el Grand Prix de Brasil.

Mi historia de simpatías con Reutemann se había iniciado en 1973, cuando empecé a seguir por TV o radio, las carreras de F1, tuvo un pico un 1974, recordando su abandono en la última vuelta en Buenos Aires, cuando ganaba de punta a punta, con el Brabham blanco, esponsoreado por Martini y retomó nuevos bríos tras su ingreso a Ferrari (1977), Lotus (1979) y finalmente a Williams (1980). No pudo ser campeón mundial, seguramente “castigado” por su rebeldía en Brasil, sólo subcampeón, pero fue un excelente piloto, un tiempista, agudo conocedor del clima -como buen hombre de campo-, los neumáticos a elegir y la mecánica general, codo a codo con sus mecánicos, pero sobre todo, prolijo en su andar y un buen compañero de equipo. Reutemann es uno de los deportistas emblemáticos en Argentina, criticado por algunos pero admirado por muchos.

Varios años después, tras haber incursionado esporádicamente en el Rally -junto con el finlandés Kimi Raikkonen, son los únicos que lograron puntos en esa categoría y F1-, se dedicó a la política nacional, fue gobernador de su Provincia, dos veces y, hoy, a sus 75 años, es senador nacional por el oficialismo (la coalición Cambiemos) también por segunda vez. Este antecedente revela su enorme compromiso con su país -podría haberse ido a vivir a Mónaco o Francia-, su Provincia, su ciudad adoptiva (mi querida Santa Fe) y el servicio público.

Feliz cumpleaños “Lole”!!!!

Acerca de Marcelo Montes

Doctor y Magister en Relaciones Internacionales. Politólogo. Profesor universitario, área Política Internacional. Analista de la política exterior de la Federación Rusa. Investigador. Columnista de medios de comunicación escrita, radial y televisiva. http://consultoriayanalisisrrii.blogspot.com.ar/ https://twitter.com/marceloomontes
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