SCHONBRUNN, LA “JAULA” DE SISSI

Schönbrunn, Viena. Otro de los Palacios imperiales de la capital austríaca. Además de Hofburg, aquí también habitó la gran Sissí Emperatriz.

En algún momento, hace años, escribimos sobre lo difícil que imagino, debe ser vivir en una familia real, como las que usualmente ostentan ciertos Estados europeos, en el presente pero también en el pasado. Este último es el caso de la familia Habsburgo-Lorena (o Lothringen), que reinó Austria -y el Imperio Austro-Húngaro– durante siglos y que cobijó a Isabel de Baviera (1837-1898), más famosa como Sissí Emperatriz. Su triste historia en pleno siglo XIX, podría afirmarse, sin temor a equivocarnos, se asemejaría y hasta anticiparía la de otra Princesa, también liberal y bastante popular, la británica Lady Diana Spencer -“Lady Di”, infelizmente casada con el Príncipe Carlos, en el siglo XX.

Sissí era de origen alemán: cuarta de 10 hijos, nació un 24 de diciembre en Münich pero creció como niña, libre y feliz, en contacto con el campo y la naturaleza, en Possenhoffen, a orillas del Lago Starnberg. Sin duda, que semejante socialización, un tanto rousseauniana, la condicionaría para su futuro, que le depararía sólo encierro y presiones de todo tipo, típicas en toda monarquía.

En un típico matrimonio arreglado por conveniencia familiar, definido por su madre y su tía, se casó con el Emperador Francisco José, quien empero, se enamoró de Sissí. Esta le dio cuatro hijos, aunque dos de ellos murieron en circunstancias diferentes: Sofía Federica, a los dos años, producto de tifus y Rodolfo, el primogénito, a punto de convertirse en Emperador, por causas que aún hasta hoy se desconocen. Como mamá, sólo pudo criar enteramente a su última hija, María Valeria (1868-1924), a quien llamaba cariñosamente “mi hija húngara”, por el aprecio que le tenía a Hungría, que la había cobijado en momentos difíciles y nación a la cual, la propia Sissí estimularía en el logro de su autonomía y libertades constitucionales ante la propia Austria. 

Sissí era bella, inteligente, culta, políglota -hablaba cinco idiomas- y amaba a los animales, sobre todo, a los perros, pero sobre todo, era liberal y rebelde, algo que le deparó enormes dolores de cabeza en su relación con la conservadora elite austríaca. Dicha incomodidad, más los dramas de su vida, la alejaban cada vez más de Viena y de su marido, con quien terminaron teniendo una relación epistolar pero platónica. Sus viajes recurrentes a Irlanda, Inglaterra, Grecia, Portugal y Suiza, entre otros, la relajaban y sólo mostraba interés por los asuntos políticos de Hungría, máxime cuando favoreció la unión monárquica con Austria, bajo el formato del nuevo Imperio.

En uno de esos múltiples excursiones europeas, mientras paseaba con una de sus damas de compañía, por la costanera de Ginebra, Sissí sería asesinada por un anarquista italiano, a dos años de finalizar el siglo XIX.

 

 

Su legado ha sido trasladado al cine, donde sería protagonizada por una actriz austríaca también muy bella y de similar trágica vida, Romy Schneiderel gran amor del francés Alain Delon– pero en términos políticos, podría afirmarse que Sissí pudo imprimir su sello liberal al gran Imperio Austro-Húngaro, el más pacífico y tolerante de las últimas centurias. Tal vez, tanto amor y tanta pasión, no correspondidas en la corte vienesa y sus hermosos jardines, con la amplitud y significado que ella hubiera deseado, pudieron plasmarse en la integración de naciones europeas, incluyendo sus culturas variadas, en el contexto de una paz que duró décadas.

Acerca de Marcelo Montes

Doctor y Magister en Relaciones Internacionales. Politólogo. Profesor universitario, área Política Internacional. Analista de la política exterior de la Federación Rusa. Investigador. Columnista de medios de comunicación escrita, radial y televisiva. http://consultoriayanalisisrrii.blogspot.com.ar/ https://twitter.com/marceloomontes
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